miércoles, 30 de enero de 2019

El Día Antes de la Revolución

"El Día Antes de la Revolución" es un cuento escrito por Ursula K. Le Guin y ganador del premio Nébula al mejor relato corto.

Publicada originalmente en 1974 en la revista Galaxy Science Fiction, la historia sigue al personaje Odo, la mujer que lidera la revolución que fundó la sociedad anarquista que aparece en la novela Los desposeídos. La historia ha formado parte de antologías y ha sido reimpreso varias veces, incluyendo el segundo volumen de las series Pamela Sargent's Women of Wonder (1975).

"El día antes de la revolución" ganó el premio Nébula en 1974, el premio Locus, y fue nominada para el premio Hugo categoría cuento en 1975.

Este relato tiene como protagonista a Odo, la líder de la revolución que dio lugar al odonianismo, sociedad anarquista imaginaria. Ursula K. Le Leguin identifica esta sociedad con el anarquismo, que para ella "es la más idealista, y la más interesante de todas las teorías políticas". Pero lo que realmente le interesa a la autora es contar la hisotria de una mujer; no sólo como ideóloga de la revollución, sino como persona, y así la manifiesta en su presentación: "Agradecí sumamente cuando Odo apareció de entre las sombras y atravesó el abismo de lo probable pidiendo un relato, no sobre el mundo que contruyó, sino sobre sí misma".

Sitúa su historia en una sociedad donde ha triunfado el odonianismo, un movimiento revolucionario anarquista, pero se centra, más que en la realidad de los individuos, en la historia de una mujer, Laia Odo, la ideóloga de la revolución y de la sociedad anarquista que se relatan también en la novela Los desposeídos (The Dispossessed: an ambiguous utopia, 1974), pero, ante todo, persona. Sesenta páginas que concentran a presión la mirada de una mujer ya anciana y enferma hacia el presente pero, sobre todo, a su pasado. Ese pasado involucra tanto su faceta política como humana, ya que en esos recuerdos aparece que manera recurrente el hombre con el que compartió su vida, Taviri, cuya muerte fue el detonante de su corpus ideológico.

Para la protagonista del relato resulta extraño vivir en un mundo que ella ha contribuido a crear, sintiéndose, de alguna manera, desconcertada al observar que los jóvenes que conviven cerca de ella disfrutan de unas libertades de las que ella y su generación nunca pudieron disfrutar. Odo, en definitiva, mira esa utopía largamente imaginada que, materializada en su presente, se muestra ante ella extraña. Porque, en realidad, ese tiempo anhelado ya no es para ella. Laia Odo pertenece al pasado.



domingo, 27 de enero de 2019

La Máscara de la Muerte Roja

"La Máscara de la Muerte Roja" (The Masque of the Red Death en inglés) es un cuento del escritor estadounidense Edgar Allan Poe publicado por primera vez en 1842. La historia sigue algunas tradiciones de la narrativa gótica y es analizado a menudo en una alegoría acerca de lo inevitable de la muerte. Aunque algunas críticas advierten no guiarse por una lectura alegórica, muchas interpretaciones se han presentado, así como intentos de identificar la verdadera naturaleza del título. La historia fue publicada en mayo de 1842 en Graham's Magazine.

La historia tiene lugar en la abadía almenada del "intrépido, feliz y sagaz" príncipe Próspero. Próspero y otros 1000 nobles se han refugiado en esta abadía para escapar de la muerte roja, una terrible plaga con síntomas espantosos que se ha extendido sobre la tierra. Las víctimas son superados por los "dolores agudos", "mareo repentino", y hematidrosis, y mueren en menos de media hora. Próspero y su corte son indiferentes a los sufrimientos de la población en general; tienen la intención de esperar el fin de la plaga en el lujo y la seguridad detrás de las paredes de su refugio, después de haber soldado las puertas cerradas. Una noche, tras seis meses de aislamiento, Próspero tiene un baile de máscaras para entretener a sus invitados en siete habitaciones de colores de la abadía. Cada una de las primeras seis habitaciones está decorada e iluminada por unos braseros colocados justo delante de las ventanas, dando un color específico: azul, púrpura, verde, naranja, blanco y violeta. La última sala está decorada en negro y está iluminada por una luz escarlata, "un color oscuro de sangre". 

Debido a esta pareja de enfriamiento de colores, muy pocos huéspedes son lo suficientemente valientes como para aventurarse en la séptima habitación. La misma habitación es la ubicación de un gran reloj de ébano que ominosamente resuena cada hora, en la que todos dejan de hablar o bailar, y la orquesta deja de tocar. Una vez que el reloj deja de repicar, se reanuda inmediatamente la mascarada.

En el repique de la medianoche, los juerguistas y Próspero notan, entre el público, una figura en un traje oscuro, salpicado de sangre, que asemeja una mortaja. La máscara de la figura se asemeja a la cara rígida de un cadáver y exhibe los rasgos de la muerte roja. Gravemente enfurecido, Próspero pide que inmediatamente se le desenmascare para conocer la identidad del misterioso huésped. Los invitados, demasiado aterrados para acercarse a la figura, lo dejan pasar a través de las seis cámaras. El príncipe le persigue con una daga mientras que el misterioso huésped atraviesa los salones sin nadie que le cierre el paso, hasta llegar a la séptima habitación. Cuando la figura se vuelve hacia él, el príncipe deja escapar un grito agudo y cae muerto. Los juerguistas enfurecidos y aterrorizados convergen en el cuarto negro e intentan todos juntos retirar por la fuerza la máscara y el traje, sólo para descubrir con horror que no hay nada debajo. Sólo entonces se dan cuenta de la figura es la misma Muerte Roja, y todos los huéspedes contraen y sucumben a la enfermedad.

Cuando todos han muerto, el reloj deja de sonar y los trípodes con los braseros se extinguen. La última línea de la historia lo resume así: "Y las tinieblas, y la corrupción, y la Muerte Roja lo dominaron todo".

Se filmó una película basada en el cuento de Poe, llamada también La máscara de la muerte roja (1964), protagonizada por Vincent Price y Hazel Court. La banda noruega Theatre of Tragedy incluyó partes de los diálogos de esta película en la canción "And when He Falleth", de su disco Velvet Darkness They Fear (1996). La banda española Opera Magna incluye una canción con el mismo título basada en cuento en su álbum "Poe" (2010). La banda de rock gótico mexicana Tétrico Romance lanza en (2015) su primer sencillo titulado "Sangre" basada en el cuento, incluyendo la última línea de la narración en el intermedio de la canción. Asimismo la banda salvadoreña "Clair de Lune" lanzó su canción "Victims of Selfishness" (2014) cuya letra está basada en el cuento y también utilizó la ilustración realizada por Harry Clarke como portada del sencillo, mientras que la banda peruana de rock psicodélico The Dead-End Alley Band, incluye una alusión al cuento en el sencillo Devil's Mask, de su segunda producción Odd Stories (2014), aunque en el álbum, la máscara de calavera es gráficamente representada con la máscara de la popular diablada del altiplano, mientras que en las líricas, la "Muerte Roja" es reemplazada con una sobredosis de ácidos y alucinógenos. También, en el reconocido musical de Andrew Lloyd Webber, durante una de sus canciones titulada "Masquerade" cuando la multitud está terminando la alegre canción se muestra en el punto más alto de las escaleras al fantasma disfrazado de la Muerte Roja.

El autor estadounidense Robert E. Weinberg publicó una trilogía de novelas sobre vampiros titulada "La Mascarada de la Muerte Roja", perteneciente a la colección "Mundo de Tinieblas" de "Vampiro: La Mascarada".



sábado, 26 de enero de 2019

Cuatro en Punto

Aproximadamente a las dos de la madrugada supe que iba a suceder. Los inmensos y negros silencios de la profundidad de la noche me lo dijeron y un grillo monstruoso que chirriaba con insistencia demasiado espantosa para carecer de significado me lo confirmó. Iba a ser a las cuatro en punto: a las cuatro de la madrugada, antes del alba, tal como él dijo que sería. No me lo había creído del todo, porque las profecías de los locos con ansias de venganza raramente suelen ser tomadas en serio. Además, no me sentía exactamente culpable de lo que le había ocurrido a las cuatro en punto de aquella otra madrugada; aquella terrible madrugada cuyo recuerdo no me abandonará jamás. Y cuando, al cabo, estuvo muerto y enterrado en el viejo cementerio al otro lado de la carretera que puedo ver desde las ventanas de la parte oriental de mi casa, tuve la seguridad de que su maldición no iba a cumplirse. ¿No había visto su arcilla sin vida sepultada por descomunales paletadas de tierra mohosa? ¿Podía no sentir la seguridad de que sus desmenuzados huesos no contaban con la fuerza suficiente para volcar sobre mí la condenación cierto día a una hora estipulada con tanta precisión? Tales, ciertamente, habían sido mis pensamientos hasta esta perturbadora noche: noche de caos increíble, quebrantadoras certezas y portentos sin nombre.

Me había retirado pronto con la fatua esperanza de poder entregar unas cuantas horas al sueño a pesar de la profecía que pesaba sobre mi cabeza. Y ya que la hora estaba al caer, hallaba más y más difícil deshacerme de los vagos presentimientos que habían permanecido siempre agazapados en los rincones de mi cerebro. Mientras las frías sábanas proporcionaban tibieza a mi cuerpo enfebrecido, no podía encontrar nada que pudiera acallar la irritante temperatura de mi mente; pero permanecía atenta e intranquilamente en vela, probando ora esta posición ora aquélla, en un esfuerzo desesperado por erradicar tajantemente aquella noción tan roedoramente pertinaz, sucederá a las cuatro en punto.

¿Se debía mi desasosegada agitación a lo que me rodeaba; a la fatídica localidad en la que permanecía desde hacía tantos años? ¿Por qué, me preguntaba con amargura, había permitido que tal circunstancia cerniera su filo sobre mí, especialmente esta noche destacada entre todas las restantes, en esta casa tan llena de recuerdos y esta habitación saturada de reminiscencias, cuyas ventanas dan a la solitaria carretera y al viejo cementerio municipal? Para los ojos de mi memoria, todos los detalles de aquella necrópolis alejada de la inmodestia se alzaba ante mí: su blanca tapia, sus fustes de granito semejantes a espectros y los miasmas que exhalaban aquellos sobre los que se cebaban los gusanos. Por último, la fuerza de la imagen concebida condujo mi visión a profundidades más remotas y más prohibidas y vi bajo la hierba descuidada las silentes formas que exhalaban las miasmas: los calmos durmientes, las cosas podridas, las cosas que se retorcían frenéticamente dentro de los ataúdes antes de la venida del sueño y apacibles huesos en todos los estados de la corrupción, desde el esqueleto completo y coherente hasta el pestilente puñado de polvo. Lo que más envidiaba era el polvo. De pronto, un nuevo terror me atenazó cuando la fantasía me llevó a su sepulcro. No me atrevía a traspasar el umbral de aquella tumba y habría gritado de no haber existido un algo que sedujera el poder maligno que arrastraba mi visión imaginaria. Aquel algo fue una repentina ráfaga de viento, brotado de ninguna parte en mitad de la tranquila noche, que sacudió el postigo de la ventana que tenía más cerca, lo lanzó hacia atrás con enérgico envión y descubrió a mi nictalopía anímica el antiguo cementerio que descollaba espectralmente bajo una luna mañanera.



martes, 22 de enero de 2019

Sonia H. Greene

Sonia Haft Greene Lovecraft Davis (16 de marzo de 1883-26 de diciembre de 1972) fue una escritora estadounidense nacida en Ucrania, conocida por haber estado casada con el famoso escritor de terror y ficción H. P. Lovecraft. Junto con él, escribió el relato corto El horror en la Playa Martin.

Sonia Haft Shafirkin (o Sonia Shaferkin Haft) nació en Ichnia, entonces en el Imperio Ruso y hoy en Ucrania, del matrimonio formado por Symion y Racille (Haft) Shafirkin, de origen judío. Su padre murió siendo ella niña y su madre se trasladó a EEUU dejando a Sonia y su hermano en un colegio de Liverpool. Hacia 1892, se reunieron con ella en Nueva York después de que se hubiera vuelto a casar con un tendero llamado Samuel Morris.

A los dieciseis años, el 24 de diciembre de 1899, Sonia se casó con otro inmigrante judío-ucraniano, diez años mayor que ella, Samuel Greene, nacido Samuel Seckendorff. Un año después dio a luz un hijo que murió a los tres meses. Su hija, Florence Carol (luego Carol Weld, 1902-1979) nació el 19 de marzo de 1902. Según el corresponsal de Lovecraft Alfred Galpin, Samuel Greene era "un hombre de caracter brutal" que maltrataba a su esposa. El matrimonio fue turbulento hasta la muerte de Samuel en 1916, al parecer por su propia mano.

Sonia era una mujer de carácter fuerte e independiente, que trabajaba como sombrerera en unos grandes almacenes y viajaba con frecuencia por su trabajo. Su salario le permitió alquilar una bonita casa en el entonces lujoso barrio de Flatbush en Brooklyn, así como realizar donaciones a varias publicaciones amateur y asistir a reuniones de escritores aficionados.

Su hija se convertiría en una exitosa periodista bajo el nombre de Carol Weld. La relación entre ambas, debido a su similar fuerte carácter cada vez era más tensa. Para cuando Sonia conoció a Lovecraft, Florence ya era una universitaria viviendo independiente. Greene no menciona a su hija en su volumen The Private Life of HP Lovecraft, que se centra solo en la época de su matrimonio con el autor.

El Templo

"El Templo" (The Temple) es un relato de terror del autor norteamericano H.P. Lovecraft (1890-1937), escrito en 1920 y publicado originalmente en la edición de septiembre de 1925 de Weird Tales —siendo su primer cuento en aparecer en aquella mítica revista—, y luego reeditado por Arkham House en la antología de 1939: El extraño y otros (The Outsider and Others).

Así como sucede en la trama de Dagón, El Templo es una narración náutica, sobre una ciudad subacuática habitada por extraños seres, que luego serán recurrentes en posteriores historias de Lovecraft.

El Templo es narrado en forma de cuaderno de bitácora encontrado, escrito por Karl Heinrich, Graf von Altberg-Ehrenstein, un teniente-comandante de la Marina Imperial Alemana, al mando del submarino U-29, durante los días de la Primera Guerra Mundial. Este documenta su final en el fondo del océano.

Altberg comienza por declarar que ha decidido documentar los acontecimientos que anteceden a su hora final con el fin de "establecer ciertos hechos" ante el público, consciente de que no sobrevivirá para hacerlo por sí mismo.

El cuaderno de bitácora narra los acontecimientos de junio de 1917 a agosto de 1917 en el Atlántico Norte, después de hundir el SS Victory, un carguero británico. Como colofón, el cruel y arrogante Altberg ordenó hundir los botes salvavidas con la tripulación superviviente, para luego ordenar la inmersión. Al poco tiempo fue hallado el cadáver de un miembro de la tripulación de la nave hundida, el cual murió agarrándose a la barandilla exterior del submarino. Una inspección del cuerpo reveló una extraña pieza de marfil tallado. Debido a su aparente antigüedad y valor, uno de los oficiales de Altberg se quedó con el objeto, y poco después comenzaron a ocurrir fenómenos extraños, como la aparición del muerto aparentemente nadando en lugar de hundiéndose.

Una corriente oceánica desconocida tiró del submarino hacia el sur, y varios miembros de la tripulación empezaron a sufrir repentinos brotes de fatiga severa e inquietantes pesadillas. Uno de ellos afirmó incluso haber visto los cadáveres de los tripulantes del carguero británico mirándole a través de los ojos de buey del U-boat. Altberg lo azotó brutalmente, rechazando las súplicas de algunos de sus hombres por deshacerse del objeto de marfil. Al final, Altberg recurrió a la ejecución de un par de ellos cuando quedó claro que se habían vuelto locos por el miedo, con el objetivo de mantener la disciplina.

A continuación, una misteriosa explosión dañó irreparablemente los motores del U-boat, dejándolos sin la capacidad de navegar, pero sí la de inmersión y emerger. Después se encontraron con un buque de guerra estadounidense y varios de los aterrorizados marineros imploran a Altberg que se rindiera, pero en su lugar, Altberg asesinó a estos "traidores". Más tarde, el submarino se tuvo que batir con las olas de una tormenta y Altberg ordenó inmersión. Ya no volverá a ver la superficie, pues sus tanques de lastre no podrán vaciarse, dejando al submarino siendo tirado hacia el sur sin resistencia, mientras se hundía cada vez más en el océano.

Con las baterías del U-boat en mínimos y sin posibilidad de rescate, los seis tripulantes restantes, delirantes, intentaron un motín, incapacitando con éxito el U-boat al destruir varios instrumentos vitales mientras que deliberan sobre sobre la maldición del talismán de marfil, pero todos fueron asesinados por el implacable Altberg. El único compañero de este, el teniente Klenze, se fue volviendo cada vez más inestable y paranoico. Seguros de su destino, los dos pasan el tiempo en su tumba a la deriva, barriendo con el poderoso reflector del submarino el abismo, observando que los delfines les seguían a profundidades y por longitudes inauditas.

Poco después, Klenze se vuelve completamente loco, afirmando que "¡Él está llamando, está llamando!". Incapaz de calmar a su compañero, y mucho menos con ganas de unirse a él en su suicidio, Altberg accedió a operar la esclusa, agradecido de enviar a Klenze a una muerte segura por la presión aplastante de las profundidades. Altberg, por fin solo, vagó un par de días más antes de que su submarino aterrizase en el fondo del océano, donde se sorprendió al ver los restos hundidos de una antigua ciudad, deduciendo que eran las ruinas de la Atlántida.

Superado por la emoción, Altberg se puso un traje de buceo profundo y exploró la impresionante e indescriptible belleza de la ciudad en ruinas, descubriendo un misterioso templo rocoso en cuyo interior se reproducía la imagen de la talla de marfil. Pasará los siguientes dos días en la oscuridad, todo lo que duraron las últimas reservas de energía y aire del submarino. Al final, reconoce que incluso con su poderosa "voluntad alemana", ya no puede resistir las visiones y las alucinaciones auditivas, ni su impulso inspirado por la locura de abandonar su U-boat y entrar en el templo, ahora iluminado por lo que parece ser una llama de altar parpadeante. Deslizándose en su traje de buceo, libera su manuscrito sellado en una botella (que más tarde será encontrada en la costa de Yucatán), y camina voluntariamente a su muerte. Tras el hundimiento de un mercante británico que cubre la ruta Nueva York-Liverpool y el asesinato a sangre fría de su tripulación, las desgracias se suceden en el interior del submarino. Como si la flagrante transgresión de la ley de presas (el código internacional que rige la conducta de la guerra en el mar) pusiera en movimiento un maelstrom de autodestrucción al que contribuye grandemente la ceguera ideológica del noble prusiano que comanda la nave. 

El protagonista es retratado con rasgos brutales e imbuido de ideales militaristas y patrióticos; de modo curioso, esa caricatura de pensamiento hace pensar en lo rudimentario de algunas de las ideas albergadas por el propio autor, como las que sostuvo acerca de la raza o la civilización.

El relato entremezcla los elementos de horror gótico y la sátira del enemigo prusiano reutilizando elementos de la mitología griega. En realidad, la descripción de la némesis con la que finalmente es retribuida la desmesura del capitán alemán no es más que una versión ambientada en la Gran Guerra del encuentro del dios Dioniso con unos piratas tirrenos en el mar Egeo, tal como es recogido en la mitología griega. En El templo, el destino castiga la hubris del «pirata» prusiano enviándolo a un universo lovecraftiano.

Fuente:
https://hplovecraft.fandom.com/es/wiki/El_Templo_(relato)



domingo, 20 de enero de 2019

Carta a una Señorita en Paris

«Carta a una señorita en París» es el segundo cuento del libro Bestiario de Julio Cortázar. Pertenece a la primera etapa literaria del escritor, la cual se caracteriza por un lenguaje limpio y de frases cortas, a diferencia de sus obras posteriores. En este cuento el protagonista - narrador vomita conejitos. Una chica llamada Andrée le prestó su apartamento mientras ella está en París. Él le escribe una carta para contarle del extraño suceso que le ha ocurrido y de cómo piensa deshacerse de los conejos.

El narrador y personaje principal le escribe una carta a una señorita llamada Andrée que se encuentra de visita en París mientras él cuida su apartamento de la calle Suipacha en Buenos Aires, al que describe al detalle en las primeras líneas. Todo en el apartamento está perfectamente ordenado, y el personaje siente vergüenza de mover incluso las piezas más pequeñas. El motivo de la carta, en cambio, se debe a un problema más bien «físico» que atraviesa el personaje: vomita conejitos. Este incidente, descrito con detalle y que podría parecer una extrañeza, es para él de lo más natural. Lo ha hecho por mucho tiempo en periodos regulares de varias semanas, por lo que ya está tan habituado que incluso tiene un espacio con alimentos para los conejitos en su balcón. Sin embargo, al mudarse comienza a vomitar conejitos cada uno o dos días. Pronto no sabe que hacer con ellos ni cómo ocultárselos a la mucama llamada Sara. Los encierra en el clóset del dormitorio durante el día y los deja salir durante la noche. Al principio son hermosos y tranquilos por lo cual le es imposible matarlos, pero con el tiempo se convierten en feos y rompen todo. Mientras solo fueron diez «tenía perfectamente resuelto el tema de los conejitos». Pero cuando el undécimo apareció, ya no pudo contener la situación.​ El narrador ha hecho todo lo posible por limpiar y reparar lo que los animales han roto, y le deja la carta en el apartamento para que no se pierda en el correo. Concluye con un «No creo que les sea difícil juntar once conejitos salpicados sobre los adoquines, tal vez ni se fijen en ellos, atareados con el otro cuerpo que conviene llevarse pronto, antes de que pasen los primeros colegiales».

Es la primera vez que Cortázar utiliza un narrador en primera persona. La trama está escrita a modo de carta-confesión.​ Puede dividirse en tres etapas: en la primera el protagonista escribe la carta, en la segunda aparecen los conejitos —el personaje pasa a ser pasivo— y en la última se recae sobre el narrador. Estas etapas hacen que el cuento tenga un movimiento ondulatorio en la que crece la tensión de la narrativa. Estas tres etapas están indicadas por tres límites: la imposibilidad de matar al conejito al final de la primera parte, la aparición del undécimo conejito al final de la segunda y la decisión que compromete al personaje al final del cuento —matar a los conejitos, a costa de su propia vida—; o bien suicidarse y concretar el fin de su problemática.​

Como en toda la obra de Cortázar, hay múltiples lecturas posibles. El narrador tiene muchos papeles que causan desorden y provocan a la mucama a la vez que sugieren que el personaje es un escritor. De esta forma se abre la posibilidad de que la historia sea una metáfora de la actividad creativa: los conejos son las obras que brotan del personaje sin que él le encuentre explicación e incluso se sienta por momentos insatisfecho. Así, al matar a los conejos destruye su trabajo.​

Mucho se puede especular acerca de cuál es el significado de los conejitos. Y no pocas veces Cortázar utilizaba símbolos para expresar ideas profundas, que iban más allá del cuento, de la literatura, de hecho Julio declaró alguna vez sobre éste y el resto de los textos de Bestiario: “Yo escribí esos cuentos sintiendo síntomas neuróticos que me molestaban”. Pero es indiscutible la relevancia del valor de la honestidad: la angustia del narrador aparece como consecuencia del secreto guardado, por ejercer el antivalor y esconder la realidad, escamotearse los hechos a uno mismo y a los demás; es la conciencia propia que lo empuja a sincerarse con Andree, a exponer su verdad, por excéntrica que resulte. La honestidad se revela en este texto como la única vía, el único camino para encontrar la paz interior y recuperar la tranquilidad. Aquí honestidad significa exponer la realidad con todos sus detalles: “De cuando en cuando me ocurre vomitar un conejito”. ¿A nosotros qué nos ocurre vomitar y a quién se lo ocultamos? ¿Tomaremos alguna vez el sendero de la honestidad, aquel que conduce al equilibrio y la serenidad?



sábado, 19 de enero de 2019

El Monte de las Animas

"El Monte de las Ánimas" es uno de los relatos que forman parte de la colección de Gustavo Adolfo Bécquer llamada Soria. La leyenda cuenta lo que le ocurrió a un joven llamado Alonso al intentar complacer a su prima durante la noche de difuntos, la noche de la festividad de Todos los Santos. Se publicó el 7 de noviembre de 1861 con dieciséis leyendas más, en el diario El Contemporáneo.

La leyenda cuenta lo que le ocurrió a un joven llamado Alonso al intentar complacer a su prima durante la noche de difuntos, la noche de la festividad de Todos los Santos. Bécquer pretende haber recibido la leyenda por vía oral, y trata de darle vista de realidad con nuevos consejos, al final de la leyenda la historia del cazador.

La obra consta de una pequeña introducción, tres partes y el epílogo.

Prólogo. El autor narrador dice haber oído la leyenda en Soria y que siente miedo al escribirla: "La noche de difuntos me despertó, a no sé qué hora, el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria. Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca, y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato, me decidí a escribirla, como, en efecto, lo hice. Yo no la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza, con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche. Sea de ello lo que quiera, ahí va, como el caballo de copas." 

La leyenda está escrita en tercera persona y tiene un narrador editor-historiador. El autor cuenta unos hechos que a él ya se los habían contado anteriormente. Al principio de la novela se ve con claridad cuando dice al principio de la leyenda:

"La noche de los difuntos me despertó a no sé que hora el doble de las campanas. Su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria. (...) Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo, cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche."

Alonso narra a su prima Beatriz los sucesos que ocurrieron en tiempos de los Templarios en el Monte de las Ánimas.

Cambio de escenario, el castillo de los condes de Alcudiel.
Abandono de Beatriz.

Epílogo. El autor narrador añade nuevas letras a la leyenda.
La acción transcurre en la Edad Media, y la leyenda es contada por el personaje Alonso, dentro de la obra. Se podría decir que en el momento que la cuenta está recordando unos hechos que el propio personaje ya sabía. Son unos hechos que representa que son verosímiles, ya que los cuenta con todo detalle. Por lo tanto, se produce un flash back, es decir, recuerda una historia que pasó con anterioridad a la época que ellos están viviendo. Entonces cuenta su recuerdo, que ocurre en veinticuatro horas, desde la mañana hasta el amanecer del día siguiente.

La historia transcurre en Soria, en el llamado Monte de las Ánimas, el día de los difuntos. Los Condes de Borges y de Alcudiel, junto a sus hijos Beatriz y Alonso y pajes iniciaban el camino hacia la cacería, montados a caballo. Alonso, empezó a relatar una leyenda, la del Monte de las Ánimas. Al parecer, a este monte que llamaban de las ánimas pertenecía a los Templarios, que eran guerreros y religiosos a la vez. Cuando los árabes fueron expulsados de Soria, el Rey los hizo venir para defender la ciudad, lo que ofendió a los nobles de Castilla y se creó rivalidad entre ellos. Así, se inició una batalla hasta que el rey finalizó la lucha; el monte fue abandonado y en la capilla de los religiosos se enterraron los cuerpos de unos y otros. Cuenta la leyenda que cuando llega la noche de los difuntos las almas de los muertos corren junto con los animales del monte y nadie quiere estar ahí en dicha fecha.

Una vez en casa de los Condes y reunidos junto a la lumbre, sólo los primos estaban ajenos a la conversación: Alonso y Beatriz, hasta que Alonso rompió el prolongado silencio diciéndole a su prima que, debido a que ella se separará de él próximamente, le gustaría hacerle un regalo para que se acordara siempre de él. Después de insistir mucho, la joven acepta una joya sin decir nada y su primo a cambio le pidió algún obsequio suyo. Beatriz estuvo conforme y le expuso que en el Monte de las Ánimas perdió la banda azul y que era lo que deseaba regalarle.

Alonso se sentía muy fuerte a la hora de luchar con cualquier bestia, pero le aterrorizaba la idea de ir a ese oscuro lugar en aquella fecha tan indicada y sintió miedo. Entonces se vio motivado por una sonrisa de la bella dama y se dirigió, aterrorizado, a recuperar la banda perdida para así contentar a Beatriz.

Las horas pasaron y Beatriz se desveló al creer oír su nombre en una pesadilla. Al despertarse no pudo volver a conciliar el sueño, así que decidió ponerse a rezar muy asustada. Cuando amaneció se avergonzó de su comportamiento de la noche anterior al haberse asustado, y, entonces, vio su banda azul ensangrentada y desgarrada en su mesilla de noche. Beatriz se quedó petrificada, no podía creer lo que veía. Más tarde fueron a avisarla sus sirvientes de una triste noticia: Alonso había sido devorado por los lobos del monte, pero la encontraron muerta.

Dicen que después de este suceso, un cazador tuvo que permanecer una noche dentro del monte de las ánimas, y que antes de morir pudo contar que vio los esqueletos de los antiguos Templarios y de los nobles sorianos enterrados en la capilla levantarse, y además, pudo ver también como una mujer hermosa desmelenada, corría apresuradamente, con los pies ensangrentados , perseguida por caballos y lanzando chillidos de terror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.

Hay una conexión que encaja dos temas a la vez. Bécquer recoge el tema folclórico universal con el enfrentamiento de los templarios contra los nobles señores de Soria, y añade a la obra el carácter de la mujer, la cual engaña al hombre para conseguir sus propósitos y dominarlo. Estos dos temas van constantemente relacionados durante la obra, son los que se ven con más claridad, que son la lucha y el amor.

Aparece lo tradicional y el arte, con elementos como por ejemplo la iglesia que toca las campanadas a las doce de la noche para informar que es el día de todos los santos. En la obra también se pueden destacar toda clase de ruidos extraños, como por ejemplo: el ruido de unas pisadas que sonaban sobre la alfombra de Beatriz, el crujido de la madera; el azote de los vidrios del balcón; el agua que caía sin cesar, los ladridos de los perros, y las ráfagas del viento. Con todos estos sonidos lo que pretendía Bécquer era transmitir al lector sentimientos de miedo e inquietud.



viernes, 18 de enero de 2019

La Palabra del Mudo

"La Palabra del Mudo" es una compilación de los cuentos de Julio Ramón Ribeyro en el que, asimismo, figuran prólogos del autor. Fue publicado por primera vez en 1973 y posteriormente, han surgido nuevas ediciones que han ido incrementando la cantidad de los relatos compilados hasta abarcar su obra cuentística completa.

Asimismo, esta compilación incluye cuentos nuevos que no salieron en las versiones originales de sus libros de relatos, además de cuentos inéditos, pudiendo apreciarse los diversos estilos que manejó el autor: cuentos de realismo urbano, evocativos o fantásticos.

En una carta del autor al editor, fechada el 15 de febrero de 1973, Ribeyro escribía: “¿Por qué La Palabra del Mudo? Porque en la mayoría de mis cuentos se expresan aquellos que en la vida están privados de la palabra, los marginados, los olvidados, los condenados a una existencia sin sintonía y sin voz. Yo les he restituido este hálito negado y les he permitido modular sus anhelos, sus arrebatos y sus angustias.”

Alguien interpretó el título como una referencia al propio Ribeyro, hombre parco y reservado, que eludía las entrevistas y evitaba hablar de sí mismo, debido a su proverbial timidez, a su desinterés por la figuración y al celo por preservar su intimidad.

"Al escribir mis cuentos en la pobreza o en la bonanza, en unas horas o en años de correcciones, en mi país o fuera de él, sólo he querido que ellos entretengan, enseñen o conmuevan. Y he querido, también, proporcionarme un placer: pues escribir, después de todo, no es otra cosa que inventar un autor a la medida de nuestro gusto. Por otro lado, no advierto entre mis primeros y últimos relatos alguna evolución apreciable. Ello no me inquieta. Podría citar el caso de numerosos artistas que han hecho, aproximadamente, durante toda su vida la misma cosa. Veinte años en la vida de un autor puede ser mucho, pero en la historia de un género no es nada. Sé que hay y que habrá muchas formas diferentes de escribir cuentos. Yo trabajo alegre y concienzudamente dentro de mis medios y posibilidades. Nunca he tenido las pretensiones de ser un pionero o un innovador. Yo recojo las enseñanzas de los viejos; y creo en los límites de lo que va desapareciendo. Vanguardia y retaguardia no tienen para mí ningún sentido. Lo importante es ser fiel a mis impulsos y transmitir, simplemente, el rumor de la vida.

Por último, mi obra cuentística está agrupada bajo el rubro de La palabra del mudo. ¿Por qué este título? Porque en la mayoría de mis cuentos se expresan aquellos que en la vida están privados de la palabra. Los marginados, los olvidados, los condenados a una existencia sin sintonía y sin voz. Yo les he restituido este hálito negado y les he permitido modular sus anhelos, sus arrebatos y sus angustias."

Julio Ramón Ribeyro




martes, 15 de enero de 2019

La Araña y Otros Cuentos

Autor maldito entre los malditos, Hanns Heinz Ewers nació en Düsseldorf en 1871 y se interesó desde muy joven por la filosofía, la mística, la psicología y las ciencias ocultas. Su vida fue azarosa y polifacética: anarquista stirneriano, decadente, trotamundos, espía alemán en Estados Unidos, novelista, ensayista, editor y cineasta fueron sólo algunas de sus ocupaciones. Influido por la corriente del romanticismo negro y militante del decadentismo de fin de siglo, Ewers adoptó como modelos literarios a Poe, Heine, Hoffmann, Huysmans y Strindberg y supo conjugar con gran habilidad lo grotesco y lo extravagante, lo siniestro y lo macabro, lo espectral y lo cruel. Sus novelas más conocidas, El aprendiz de brujo (1910), La mandrágora (1911) (GOT-9) –que obtuvo un gran éxito internacional–, y Vampyr (1921), forman la denominada “trilogía de Frank Braun”.Esta recopilación reúne una amplia selección de los mejores cuentos fantásticos de Ewers, y entre ellos cabe destacar “La araña”, un relato magistral e inolvidable sobre una serie de misteriosos suicidios ocurridos en una habitación de hotel, “La joven blanca”, donde un grupo de bohemios se deleita con el espectáculo de una danza macabra, “La salsa de tomate”, un relato cruel en el que asistiremos a un sangriento combate, “El Reino de las Hadas”, donde la inocente visión de una niña deja helados a sus mayores, o “La Mamaloi”, una historia de amor con los sacrificios rituales del Voodoo como escenario. El lector descenderá de la mano de Ewers a los abismos más negros de la condición humana.

En este volumen hemos seleccionado los cuentos que por su temática nos parecían más apropiados para dar una idea de la relevancia de Ewers en el género de la literatura fantástica y de terror. El lector se verá confrontado con lo inconcebible y lo espantoso, y será llevado de la mano, con un ominoso tacto y una espeluznante delicadeza, a los abismos más negros de la condición humana. Lo lógico y natural desembocan, sin apenas transición, en lo irracional y absurdo; Ewers, como Heinrich von Kleist, no tiene compasión con el lector, tensa las cuerdas de la sensibilidad y del intelecto hasta el límite, y suscita en el alma del lector una lucha entre, por una parte, la repugnancia, la aversión y la náusea y, por otra, la fascinación, la curiosidad y la alucinación.




La Araña

"La Araña" (Die Spinne, 1915) es un relato de Hanns Heinz Ewers basado en el cuento de terror "El ojo invisible o el albergue de los tres ahorcados" (L'oeil invisible ou l'auberge des trois-pendus, 1857) de Émile Erckmann (1822-1899) y Alexandre Chatrian (1826-1890).

Tres hombres se han suicidado de forma consecutiva de la habitación número siete del hotel Stevens; El protagonista del relato, Richard Bracquemont un estudiante de medicina, cuyo deseo de resolver el ministerio le hara ser el cuarto inquilino en la misma habitación de hotel, con un resultado inesperado.

"La araña" relata la historia de un enigmático caso de suicidios ocurridos en una pequeña pensión parisina llamada Hotel Stevens: tres huéspedes, tres personas ahorcadas, tres viernes consecutivos, una misma habitación. El misterio resulta interesante no sólo para la policía sino también para un estudiante de Medicina llamado Richard Bracquemont, que pretende alcanzar notoriedad y fortuna solucionando el enigma. La historia está contada por el mismo estudiante a través de las páginas de su diario, razón por la cual el lector tendrá que interpretar por sí mismo los últimos acontecimientos. Como en otros cuentos del mismo autor, el mal está representado por una atractiva mujer; en esta ocasión, se trata de una joven doncella, Clarimonde (según el autor del diario), cuya ventana se encuentra justo enfrente de la habitación “maldita”. El intrépido estudiante no podrá evitar acercarse a la ventana y ver a una bellísima joven con un vestido color negro que se pasa los días hilando en una rueca antigua:

«Da una sensación muy extraña ver cómo los dedos delgados y negros tiran y sacan los hilos de una manera aparentemente caótica, casi como el pataleo de un insecto.»

El escritor, a lo largo de la narración, deja escapar unos indicios que apuntan a la similitud (o relación) de la joven doncella con un insecto, evidentemente una araña. Los elementos comunes entre el cuento de Hanns Heinz Ewers y el mito de Aracne son indudables: no es casual que los tres hombres murieran ahorcados, que la mujer de negro transcurriera los días hilando, o que se encontrara una araña viva cerca de cada cadáver. El autor recupera el mito para crear su propia historia, un personal cuento de terror y misterio perfectamente logrado. La recuperación de las obras clásicas (y sus declaradas citas) era un elemento típico de esa época y también una constante en toda la producción literaria de Ewers.

Otro elemento significativo en el cuento es la pérdida de control sobre sí mismo del protagonista. Jugar desde la ventana con la bella doncella se convierte para el estudiante en su pasatiempo favorito, sin darse cuenta de que cada vez que cruza su mirada pierde cualquier tipo de autocontrol. Amor y Muerte se entrelazan, y el uno se esconde detrás del otro con indudable destreza. En La Araña, como en otros cuentos del mismo autor (El diario de un naranjo, por ejemplo), asistimos a un proceso de aniquilación del hombre frente a la belleza y seducción de una mujer; sea una tejedora o una hechicera, la mujer es capaz de subyugar completamente a su víctima. Este hecho se puede, a su vez, relacionarse por un lado, con la existencia de un tipo de araña, llamada la viuda negra, que después de aparearse, mata a su pareja y se la come; por el otro, con el mito griego de Las Parcas, las personificaciones del “Fato” (del latín “fatum”) que controlaban el destino del hombre: la primera hilaba el hilo de la vida, la segunda dispensaba los destinos y la tercera cortaba el hilo de la vida cuando tocaba.

Muerte, Misterio, Amor, Seducción, Destino. En el cuento de Ewers todos estos elementos están perfectamente entrelazados entre sí en una trama siniestra y cautivante. Dejo la conclusión en las manos del escritor y filósofo inglés Joseph Glanvill:

«Y allí hay una voluntad que no muere. ¿Quién conoce los misterios de la voluntad con todo su poder?»

Fuente:
https://www.fabulantes.com/2015/05/la-arana-hanns-heinz-ewers/



Hanns Heinz Ewers

Hanns Heinz Ewers (3 de noviembre de 1871 en Düsseldorf - 12 de junio de 1943 en Berlín) fue un actor, poeta, filósofo y escritor alemán, conocido especialmente por varias novelas y relatos. Aunque escribió obras de una amplia variedad de géneros, es conocido principalmente por sus relatos de terror, especialmente por su trilogía de novelas sobre las aventuras de Frank Braun, un personaje en el que se inspiró a partir de sí mismo. La más conocida de ellas es la segunda novela, Alraune (Mandrágora) (1911).

Hanns Heinz Ewers nació en Düsseldorf en 1871 en una familia acomodada de artistas, y según él mismo fue un niño travieso, transgresor e insensato que trataba continuamente de poner a prueba sus límites. Solía firmar su correspondencia con seudónimos del tipo "Su querida ovejita carnívora."

Hans Heinz Ewers comenzó a escribir poesía con 17 años. El primero de sus poemas publicados fue un obituario dedicado al emperador Federico III de Alemania.

Ewers consiguió su Abitur en marzo de 1891. Entonces se presentó voluntario en el ejército y se unió al Kaiser-Alexander-Gardegrenadier-Regiment No. 1, pero fue licenciado 44 días después debido a su miopía. La carrera literaria de Ewers comenzó con un volumen de versos satíricos, título Un libro de fábulas, publicado en 1901. Ese mismo año colaboró con Ernst von Wolzogen en la creación de un teatro literario de vaudeville antes de formar su propia compañía teatral, con la que viajó por Europa Central y Oriental antes de que los gastos y la interferencia constante de los censores le llevaran a abandonar la compañía. Un gran viajero, Ewers estaba en Sudamérica cuando estalló la Primera Guerra Mundial y se trasladó a Nueva York, donde continuó escribiendo y publicando.

sábado, 12 de enero de 2019

En Compañia de Lobos

La obra de Angela Carter (Sussex, 1940-Londres, 1992) se caracteriza por reelaborar, en clave posmoderna, motivos e historias pertenecientes a la tradición oral europea, muchas veces con un tono oscuro y erótico que aún en los años 70 resultó polémico. Sus cuentos y novelas poseen una dimensión fantástica y poética que sigue ejerciendo su hechizo sobre los lectores, como afirma aquí la ensayista Jazmina Barrera, quien destaca el valor de conservar esa mirada imaginativa de la niñez en la vida adulta, incluso, en la sexualidad.

En el cuento “En compañía de los lobos”, Caperucita, como era de esperarse, se encuentra al lobo, pero esta vez es ella quien sugiere un reto: si él llega primero a casa de su abuelita, ella le dará un beso. Así que se desvía y se retrasa lo más que puede para que el lobo gane y ella pueda así besarlo. En el siglo XX hay muchas versiones en las que Caperucita Roja es la seductora, pero con Carter suele ser la forma, más que la trama, lo indiscutiblemente original. Por ejemplo, la manera en la que describe al lobo llegando a la cocina de la abuela. Dice: “la noche y el bosque han entrado a la cocina con la obscuridad enredada en el pelo”. Carter suelta de pronto estas imágenes que refuerzan el tono metafórico y onírico de la narración en donde, el fuego y la nieve aparecen como símbolos opuestos y complementarios una y otra vez. Cuando Caperucita encuentra al lobo dice el cuento que “sabe que el miedo no le servirá de nada y entonces deja de tener miedo”. Angela Carter recuerda que era su abuela quien le contaba el cuento de Caperucita y que gran parte del poder de la historia se encontraba en la actuación de la abuela. Cuando le decía a Angela la famosa línea climática: “para comerte mejor”, le hacía cosquillas: una abuela actuando de lobo actuando de abuela; María Tatar sugiere que esta escena en el cuento original representaba más que una seducción metafórica, era parte de un miedo literal de los niños a ser comidos. 

La abuela de Carter aplacaba ese miedo con las cosquillas. Y la risa de esa niña es la misma que la de la Caperucita del cuento de Carter, que se ríe, porque sabe que “she was nobody’s meat” (no era un filete para nadie). Lo que sigue es una escena en la que Caperucita seduce al lobo y en donde otros lobos se reúnen alrededor de la casa para acompañar ese rito con su canto. Esta escena está mucho más cerca de “El cuento de la abuela”, en donde Caperucita realiza una especie de ritual (que en el cuento de Carter se nos describe como el ritual de un matrimonio salvaje) y se quita una a una todas las prendas de ropa que trae puestas encima, lanzando cada una al fuego, descubriendo poco a poco su piel blanca como la nieve. Al final de “En compañía de los lobos” una voz que no puede ser de ningún narrador si no de Carter misma, burlándose de las expectativas del lector, nos dice: “¿Ves? Duerme sana y salva entre las patas del tierno lobo”. Este final me regresó a una versión de Caperucita que leía yo de chica, llamada ¡Qué lobo más raro! de la cual recuerdo la frase: “hay que ver que guriguay tan guay”, y en donde el pobre lobo famélico, la niña y la abuela terminaban cenando todos juntos, como amigos.

Los temas sexuales en Carter vienen acompañados siempre de humor o de ironía. Cuando la piadosa abuela de “The Company of Wolves” descubre que el lobo es el lobo y no su nieta, lo describe desnudo y, parodiando el famoso “qué ojos tan grandes tienes”, no puede sino reparar en sus (cito): “genitales, enormes. ¡Ah! enormes”, dice. Se escucha a través del cuento la risa de la niña Angela y la de Caperucita casi al final de su historia. Es parte del carnaval, de la burla y la irreverencia, de un mundo que no se rige por las normas de nadie.

Fuente:
https://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/lecturas-tempranas-de-angela-carter/



jueves, 10 de enero de 2019

La Cámara Sangrienta

“La Cámara sangrienta” es una colección de diez relatos explícitamente basados en cuentos de hadas, en especial, de Charles Perrault, pero también de Jeanne Marie Leprince de Beaumont, del folclore europeo, e incluso de la radionovela, con claras influencias de la narrativa del Marqués de Sade.

Tomando dicha base realiza una reescritura de los mismos aprovechando nuestro conocimiento de ellos; esta intertextualidad es imprescindible para realizar su deconstrucción; ya que, de esta manera, somos capaces de interpretar los cambios que se producen en la historia, unos sutiles y otros no tanto. Esta reescritura tiene un fin muy claro, la lectura feminista es inevitable, pero es inusualmente placentera por el estilo que usa la escritora.

Angela Carter afirmó que se sentía impelida a escribir «cuentos góticos, crueles, narrativas fabulosas que tratan directamente del imaginario del inconsciente». Pero Carter no se limitó a versionar los cuentos, sino que los recreó por completo «al extraer el contenido latente de los cuentos tradicionales y usarlo como punto de partida de nuevas historias; y el contenido latente es violentamente sexual». Estos relatos ahondan en temas de feminismo, en los roles de la mujer en las relaciones, en los aspectos inmorales y perversos del matrimonio y el sexo, y en el equilibrio de poder en esas relaciones. El título alude al primero de los diez relatos fantásticos que integran la antología homónima publicada por primera vez en 1979. Inocentes cuentos de hadas y leyendas populares se impregnan de sangre, sexo y terror a través de la reescritura de Angela Carter (Eastbourne, Reino Unido, 1940 - Londres - 1992), que pone de manifiesto el contenido latente de textos que han ido conformando el imaginario cultural a lo largo de la historia. 

La obra no sólo está narrada de forma sobresaliente sino que en ella también se intuyen influencias de autores como Geoffrey Chaucer, William Shakespeare, William Wordsworth, Samuel T. Coleridge, John Keats, William Blake, Bram Stoker o Lewis Carroll, junto a leyendas, mitos y estéticas que conforman en su conjunto una narración con una erótica poética y, a la vez, sobrecogedora.

Como muchos críticos han comentado en las últimas décadas, el motivo por el que La cámara sangrienta deslumbra con brillantez es que consigue ilustrar un argumento feminista realmente moderno: que las mujeres tienen un poder y unos derechos inherentes, así como la responsabilidad de utilizar el primero y reivindicar los segundos. 




Angela Carter

Angela Olive Carter, de soltera Angela Olive Stalker (Eastbourne, Sussex, 7 de mayo de 1940 - Londres, 16 de febrero de 1992) fue una periodista y novelista británica.

Angela nació en Eastbourne, en el condado de Sussex, al sur de Inglaterra. A causa de los bombardeos alemanes durante la segunda guerra mundial, fue evacuada al norteño condado de Yorkshire, donde pasó varios años con su abuela materna. Al término de la guerra, se instaló con su familia en Londres, donde su padre, Hugh Alexander Stalker, encontró trabajo como periodista. En su adolescencia, Angela tuvo problemas de anorexia.

Tras dejar la escuela, a los diecinueve años comenzó a trabajar como periodista en el diario Croydon Advertiser. En 1960 contrajo matrimonio con Paul Carter, y se instaló con él en Bristol. En la universidad de esta ciudad estudió literatura inglesa. Su amplio bagaje literario es claramente perceptible en su obra, en la que abundan referencias a autores clásicos de la literatura en lengua inglesa, como Chaucer, Shakespeare, Wordsworth, Coleridge, Blake, Keats, Dickens, Carroll, Stoker y muchos otros. Carter publicó su primera novela, Shadow Dance, en 1966. Al año siguiente apareció La juguetería mágica (The Magic Toyshop, 1967), en la que ya está presente el interés de Carter por los cuentos infantiles de tradición oral y por el psicoanálisis. La obra fue galardonada con el Premio Jon Llwellyn Rhys. Con la siguiente, Varias percepciones (Several Perceptions, 1968) obtuvo el Premio Somerset Maugham, dotado con quinientas libras, que empleó en viajar a Japón, dejando en Inglaterra a su marido, de quien terminaría por divorciarse en 1972. Vivió durante dos años en Tokio, donde trabajó como camarera en un bar. Reflejó las impresiones de su estancia en la capital japonesa en varios artículos periodísticos para New Society, más tarde recogidos en el volumen de ensayos Nothing Sacred: Selected Writings (1982), inédito en español.

En 1972, de regreso en Inglaterra, se instaló en Bath, donde escribió algunas de sus obras más conocidas, como El doctor Hoffmann y las infernales máquinas del deseo (The Infernal Desire Machines of Doctor Hoffman, 1972); Fuegos de artificio (Fireworks: Nine Profane Pieces, 1973); La pasión de la Nueva Eva (The Passions of New Eve, 1977); y La cámara sangrienta y otros cuentos (The Bloody Chamber and Other Stories, 1979).

Contrajo de nuevo matrimonio en 1976, con Mark Pearce, y comenzó una fructífera carrera como profesora de escritura creativa. En las décadas de 1970 y 1980 trabajó en varias universidades del Reino Unido, Estados Unidos y Australia. Estas experiencias tuvieron una gran influencia en sus obras posteriores. Murió en 1992 de cáncer.

Escribió varios artículos para periódicos como The Guardian, The Independent y New Statesman.

Las obras más conocidas de Angela Carter suelen considerarse como pertenecientes a la literatura fantástica. Sus innovadores procedimientos narrativos y sus frecuentes referencias intertextuales la relacionan con el postmodernismo anglosajón. Gran conocedora de la lengua y la literatura francesas, existe en su obra una importante deuda con el surrealismo, así como con autores franceses como Sade o Bataille.

Dos de sus obras han sido llevadas al cine: la novela La juguetería mágica, en 1987; su relato "En compañía de lobos", en una película homónima, en 1984.

La mayor parte de la obra de Angela Carter ha sido publicada en castellano por la editorial Minotauro.

martes, 8 de enero de 2019

La Lluvia de Fuego

"La Lluvia de Fuego" alude, con su título, al cataclismo que desencadena la desapa­rición de una ciudad; a través del subtítulo, "Evocación de un desencarnado de Gomorra", el lector toma conocimiento de que esa ciudad no es otra que la bíblica, que perece por designio divino a causa de su libertinaje. Antes de la narración se transcribe un párrafo de la Biblia: "Y tornaré el cielo de hierro y la tierra de cobre", Levítico, XXVI.-19.

Una atmósfera de tensión alucinante envuelve la obra. El terror y el estupor que provoca el insólito suceso es sólo interrumpido durante la "última noche" de Gomorra en que la alegría y el desenfreno corren por las calles.

En la primera parte aparece un signo de castigo —la limpidez impasible del, cielo—, inadvertido por los habitantes de la ciudad, quienes, por el contrario, se lanzan a la lujuria y al placer.
En la segunda parte, la ciudad es arrasada por la lluvia, produciéndose así la consumación del castigo divino; sólo quedan dos hombres que no se han arrepentido y un grupo de bestias salvajes desesperadas. En el aullido de las fieras se concentra la horrorosa visión de la destrucción.
La tercera parte es muy breve: la presencia de la lluvia definitiva concluye con los puntos suspensivos del cuento.

El castigo y la muerte. Ambos temas se vinculan con otro, el del pecado, que es el que provoca y desencadena la tragedia. La expresión externa del castigo se concreta a través de la muerte y destrucción de una ciudad junto a la muerte y destrucción de un hombre. En apariencia, la ciudad perece víctima de un  fenómeno natural, pero nosotros conocemos la maldición bíblica que la condena y sabemos que la razón profunda es otra: su inclinación al desenfreno y el pecado. Con respecto al segundo de los temas enunciados, surge la variante de la muerte voluntaria, solución adoptada por el protagonista del cuento.

Un solterón solitario observa, desde su lujosa mansión, que sobre la ciudad comienza a caer una espaciada lluvia de cobre incandescente. El cielo permanece azul e inmutable. Al principio, la ciudad parece desconocer el insólito suceso, pero al poco tiempo la envuelve el silencio. Los pájaros callan: es evidente la inminencia de un cataclismo. De pronto, cesa la lluvia y la ciudad se lanza al placer y la alegría con mayor gozo que el habitual.

El solterón participa de la fiesta hasta tarde y luego se acuesta. Al rato se despierta sudoroso: las paredes de su habitación arden; la lluvia ha vuelto a caer, esta vez con mayor intensidad. La servidumbre y los caballos de su caballeriza han huido. El solterón, entonces, decide bajar a su bodega y allí, frente a un pomo de vino envenenado, se tranquiliza: es dueño de su muerte. El hedor de los cadáveres se esparce por doquier. Alza la tapa del sótano y descubre que, por segunda vez, ha cesado la lluvia. 

Sale a observar las consecuencias del fenómeno y se encuentra con otro sobreviviente a quien invita a su refugio. Desde el desierto, un tropel de leones desesperados acude a la ciudad para saciar su sed. El cobre comienza a caer nuevamente. El solterón resuelve darse un baño, llevando siempre consigo el pomo de veneno; su compañero, entre tanto, se emborracha por última vez. Cuando advierte que las llamas penetran por la puerta del sótano, lleva el pomo a sus labios y...

La narración, escrita en primera persona, se desliza ágil y vivaz, ya que Lugones emplea con frecuencia la oración breve y sintética. En el cuento aparecen gran cantidad de oraciones nominales solas o yuxtapuestas, con lo cual se logra un lenguaje aparentemente simple que esconde un notable trabajo de elaboración. El retrato del protagonista se logra a través de trazos concisos. El paisaje está tan claramente descripto que semeja un friso pintado.

Fuente:
http://elblogdemara5.blogspot.com/2013/02/resumen-y-analisis-de-la-lluvia-de.html



lunes, 7 de enero de 2019

Las Fuerzas Extrañas

"Las Fuerzas Extrañas", del escritor argentino Leopoldo Lugones, es una colección de cuentos publicada en 1906.

A pesar de haber sido uno de los trabajos menos exitosos en ese momento, está considerado un libro pionero en el género de la ciencia ficción y la fantasía1​ en Argentina.

Las historias giran siempre alrededor del concepto del conocimiento humano, y muchas están presentadas de forma similar: un científico que invita a un amigo o conocido a su laboratorio para que vea los resultados de sus experimentos. A veces estos terminan de forma trágica.


Jorge Luis Borges, admirador de Lugones, dijo:

"Leopoldo Lugones fue y sigue siendo el máximo escritor argentino. Encarnó en grado heroico las cualidades de nuestra literatura, buenas y malas. Por un lado el goce verbal, la música instintiva, la facultad de comprender y reproducir cualquier artifício; por el otro, cierta indiferencia esencial, la posibilidad de encarar un tema desde diversos ángulos, de usarlo para la exaltación o para la burla."

Si tuviéramos que cifrar en un hombre todo el proceso de la literatura argentina (y nada nos obliga, por cierto, a tan extravagante reducción) ese hombre sería indiscutiblemente Lugones.

Curiosamente, muchas explicaciones pseudocientíficas de los cuentos fueron aceptadas como explicaciones científicas por la ciencia convencional años más tarde. Tal es el caso, que en la segunda publicación del libro en el año 1926, el mismo Lugones dijo:

"Algunas ocurrencias de este libro, editado veinte años ha. Aunque varios de sus capítulos corresponden a una época más atrasada todavía, son corrientes ahora en el campo de la ciencia. Pido, pues, a la bondad del lector la consideración de dicha circunstancia, desventajosa para el interés de las mencionadas narraciones."

Entre estas historias, las más notables son: "La fuerza Omega", que trata del poder del sonido; "La metamúsica", sobre la visualización del sonido; "Viola Acherontia", donde un jardinero intenta crear una flor capaz de matar; "El Psychon", sobre la materialización de los pensamientos y "El origen del diluvio", donde se describe la Tierra, específicamente sus especies y el paisaje antes del diluvio.

En la literatura de la época había una tendencia a usar monos como protagonistas, probablemente debido a las en ese entonces contemporáneas formulaciones de Darwin sobre la evolución. En el libro hay dos cuentos estrechamente relacionados con monos: "Un fenómeno inexplicable", en donde un inglés descubre, horrorizándose, que su sombra es un mono e "Yzur", en donde el narrador cuenta sobre sus intentos de hacer hablar a un mono.




Leopoldo Lugones

Leopoldo Antonio Lugones (Villa de María del Río Seco, Córdoba, 13 de junio de 1874 - San Fernando, Buenos Aires, 18 de febrero de 1938) fue un poeta, ensayista, cuentista, novelista, dramaturgo, periodista, historiador, pedagogo, docente, traductor, biógrafo, filólogo, teósofo, diplomático y político argentino. Junto con Rubén Darío fue el principal exponente del modernismo hispanoamericano. Su obra poética es considerada como la inauguración en lengua castellana de toda la poesía moderna propiamente dicha​, además del inicio de todas las experiencias y experimentos de la poética moderna en idioma español. Fue el primero en hacer uso del verso libre en la historia de la literatura hispánica. Con sus cuentos se transformó en el precursor y uno de los pioneros de la literatura fantástica y de ciencia ficción en Argentina.​ También fue uno de los primeros escritores de habla hispana en producir microrrelatos.​ En Argentina, la fecha de su nacimiento es considerada el día del escritor.

Leopoldo Lugones nació el 13 de junio de 1874 en la localidad de Villa de María del Río Seco, ubicada en el norte de la provincia de Córdoba. Era el primogénito de Santiago M. Lugones y Custodia Argüello. Su padre, hijo de Pedro Nolasco Lugones, regresaba de la Ciudad de Buenos Aires a Santiago del Estero cuando conoció a Custodia Argüello al detenerse en Villa de María, localidad que era en ese entonces disputada entre las provincias de Santiago del Estero y Córdoba. Fue su madre quien le enseñó a Leopoldo las primeras letras y fue responsable de una formación católica muy estricta.

Cuando Lugones tenía seis años y luego del nacimiento del segundo hijo del matrimonio Santiago Martín Lugones (1878, Villa de María del Río Seco), la familia se trasladó a la ciudad de Santiago del Estero y más tarde a Ojo de Agua, una pequeña villa situada en el sur de la provincia de Santiago del Estero cerca del límite con la provincia de Córdoba, donde nacieron los dos hermanos menores del poeta: Ramón Miguel Lugones (1880, Santiago del Estero), y el menor de los cuatro hermanos, Carlos Florencio Lugones (1885, en Ojo de Agua, Santiago del Estero). Más tarde sus padres lo enviaron a cursar el bachillerato en el Colegio Nacional de Monserrat, en Córdoba, donde vivió con su abuela materna Rosario Bulacio. En 1892 su familia se trasladaría a esa ciudad y en esa época comenzó a realizar sus primeras experiencias en el campo del periodismo y la literatura.

sábado, 5 de enero de 2019

El Invitado del Dia de Acción de Gracias

"¡Hablemos del mal! Odd Henderson es el ser humano más malvado que he conocido. Y estoy hablando de un muchacho de doce años, no de un adulto que ha tenido tiempo para madurar una innata inclinación hacia el mal."

Así comienza esta obra, ora nouvelle, ora cuento largo, dedicada a una tal “Lee” (de seguro, se refiere a Harper Lee, la autora de “Matar a un ruiseñor”, amiga íntima de Capote. La novela principal de éste, “A sangre fría”, también fue dedicada a ella). Pero no solamente del mal es de lo que se habla en esas hermosas líneas, sino también de la inocencia de un niño de siete años cuyo mundo interior, en ese momento, es el único mundo importante, o al menos el único que él puede valorar y reconocer como importante. Buddy, el tímido y abrumado narrador, vive en un pueblo rural de Alabama en los años inmediatamente posteriores a la Depresión, junto a su tío B y a sus tres tías solteronas. Una de ellas, Miss Sook, la sesentona más joven e inocente, casi como un niño, es su mejor amiga. Es quien conoce sus secretos y sus miedos, sobre todo el miedo a Odd que, como ya hemos dicho, es una especie de bully boy repetidor.

La acción propiamente dicha comienza cuando Miss Sook anuncia a Buddy que sería una buena idea invitar a Odd para el Día de Acción de Gracias, y así podrían reconciliarse o al menos evitar que Odd siga acosándolo. Buddy, al oír las palabras de su tía y mejor amiga, creyó que estaba abandonado en un mundo que no podía comprender la inmensa y casi infinita maldad que ocultaba ese larguirucho pelirrojo que era Odd. Y por eso, porque se encontraba solo ante el mal, debía hacer algo para desquitarse y por fin, vengarse.

Capote logra la redondez, mediante una prosa fluida y emotiva, de una historia bellísima cuya moraleja (si se admite esta concepción en la narrativa del siglo XX) sería que hacer el mal concienzudamente es mucho peor que hacerlo por ignorancia o por la incapacidad (que un determinado contexto obliga) de poder hacer el bien.

"Mientras yo comía, Miss Sook puso su brazo alrededor de mis hombros. -Solo te quiero decir esto, Buddy. Dos cosas malas no hacen nunca una buena. Fue una maldad por su parte coger el camafeo. Pero no sabemos por qué lo cogió. Puede que nunca pensara llevárselo. Cualquiera que fuese la razón, no puede haber sido algo calculado. Y por eso lo que tú hiciste es mucho peor: tú planeaste humillarle. Fue deliberado. Ahora escúchame, Buddy. Solo hay un pecado imperdonable: la crueldad deliberada. Todo lo demás puede perdonarse. Eso, jamás. ¿Me entiendes, Buddy?-"

No solamente del mal es de lo que se habla en este hermoso cuento, sino también de la inocencia de un niño de siete años cuyo mundo interior, en ese momento, es el único importante. Buddy, el tímido y abrumado narrador, vive en un pueblo rural de Alabama en los años inmediatamente posteriores a la Depresión, junto a su tío B y a sus tres tías solteronas. Una de ellas, Miss Sook, una sesentona joven e inocente, casi como un niño, es su mejor amiga. Es quien conoce sus secretos y sus miedos, sobre todo el miedo a Odd..

La acción propiamente dicha comienza cuando Miss Sook anuncia a Buddy que sería una buena idea invitar a Odd para el Día de Acción de Gracias, y así podrían reconciliarse o al menos evitar que Odd siga acosándolo. Buddy, al oír las palabras de su tía y mejor amiga, creyó que estaba abandonado en un mundo que no podía comprender la inmensa y casi infinita maldad que ocultaba ese larguirucho pelirrojo que era Odd. Y por eso, porque se encontraba solo ante el mal, debía hacer algo para desquitarse y por fin, vengarse.

‘El invitado del Día de Acción de Gracias’, escrito en 1967, forma parte, junto a ‘Un recuerdo navideño’ y ‘Una Navidad’ del volumen publicado con el título ‘Tres cuentos’; tres memorables incursiones en el territorio de la memoria, del pasado, de la infancia. Tres recuerdos de reuniones familiares propiciadas por celebraciones festivas y convertidos en literatura de la más alta calidad gracias a la mano maestra de Truman Capote.

Capote lo escribe un año después de publicar Una Navidad, pero lo que es más importante, un año después de la publicación en formato de libro de A sangre fría. La publicación de este último libro fue determinante en la vida del autor. Y lo fue tanto por el éxito inesperado y mayúsculo de su obra como por la situación personal de soledad e inautenticidad que le invadió. Es por ello que a partir de ese momento el autor busca su inocencia en el Sur, busca su yo perdido en el Sur y la recuperación a través de la literatura de su vida en el Sur. Así, entre 1966 y 1968 escribe todas sus obras —tres, en principio— sobre sus recuerdos en aquel ‘pueblecito de la Alabama rural’, Monroeville, un lugar que es también el escenario en el que transcurre la obra de una de sus compañeras de juego de entonces, Harper Lee, ‘Matar a un ruiseñor’.

«Capote logra la redondez, mediante una prosa fluida y emotiva, de una historia bellísima cuya moraleja (si se admite esta concepción en la narrativa del siglo XX) sería que hacer el mal deliberadamente es mucho peor que hacerlo por ignorancia o por la incapacidad (en un determinado contexto) de poder hacer el bien».

«En estos relatos sobre la inocencia, el amor y la maldad se condensa todo el talento narrativo de Truman Capote. Este libro es, en definitiva, una concisa y magistral lección de literatura, de cómo la experiencia vivida se transforma en obra de arte».

La historia fue adaptada para televisión el mismo año de su publicación, en 1967, dirigida por Frank Perry y con Geraldine Page en el papel de Miss Sook. Se filmó en Alabama, con Capote y muchos de sus familiares y amigos presentes como observadores. En 1969 Page ganó un Emmy a la ‘Mejor interpretación femenina’ por este papel.


Fuentes:
https://clubdecatadores.wordpress.com/2011/09/19/el-invitado-del-dia-de-accion-de-gracias-truman-capote/
http://www.audioclasicos.com/invitado-accion-de-gracias/