martes, 15 de enero de 2019

La Araña y Otros Cuentos

Autor maldito entre los malditos, Hanns Heinz Ewers nació en Düsseldorf en 1871 y se interesó desde muy joven por la filosofía, la mística, la psicología y las ciencias ocultas. Su vida fue azarosa y polifacética: anarquista stirneriano, decadente, trotamundos, espía alemán en Estados Unidos, novelista, ensayista, editor y cineasta fueron sólo algunas de sus ocupaciones. Influido por la corriente del romanticismo negro y militante del decadentismo de fin de siglo, Ewers adoptó como modelos literarios a Poe, Heine, Hoffmann, Huysmans y Strindberg y supo conjugar con gran habilidad lo grotesco y lo extravagante, lo siniestro y lo macabro, lo espectral y lo cruel. Sus novelas más conocidas, El aprendiz de brujo (1910), La mandrágora (1911) (GOT-9) –que obtuvo un gran éxito internacional–, y Vampyr (1921), forman la denominada “trilogía de Frank Braun”.Esta recopilación reúne una amplia selección de los mejores cuentos fantásticos de Ewers, y entre ellos cabe destacar “La araña”, un relato magistral e inolvidable sobre una serie de misteriosos suicidios ocurridos en una habitación de hotel, “La joven blanca”, donde un grupo de bohemios se deleita con el espectáculo de una danza macabra, “La salsa de tomate”, un relato cruel en el que asistiremos a un sangriento combate, “El Reino de las Hadas”, donde la inocente visión de una niña deja helados a sus mayores, o “La Mamaloi”, una historia de amor con los sacrificios rituales del Voodoo como escenario. El lector descenderá de la mano de Ewers a los abismos más negros de la condición humana.

En este volumen hemos seleccionado los cuentos que por su temática nos parecían más apropiados para dar una idea de la relevancia de Ewers en el género de la literatura fantástica y de terror. El lector se verá confrontado con lo inconcebible y lo espantoso, y será llevado de la mano, con un ominoso tacto y una espeluznante delicadeza, a los abismos más negros de la condición humana. Lo lógico y natural desembocan, sin apenas transición, en lo irracional y absurdo; Ewers, como Heinrich von Kleist, no tiene compasión con el lector, tensa las cuerdas de la sensibilidad y del intelecto hasta el límite, y suscita en el alma del lector una lucha entre, por una parte, la repugnancia, la aversión y la náusea y, por otra, la fascinación, la curiosidad y la alucinación.




No hay comentarios:

Publicar un comentario