jueves, 10 de enero de 2019

La Cámara Sangrienta

“La Cámara sangrienta” es una colección de diez relatos explícitamente basados en cuentos de hadas, en especial, de Charles Perrault, pero también de Jeanne Marie Leprince de Beaumont, del folclore europeo, e incluso de la radionovela, con claras influencias de la narrativa del Marqués de Sade.

Tomando dicha base realiza una reescritura de los mismos aprovechando nuestro conocimiento de ellos; esta intertextualidad es imprescindible para realizar su deconstrucción; ya que, de esta manera, somos capaces de interpretar los cambios que se producen en la historia, unos sutiles y otros no tanto. Esta reescritura tiene un fin muy claro, la lectura feminista es inevitable, pero es inusualmente placentera por el estilo que usa la escritora.

Angela Carter afirmó que se sentía impelida a escribir «cuentos góticos, crueles, narrativas fabulosas que tratan directamente del imaginario del inconsciente». Pero Carter no se limitó a versionar los cuentos, sino que los recreó por completo «al extraer el contenido latente de los cuentos tradicionales y usarlo como punto de partida de nuevas historias; y el contenido latente es violentamente sexual». Estos relatos ahondan en temas de feminismo, en los roles de la mujer en las relaciones, en los aspectos inmorales y perversos del matrimonio y el sexo, y en el equilibrio de poder en esas relaciones. El título alude al primero de los diez relatos fantásticos que integran la antología homónima publicada por primera vez en 1979. Inocentes cuentos de hadas y leyendas populares se impregnan de sangre, sexo y terror a través de la reescritura de Angela Carter (Eastbourne, Reino Unido, 1940 - Londres - 1992), que pone de manifiesto el contenido latente de textos que han ido conformando el imaginario cultural a lo largo de la historia. 

La obra no sólo está narrada de forma sobresaliente sino que en ella también se intuyen influencias de autores como Geoffrey Chaucer, William Shakespeare, William Wordsworth, Samuel T. Coleridge, John Keats, William Blake, Bram Stoker o Lewis Carroll, junto a leyendas, mitos y estéticas que conforman en su conjunto una narración con una erótica poética y, a la vez, sobrecogedora.

Como muchos críticos han comentado en las últimas décadas, el motivo por el que La cámara sangrienta deslumbra con brillantez es que consigue ilustrar un argumento feminista realmente moderno: que las mujeres tienen un poder y unos derechos inherentes, así como la responsabilidad de utilizar el primero y reivindicar los segundos. 




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