jueves, 26 de diciembre de 2019

Solo Sueños

"Solo Sueños"
Jull Antonio Casas Romero


Aun siento en mis sentidos el recuerdo, aquel evocar de otoño en la tarde del silencio olvidado, cuando parece que la gente pasa a tu lado y te mira y no la sientes, porque tu alma se dirige a la vorágine de unos ojos desconocidos; cuando tus deseos controlan tus instintos y no hay nada consciente en tu alma que te haga sensible a la realidad. 
Algo asi como cuando aún no sabes ni sabrás, que te llevo a pedir al cielo una gota de lluvia, y recibir en tus labios el infierno de la sequedad por toda la eternidad de la noche y casi no puedes despertar hasta que llegas a tu destino, al cual no te lleva la mente, sino tus miembros anhelantes de su recuerdo, de Ella inmortal. Si eso fue, tenías que encontrarte con ella.

La tarde avanzaba y el tiempo se había detenido, cada imagen que se presentaba a mis ojos duraba instantes eternos y yo quería que todo pasara de forma instantánea para llegar a su lado y comprobar finalmente que esto era un sueño y que tenia que despertar a la realidad de lo imposible; acabar con el sueño feliz irreal que vivía y retornar a mi pesadilla real.
Por fin la vi y supe que mi alma no mentía, vi su cabello alborotado por la brisa tibia de la tarde, sus ojos profundos soñando conmigo, su rostro sonriendo con el enigma de saber si era por fin el final de una larga espera, si podía terminar de cerrar aquel capitulo donde ella me había convertido en héroe y villano, si tal vez la bruma era la causa de lo irreal de aquellos sueños no concebidos, visiones ni siquiera identificadas por su instinto escondido.
Entonces me vio y sus labios dibujaron una sonrisa de otoño, no supe si aquel rictus fue de emoción o burla, si fue porque le guste lo suficiente como para corroborar en su corazón aquella secreta emoción que espoleo su despertar aquella mañana, cuando recibió mi llamada y supo que por fin el destino había llegado y que pronto comprobaría con sus sentidos, la sensación de conocer aquellas visiones nuevas que solo había tenido en noches de insomnios idos, que ahora sería la prueba final para ella y tal vez para mí.
Ahora debía acercarme y saber por mí mismo si aquella visión celestial era realidad o si tal vez seguía soñando en la lejanía de la bruma teatina…

Estaba sentada en la catedral, al lado de su mochila, ella no sabía si quien se acercaba, era el que esperaba o solo una coincidencia. Había soñado con aquel momento y este sueño se precipitaba sin control, el acercamiento se daba y en sus ojos había una interrogante eterna de soledad, en los míos emoción por saber si era su alma la que me esperaba.
Dije hola, respondió tomándome de la mano y envolviéndome en la más exquisita sensación que jamás sueño alguno pudo imprimir a mis sentidos adormecidos; Entonces supe que era cierto todo aquello que soñé, que estaba despierto entre sus sueños, que ahora debíamos encontrar ese ideal común que aun entrevimos entre madrugadas insomnes, la envolví entre sedas y solo despertamos en el tálamo del refugio más cercano, luego de vaciar nuestras ansias y nuestros deseos; Al terminar, desechos de aromas eternos, aun con las piernas mojadas de sudor y del deleite primario, recorriendo sus belfos inguinales en busca del elixir final, encontrando solamente mi aroma tiñendo sus entrañas con el escozor del destino y su pubis sangrante y extasiado por la embestida final, solo entonces volví a dormir.

¿Qué paso entonces?... Aun no lo sé, lo único que recuerdo es que desperté desnudo y solo, con las cortinas flotando en señal de despedida anónima y a mi lado, las delatoras marcas de su cuerpo, las manchas infamantes de un recuerdo fugaz y aun no sé si fue así... quiero que me lo digas tú,  si lees o escuchas estas líneas, si reconoces en ellas las señales de tu cuerpo y de tu alma; si eres tú la que lee esta plegaria, vuelve a mis sueños y déjame en ellos la señal de que fuiste una realidad o una pesadilla irreal de mi mente perdida y apasionada, que aun ahora, quiere olvidar un momento final que fue o que nunca será.



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