domingo, 26 de noviembre de 2017

Dublineses

"Dublineses" (en inglés, Dubliners) es una colección de quince relatos cortos del escritor irlandés James Joyce. Tras diversas vicisitudes, se publicó en 1914. Los quince relatos, que en principio habían sido solo doce,​ constituyen una representación realista,​ y aun naturalista,​ en ocasiones sutilmente burlona, de las clases media y baja irlandesas, en el Dublín de los primeros años del siglo XX. En estos relatos el escritor trata de reflejar la "parálisis" cultural, mental y social que aquejaba a la ciudad, sometida secularmente a los dictados del Imperio Británico y de la Iglesia Católica. Según William York Tindall, por tanto, el propósito último del libro es de índole moral.​ El propio Joyce manifestó una vez:

Mi intención era escribir un capítulo de la historia moral de mi país, y escogí Dublín para escenificarla porque esa ciudad me parecía el centro de la parálisis.
Las historias se escribieron en un momento en el que el nacionalismo irlandés estaba en su apogeo y dominaba en Irlanda la búsqueda de una identidad nacional, que se materializaría en la declaración de independencia de julio de 1921. Atrapado en una encrucijada de la historia y de la cultura, el país se encontraba sacudido por varias ideologías e influencias convergentes, y estos relatos ofrecen una visión de los conflictos, a menudo fútiles, que estas tensiones generaron en la vida diaria de la gente de Dublín.

Los quince relatos son los siguientes:

Las hermanas – El sacerdote Padre Flynn muere, y un muchacho amigo suyo, junto con su familia, lo afrontan sólo superficialmente.
Un encuentro – Dos muchachos que faltan a clase se encuentran con un extraño anciano.
Araby – Un niño se enamora de la hermana de su amigo, quiere comnprarle un regalo en una feria llamada 'Araby' (Arabia) pero no lo hace.
Eveline – Una joven abandona sus planes de fugarse con un marinero.
Después de la carrera – El estudiante de College Jimmy Doyle intenta adaptarse a sus amigos más adinerados.
Dos galanes – Dos estafadores, Lenehan y Corley, engañan a una doncella para robarle a su empleador.
La casa de huéspedes – La señora Mooney manipula con éxito a su hija Polly para un matrimonio por interés con el señor Doran.
Una nubecilla – Little Chandler cena con su viejo y exitoso amigo Ignatius Gallaher, lo que le hace comprender lo fallido de sus propios sueños literarios. Además, se da cuenta de que su hijo recién nacido le ha reemplazado en el afecto de su esposa.
Duplicados – Farrington, un frustrado copista de oficina, desahoga sus murrias emborrachándose en distintos pubs y, al llegar a casa, golpea a su hijo Tom.
Polvo y ceniza – La señorita Maria celebra Halloween con su hijo adoptivo, Joe Donnelly, y familia.
Un triste caso – El señor Duffy desaira a la señora Sinico; cuatro años después, cuando ella muere en un confuso accidente ferroviario, comprende que ella pudo haber sido el amor de su vida.
Efemérides en el comité – Activistas políticos irlandeses no se ponen de acuerdo en hacer revivir la memoria del independentista Charles Stewart Parnell.
Una madre – La señora Kearney intenta organizar el perfecto recital de piano para su hija Kathleen.
A mayor gracia de Dios– El señor Kernan se hiere al tropezar borracho en un bar, y sus amigos intentan devolverlo al redil por la senda católica.
Los muertos – Gabriel Conroy acude con su mujer a una celebración en casa de sus tías. Al final de la noche, tras una revelación sentimental de su mujer, medita a solas sobre el sinsentido de la vida. Con más de 15.000 palabras, este cuento también ha sido considerado novela corta. Fue llevado al cine, en 1987, por el director John Huston, en la que sería su última película.

La edición de Dublineses atravesó por numerosas vicisitudes, y no se concretó hasta 1914, años después de su redacción definitiva. El manuscrito ya obraba en poder de un editor londinense, Grant Richards, en 1906. Este puso objeciones de tipo moral a Joyce desde el primer momento, objeciones que formulaban los propios linotipistas (según recuerda Galván, algo normal en la época; no querían comprometerse con lo que imprimían) y que en principio se concretaban en los relatos "Dos galanes" y "Contrapartidas", ya que en ellos aparecían palabras malsonantes, por otra parte tan inocentes como bloody. Según Galván, «es patético contemplar cómo Joyce insiste, por un lado, en la necesidad de mantener los más mínimos detalles, algo que considera esencial en el tipo de cuento que pretende escribir, y por otro lado, se muestra a veces tolerante y acepta incluso eliminar algún relato, pero en modo alguno "Dos galanes" o "Un encuentro"». Richards acabó rechazando el libro a finales de 1906, y no fue hasta 1909 cuando Joyce encontró nuevos editores, los dublineses Maunsel & Company. Las objeciones no tardaron en surgir de nuevo. Primero ante el temor a demandas por la aparición en el libro de nombres reales de establecimientos, y segundo por cuestiones políticas. El libro, con todo, llegó a componerse e imprimirse en 1912, pero finalmente, ante los ojos de un atónito Padraic Colum, que había accedido a acompañar a Joyce a visitar al editor, George Roberts, éste rehusó definitivamente sacar a la luz el libro. Hasta «hizo destruir todos los pliegos ya impresos [...] y -lo que es más- amenazó con demandar a Joyce, pidiéndole una cantidad sustancial para compensarle por las pérdidas de la edición destruida».​ La tremenda indignación llevó a Joyce a la composición de su famoso e incendiario poema "El gas del quemador" (o "Gases de un quemador"). Poco después abandonó Dublín, soltando chispas; nunca más volvería a pisar su patria.

Joyce volvió a intentar la publicación con el editor primero, Grant Richards, quien finalmente accedió a ello en enero de 1914. En junio de ese mismo año salió por fin el libro. En su confección, habían sido utilizadas las pruebas del editor dublinés, Maunsel & Company. En 1916 salió la edición estadounidense, a cargo de B. W. Huebsch, quien importó las planchas de Richards. Jonathan Cape publicó una nueva edición en 1926. Las numerosas erratas halladas no se solventaron hasta la edición de 1967 debida a Robert Scholes, quien respetó las preferencias de puntuación y los cambios decididos por el propio Joyce. En 1993 apareció una edición "definitiva", llevada a cabo por Hans Gabler (con ayuda de Walter Hettche). Esta edición recoge comparaciones con las anteriores.





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