Este cuento trata de un hombre que se levanta un día y advierte que ha perdido su nariz. Más tarde se la encuentra por la calle y descubre que ésta ha desarrollado su propia vida social y que incluso ha alcanzado un estatus más alto que el suyo.
"La Nariz" es un relato breve, un cuento que nos narra la historia de un funcionario de medio pelo de la administración rusa que un día despierta y nota que su nariz se ha salido de su cara, que simplemente no se encuentra ahí donde naturalmente debería estar, habiendo en su reemplazo nada más que la lisa piel, “como si se tratase de un panqueque” nos dice el mismo narrador. Esto es extraño, pero es el juego que nos propone el autor para inmiscuirse en la intimidad cotidiana del protagonista, evitando además las fuertes censuras del régimen de la época y logrando caricaturizar, al mismo tiempo, a la sociedad peterburguesa. El protagonista se extraña y desespera, debe cumplir con las formas que su cargo le obliga y claramente la falta de nariz produce un menoscabo en su apariencia de funcionario reputado. Considérese la valoración extremada que se poseía del aparato burocrático y, por ende, de la carrera de funcionario público, de las formas y maneras, además de comportamientos sociales que exigía. Pues bien, la narración no se queda sólo en aquel extraño hecho. Prontamente nuestro protagonista -el asesor colegiado Kovaliov- emprende la búsqueda de su nariz, enterándose que esta ha adquirido una vida social propia, ha asumido un cargo en la administración pública como funcionario, un funcionario incluso de mayor rango que él mismo. Kovaliov le sigue el paso, se exaspera, no sabe cómo afrontarlo debido a su menor rango social –todo un contrasentido considerando que se trata de su propia nariz- y finalmente pareciera ya haber abandonado toda posibilidad de una vida normal para cuando un policía llega un día cualquiera y le retorna su nariz. Días después esta aparece adherida nuevamente en su rostro, y Kovaliov vuelve a su vida ordinaria de funcionario, como si aquella vida en San Petersburgo fuese todo lo que siempre hubiese deseado.
En este cuento el absurdo y el sinsentido son el principio y el final, punto de partida y resultado. El mayor Kovaliov pierde su nariz. Ese mismo día por la mañana, un barbero se encuentra entre el pan del desayuno una nariz y la reconoce como la de uno de sus clientes, que es precisamente, el Mayor Kovaliov. Asustado, sospecha y teme haber sido él mismo quien se la cortó, en estado de embriaguez. La arroja por lo tanto bajo el puente del Río Neva. El Mayor Kovaliov, sin su propia nariz, sale a la calle y advierte que éstase pasea en una carroza por la ciudad con unifome de gran funcionario. A pesar de sus vanos intentos, la nariz no responde a las peticiones de volver a su lugar físico de origen, proclamando su autonomía. Finalmente, a la mañana siguiente el Mayor se despierta con la nariz en su sitio y todo retorna a la normalidad.
Gogol traduce en una esfera satírico/ cómica una situación trágica: la de un gran funcionario , que por un día, teme por su carrera y sus matrimonio a causa de la fuga de su propia nariz. Como señala Galarza Ballester: “El entorno en el que se mueven los personajes es real, no obstante, en este relato abunda el absurdo… El disparatado absurdo resulta ser el aspecto unificador del mundo exterior. Por tanto “lo grotesco no es en Gogol una simple violación de la norma, sino la negación de todas las normas abstractas, inmóviles, con pretensiones a lo absoluto y lo eterno”. Este cuento es un desacato al Statu Quo, y, además por la genial trama desopilante.
Los relatos comúnmente denominados “de San Petersburgo”, momento en que Gógol hace este giro ya mencionado y comienza a reflexionar sobre la vida del hombre común y corriente, no ya de las grandes batallas bélicas o hazañas heroicas como era el común denominador literario hasta entonces, el hombre inserto en esta gran ciudad rusa. Hay un antes y un después en la literatura desde que nacen este conjunto de relatos, hay una fantasía en Gógol, un humor,todo ello que conduce a un realismo severo en cuanto al fondo. Sí, porque por muy nariz desprendida sobre la que hablemos, desde acá el hombre se ha convertido en objeto material de análisis, inspiración, estudio. Borrón y cuenta nueva, hay muy pocos sobre los que se pueda decir que han redefinido todo el arte: Gógol es uno de ellos. Borrón y cuenta nueva. Una explosión en la que el arte dejó de mirarse el ombligo y, en cambio, permitió que la vida misma se colara de lleno entre sus líneas.