El Libro (The Book) es un relato de terror de la escritora inglesa Margaret Irwin (1889-1967), publicado originalmente en la edición de septiembre de 1930 de la revista The London Mercury, y luego reeditado en la antología de 1935: Madame le teme a la oscuridad (Madame Fears the Dark).
El libro, acaso uno de los mejores cuentos de Margaret Irwin, relata la historia del señor Corbett, un abogado pusilánime que comienza a traducir un extraño libro en latín que descubre en su biblioteca. A medida que avanza con la tarea, su percepción de la realidad empieza a cambiar, y un súbito instinto homicida se apodera de él.
En varias de sus historias H.P. Lovecraft proporciona una bibliografía de libros prohibidos llenos de contenido arcano y aterrador. En la parte superior de la lista se encuentra el temido Necronomicón, pero también el De Vermis Mysteriis de Ludvig Prinn, el Cultes des Goules del Comte d'Erlette y el Unaussprechlichen Kulten de von Junzt, entre otros. Estos son libros raros, libros que han obtenido un número reducido pero devoto de lectores a lo largo de los siglos. Esta lista, sin embargo, no menciona el manuscrito de Margaret Irwin, que nada tiene que envidiarle a los libros apócrifos de los Mitos de Cthulhu.
El libro establece su historia en un hogar de clase media alta, en medio de entornos familiares y rutinas domésticas. El señor Corbett, el patriarca de la casa, es un ávido lector, pero últimamente su actitud hacia sus libros favoritos se ha vuelto crítica y hastiada. Se obsesiona con el libro anónimo, que se vuelve más fácil de leer a medida que pasa más tiempo con él, mientras se desintegran sus lazos familiares. En este sentido, El libro de Margaret Irwin es notable en el uso de pequeños detalles para crear presagios siniestros. Su documentación sutil y llena de suspenso le añade una nueva dimensión al convicente e inquietante colapso psicológico del protagonista.
Margaret Irwin, escribiendo casi al mismo tiempo que Lovecraft garabateaba notas sobre el Necronomicón, presenta el que debería ser el más prohibido de los libros apócrifos: un volumen que no solo se abre camino en la mente de sus lectores, sino que corrompe otros libros. En efecto, los libros favoritos del señor Corbett [Austen, Dickens, Brontë, Stevenson] parecen estar siendo afectados por la lectura de este manuscrito. Quizás realmente haya cosas terribles debajo de la superficie de cualquier libro, quizás todos están embrujados, llenos de «secreciones mórbidas».
El libro de Margaret Irwin logra ese estado de ánimo que Lovecraft describía como «cierta atmósfera de falta de aliento y temor inexplicable a las fuerzas externas desconocidas». El protagonista no solo se da cuenta de lo inquietante, a pesar de su escepticismo, sino que llega a ver su mundo ordinario como una ilusión. Su misma racionalidad se quiebra, apoyando su descenso a la locura.
El manuscrito utiliza la propensión de todas las personas a la arrogancia para apoderarse de ellas. El señor Corbett no es un estudioso del ocultismo. Es abogado, un simple asesor financiero. Pero lo que le sucede, aclara la historia, puede pasarle a cualquiera. Una y otra vez, Margaret Irwin rechaza la idea de que haya algo especialmente vulnerable en Corbett [o que el lector pueda imaginarse a sí mismo especialmente invulnerable]. Todo lo que hace el protagonista es completamente humano. Por otro lado, El libro describe rituales viles que la mayoría de los autores exotizarían; Lovecraft probablemente lo habría atribuido al culto perverso de mestizos y orientales. En cambio, Margaret Irwin nos dice que nadie es inmune.
Y, sin embargo, Corbett finalmente se resiste y se sacrifica por un sentimiento que esa lectura blasfema no ha logrado eliminar por completo. Esto tampoco es particularmente especial, no se limita a algún subconjunto de la humanidad. Todo el mundo es vulnerable, pero todos tienen la opción de elegir. El libro solo nos brinda la mirada del señor Corbett, pero la historia es consciente de las perspectivas de otras personas sobre lo que le está sucediendo, a veces directamente, a veces a través de reacciones. Son pocos los autores que, como Margaret Irwin, son capaces de comprender cómo las personas pueden ser persuadidas para adoptar comportamientos terribles y, al mismo tiempo, seguir creyendo que son buenas personas. Cada paso del descenso del señor Corbett suena verdadero y, por lo tanto, el horror suena verdadero.
Aunque carece de un nombre exótico como el Necronomicón, el libro de Margaret Irwin tiene un efecto tan devastador en el lector como los infames grimorios del multiverso lovecraftiano. El veneno del manuscrito también es exquisitamente insidioso: infecta el contenido de los libros vecinos con su propio cinismo. Incluso los libros ilustrados de los niños se ven afectados. Corbett inicialmente se desanima por la forma en que el libro deforma su sensibilidad, pero las alegrías del cinismo crecen en él. El libro aprovecha ese punto débil. Convence a Corbett de que es extraordinario, subestimado, pero eso cambiará. El libro lo conducirá a su legítima eminencia, si Corbett se deshace de sus tontas inhibiciones, incluidos su esposa e hijos.
Los libros son preciosos, o peligrosos, porque transmiten ideas, conocimientos, que luego se combinan con las propias ideas y conocimientos del lector para volverse más valiosos [o peligrosos]. En el caso del señor Corbett, la recombinación es tan peligrosa que su única salida es quemar el libro en un último paroxismo. Una victoria trágica para la Luz, hay que decirlo, pero victoria al fin.
Fuente:
http://elespejogotico.blogspot.com/2021/08/el-libro-margaret-irwin-relato-y.html