"La Cenicienta" es un cuento de hadas que cuenta con varias versiones, orales y escritas, antiguas y modernas, procedentes de varios lugares del mundo; especialmente del continente eurásico. En el sistema de clasificación de Aarne-Thompson, se adscribe al grupo de los cuentos folclóricos ordinarios, dentro de él, al de los ayudantes sobrenaturales (500 - 559), y en concreto al subtipo 510 A: el de la heroína perseguida.
Una de las formas del cuento de La Cenicienta más conocida en occidente es la del francés Charles Perrault, que escribió en 1697 una versión de la historia transmitida mediante tradición oral; la de Perrault que se conoce con el título "Cendrillon ou La petite pantoufle de verre" (Cenicienta o El zapatito de cristal). Anterior a ella es la del italiano Giambattista Basile "La Gata Cenicienta" (en italiano, La Gatta Cenerentola; en el original napolitano, La gatta cennerentola), que bebe de la tradición juliana; en esa zona, se habla el napolitano, en el que está escrito el cuento "de Basile", el cual forma parte de la obra Pentamerón. En Alemania, la versión de La Cenicienta que forma parte de la colección de cuentos de hadas (Märchen) de los hermanos Grimm Kinder- und Hausmärchen (Cuentos de la infancia y del hogar) es hasta ahora la más popular. La versión del año 1812 de los hermanos Grimm varía sin embargo en muchos detalles de la francesa, lo que no es extraño si se tiene en cuenta que cada país europeo tiene su propia tradición oral del personaje.
Disney realizó en 1950 una versión de La Cenicienta que se asemeja más a la de Perrault que a la de los hermanos Grimm, razón por la que en Estados Unidos es la de Perrault la más conocida.
El arquetipo de la Cenicienta, al igual que muchos otros cuentos de hadas, tiene una larga historia. Es así que se encuentran los primeros rastros en los antiguos egipcios (la historia de Ródope), luego entre los romanos, en el Imperio Chino del siglo IX (del que queda como legado, aún hoy en día, el pequeño pie de Cenicienta) y en Persia a fines del siglo XII, en especial en la obra del año 1197 de Nezāmí "Las Siete Bellezas" (Haft Paykar; en persa, هفت پیکر), llamada también "Bahram-Nama".
Incluso entre los aborígenes de Norteamérica el motivo de la Cenicienta está presente en sus narraciones tradicionales. El efecto y el relato de la Cenicienta son bastante complejos en la literatura, especialmente en el romanticismo alemán, inglés, ruso y francés.
En el simbolismo de la literatura internacional también se encuentran varios motivos con interesantes combinaciones similares a la Cenicienta europea, sobre todo en las obras de Pushkin, Novalis, Tieck, Brentano, Eichendorff, E.T.A. Hoffmann, Hans Christian Andersen, Tennyson, Wilde, Mallarmé, Maeterlinck y Hofmannsthal.
El tema de la Cenicienta lo tratan explícitamente Dietrich Grabbe en su Aschenbrödel de 1835 y Robert Walser en "Die Insel" (La isla) de 1901. El poeta ruso Yevgueni Shvarts escribió en los años 20 del siglo XIX un cuento de hadas con el título Aschenbrödel (Cenicienta). Los motivos principales de la historia son: las palomas, los zapatos y las diferentes variantes del árbol. Las palomas son, desde los tiempos de la Antigua Grecia, las acompañantes tradicionales de Afrodita.
Si se reduce y banaliza el motivo principal del cuento de hadas presentándolo como la vida trágica de la heroína que espera el amor de un príncipe y se combina con la moral de que lo bueno siempre triunfa, se encontrarán varias "versiones" desarrolladas de la Cenicienta en la literatura trivial; especialmente en obras de Eugenia Marlitt y de Hedwig Courths-Mahler (1867 - 1950).
Cenicienta es la única hija nacida de la fallecida y primera esposa del primer matrimonio de un noble rico viudo que se casa por segunda vez con una malvada mujer también viuda que tiene dos hijas de su fallecido, primer y antiguo esposo de su primer matrimonio anterior tan malvadas y de un corazón tan duro y cruel como el de ella. La malvada madrastra de Cenicienta obliga a Cenicienta vestirse con ropa vieja, estropeada y sucia y a hacer todas las tareas de la casa, para así tener a la hija de su segundo esposo por debajo de las dos hijas suyas. De éstas dos, la hermanastra menor de Cenicienta es menos cruel con Cenicienta.
Para casar al príncipe, su padre, el rey, organiza una gran fiesta en su castillo e invita a las jóvenes del reino a un baile en una fiesta en el castillo que el príncipe heredero del trono habrá de escoger a su futura esposa.
Cuando se van al baile las dos hermanastras de Cenicienta y la malvada madrastra de Cenicienta, Cenicienta, que ha tenido que ayudarlas a vestirse, es obligada a quedarse en la casa. En medio de su desesperación, a Cenicienta se le aparece su hada madrina. Cenicienta le pide ayuda y el hada madrina, haciendo uso de la magia de su varita mágica, convierte una calabaza en una carroza dorada. Luego, los ratones, las ratas y las lagartijas de una trampa son convertidos, también por arte de magia, en lacayos, cocheros y caballos tordos. El hada madrina roza con la varita mágica a Cenicienta, y entonces la ropa sucia y estropeada que lleva la muchacha se convierte en un vestido precioso de princesa. El hada madrina le regala además unos zapatos de cristal a Cenicienta para que los lleve al baile, pero le dice que tiene que volver antes de la medianoche, porque si no, se romperá el hechizo.
Cenicienta acude al baile, y allí es la más hermosa; ni siquiera la malvada madrastra de Cenicienta ni las dos hermanastras de Cenicienta la reconocen. Antes de la medianoche, Cenicienta se escabulle de la fiesta del baile del castillo del príncipe y vuelve a casa.
Al día siguiente, Cenicienta vuelve al palacio para el segundo baile, y está aún más hermosa, con otro vestido de princesa aún más hermoso. Al empezar a sonar las campanadas de medianoche, Cenicienta sale corriendo a toda prisa y pierde uno de los zapatos de cristal. El príncipe, enamorado de la muchacha, manda a un lacayo que la busque.
Se prueba el zapato de cristal a las muchachas del reino, y a ninguna puede calzárselo, pero a Cenicienta le calza con facilidad. En aquel momento aparece el hada madrina y convierte el vestido sucio y estropeado de Cenicienta en un vestido maravilloso y hermoso digno de una hermosa y dulce princesa.
Cenicienta perdona a su malvada madrastra y a sus dos hermanastras, que irán a su boda y se casarán el mismo día con dos nobles de la corte. Y todos vivirán felices para siempre.