martes, 26 de septiembre de 2017

Fábulas de Esopo

Esopo (en griego antiguo Αἴσωπος, Aísōpos, latinizado Aesopus) fue un fabulista de la Antigua Grecia.
Las fábulas de Esopo tienen su origen en la época arcaica. Fueron recopiladas en el siglo IV a. C. por Demetrio de Falero, aunque esta recopilación se perdió. La principal colección de fábulas atribuidas a Esopo de donde se basan muchas ediciones modernas es la llamada Augustana, anónima, que algunos autores fechan en el siglo I o II y otros en el siglo V, y se complementa con otras dos colecciones anónimas, la Vindobonense, del siglo VI y la Accursiana, probablemente del siglo IX.

La estructura de la fábula esópica ha sido definida por varios autores, pero la más completa se le atribuye a Nojgaard quien distingue en la narración tres elementos o momentos imprescindibles:

La situación de partida en que se plantea un determinado conflicto, entre dos figuras, generalmente animales.
La actuación de los personajes, que procede de la libre decisión de los mismos entre las posibilidades de la situación dada.
La evaluación del comportamiento elegido, que se evidencia en el resultado pragmático, el éxito o el fracaso producido por tal elección.
Las fábulas de Esopo fueron adaptadas por autores como Fedro y Babrio, en época romana; Jean de La Fontaine, en el siglo XVII y Félix María Samaniego, en el XVIII.

El interés por las fábulas de Esopo fue continuo durante toda la Antigüedad y no decayó durante la Edad Media, cuando se mezclaron los fabularios con los grecorromanos (conocidos como Isopetes, es decir Esopos, o Romulus). Durante el Renacimiento las fábulas de Esopo y las de Fedro se convirtieron en libro preceptivo de las universidades y así continuarían por mucho tiempo.








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