martes, 22 de junio de 2021

Otra Vuelta de Tuerca

"The Turn of the Screw", traducida al español como "Otra vuelta de tuerca", y también como "La vuelta de tuerca", "Vuelta de tuerca" o "La vuelta del torno",​ es una novela de Henry James. Se publicó en 1898.

Una joven institutriz acude al cuidado de dos niños huérfanos en una vetusta mansión victoriana; lo que en principio parece un cometido agradable derivará en una situación de pesadilla. Los niños viven impactados por un pasado inmediato en el que la anterior institutriz, la señorita Jessel, y Peter Quint, el criado y ayuda de cámara del patrón (el tío de los niños), mantenían una turbia relación. Se podría suponer que se dieron ciertos abusos. La vida junto a la anterior institutriz y su muerte posterior han dejado en ellos una huella indeleble. Al tratar de ayudarlos, la protagonista de la historia comienza a escuchar voces, canciones, y a ver la imagen de la anterior institutriz, muerta en extrañas circunstancias, y la del criado, en lo que, aparentemente, serían apariciones de fantasmas. La historia está fuertemente sexualizada por lo que serían las relaciones ilegítimas entre los criados y entre el criado y el niño. La protagonista, una mujer soltera con una educación muy represiva, queda muy impresionada y preocupada por esas supuestas historias de promiscuidad. Sin embargo, entiende la situación y decide formar parte de una legítima relación con un niño.

El aspecto que distingue a "Otra vuelta de tuerca", y la convierte en la historia de fantasmas que marca un antes y un después en dicho género, es la posibilidad de la doble lectura y la forma ambivalente en que fue ideada y escrita. La posibilidad de la existencia en sí de fantasmas en la historia, puede ser interpretada de, por lo menos, dos formas diferentes.

El elemento que brinda esta ambivalencia de lecturas es la institutriz (traducido como "la que manda", "preceptora") quien precisamente "nos conduce" hacia y dentro de la historia. Es menester comprender que la historia no sería posible de no ser por la institutriz, única voz narradora (a excepción del inicio de la novela) mediante la cual podemos conocer los hechos desde su único punto de vista e interpretación. Es la institutriz la que narra los hechos, la que nos convence (o no) de las apariciones y, de alguna manera, la que las crea de la nada. Se trata, pues, de un narrador poco fiable o sospechoso.

Llegados a este punto, los fantasmas ¿existen, se manifiestan, existen dentro o fuera de la cabeza de la institutriz, no existen? La respuesta sería afirmativa y negativa a la vez.

Todo el relato son los vericuetos mentales de la institutriz, todo lo que ella experimenta, siente y reflexiona. Si nos guiamos por el relato de la protagonista, los fantasmas aparecen y desaparecen en la casa. Guiándonos por la única voz narrativa que tenemos (la de la institutriz), concluiríamos, a simple vista, que los fantasmas existen de cualquier manera, dentro y fuera de ella. La institutriz ve las apariciones, y no duda en suponer y afirmar que el resto de los personajes (los niños y el ama de llaves) también están al tanto de las apariciones pero, por represiones y trastornos emocionales, intentan disimular su angustia interna. La institutriz, en resumen, supone que los niños saben de los fantasmas, los ven, pero quieren convencerla a ella de que no ven nada.

Paralelamente a esto, y realizando "otra vuelta de tuerca", podemos decir que los fantasmas no existen fuera, sino que existen solamente dentro de la cabeza atormentada de la institutriz. Serían, según esta forma de lectura, un mero producto de la imaginación de la mujer. Esta supone, equivocadamente (según esta posible interpretación), que los niños ven y saben de los fantasmas, pero hacen lo posible por exteriorizar lo contrario. Sin embargo, los niños no ven ni saben nada de los fantasmas y todo sería, al final, una creación, una trama de suposiciones y paranoia de la institutriz que, en cierto modo, termina siendo la única que efectivamente experimenta y visualiza las apariciones fantasmales (podría decirse que ella sufre serias perturbaciones mentales). Existirían cinco argumentos para defender esta tesis:

La institutriz muestra ciertas tensiones incluso antes de llegar a la mansión de Bly, a causa de la diferencia social.

El hecho de que ella había quedado realmente impresionada -se podría decir enamorada- del patrón (tío de los niños). Sin embargo, este le dijo contundentemente que no lo podía molestar por ningún motivo (es como un hacha cortante).

En la historia menciona que ella era hija de un clérigo anglicano. Ya nos imaginamos cómo ha de haber sido cuidada en su infancia. Debe haber sufrido cierta presión, porque en esa época no se esperaba nada desagradable de una familia así.

Está preocupada por si se llevará bien con las personas de la casa.

El hecho de que ella, unos días después de llegar a la mansión, reciba una carta del director del colegio del niño para el patrón. Sin embargo, el patrón se la vuelve a dar a ella y le recalca que no le pida ayuda, ni le consulte nada. Esta carta contenía información sobre Miles, el niño, mencionando que era una afrenta para los demás y por esto había sido expulsado.

En cierto modo, la capacidad interminable de "Otra vuelta de tuerca", hace posible interpretar, reinterpretar y acomodar todo de acuerdo a cada forma de ver.




jueves, 17 de junio de 2021

La Noche de Difuntos

Los jovencitos allegados a los infantes de la casa de los duques tenían permiso cada año para pasar la noche de difuntos en el gran salón. Convertida ya en tradición, a pesar de lo macabro de algunos relatos, era la excusa perfecta para estar lejos de la custodia de sus padres o sirvientes. Dispuestos alrededor de la mesa, esperaban ansiosos tras la cena la llegada de Álvaro y Fernando, los encargados de contar historias y leyendas terroríficas.

Cuando todos estaban frente al fuego hablando de cosas que poco tenían que ver con lo que les esperaba, el ruido de la puerta al abrirse los sobresaltó. Era uno de los criados, que con más fastidio que sutileza anunciaba la llegada de Fernando.

Fernando era un mozalbete de unos veinticinco años que se ganaba la vida como secretario de la casa, trabajo que le daba para comer, sin embargo, su auténtica pasión era escribir cuentos y poemas. Doblaba en edad a la mayoría de los presentes que ese año habían sido elegidos para acompañar a los hijos de los duques. Llamamiento muy codiciado por los progenitores de la zona que ansiaban acercarse a la nobleza si sus vástagos eran seleccionados.


miércoles, 9 de junio de 2021

Los Sauces

Los Sauces (en inglés The Willows) es una novela corta del autor inglés Algernon Blackwood publicada originalmente como parte de su colección de 1907 The Listener and Other Stories.

Es una de las obras más conocidas de Blackwood y ha influido en varios escritores posteriores. El autor de terror H. P. Lovecraft lo consideró el mejor cuento sobrenatural de la literatura inglesa.​ Los Sauces es un ejemplo del horror moderno temprano y está conectado dentro de la tradición literaria de la weird fiction (ficción extraña).

Dos amigos están a mitad de camino en un viaje en canoa por el río Danubio. A lo largo de la historia, Blackwood personifica el entorno circundante (río, sol, viento) con características poderosas y en última instancia amenazantes. Lo más siniestro son las masas de sauces densos, desordenados y amenazantes, que "se movieron por propia voluntad como si estuvieran vivos, y tocaron, por algún método incalculable, mi acusado sentido propio de lo horrible".

Poco después de desembarcar su canoa por la noche en una isla arenosa cerca de Bratislava en el área de paisaje protegido Dunajské luhy del Imperio austrohúngaro,​ el narrador reflexiona sobre la potencia del río, las cualidades humanas y su propia voluntad:

Perezoso y soñoliento al principio, no tardó en desarrollar violentos deseos conforme se hacía consciente de su alma profunda; rodaba, como un enorme ser fluido, a través de todos los países que habíamos cruzado, llevando nuestra pequeña embarcación sobre sus hombros poderosos, jugando más o menos con nosotros a veces, mas siempre afable y bien intencionado; hasta que por fin, inevitablemente, llegamos a considerarlo como un gran personaje.

Blackwood también caracteriza específicamente a los sauces plateados y arrastrados por el viento como siniestros:

De manera completamente independiente de los elementos, los sauces se conectaban sutilmente con mi malestar, atacando la mente de manera insidiosa por razón de su vasto número, y tratando de una u otra manera de presentar a la imaginación un nuevo y enorme poder; un poder que era, más bien, no del todo amigable hacia nosotros.

En un momento, los dos hombres ven a un viajero en su "bote de fondo plano". Sin embargo, el hombre parece estar advirtiéndoles, santiguándose finalmente antes de precipitarse por el río, fuera de la vista.

Durante la noche, fuerzas misteriosas emergen del interior del bosque, incluidas formas oscuras que parecen rastrear la conciencia del narrador, sonidos de golpeteo fuera de su tienda, ruidos como de gong, sombras extrañas y la apariencia de que los sauces han cambiado de ubicación.

Por la mañana, los dos se dan cuenta de que falta uno de sus remos, una hendidura en la canoa necesita reparación y parte de su comida ha desaparecido. Un indicio de desconfianza surge entre ellos.

El viento ululante se apaga al segundo día y sobreviene una calma zumbante. Durante la segunda noche, el segundo hombre, el sueco, intenta arrojarse al río como un "sacrificio". Sin embargo, el narrador lo salva.

A la mañana siguiente, el sueco afirma que las fuerzas misteriosas han encontrado otro sacrificio que puede salvarlos. Descubren el cadáver de un campesino alojado en las raíces cerca de la orilla. Cuando tocan el cuerpo, una ráfaga de presencia viva parece surgir de él y desaparecer en el cielo. Más tarde, en el momento en que el cuerpo era arrastrado por la corriente, el rostro y el pecho desnudo fueron claramente visibles, mostrando cómo la piel y la carne estaban completamente mechados mediante pequeños agujeros, delicadamente formados, y completamente iguales en forma y tipo a los embudos de arena que habían hallado por toda la isla. Estos son "¡Su horrenda marca!" dice el sueco. El cuerpo es barrido, se asemeja a una "nutria" que creyeron haber visto el día anterior, y la historia termina.

La naturaleza precisa de las entidades misteriosas en Los sauces no está clara, y parecen a veces malévolas o traicioneras, mientras que otras son simplemente místicas y casi divinas: "un nuevo orden de experiencia, y en el verdadero sentido de la palabra sobrenatural", y un mundo "donde las grandes cosas suceden sin cesar... vastos propósitos... que tratan directamente con el alma, y no indirectamente con meras expresiones del alma". Estas fuerzas contrastan a menudo con la belleza natural del área, en sí misma una dinámica vigorosa. En general, la historia sugiere que el paisaje es en realidad una intersección, un punto de contacto con una "cuarta dimensión": "en la frontera de otro mundo, un mundo extraño, un mundo ocupado solo por sauces y las almas de sauces".