jueves, 28 de enero de 2021

Madre Nieve

"Madre Nieve" es un cuento alemán recogido por los hermanos Grimm y publicado por primera vez en 1812 como parte de Cuentos de la infancia y el hogar. Era conocido originalmente como Frau Holle y es el cuento número 24 de la colección.

Como muchos otros de los cuentos recopilados por los hermanos Grimm, Madre Nieve personifica el buen comportamiento y el malo, y la recompensa adecuada para cada comportamiento. A pesar de ello, también presenta una serie de contrastes notables con casi todas las otras historias. Por lo general, los seres mágicos que aparecen en los cuentos deben entrar en el mundo real. Por otra parte, estos seres son casi siempre anónimos y por lo tanto difícil de correlacionar con figuras de la mitología precristiana. Por el contrario, Madre Nieve reside en algún lugar por encima de la tierra, y los protagonistas deben ir a ella, paradójicamente, sumergiéndose en un pozo. Cuando ella hace su cama, las plumas sueltas que se sultan caen a la tierra en forma de nieve, por lo que este cuento también es un mito de origen. La comparación entre Madre NIeve y una antigua diosa es inevitable. Jacob Grimm señala que Thunar (Thor) hace la lluvia de una manera similar, por lo que tiene sentido conceder a Madre Nieve un rango muy alto en el panteón. 

Aunque no es única en este sentido, la historia Madre Nieve también es notable por la ausencia de motivos relacionados con la nobleza tales como palacios, bailes y la subida a la condición principesca en virtud del matrimonio.


jueves, 21 de enero de 2021

Alí Babá y los Cuarenta Ladrones

Alí Babá es un personaje de ficción descrito en el cuento de aventuras Alí Babá y los cuarenta ladrones, perteneciente a Las mil y una noches. Algunos críticos creen que esta historia fue añadida al libro por uno de sus transcriptores europeos, Antoine Galland, un orientalista francés del siglo XVIII que pudo haberla oído en forma oral de un cuentista maronita de Alepo. Sin embargo, Richard Francis Burton afirmaba que era parte del libro original de Las mil y una noches. Esta historia también ha sido popular como trama de pantomimas, siendo quizá la más famosa de ellas Chu Chin Chow (1916).

Alí Baba, es un personaje que se caracteriza por su humildad, generosidad, y simplicidad. Es el personaje que se esfuerza para poder mantenerse a sí mismo, a sus dos hijos y a su bella mujer, su oficio consiste en cortar leña y trasportarla sobre sus tres asnos, para luego venderla a mercaderes de la localidad.

La figura de Alí Baba se distorsiona a medida que avanza la historia, puesto que pasa de ser humilde y decente, a ser un saqueador más, al apoderarse de algunas riquezas que no le pertenecían. Esto representa que el ser humano puede ser en su infancia noble, cortés y humilde. Pero debido a las consecuencias y obstáculos por los que pasa, cambia su moralidad, y puede llevar a ser un ser vil, despiadado y sin escrúpulos.

Y también destaca la figura de la criada (Morgana), siendo una simple criada de Alí Baba, consigue adelantarse siempre dos pasos a los cuarenta saqueadores, su astucia y sagacidad, logra salvar la vida de Alí Baba, y finalmente logra formar parte de la familia de Alí Baba, al casarse con su hijo mayor.


Historia

Alí Babá era un pobre leñador de Persia que fue testigo de la visita de una banda de cuarenta ladrones al escondite de su tesoro en el bosque en el que cortaba madera. El tesoro de los ladrones está en una cueva cuya boca queda sellada mágicamente: se abre con las palabras «Ábrete, Sésamo!» y se cierra con «Ciérrate, Sésamo». Cuando los ladrones se marchan, Alí Babá entra en la cueva y se lleva parte del tesoro a casa.

Kassim, el hermano de Alí Babá, que se había hecho millonario por haberse casado con la hija de un opulento comerciante, descubre la repentina riqueza de su hermano, quien le cuenta su descubrimiento de la cueva a pesar de no haberlo ayudado a superar su indigencia. Kassim acude a ella para llevarse algo del tesoro, pero en su avaricia y nerviosismo ante las riquezas olvida las palabras mágicas para salir de la cueva y los ladrones lo encuentran en ella, descuartizándolo. Cuando Kassim no regresa, su hermano va a la cueva a buscarlo y encuentra su cuerpo despedazado en la entrada de la cueva, y lleva los trozos a casa. Con la ayuda de Morgiana o Luz Nocturna, una lista esclava de la familia de Kassim, y el viejo sastre Baba Mustafa logran recomponer el cuerpo apropiadamente para enterrarlo sin levantar sospechas sobre su muerte.

Los ladrones, viendo que el cuerpo de Kassim había desaparecido, advierten que alguien más sabe su secreto, y se disponen a localizarlo. Los primeros intentos son frustrados por Luz Nocturna, ahora al servicio de la familia de Alí Babá, pero finalmente logran averiguar la ubicación de la casa de Alí.

El jefe de los ladrones se hace pasar por un comerciante de aceite necesitado de la hospitalidad de Alí Babá, llevando con él mulas cargadas con cuarenta tinajas, una llena de aceite y las otras treinta y nueve con los ladrones de la banda. Los ladrones planean matar a Alí Babá cuando este duerma, pero de nuevo Luz Nocturna descubre y frustra el plan, matando a los ladrones ocultos en las tinajas llenándolas de aceite hirviendo. Cuando el jefe va a buscar a sus hombres, descubre que todos están abrasados y huye. Ali Babá expresa su gratitud a Luna Nocturna, liberándola de su condición de esclava.

En venganza, algún tiempo después el jefe de los ladrones se establece como mercader y traba amistad con el hijo de Alí Babá (que ahora está a cargo del negocio de Kassim). Es invitado a cenar en casa de este, pero Luz Nocturna lo reconoce y ejecuta una danza con una daga en honor de los comensales, clavándosela al ladrón en el corazón cuando este estaba desprevenido.

En agradecimiento a su fiel amiga Luz Nocturna, Alí Babá decide darle la mano de su hijo joven y hermoso. Alí Babá se queda como único conocedor del secreto del tesoro de la cueva de los niernas y las palabras mágicas para entrar a ella.


Origen y antecedentes

La historia tiene sus raíces en una saga sudanesa del rey Alí Babá de la tribu Bija.[cita requerida] El rey rehusaba pagar impuestos a Al-Mutawakkil, el décimo califa abbasí de Bagdad. El rey rebelde selló todas las minas de oro de las montañas y detenía a todos los funcionarios que iban a la zona del mar Rojo. Bagdad envió un ejército para mantener el poder sobre el vital mercado del oro del mundo islámico (se creía que Sudán proveía más del 60% del oro blanco abbasí en la época previa a las Cruzadas) y en cinco años logró aplastar la rebelión. Alí Babá, llevado a Bagdad, entregó todo el oro escondido por sus hombres al califa. Una exhibición pública del enorme tesoro y del derrotado rey se llevó a cabo en todas las ciudades importantes en el camino a la capital Samarrraaa, creando la leyenda de las cuevas y los ladrones. Al final, a Alí Babá le fue concedida la amnistía y a su regreso dio oro a todos los necesitados de las principales ciudades de su camino como gesto de buena voluntad hacia aquellos contra quienes había luchado.


martes, 19 de enero de 2021

Habitación 115

"Con el cadáver a mis pies y la sangre aun fresca en las manos, mi cerebro trabajaba en una dirección muy diferente a la que la lógica dictaría. Había llegado a una conclusión: si no nos empeñáramos en analizarnos continuamente, posiblemente tomásemos mejores decisiones."

Así comienza este inquietante relato con el que el autor Raúl Valiente García se estrena en nuestro espacio "El Club del Relato" y "Cuentos y Relatos" podcast y con el que fue ganador del XXVII Certamen Literario 'Policía de Albacete', compuesto por Daniel Sánchez Ortega, Francisco Jiménez Carretero y José Manuel Martínez Cano, con el Comisario Jefe Provincial como Presidente y Luis Andreu Orozco como Secretario y celebrado el miércoles 27 de septiembre en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía en Albacete.

Fueron los admitidos 44 trabajos, procedentes de toda España, que mostraron gran calidad literaria, como han ratificado los miembros del jurado.

El fallo del jurado fue el siguiente:

1º Premio

Relato: Habitación 115.

Autor: D. Raúl Valiente García. 


2º Premio

Relato: Volver.

Autor: D. Juan Pérez López. 

El certamen literario estuvo patrocinado, como en años precedentes, por la Fundación Globalcaja y los premios fueron entregados el lunes 2 de octubre de 2017, con ocasión del Día de la Policía, en un hotel de la capital albaceteña, informa El Digital de Albacete.


lunes, 11 de enero de 2021

Verdezuela

"Verdezuela" o Rapunzel (Ruiponce o Rapónchigo, en español) es un cuento de hadas de la colección de los Hermanos Grimm.

En la colección de cuentos de los Hermanos Grimm, Rapunzel es el n.º 12.​ Corresponde al tipo 310 de la clasificación de Aarne-Thompson: La doncella en la torre.

Un matrimonio campesino que quería tener un Nieto, vivía al lado de un santa rodeado de flores que pertenecía al polo norte la cual forma parte de un papel importante en la trama. La esposa finalmente queda embarazada y ve unos ogros (o campanillas en las versiones en inglés) plantadas en la nieve, que se le antojan intensamente. Su marido decide ir a juntar algunas y termina enfrentándose con la llorona, llamada Gothel, quien lo acusa por el robo. Él le ruega piedad, y la llorona le da algunas campanillas para que se las lleve a su esposa con la condición de que el hijo que está esperando le sea entregado al momento de su nacimiento. Él acepta. El bebé nace siendo ogro la bruja aparece, le designa el nombre de la planta, Rapunzel, y se la lleva. El matrimonio campesino sufre pero tienen más otros después olvidando a su primogénita perdida. Cuando Rapunzel cumple doce años la malvada bruja Gothel, la encierra lejos en una solitaria y alta torre sin puerta de acceso y va todos los días a visitarla, pidiéndole que deje caer su largo cabello rubio y dorado, para trepar hasta ella.

Un día el príncipe, hijo del Rey, escucha a Rapunzel cantando en la torre, busca una puerta, pero, sin encontrar ninguna forma de entrar, decide quedarse a la espera. Vuelve seguido a escucharlo cantar, hasta que un día puede oír a la bruja cantándole a Rapunzel: «Rapunzel, Rapunzel, deja tu pelo caer, así puedo trepar por la escalera dorada», y, de esta manera, el príncipe descubre cómo llegar hasta el. Le pide que deje caer su cabello y, así, sube hasta ella. Desde aquel día comienza a frecuentarla, se enamoran y él le propone matrimonio. El canta y acepta.

Planean una forma de sacarla de la torre: él irá todas las noches, evitando a la bruja que la visita de día, y llevará seda, con la que Rapunzel tejerá hasta formar una especie de cuerda. Pero la bruja descubre que el príncipe está visitando a Rapunzel (en las versiones más antiguas italianas y francesas, porque ha quedado embarazada ha tenido gemelos), lo que la lleva a cortarle el pelo y abandonarla en medio de un pantano. Cuando el príncipe llega por la noche, la bruja se ocupa de bajar las trenzas cortadas hasta el alcance de él. Cuando el príncipe sube y se encuentra con la bruja en la torre, esta le dice que jamás volverá a ver a Rapunzel. Él, desesperado, cae de la torre sobre unos espinos que hay al pie de la misma, quedando ciego. Termina rindiéndose porque ya no podrá volver a ver jamás a la joven. Al poco tiempo, merodeando el príncipe por el pantano, encuentra a Rapunzel quien, al verlo en tal estado, decide llevarlo hasta su casa . Rapunzel llora triste y frustrada de dolor; las lágrimas de Rapunzel caen en los ojos del apuesto príncipe y él recupera la vista. Entonces, finalmente, el príncipe y Rapunzel regresan al reino, se casan y son felices para siempre.

En algunas versiones, el cabello de Rapunzel vuelve a crecer mágicamente al tocarlo el príncipe y en otra versión, se dice que la bruja Gothel se puso a deshacer las trenzas tras caer el príncipe, pero el cabello se le escurrió de las manos desde el balcón dejándola atrapada en la torre.


domingo, 10 de enero de 2021

Los Zapatos Rojos

"Los Zapatos Rojos" (De røde Skoe) es un cuento de hadas del escritor y poeta danés Hans Christian Andersen, famoso por sus cuentos para niños.

El cuento narra la historia de una niña tan pobre que ni siquiera podía comprar zapatos, y por eso andaba siempre descalza. Su madre murió y una anciana, apiadándose de ella, la tomó a su cargo. Y así llegó el día en el que debía hacer la confirmación y le compró unas zapatillas rojas de las que se había encaprichado. Eran muy bonitas, pero guardaban una sorpresa: desde que se las puso, no podía dejar de bailar. Lo que en principio podría parecer fascinante, pronto se convirtió en una tortura que solo terminó con la intervención de la misericordia de Dios.

El cuento de Los Zapatos Rojos fue publicado por primera vez el 7 de abril de 1845 por C.A. Reitzel en Copenhague en la colección Nuevos cuentos de hadas. Primer Tomo. Tercera colección. 1845. (Nye Eventyr. Første Bind. Tredie Samling. 1845).​ Fue reeditado el 18 de diciembre de 1849 en Cuentos de hadas. 1850. (Eventyr. 1850) y de nuevo el 30 de marzo de 1863 en la colección Cuentos e historias de hadas. 1863. (Eventyr og Historier. Andet Bind. 1863).


jueves, 7 de enero de 2021

El Jardín del Paraiso

    En "El Jardín del Paraíso", un cuento de Hans Christian Andersen, nos encontramos con un jardín que es el bíblico pero después de la expulsión de Adán y Eva, lo cual implica algunas transformaciones, la principal es que lo habiten las hadas, aunque el Árbol de la Sabiduría persista; entre las hadas, una de ellas, la más hermosa de todas y su reina, enamora al clásico príncipe despistado que llega hasta ese lugar maravilloso después de haberse perdido de noche por el bosque, algo muy lógico en cualquier cuento que se estime. Ahora bien, el camino del príncipe hasta llegar al Jardín del Paraíso, más tiene de cuento gótico que otra cosa, es verdaderamente áspero con fragmentos que recuerdan el mundo de los niños huérfanos de Dickens por la de individuos de mala catadura que surgen, la Madre de los Vientos, personaje que evoca la cabecilla de una banda de forajidos, sus “encantadores” retoños Viento del Norte, Viento del Oeste, Viento de Sur y Viento del Este, quienes, cada uno de ellos al irse reuniendo con su madre junto a una hoguera en la que se asa un venado, va contando la historia de lo que ha visto por el mundo. Cuatro relatos en clara oposición uno con otro que van desde las descripciones rudas y violentas hasta lo inverso, poesía y salvajismo unidos, y es el último Viento en llegar a la reunión quien le habla al príncipe del Jardín del Paraíso, despertando su interés, lo que hace que a la mañana siguiente, y a petición del joven, lo conduzca allá viajando por los aires, muy propio en un Viento, y entonces el príncipe irá conociendo tierras y más tierras que nunca soñó que existieran.


miércoles, 6 de enero de 2021

El Vestido

El Vestido

Gema Valero


        Hacía algunos años que la Calle Verdel había dejado de ser uno de los lugares más transitados de la ciudad. En sus mejores tiempos fue el epicentro de un animado paseo comercial, repleto de tiendas y negocios. Los transeúntes solían desgastar su empedrado, paseando de un lado a otro con sus manos cargadas de bolsas y paquetes, hasta que, la última crisis económica que sufrió nuestro país, arrasara con la mayoría de éstos establecimientos a su paso, lapidando los sueños y esperanzas de muchas familias. Por esa razón, me alegré enormemente cuando, al pasar por allí, advertí que habían abierto una coqueta Boutique en uno de los locales abandonados de la calle. Fue en uno de mis trayectos de camino a casa. Caminaba por la otra acera, ensimismada en mis pensamientos como de costumbre, cuando algo me hizo levantar los ojos del suelo y fijar mi mirada hacia el otro lado. Recuerdo que pensé con condescendencia, en la facilidad que solía tener para despistarme y evadirme de mi entorno, pues pasaba todos los días por ese lugar y no había observado ninguna actividad que me hiciera sospechar de la apertura de un nuevo negocio. 

Se trataba de una tienda de moda nada convencional. Su sugerente apariencia llamó tanto mi atención, que me vi impulsada a cruzar la calle para apreciarla mejor. El decorador había conseguido recrear en un espacio reducido, el ambiente romántico y refinado del salón-tocador de un palacete parisino en los años 20. Los muros, antes desconchados y tristes, lucían forrados con revestimientos de madera tallada y pan de oro. Su fachada la ocupaba, casi por completo, un amplio escaparate exquisitamente adornado. A través de él se vislumbraba un mostrador de aire retro que combinaba a la perfección con el papel pintado de las paredes, con la tapicería de terciopelo rojo y con la ostentosa lámpara de araña que cubría el alto techo. Cada elemento decorativo formaba parte de un escenario estratégicamente diseñado que, aun siendo únicos y admirables en su individualidad, interpretaban su modesto papel de adornar pero no eclipsar, al verdadero protagonista de la obra de arte que se representaba en aquel majestuoso escaparate; el vestido más hermoso que había visto jamás. He de confesar que me asomé al cristal del escaparate como un colegial en frente de una pastelería. Hice ademán de apoyarme en él para ver mejor su interior, pero mi sentido de la responsabilidad me paró en seco ante la idea de que mis dedos pudieran dejar huella en aquella vidriera impoluta. Aquel insólito vestido era aún más sorprendente visto de cerca y cualquier intento de describirlo, por muy conciso y detallado que fuese, no se acercaría jamás a la realidad. Su tejido se había confeccionado con el fin de inmortalizar los colores y formas de una playa paradisiaca, y todos sus elementos quedaban fielmente representados en el lienzo del vestido. La composición de sus exquisitas telas, recogían las tonalidades de un océano en calma.


domingo, 3 de enero de 2021

El Viajero con Equipaje

 

"El viajero con equipaje"

 Jean Ferry


Durante los primeros meses del año 19… a consecuencia de unos acontecimientos aún oscuros para mí, atravesé una crisis mental absolutamente atroz de la que me costó lo indecible salir. Nunca había experimentado esa clase de problemas, con lo que su intensidad me turbó profundamente, pero tengo la certeza cenestésica de que estoy a salvo de una recaída en lo que no puedo llamar sino enfermedad.

Abrumado por diversos trabajos cuya responsabilidad compartía con amigos muy queridos que hasta entonces habría hecho cualquier cosa por conservar, me vi de la noche a la mañana absoluta e irremisiblemente incapacitado no ya para escribir una sola línea, sino para llevar a cabo cualquier otro acto libre, el que fuere. Después de privarme voluntariamente de vacaciones, pues no podía hacer otra cosa, pasé largas semanas errando por las calles del invierno no como un gandul beatífico, sino como un hombre acorralado, perseguido por los remordimientos y las preocupaciones. No me quedaba ni voluntad, ni voluntad de tener voluntad. Faltaba a las citas con pretextos absurdos, dejé en la estacada a mucha gente que contaba conmigo, a personas con quienes mantenía toda clase de relaciones, entre las cuales las de sincera amistad eran las que más me dolían. Me avergonzaba de mi increíble cobardía y, lo repito, aquellos devaneos me resultaban un tormento constante. A veces lo olvidaba todo, por muy poco tiempo, pero al momento, como la ola que rompe un dique, la torre de las desdichas que había levantado poco a poco con mis propias manos se derrumbaba bruscamente sobre mí. Hablaba en voz alta, no podía dejar de hacerlo.

Ladraba dos o tres veces una frase corta, un nombre propio relacionado con mis preocupaciones. La gente se volvía a mirarme mientras yo me maldecía refunfuñando. Es el sueño más abominable que he tenido jamás, y no era ningún sueño. 

Creo que durante todo aquel tiempo, un invisible anillo de yeso me oprimía el cráneo. Hacía un esfuerzo ímprobo por no trabajar, por inventar excusas insensatas, un esfuerzo mucho mayor del que me habría costado el trabajo mismo. Pero sentarme ante una hoja de papel en blanco (y debería remontarme más atrás aún: coger una silla para sentarme, decidirme a coger una silla, etc.) y escribir la primera palabra de una primera frase, imposible. Sabía que si escribía aquella primera palabra habría escapado a mi martirio. Durante días enteros, físicamente animado por breves oleadas sucesivas de esperanza, me vi a punto de escribir aquella primera palabra. Pero la postergaba hora tras hora, me concedía plazos que prolongaba más allá de su término, con nuevos plazos ahora sí definitivos, y me acostaba por la noche, ebrio de cansancio inútil, sin que nada hubiese cambiado, incomprensiblemente persuadido de que al día siguiente pondría manos a la obra.