miércoles, 29 de julio de 2020

Un Descenso al Maelström

Un Descenso al Maelström ("A Descent into the Maelström", en inglés) es un cuento corto del escritor estadounidense Edgar Allan Poe publicado en 1841. Se ha agrupado este relato, bien entre los cuentos de raciocinio o entre los de temática marinera de este autor.

Está inspirado en el fenómeno del Maelström, un remolino que se produce en las costas de Noruega, formado por la conjunción de las fuertes corrientes que atraviesan el estrecho de Moskenstraumen y la gran amplitud de las mareas. El relato en sí se trata de una historia dentro de otra historia, contada desde lo alto de un abismo. Está narrada por un anciano que afirma no serlo, pese a su apariencia: "No hizo falta más que un día para transformar mis cabellos negros en canas, debilitar mis miembros y destrozar mis nervios." El narrador cuenta que un día se hizo a la mar con dos de sus hermanos, cuando se desató un terrible huracán, que atrapó el barco en su vórtice. Los dos hermanos murieron, mientras que el narrador caía al centro del remolino y se quedaba maravillado ante lo que veía. Se arrojó al agua, sujetándose a un barril. Al cabo de un tiempo impreciso, fue izado a la borda de un barco de conocidos suyos que no le reconocieron.

El lugar en el que se ambienta la historia principal es una zona montañosa cercana de la costa de Noruega, en la gran provincia de Nordland, y en el distrito de Lodofen. Poe describe una vasta extensión montañosa, de islas desérticas, picos escarpados, el mar embravecido y sus remolinos; da todos los detalles de lo que ven los ojos de los dos hombres desde la montaña Helseggen en la que se encuentras ubicados.

Un Descenso al Maelstrom es un relato dentro de otro relato. Esta técnica literaria utilizada por Poe se llama Narración enmarcada.  Entonces podemos decir que hay dos narradores. La trama principal es narrada por el turista/investigador, y la historia de lo vivido en el “interior del espantoso embudo” Maelstrom es narrada por el anciano.

Ambas narraciones son en tiempo pasado y en primera persona. Cada uno narra desde el “yo – nosotros”.
El raciocinio, por la manera en que está contado el cuento (como en El misterio de Marie Rogêt y La carta robada).
El relato marinero (como en La narración de Arthur Gordon Pym, Manuscrito encontrado en una botella y La caja oblonga).

La historia menciona a un tal Jonas Danilssønn Ramus, noruego que escribió acerca del fenómeno asociado al maelström: el Saltstraumen. La cita que abre el relato pertenece al pensador Joseph Glanvill, cuya obra Poe valoraba mucho.

Julio Cortázar cita cuatro fuentes de este trabajo. La más importante provendría de un cuento publicado en un periódico francés ilustrado, Le Magasin Universel, en 1836, que lo tomó de otro aparecido en el Fraser's Magazine de 1834. Poe aprovecharía su tema —la caída en el remolino y la expulsión posterior— para elaborar su teoría explicativa del fenómeno. También menciona como fuente la Enciclopedia Británica.

La historia apareció en abril de 1841 en el Graham's Magazine. Poe tuvo que correr para terminarla, y más tarde reconoció que el final era imperfecto.​ Como en otras aventuras marineras (La narración de Arthur Gordon Pym y El diario de Julius Rodman, en su momento se pensó que este relato era verídico y uno de sus pasajes fue impreso en la Encyclopædia Britannica. Irónicamente, dicho pasaje está tomado de una edición anterior de la misma enciclopedia.



sábado, 25 de julio de 2020

Cada Noche Vuelvo a Ser Feliz


"Cada Noche Vuelvo a Ser Feliz"
   Kesvan Burdik


Es noche de luna llena. El astro brilla en lo alto como si se tratase de la esfera de un inmenso reloj. Iluminado por su tenue luz el lago aparenta ser el escenario de una función que está a punto de comenzar. Ya han pasado varias horas desde que el sol desapareció y el silencio es abrumador.
Este es un lugar muy visitado por los vecinos de una cercana ciudad, pero a estas horas no hay nadie. La naturaleza, por lo tanto, como cada día, ha reconquistado sus orillas. Los animales se acercan, la mayoría a beber, aunque algunos anhelan cazar a los que anhelan saciar su sed.

El lago está rodeado en su mayor parte por un cañaveral que solo se ve interrumpido por algunos senderos que llevan hasta la orilla. En la rama de un aliso que surge entre la vegetación aguarda paciente una lechuza. Permanece alerta, a la espera de descubrir algún roedor sediento al que convertir en su cena, cuando de pronto, el tenue sonido de unos pasos acercándose la inquieta y se aleja volando.

Caminando por una senda se aproxima alguien. Es un niño que aparenta unos diez años, aunque sus ojos parecen los de un anciano, como si hubiese vivido experiencias impropias para su edad. El chico se llama Daniel y camina con cuidado, evitando las ramas y zarzas que surgen a su paso. A medida que avanza se encuentra con varias bifurcaciones, pero en ningún momento duda de la dirección que ha de tomar. Parece conocer el camino de memoria. Al cabo de un rato llega hasta un claro en el que destaca una roca plana acariciada por unas lánguidas olas que apenas logran romper contra la orilla. La calma es absoluta.

Daniel se encarama sobre la roca. Una vez allí se agacha y acaricia la dura superficie percibiendo una leve calidez, como si aún albergase el calor del sol, desaparecido tantas horas atrás. Satisfecho tras haber llegado al lago se sienta, fija la mirada en el negro espejo de agua y deja que su memoria viaje al pasado. Solo para recordar ha llegado hasta aquí. Este claro donde ahora se halla fue el mudo testigo de los instantes más felices de su vida. Los que transcurrieron el día en que vino a pescar con su padre.



martes, 21 de julio de 2020

La Nave Blanca

"La Nave Blanca" (The White Ship) es un relatos de terror del escritor norteamericano H.P. Lovecraft (1890-1937); publicado por primera vez en la edición de noviembre de 1919 de la revista United Amateur, y posteriormente en la edición de marzo de 1927 de la revista pulp: Weird Tales. Más adelante volvería a ser reeditado, esta vez por Arkham House en la antología de 1943: Más allá del muro del sueño (Beyond the Wall of Sleep).

The White Ship relata el viaje del guardián de un faro, Basil Elton, quien, tras escuchar las historias contadas por su abuelo y su padre, decide embarcarse en un barco blanco, dejándose llevar a las islas místicas que no pueden ser encontradas en los mapas de la tierra. Su aventura lo lleva a las Islas de Zur, donde habitan todas las ideas y sueños de belleza que llegan a los hombres una vez y nunca vuelven. También visitó la fantástica ciudad de Talarión, donde se encuentran grandes maravillas; a Xura, el lugar de los placeres inalcanzados, y a Sona-Nyl, un lugar utópico y paradisíaco donde reside por mucho tiempo.

Cuando Basil despertó y se dio cuenta de que estaba en la plataforma del faro, vio el mar y se percató de que se había apagado la luz de faro; lo único que veía era un barco destrozado en las rocas. Desde entonces, el mar no le ha vuelto a contar sus secretos a Basil Elton y no ha visto otra vez la embarcación blanca. En este cuento se manifiesta no sólo la aspiración por romper la cotidianeidad, sino también la maravilla de cada fenómeno, de manera que la vuelta al mundo físico es el castigo.

H. P. Lovecraft hace referencia a seres ancestrales y a dioses antiguos, a través del ciclo onírico de los mitos de Cthulhu. En “The White Ship” el terror que experimentan los personas es oculto, es decir que simplemente constituye parte de la descripción de estos.



lunes, 13 de julio de 2020

Galloping Foxley

"Galloping Foxley" es un cuento de Roald Dahl publicado por primera vez en Town & Country en 1953. Se incluyó en la colección de cuentos Someone Like You, y luego se adaptó a un episodio de Tales of The inesperada.

Galloping Foxley es un relato en apariencia inocente, que encuentra su significación en el final, convirtiéndolo en otra cosa, en una pesadilla para el narrador y en una humorada cruel por parte del lector. Pueden ustedes leer el relato en los enlaces al pie de esta entrada; lo que sigue puede llegar a descubrir demasiadas cosas sobre el argumento, de manera que yo de ustedes volvería aquí después de leído el cuento. Están avisados.

William Perkins, quien narra, es un abogado de éxito típicamente inglés. Él mismo describe sus hábitos regulares, mantenidos a lo largo de los años. Tan regulares que se han convertido en idiosincráticos. Es "su" estación de tren, "su" andén, "sus" compañeros de viaje, "su" compartimento. hasta que un día en el andén aparece un personaje que instintivamente se le hace odioso. Atractivo, demasiado para su gusto. Vestido con elegancia, pero una elegancia ostentosa. Y tal vez ese disgusto se incrementa por cierta familiaridad que detecta en el individuo. Hasta que finalmente cae en la cuenta. Se trata de Bruce "Galloping" Foxley, el prefecto de su sala de estudios cuando Perkins tenía doce años; y en calidad de prefecto, tenía derecho de baja justicia sobre todos los estudiantes a su cargo.

Perkins recuerda las humillaciones, los bastonazos, las incontables vejaciones que Foxley le infligió (lo cual también nos dice algo sobre el sistema educativo del internado británico). Y ahora, cuando él ha triunfado y se halla a salvo del despotismo de Foxley, lo tiene ante sí, lo tendrá ante sí día tras día. A su merced. Libre para contar en voz alta sus insoportables cualidades a sus compañeros de viaje, reforzando el vacío que éstos ya le hacen y convirtiendo el trayecto diario de Foxley en una humillación que tenga que soportar o bien tenga que escapar de ella, dejando de nuevo "su" tren sin profanar, no sin antes haber recibido una parte de lo que merece. De modo que, para sorpresa de sus compañeros de viaje, que desaprueban toda relación con el intruso, Perkins se inclina para presentarse a Foxley...
Y ahí surge el final de la historia, demoledor, de un humor negro inigualado por sus implicaciones, un final tan bien preparado por la narración que lo ha precedido que es insuperable. Un final que hace que toda una continuación de la historia surja en la mente del lector.

Porque ésta es otra de las virtudes de Dahl. Sus relatos entran en una complicidad tal con los lectores que el autor sabe perfectamente que puede contar con ellos para culminar su obra. Es una rara virtud, que pocos escritores poseen y que Roald Dahl consiguió una y otra vez, en una maestría argumental y una mesura narrativa que hacen de estos relatos algo único.



miércoles, 8 de julio de 2020

Atomix Virtual DJ Pro

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domingo, 5 de julio de 2020

Ser o no Ser

Ser o no ser, esa es la cuestión
¿Que debe más dignamente optar el alma noble
entre sufrir la fortuna impía
el porfiador rigor, o rebelarse
contra un mar de desdichas, y afrontándolo
desaparecer con ellas?

Morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño
sepultar para siempre los dolores
del corazón los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiaría
terminar así! Morir... quedar dormidos...

¡Dormir... tal vez soñar! - ¡Ay! allí hay algo
que detiene al mejor. Cuando del mundo
no percibimos ni un rumor, ¡qué sueños
vendrán en ese sueño de la muerte!

Eso es, eso es lo que hace al infortunio
planta de larga vida. ¿Quién querría
sufrir del tiempo el implacable azote,
del fuerte la injusticia, del soberbio
el áspero desdén, las amarguras
del amor despreciado, las demoras
de la ley, del empleado la insolencia,
la hostilidad que los mezquinos juran
al mérito pacífico, pudiendo
de tanto mal librarse él mismo, alzando
una punta de acero? ¿Quién querría
seguir cargando en la cansada vida
su fardo abrumador?... Pero hay espanto
allá, al otro lado de la tumba.

La muerte, aquel país que todavía
está por descubrirse,
país de cuya lóbrega frontera
ningún viajero regresó, perturba
la voluntad, y a todos nos decide
a soportar los males que sabemos
más bien que a ir a buscar lo que ignoramos.

Así, ¡oh, conciencia!, de todos nosotros
haces unos cobardes, y la ardiente
resolución original decae
al pálido mirar del pensamiento.
Así también enérgicas empresas,
de trascendencia inmensa, a esa mirada,
torcieron rumbo, y sin acción murieron.



sábado, 4 de julio de 2020

Cuentos Escogidos

Cuentos Escogidos reúne, por primera vez en castellano, los mejores cuentos de una autora considerada como maestra del relato corto y «posiblemente, la mejor escritora norteamericana de cuentos». Su primera recopilación en más de una década y la definitiva para el público español: 33 historias procedentes de colecciones previas y otras 13 publicadas por primera vez en forma de libro, que recogen todo lo que ha hecho de Williams una autora fundamental de las letras norteamericanas: una prosa nítida y elegante, un humor muy personal y una sorprendente habilidad para iluminar nuestro mundo mediante personajes y situaciones tan inquietantes como tremendamente familiares.

Escribe Joy Williams (1944) en El patinador, uno de los relatos que integran esta recopilación de Cuentos escogidos, traducida por Albert Fuentes y publicada por Seix Barral, que en los mitos hay dos caminos hacia el desastre. “Uno de ellos consistía en responder a una pregunta que no tenía respuesta. El otro era no ser capaz de responder a una pregunta que sí la tenía”. Pues bien, querido lector, el presente volumen es un compendio de ambos senderos. Un hermoso camino, en cierto modo, hacia el desastre que centra la mirada en el detalle, abre el plano e invade las casas del ciudadano medio. Como si sus relatos estuvieran plagados de esa gente normal que inunda algunos informativos de sobremesa o protagonizan los sábados por la tarde cualquiera de los telefilms de Antena 3. Vecinos, buenas personas, con vidas corrientes y anodinas que adquieren nuevas texturas, una extrañeza que los hace únicos pero a la vez, he aquí la tragedia, también comunes.


Cuentos Completos

Ésta es la edición más completa de los cuentos de Roald Dahl. Ordenados de manera cronológica, incluye los relatos hasta ahora inéditos en castellano «Sólo esto», «No llegarán a viejos», «El ayer fue hermoso», «Alguien como tú», «Muerte de un hombre muy, muy viejo», «Madame Rosette», «Oh, dulce misterio de la vida» y «El librero». De toda la producción cuentística de Dahl, tan sólo quedan fuera «In the Ruins», «Smoked Cheese» y «The Sword», tres relatos que los herederos del autor no han permitido incluir en ninguna antología existente en cualquier idioma.

Llegué tarde a Roald Dahl, y permítanme comenzar con una afirmación que a cualquier amante de la literatura le parecería un disparate. Todos asumimos que hay clásicos que no hemos leído en los años juveniles o que los hemos leído por primera vez cuando ya teníamos una cierta formación literaria. Entendemos, pues, que un clásico se define porque llega a nosotros en cualquier momento de la vida, sin que las modas o las tendencias resten un ápice de valor a lo que un autor ha proporcionado a los lectores a lo largo de décadas o siglos. Aun así, insisto: llegué tarde a Roald Dahl. Fui consciente de esa penosa falta en mis lecturas cuando leía en voz alta a mi hijo Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate o Las brujas. Cierto es que a menudo la crítica minimiza la importancia de esos libros que pueden compartir con entusiasmo adultos y niños y que además de propiciar el nacimiento de nuevos lectores, generan una suerte de complicidad, de mundo íntimo compartido, que concierne a la literatura más que a ningún otro arte. El vínculo emocional que se genera entre el adulto y el niño por los cuentos compartidos no ha de agotarse en la vida. Por tanto, son poderosas las razones por las que debo estarle agradecida a este escritor galés, que poseía una envergadura física de marinero noruego y un alma sin edad que le impidieron envejecer como hombre y como escritor y le permitieron mantener un diálogo con lectores de todas las edades. Pero mientras leía estas extraordinarias novelas a mi hijo y las regalaba por doquier a los niños cercanos y queridos sentía un vacío retrospectivo, la pena por no haberlas tenido yo cuando era pequeña, en aquellos momentos en que devoraba cuanto libro caía en mis manos y estaba formando, sin yo saberlo, mi personalidad de lectora y de escritora.


Roald Dahl

Roald Dahl (Llandaff, 13 de septiembre de 1916 - Oxford, 23 de noviembre de 1990) fue un novelista, cuentista, poeta y guionista galés de ascendencia noruega. Entre sus obras más populares se encuentran Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante, Matilda, El gran gigante bonachón, Agu Trot, Las brujas y Relatos de lo inesperado.

Roald Dahl nació en el distrito de Llandaff de la ciudad de Cardiff, Gales, el 13 de septiembre de 1916, de padres noruegos, Harald Dahl y Sofie Magdalene Hesselberg. Le pusieron el nombre de Roald en honor al explorador Roald Amundsen, un héroe nacional de Noruega.

Cuando Roald tenía tres años, su hermana Astrid murió de apendicitis y unas semanas después falleció su padre, Harald, víctima de una neumonía, a los cincuenta y siete años. A pesar de su viudez, su madre prefirió mantener a la familia en Gales en lugar de retornar a Noruega a vivir con sus parientes, para cumplir el deseo de su marido de que sus hijos fueran educados en escuelas británicas.

Roald asistió a la escuela de la catedral en Llandaff. A los ocho años, Roald y cuatro de sus amigos fueron azotados por el director después de poner un ratón muerto en un tarro de dulces (concretamente, de inflamofletes) en una tienda del barrio, castigo que su madre consideró desmedido, retirándolo de la escuela. Cuando tenía nueve años, fue enviado a St. Peter's School, un colegio privado en la ciudad costera de Weston-super-Mare, a la que asistió desde 1923 hasta 1929. Desde los trece años, fue educado en Repton School, en Derbyshire, donde fue ayudante del prefecto, se convirtió en capitán del equipo escolar de fives y desarrolló su interés por la fotografía. Durante sus años en Repton, Cadbury, una fábrica de chocolates enviaba ocasionalmente cajas de sus nuevos productos a la escuela para que fueran probados por los alumnos. Dahl solía soñar con inventar una nueva barra de chocolate que sería el asombro del mismo señor Cadbury, lo que le sirvió como inspiración para escribir su segundo libro para niños, Charlie y la fábrica de chocolate.

A lo largo de su infancia y adolescencia, pasaba sus vacaciones de verano en Noruega. Su niñez es el tema de su libro, Boy (relatos de infancia), en el que insiste que dicho libro no es su autobiografía, ya que insiste que nunca se le ocurriría escribir una autobiografía. Roald dice que Boy son unas historias y recuerdos de una infancia colmada de diversión.