sábado, 29 de agosto de 2020

La Vida Secreta de Walter Mitty

“La vida secreta de Walter Mitty”, escrito por el estadounidense James Thurber en la década de los 40, dio nombre al llamado síndrome de Walter Mitty, la tendencia a soñar despierto para evadirse de la realidad con una frecuencia preocupante. Se dice, se cuenta, que Thurber perdió un ojo de crío jugando a Guillermo Tell, y que el quedarse tuerto a una edad tan temprana no hizo sino aumentar aún más su tendencia a inventar historias de forma continua. También corre la teoría de que su limitación ocular le provocaba alucinaciones visuales que hacían más poderosas sus ficciones. “La vida secreta de Walter Mitty” es una de las creaciones más celebradas de Thurber. El relato se inicia en un bombardero, con su bravo piloto luchando contra una violenta tormenta. Pero enseguida su inminente hazaña es interrumpida por una dominante voz femenina. El choque de la sublime ficción con la grotesca realidad es, así, inmediata… Y habrá más choques de este calibre y presenciaremos cómo el anodino, gris y machacado por su mujer Walter Mitty, se evade de su árida existencia poniéndose en el pellejo de pilotos de guerra, intrépidos juristas o héroes condenados a muerte… El cuento se lee en tres suspiros y es una delicia, sobre todo, porque nunca sabemos hasta qué punto Mitty está alucinando de forma consciente o es un pobre ser desorientado y atrapado, Dios sabe por qué, en mitad de dos mundos que le reclaman con igual fiereza.

Es quizás el cuento corto más famoso de la lengua inglesa. Escrito por el ensayista James Thurber en 1939, ha sido plasmado en películas en 1947 con Danny Kate en el papel de Mitty y en 2014 con Ben Stiller. En el relato Mitty escapa de la realidad a ratos, convirtiendo en su mente cinco eventos mundanos en acciones heroicas de su parte: ante una admonición de su esposa de reducir la velocidad del automóvil se visualiza a sí mismo como un piloto de combate; el ponerse y quitarse los guantes lo convierte en un gran cirujano; y finalmente mientras fuma un cigarro recostado de una pared, se considera a si mismo un héroe ante un pelotón de fusilamiento. El relato sirvió para bautizar como «síndrome de Walter Mitty» la tendencia compulsiva a fantasear con la que algunos hombres escapan —a su modo heroicamente— de la rígida y anodina cotidianidad de lo que convenimos en llamar «una vida normal».

Fuentes:
https://narrativabreve.com/2014/05/cuento-james-thurber-vida-secreta-walter-mitty.html
https://www.eneltapete.com/analisis/193/la-vida-secreta-de-walter-mitty



miércoles, 26 de agosto de 2020

James Thurber

James Grover Thurber (8 de diciembre de 1894 - 2 de noviembre de 1961) fue un dibujante, autor, humorista, periodista, dramaturgo y célebre ingenio estadounidense. Fue mejor conocido por sus dibujos animados y cuentos, publicados principalmente en The New Yorker y recopilados en sus numerosos libros.

Nació en Ohio y asistió a la Ohio State University. Trabajó en el Departamento de Estado y de ahí marchó a París donde trabajó en la edición francesa del Chicago Tribune. Se mudó a Nueva York y trabajó durante dos años como reportero para el New York Post. En 1927 se convirtió en dibujante, escritor y director de The New Yorker. Thurber fue el autor de numerosos y exitosos libros que tratan con dureza la vida diaria del hombre común. Tuvo que luchar contra la ceguera toda su vida.

Entre sus obras destacan: Is sex necessary? (1929) en colaboración con E. B. White, The Owl in the Attic and Other Perplexities (1931), My Life and Hard Times (1933), The middle-aged man on the flying trapeze (1935), Let your mind alone! (1937), Fables of our time (1940), The male animal (1940) obra teatral escrita junto a Eliot Nugent, las narraciones de The Secret Life of Walter Mitty (1942) su obra más conocida, The thirteen clocks (1950), The Wonderful O (1957), The Years with Ross (1959) un recuento de su trabajo en The New Yorker. Una veintena de sus trabajos literarios fueron llevados al cine.

En sus últimos años, ya casi ciego, tuvo que dejar su labor artística.

sábado, 22 de agosto de 2020

El Hombre del Paraguas

El Hombre del Paraguas ("The Umbrella Man" de More tales of the Unexpected): Una madre y su hija conocen a un anciano muy educado en la esquina de una calle y este les ofrece un precioso paraguas de seda a cambio de una libra. Lo compran y entonces la hija se da cuenta de que el “débil” anciano de repente parece más animado. Deciden seguirle y descubren que el caballero es en realidad un estafador muy listo que acude a los bares para tomarse una copa, robar otro paraguas y ¡vuelta a empezar! En todos los cuentos de Roald, lector encontrará una mezcla de ironía, humor corrosivo y una potente imaginación capaz de crear situaciones y personajes que, muchas veces, terminan siendo inolvidables: por lo general, los finales de sus ficciones breves suelen ser inesperados.

Roald Dahl nació en Llandaff (Gales) el 13 de septiembre de 1916. Sus padres de origen noruego, le pusieron el nombre de Roald en honor a Roald Amundsen, el primer hombre que llegó al Polo Sur. Se cuenta en su biografía que su infancia fue muy difícil; a los cuatro años murió su padre y poco después falleció su hermana. Además recibió una educación severa, propia de la época con castigos corporales (como los sufrimos todos los que ya somos viejos y fuimos a la escuela hace muchos años, cuando se permitía que los profesores disciplinaran con golpes a los estudiantes). Sus biógrafos continúan diciendo que el único consuelo que tenía eran los cuentos que le contaba su madre y los dulces que le daban a probar en clase los fabricantes de los chocolates Cadbury, que querían saber qué aceptación tenían sus productos entre los niños; de allí también saldría una de sus novelas más famosas, Chalie y la fábrica de chocolate, que fue llevada a la pantalla en el 2005 y fue interpretada por Johnny Depp bajo la dirección de Tim Burton.



miércoles, 19 de agosto de 2020

Cuidando a Camila

 "Cuidando a Camila"
  Hector Darío Vico


  Me desperté sobresaltado. Cuando retomé la conciencia lancé una maldición. No escuché la alarma del reloj despertador. La discusión de anoche con Luisa, mi ex esposa, me dejó alterado. Ella no puede llegar a mi casa, un domingo por la noche, trayendo a nuestra hija para que se quede conmigo porque sale de viaje a la madrugada siguiente. Sabe, lo sabe muy bien, que soy una persona ordenada, que programo minuciosamente mis actividades y que un cambio imprevisto como el que propone me altera el carácter y la vida.

  La pequeña Camila nos miraba con ojos azorados mientras nosotros, adultos inmaduros, en una lucha de egos, levantábamos alternativamente nuestras voces tratando de hacer valer nuestros argumentos. Nos mantuvimos así por diez minutos y luego me arrojó el pequeño bolso con la ropa de la nena mientras vocifera anunciando que se iba al Caribe y que en una semana regresaría  a recoger a nuestra hija. Esto último lo dijo mientras abría la puerta del automóvil en dónde la aguardaba su novio, un cincuentón anodino cuyo único atractivo es el costoso coche que conduce. Nos quedamos allí, los dos de pie frente a nuestra casa, sin entender nada pero aliviados de que se haya marchado. Camila, con su pequeño equipaje aun colgando de una manita, me dijo que tenía hambre, así que entramos y me dispuse a prepararle la cena. Tuve que improvisar, contrariamente a mi costumbre. Busqué entre las latas que acumulo en la alacena de la cocina  y encontré corazones de alcauciles, tomé tres huevos y algo de queso. Cociné un omelet. Al parecer le gustó, a juzgar por la amplia sonrisa con la que recibió el plato. No dejó nada. Yo no cené, me tomé un whisky.



lunes, 17 de agosto de 2020

Tirante el Blanco

Tirante el Blanco (Tirant lo Blanch en su título original en valenciano) es una novela caballeresca (expresión de Martín de Riquer) del escritor valenciano Joanot Martorell y que se suponía concluida por Martí Joan de Galba —idea que aún hoy no se descarta—, publicada en Valencia en 1490,​ en pleno Siglo de Oro valenciano. Es uno de los libros más importantes de la literatura universal y obra cumbre de la literatura en valenciano/catalán.

En el siglo XV se escribía Tirant lo Blanch, con una hache final propia de la lengua medieval. El título tiene traducción desde antiguo al castellano como Tirante el Blanco. Cervantes debió de conocer la obra a través de la traducción castellana anónima publicada en Valladolid, 1511, sin nombre de autor. El libro debía de ser por entonces muy raro, y de autor desconocido. Cervantes se refiere a él en el episodio en el que se queman los libros de caballerías que tanto tormento le han causado a Don Quijote. De entre ellos, salva Tirante.

Se trata de una obra de gran extensión, que comienza con la narración de las aventuras de Guillem de Vàroic (ya relatadas por Martorell en una obra juvenil), quien instruye a Tirante en las normas de la caballería.​ Incluye componentes autobiográficos del mismo autor: por ejemplo, Tirante se forma en Inglaterra, donde Martorell vivió en 1438 y 1439. Combina un realismo directo y crudo con los ideales caballerescos de la época. El héroe es armado caballero tras diversos combates singulares contra reyes, duques y gigantes.​ De Inglaterra marcha a Francia, Sicilia y Rodas –asediada ésta por los genoveses y el sultán de El Cairo, que son derrotados por el héroe–; después, a Jerusalén, Alejandría, Trípoli y Túnez, que conquista. Va después a Bizancio –sitiada por el sultán y el Gran Turco– solicitado por el emperador, y en Constantinopla se enamora de Carmesina –protagonista femenina de la novela–, hija del emperador.​ La historia de estos amores, con la intervención de la viuda Reposada y de la doncella Placerdemivida, ocupan gran parte de la obra. Tras haber luchado en Berbería, Tirante se casa con Carmesina y es nombrado césar del Imperio Bizantino; reconquista tierras a los turcos y, enfermo, muere. Al saberlo, muere también Carmesina. La historia acaba con acontecimientos de personajes subalternos que completan la trama del relato novelesco.


El Viaje de Darwin

El 27 de Diciembre de 1831, el HMS Beagle zarpó del puerto de Plymouth. Entre su tripulación se encontraba un joven Charles Darwin. Durante cinco años, el bergatín dio la vuelta al mundo, lo que permitió al naturalista crear la base en la que sustentó su teoría de la evolución de las especies. 

José Fonollosa, el autor de Billy Bob y Sebastian Lefou, emprende con este volumen la recreación de una de las etapas más importantes en la vida de Charles Darwin, en un apasionante relato de aventuras que nos muestra el fin del mundo anclado en las creencias religiosas y el inicio de la era de la ciencia.

José Miguel Fonollosa (Vinaròs, 1975), autor polifacético que, al igual que muchos de sus compañeros de profesión, se fogueó en los 90 en multitud de fanzines. Es en el año 2000 cuando empieza a publicar en la revista infantil CAMACUC donde continúa hoy en día.
En el 2006 ilustra el guión de Manuel Castaño en la obra BILLY BOB. Un año después, la editorial Dibbuks volvió a confiar en el autor, esta vez en una obra mucho mas intimista, TE QUISE COMO SOLO SE QUIERE A LOS CABRONES. A los guiones María José Jiménez. Esta obra llamo la atención de la editorial francesa Dargaud y fue publicada al norte de los pirineos.
Cambiando radicalmente de registro realizó SEBASTIAN LEFOU, de la mano de Aleta ediciones. En un mundo fantástico, lleno de misterio y hechicería el bravo Sebastián Lefou lucha contra todo tipo de seres malvados.

En el año 2008 realizó su proyecto mas ambicioso : EL VIAJE DE DARWIN, del que se han publicado tres álbumes PLYMOUTH-RIO DE JANEIRO,LA TIERRA DEL FUEGO y LA PAMPA de la mano de Planeta de Agostini. Una obra que pretende contar los 5 años que Charles Darwin estuvo embarcado en el HMS Beagle .

En 2010 aparece en la red su webcómic MIAU, donde cuenta anécdotas de la vida en común junto a dos gatos, del que la editorial Diábolo ha publicado dos volúmenes con gran éxito; MIAU y MAS MIAU y en 2012 aparece un tercer libro GUIA GATUNA.
El éxito de MIAU ha hecho que los diferentes volúmenes hayan sido reeditados y que haya aparecido una edición en inglés MEOW.

También para la editorial Diábolo realiza SEX O NO SEX, un cómic donde se trata en clave de humor las grandezas y miserias que ocurren cuando se apaga la luz.
Desde 2011 colabora en la revista Dolmen con su serie de humor DIABLO ROJO.

En 2011 inicia la serie “Los muertos revivientes”, parodia de la exitosa serie “ The Walking Dead”, publicada por Dolmen Editorial, aun en curso y que en Mayo de 2012 ha aparecido el primer recopilatorio; “Los Muertos Revivientes; Libraco uno”.



sábado, 15 de agosto de 2020

Maese Pérez el Organista

Maese Pérez, el Organista es un personaje creado por Gustavo Adolfo Bécquer y que protagoniza una de las Leyendas de este autor. Maese era un anciano ciego de nacimiento de 76 años de edad y poseedor de un don especial para tocar el órgano. No poseía amigos, y solo tenía una hija. Era un hombre solitario y austero que no tenía mucho dinero, pero hacia todo lo posible por compartirlo con los más desfavorecidos. La historia se desarrolla en Sevilla.

Nos cuenta la historia de Maese Pérez, un hombre ya muy anciano que tocaba el órgano en la iglesia de Santa Inés. Tocaba el órgano, como nadie lo había hecho antes; el arte lo heredó de su padre, pues al fallecer le dejó su órgano, y Maese Pérez decidió seguir sus pasos. Todo el mundo lo conocía además por tocar el órgano, por lo bueno que era. Lo solía tocar en Nochebuena, pues significaba mucho esa noche para él. Además, era ciego, pero sabía que un día conseguiría ver a Dios. Al llegar la Nochebuena, todo el mundo esperaba impaciente a que Maese Pérez apareciera para que la misa comenzara, pero este tardaba mucho, lo cual hizo que el arzobispo y las personas allí presentes se impacientaran. Al poco tiempo, llegó Maese Pérez, aunque estaba muy enfermo y pálido. La misa comenzó con toda tranquilidad, y llegó el momento de la hostia consagrada; Maese empezó a tocar, todo el mundo guardaba la respiración para que se le escuchara con toda claridad. A la hora en que el arzobispo iba a tomar la hostia, se escuchó el grito de una mujer. Era el grito de su hija, pues su padre había muerto.

Al año siguiente se tenía pensado aguardar en silencio el órgano, por respeto a Maese Pérez, pero las autoridades decidieron que fuera el pianista que el año anterior había intentado sustituir a Maese Pérez el que tocara este año. La gente no estaba muy conforme, por lo que habían decidido que a la hora en la que se pusiese a tocar empezarían a hacer ruido para que no se le pudiera escuchar. Y así ocurrió, pero igual que empezaron acabaron, pues aquellos acordes que salían del órgano eran indescriptibles, la gente lo alabó, pero no todo el mundo creía que él hubiera sido el que tocaba el piano.

Al cabo de un año, le ofrecieron que tocara en la catedral lo cual aceptó sin dudarlo. La iglesia de Santa Inés estaba casi vacía, pero en ella se encontraban la hija del Maese Pérez y la abadesa del convento de Santa Inés. La abadesa le dijo a la hija del Maese que tocara en aquella noche tan especial, pero esta tenía miedo, pues la noche anterior había venido a ensayar para rendirle homenaje a su padre, al entrar en el convento dice que empezaron a sonar las campanadas de un reloj, pero que no pararon en todo el rato que estuvo allí. Le contaba que subió a la sala donde estaba el órgano y que allí estaba su padre tocando. La mujer le dio ánimos, y ella subió. La misa transcurría hasta que empezó a sonar el órgano, a continuación se escuchó un grito estremecedor, todo el mundo subió hasta la sala donde estaba la hija de Maese Pérez llorando, entonces dijo: "mirad, es él". No se veía a nadie, pero el órgano sonaba solo.

Al día siguiente cuando el obispo se enteró se arrepintió mucho de haber estado en la catedral, pues el otro organista dio un espectáculo horrible, y sobre todo porque le hubiera gustado presenciar el portento.

La leyenda está dividida en cuatro divisiones, numeradas en números romanos. En una subdivisión de la leyenda podemos distinguir las siguientes partes:

  • Primera parte, en la que el autor narra cómo se enteró de la historia de Maese Pérez, y como se decidió a escribirla.
  • Segunda parte, en que un feligresa de Sevilla dialoga con otra, y le informa que en la misa del gallo tocará maese Pérez. Este acude a la misa y poco después del recital fallece ante el estupor de la gente.
  • Tercera parte, ocurre un año después en el mismo lugar y fecha. La misma feligresa nos anuncia lo que acontecerá esa noche, ya que Maese Pérez no tocará porque murió en la noche anterior relatada tocando el órgano. Trasluce el inconformismo porque tocará un organista de San Bartolomé, pero tras ir este a realizar el concierto, al bajar se le nota impresionado, tal cual como estaban los presentes, pues la melodía sonó como tocada por el organista predecesor.
  • Cuarta parte, en la que dos años después de la muerte de Maese Pérez, la hija del organista ciego ha de tocar en la misma misa y dialoga con la feligresa ciertos sucesos extraños acaecidos en la iglesia. En esta parte se explica cómo es el anciano organista quien toca el instrumento después de muerto.



Romeo y Julieta

"Ha sido mi primera incursión en el mundo del cómic, un género que me gustado desde que tengo memoria de lector de cómics.

Al igual que me ocurrió con mi primera adaptación de una obra clásica (La vida es sueño), me acerqué a la tarea con curiosidad y con miedo. La primera, porque nunca había trabajado en el género. Lo segundo, por ese temor a tocar una obra consagrada.

Contar el proceso de cómo llegué al resultado final es posible que sea útil para un no iniciado (a mí me habría gustado que me orientasen en ese sentido, cuando comencé) pero resulta difícil hacerlo en pocas líneas. La primera dificultad estuvo en elegir cuál de las versiones de Romeo y Julieta adaptar, porque manejé tres y me sorprendieron las diferencias existentes entre unas y otras. Aunque parezca mentira, algo como esto me tranquilizó, pues comprobé que ¡todas las traducciones son, en definitiva, adaptaciones! Adquirí incluso una cuarta edición, bilingüe, con notas al pie…

Quería respetar desde el principio la idea de que se trataba de una obra de teatro, y deseaba transmitir esta idea a los lectores. De ahí la primera página, que abre el cómic, en la que los actores se presentan sobre el prólogo de Shakespeare. Y también me propuse seguir paso a paso las escenas del libro, con el objetivo de que todas, absolutamente todas, estuvieran representadas y en el mismo orden. Un tercer objetivo fue mantener en parte el lenguaje arcaico, literario, de la obra."

Ricardo Gómez


Fuente:
http://www.ricardogomez.com/mislibros/adaptaciones/ryj/



martes, 11 de agosto de 2020

Un Ciego en la Tormenta

 "Un Ciego en la Tormenta"
Marcelo Brignole


Fueron momentos difíciles para Nicanor Montes.
La lluvia comenzó cuando apenas había caminado dos cuadras luego de abandonar su casa. La sintió primero cayendo sobre su cabeza en forma de pequeñas gotas; pero poco rato más tarde era un aguacero constante que inundaba al mundo que lo circundaba. Fue entonces que el bastón blanco de Nicanor comenzó a martillar nervioso las baldosas y muchos de los intentos por encontrar algún sustento reconocible de la realidad, no fueron más que ramalazos furibundos que azotaron charcos y arroyos que corrían por la vereda en mal estado.

Nicanor Montes maldijo. En primer término y  sin miramientos a su mujer,  que lo había advertido antes de salir sobre la eminente lluvia. Para ella, que veía, el tiempo que transcurría dentro de la casa era digerible; pero para él, las horas eran insaciables: la radio lo hartaba, los libros en Braile ya habían sido leídos y la televisión le causaba indiferencia. Por eso no se había querido privar de su acostumbrada caminata del atardecer. Pero también maldijo el paso del tiempo o como estaba cambiando el mundo: hasta hacia unos años, podía olfatear antes que los perros, no solo la lluvia, sino la intensidad de la misma, si sería aguacero o llovizna, si sería con viento o tonta lluvia de verano. Entonces se preparaba para cada ocasión; pero últimamente, quizás por el calentamiento planetario o tal vez porque se estaba volviendo viejo, le resultaba imposible anticiparse, como si sus dotes de adivino del tiempo hubiesen sido atacadas por un virus informático, globalizado, que lo dejaba indefenso ante el clima,  un aspa de molino de viento.

En la vereda opuesta donde se encontraba Nicanor, empapado ya, blandiendo bastón blanco al aire mojado, se encontraba detrás de una ventana hogareña, Luciano, un tipo de veintitantos años. Había estado a punto de salir hacia una cita amorosa, cuando el inicio de la lluvia. Decidió dejar pasar el tiempo y esperar; no tenía apuro ni quería mojarse y como no tenía otra cosa que hacer, se puso a mirar a través de la ventana que daba a la calle. Y había visto la evolución del fenómeno, las primeras gotas que terminaron siendo la famosa y siempre mencionada cortina de agua. Observó sin melancolías, a gente correr a guarecerse o pasar lentamente la que andaba ya resignada a la mojadura pero sin detenerse. Vio a los autos cortar el torrente de agua por la calle, como si fueran barcazas atravesando ríos. Miró como se prendían mágicas las luces del alumbrado público y sintió sin previo aviso soledad, cuando ya nadie quedó en la calle, apenas allá prendidas las luces de los comercios, apenas allá los recuerdos, apenas allá Nicanor Montes solo y ciego en la lluvia.



viernes, 7 de agosto de 2020

Los Tres Cosmonautas


Había una vez la Tierra.
Y había una vez Marte.
Estaban muy lejos el uno de la otra, en medio del cielo, y alrededor había millones de planetas y de galaxias.
Los hombres que estaban sobre la Tierra querían llegar a Marte y a los otros planetas; ¡pero estaban tan lejos! 
De todos modos, se pusieron a trabajar. Primero lanzaron satélites que giraban alrededor de la Tierra durante dos días y volvían a bajar.
Después, lanzaron cohetes que daban algunas vueltas alrededor de la Tierra, pero, en vez de volver a bajar, al final escapaban de la atracción terrestre y partían hacia el espacio infinito.
Al principio, pusieron perros en los cohetes: pero los perros no sabían hablar y por la radio del cohete transmitían solo "guau, guau". Y los hombres no entendían qué habían visto y adónde habían llegado.
Por fin, encontraron hombres valientes que quisieron trabajar de astronautas.
El astronauta se llama así porque parte a explorar los astros que están en el espacio infinito, con los planetas, las galaxias y todo lo que hay alrededor.
Los astronautas partían sin saber si podían regresar. Querían conquistar las estrellas, de modo que un día todos pudieran viajar de un planeta a otro, porque la Tierra se había vuelto demasiado chica y los hombres eran cada día más.


miércoles, 5 de agosto de 2020

Umberto Eco

Umberto Eco (Alessandria, 5 de enero de 1932-Milán, 19 de febrero de 2016)​ fue un escritor, filósofo y profesor de universidad italiano, autor de numerosos ensayos sobre semiótica, estética, lingüística y filosofía, así como de varias novelas. El nombre de la rosa es la más conocida.

Nació el 5 de enero de 1932 en la ciudad de Alessandria, situada en el norte de Italia, en la región del Piamonte. Su padre, Giulio Eco, fue contable antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue llamado a servir en las fuerzas armadas. Durante la guerra Umberto y su madre, Giovanna Bisio, se mudaron a un pequeño poblado piamontés. Eco recibió educación salesiana.

Su padre tenía interés en que Umberto estudiara Derecho. Sin embargo, se doctoró en filosofía y letras en la Universidad de Turín en 1954, con un trabajo que publicó dos años más tarde con el título El problema estético en Santo Tomás de Aquino (1956).

Después de su doctorado, Eco trabajó como editor cultural para la RAI, la radiotelevisión italiana; y también comenzó a trabajar como profesor en las universidades de Turín y de Florencia antes de ejercer durante dos años en la de Milán (1956-1964). En este periodo entró en contacto con el grupo de artistas (pintores, músicos, escritores) denominado Gruppo 63, que influirían en su futura carrera de escritor.

lunes, 3 de agosto de 2020

Lux Lucidum


“La lucidez: martirio permanente, inimaginable proeza”.
Emil Cioran (Ese maldito yo)



"Lux Lucidum"
David Sánchez-Valverde Montero


   
   Y ahora que la tenía, tras tanto tiempo buscándola sin saberlo, ya no la quería a su lado. El periplo había comenzado, y él columbraba las estrellas a través del cristal de la cabina.
   Vamos allá, se dijo intentando darse ánimo. Su mano empujó suavemente el mando de ignición: el fragor de los motores aplacó por unos minutos su enloquecida cascada de pensamientos. Así, sin esperanza pero también sin tristeza, abandonó en la noche su planeta natal. El fragmento de Lux Lucidum palpitaba en la parte trasera de la nave, pero el eco luminoso alcanzaba sutilmente la cabina, impidiendo que el atribulado cosmonauta olvidara siquiera por una fracción de segundo el propósito de su odisea. La atmósfera del orbe en el que habían transcurrido sus días quedaba ya atrás, y el universo desplegaba su poder, lámina diáfana e implacable, cuna de estrellas y prodigios.

   No tardó mucho en orientarse y marcar en el panel de mando la primera fase de su itinerario. Ragmuth; solo era cuestión de tiempo que su icono apareciese en la pantalla frontal. Había partido de noche y no tardó en rendirse al sueño. El reflejo de su rostro dormido en el cristal contenía también la imagen de las estrellas de ahí afuera. Su mente en reposo y el cosmos se observaban, y una nebulosa lejana lo teñía todo de violeta. Una suave señal acústica reclamó su atención y lo despertó. El planeta asomó a simple vista por uno de los márgenes de la cabina, lejano todavía, un punto blanco, rutilante, ajeno a esa mirada que lo observaba desde el sombrío vientre de un artefacto galáctico. Conocía Ragmuth por las descripciones que de él se hacían en los libros de Geografía e Historia estelar. Los había estudiado en la Academia y su padre, piloto de Escuadra ya retirado, lo mencionaba a menudo en sus relatos cuando alguien quería escucharle. Definían a sus pobladores como una sociedad primitiva de estructura tribal, cazadores-recolectores y nómadas. Al parecer, no se consideraba a esa gente peligrosa a menos que sintieran miedo o amenaza.