lunes, 31 de mayo de 2021

El Circo

    Un hombre que por diferentes circunstancias lleva una vida solitaria, generalmente tiene manías rítmicas, costumbres arraigadas, puede ser un desordenado despreocupado o lo contrario, por ejemplo, cena y lava inmediatamente platos, sartenes, ollas o cacerolas. La cuestión que aquí nos compete se refiere a la segunda clase de individuos. Era entrada la noche, había cenado y fregaba en la bacha de la cocina los mínimos enseres que había utilizado para la pitanza y estaba pensando que leería un rato antes de acostarse, y después de pensar en eso dejó de pensar, para los que llevan vida ermitaña y apartada es grande el riesgo que se corre en caer en la locura, la misma voz que responde y pregunta, la misma voz que responde y pregunta. Mejor el silencio. En ese mutismo exterior e interior estaba el hombre y quizás por eso que el susto fue mayúsculo, intenso, taquicárdico, la quietud fue asaltada de improviso por el estrépito de la puerta de la calle derribada a golpes, gente subiendo las escaleras hasta el primer piso, murmullos, el malón se detiene bufando, impaciente, ante la puerta del departamento: allí estaban. Y como si los intrusos supieran de antemano que no les abriría, no se molestaron en tocar el timbre, sin preámbulos se aprestaron a la invasión, y él, que a esa altura del suceso inesperado y asombroso estaba parado en el comedor dudando entre ensayar resistencia o llamar a la policía, vio como la puerta se hinchaba debido a los embates de los visitantes quienes en un momento cantaron a la una, a las dos y a las tres, la unión hace a la fuerza y al fin la puerta fue arrancada del quicio y se estrelló contra la pared que la delimitaba.


viernes, 28 de mayo de 2021

Aceite de Perro

Aceite de Perro (Oil of Dog) es un relato de terror del escritor norteamericano Ambrose Bierce (1842-1914), publicado originalmente en la edición del 11 de octubre de 1890 del periódico Oakland Tribune, y luego reeditado en la antología de 1893: ¿Pueden existir estas cosas? (Can Such Things Be?).

Aceite de perro, uno de los grandes relatos de Ambrose Bierce, es también uno de los cuentos más perturbadores de su vasta producción literaria.

El relato narra la historia de un muchacho, Boffer Bing, cuya madre maneja una clínica clandestina para sacar del apuro a muchachas embarazadas y empobrecidas, y cuyo padre fabrica aceites medicinales hechos con la grasa de los perros de la zona.

En cierto momento, y casi por casualidad, Boffer Bing logra combinar los desagradables oficios de sus padres en uno de los actos más grotescos, macabros y abominables jamás registrados en el cuentos de terror.

En Aceite de perro, un extraordinario cuento de Ambrose Bierce, se combina maravillosamente el humor negro del autor, su sarcasmo, su cinismo desprovisto del pudor más elemental, los cuales evidencian una profunda y aguda mirada crítica sobre su tiempo.


martes, 25 de mayo de 2021

El Recluso

  Alan “el oso” Turley tiene dos atributos: un tamaño enorme y, contra todos los pronósticos, dado su aspecto, también posee un cerebro brillante. Estas cualidades le permitieron, a poco de ingresar, hacerse con el control del pabellón en donde fue alojado, en la temible cárcel de Sing Sing.

  Una mente sagaz y músculos disuasorios, sumado a las soluciones creativas que genera para poner paños fríos a los conflictos de los internados, le permiten ganarse el respeto  y la obediencia de la población carcelaria.

  Posee una celda exclusiva, pues a las autoridades les conviene un personaje de sus características, que mantenga el control de la situación y evite la violencia entre los reclusos. 

  Purga una condena de diez años, producto de haberse cruzado con alguien más inteligente e inescrupuloso que él. Su cambio de sino se produjo en el fatal instante en que coincidió con una rubia sensual y voluble, dueña de  un instinto voraz para el dinero. Juntos, cinco años atrás, supieron montar una operación para estafar a incautos inversores, enviándoles pronósticos de suba o baja del mercado de Valores y, a cambio de ello, recibían por correo dinero para invertir.

  Las direcciones de las potenciales víctimas, surgían de una base de datos que proveyó su socia, Dolly Spencer, que oportunamente escamoteaba a un corredor de bolsa con quien había trabajado. A la mitad de las personas que figuraban en dicho registro les informaban que el mercado accionario, en un plazo muy corto, subiría. A la mitad restante les brindaban la información contraria. De esta manera se aseguraban que el cincuenta por ciento de los contactados recibirían el vaticinio correcto. Con este sencillo método comenzaron a recibir dinero que por supuesto quedaba en su poder. Cuando algunos de los damnificados efectuaron la denuncia por fraude, no le costó demasiado al F.B.I. aprehenderlos.


sábado, 22 de mayo de 2021

Un Estudio en la Oscuridad

Un Estudio en la Oscuridad (A Study in Darkness) es un relato de terror del escritor norteamericano Carl Jacobi (1908-1997), publicado originalmente en la edición de octubre de 1939 de la revista Strange Stories como Engendro de la negrura (Spawn of Blackness), y luego reeditado por Arkham House en la antología de 1947: Revelaciones en negro (Revelations in Black).

Un estudio en la oscuridad, uno de los mejores cuentos de Carl Jacobi, relata la historia de Stephen Fay, un científico decido a probar las propiedades terapéuticas de los colores, quien es atacado brutalmente por una criatura convocada inadvertidamente en la oscuridad.

El asistente de LeFay —un italiano llamado Corelli— utiliza en secreto los dispositivos tecnológicos de su jefe para experimentar con el color negro. En definitiva, el color es esencialmente luz que se descompone y forma lo que percibimos como la banda del espectro, rojo y violeta en sus extremos. Un objeto azul, por ejemplo, se ve azul porque absorbe el rojo y el amarillo del espectro lumínico y devuelve el azul. En otras palabras, Corelli propone que el color de un objeto se produce por absorción (ver: Lo olfativo, lo visual, lo auditivo y lo táctil en el Horror Cósmico). Pero el negro es la ausencia de todo color, y para Corelli eso significa que el negro es la absorción de todo y el reflejo de nada. El negro lo toma todo y no deja escapar nada, sostiene. Por eso, a lo largo de los siglos siempre ha sido sinónimo de todo lo malo. Su teoría, entonces, propone que una habitación completamente pintada de negro, por ejemplo, es capaz de absorber todas las longitudes de onda de luz, y tal vez algo más, sus equivalentes psíquicos:

"Donde hay oscuridad, siempre hay miedo. Un niño grita cuando entra en una habitación oscura. Razonamos con el niño, le decimos que no hay nada allí. ¿No podríamos estar equivocados? ¿No podría la mente pura del niño sentir algo que nosotros no vemos ni entendemos?"

El experimento final de Corelli, su estudio en la oscuridad, consiste en absorber las propiedades de un objeto maldito, de culto, tallado en la noche de los tiempos, el cual representa a un ser extraño con forma de rata, y luego proyectarlo en el plano físico. Afortunadamente, la intervención del narrador, un médico llamado James Haxton, logra desactivar los planes de Corelli pero con un costo elevado (ver: La biología del Horror: ¿por qué nos asusta lo que nos asusta?)

Un estudio en la oscuridad de Carl Jacobi presenta esta enorme rata malévola que causa estragos en la casa de un científico, quien depende de la sagacidad de su amigo, el doctor Haxton, para resolver el misterio sobrenatural pero también su propósito secreto. En el estilo típicamente desarticulado de Carl Jacobi, las habilidades médicas Haxton son incidentales —apenas si administra un anestésico y realiza una sutura—, pero sus conocimientos científicos, o mejor dicho, su intuición, son la clave del relato.

Es un relato muy interesante, con poca caracterización, algunos clichés —como el italiano malévolo, pasional, despechado—, y un uso singular, cuando no intencionalmente falaz, de las teorías sobre la luz y el color aceptadas en 1939. Sin embargo, y a pesar de sus lugares comunes, Un estudio en la oscuridad también expresa lo mejor de Carl Jacobi.


Carl Richard Jacobi

Carl Richard Jacobi (10 de julio de 1908 - 25 de agosto de 1997) fue un periodista y autor estadounidense. Escribió historias cortas en los géneros de terror y fantasía para el mercado de revistas pulp , apareciendo en pulpas de lo extraño y misterioso como Thrilling , Ghost Stories , Startling Stories , Thrilling Wonder Stories y Strange Stories . También escribió historias sobre crímenes y aventuras que aparecieron en pulps como Thrilling Adventures , Complete Stories , Top-Notch , Short Stories , The Skipper , Doc Savage y Revista Dime Adventures . Jacobi también produjo algo de ciencia ficción , principalmente ópera espacial , publicada en revistas como Planet Stories . Fue uno de los últimos supervivientes de ficción pulp que contribuyó a la legendaria revista de terror estadounidense Weird Tales durante sus "días de gloria" (las décadas de 1920 y 1930). Sus historias se han traducido al francés, sueco, danés y holandés.

Jacobi nació en Minneapolis , Minnesota en 1904 y vivió allí durante toda su vida. Fue un soltero de toda la vida. Era un lector voraz, tragando a una edad temprana cantidades de Jules Verne , Edgar Allan Poe , HG Wells , así como las historias de aventuras de Frank Merriwell y Tom Swift . Jacobi fue siempre un escritor; en su escuela secundaria, ganó un buen dinero de bolsillo inventando sus propias 'novelas de diez centavos' (folletos de cuentos cortos) y vendiéndolas a sus compañeros de estudios a diez centavos la pieza.

miércoles, 19 de mayo de 2021

El Ser más Afortunado

Era el amor de mi vida, de eso no tengo ninguna duda. Lo supe desde que la vi la primera vez a pesar de no querer creerlo y de negarme con todas mis fuerzas a mí mismo que eso podía ser una realidad, que el hecho de desearla tanto no podía ni debía existir en mi cabeza ni, ahí justamente donde menos, en mi corazón. Pero, ¿cómo podía gustarme aquella…? ¡No! No sé ni siquiera cómo llamarla, porque me encantaría llamarla mujer, por supuesto, pero la realidad es que tan sólo era un esbozo, un frágil borrador – eso sí, el más bello y cautivador con el que me haya topado nunca- de lo que estaba por venir, del ser perfecto y adorable en que devendría. Como si de una proyección futura se tratara, mi mente se adelantaba varios años para ofrecerme una estampa ideal, y espero que real, de lo que estaba por venir. 

Puede que los demás vieran sólo una niña, un ser endeble con todo el futuro por delante todavía por desarrollar. Pero yo, quizá como privilegio único, veía más allá de eso; es decir, miraba a la niña que actualmente era pero veía otra cosa, la interpretación de aquella imagen era distinta a lo que mis ojos captaban. ¿Mujer?, ¿niña?, no lo veía con claridad, o puede que en el fondo no quisiera verlo. ¿Me estaban engañando mis propios sentidos? ¿Estaba distorsionando la realidad en mi conveniencia? De una manera u otra sentía que ella estaba hecha para mí, para construir un nosotros; intuía que por fin había encontrado eso que por mucho que intenten tildar de obsoleto y manido no deja de ser una verdad y es que todos tenemos una persona ideal que pulula por ahí, a la espera de completarnos y, por fin, ser uno.


domingo, 16 de mayo de 2021

Ylla

Crónicas Marcianas (en inglés: The Martian Chronicles) son una serie de relatos del escritor Ray Bradbury. Los relatos carecen de una línea argumental lineal fija, pero la referencia contextual y temporal es la misma en todos ellos: narra la llegada a Marte y la colonización del planeta por parte de los humanos.

Publicado en 1950, Crónicas marcianas (reconocido junto a Fahrenheit 451 como uno de los mejores libros de Bradbury) abunda en descripciones poéticas y melancólicas de Marte y los marcianos, y de la sociedad estadounidense en la época de Bradbury. Si bien el libro se titula Crónicas marcianas, en él se tratan temas perennes de toda la humanidad: la guerra y el impulso autodestructivo del hombre, el racismo, tanto hacia los marcianos (Fuera de temporada) como hacia otras personas (Un camino a través del aire), y la pequeñez del hombre ante la naturaleza y el universo (Vendrán lluvias suaves).

Como influencias en la estructura del libro, Bradbury ha mencionado a Winesburg, Ohio (de Sherwood Anderson) y a The Grapes of Wrath (de John Steinbeck)


Ylla

Publicada originalmente en Maclean's, el 1 de enero de 1950 bajo el título I'll Not Look for Wine. El siguiente capítulo ocurre en Marte. En él, Ylla K, una marciana atrapada en un matrimonio sin romance, sueña con la llegada de unos astronautas a los cuales habla a través de poderes telepáticos. Si bien su esposo, Yll K, pretende negar la realidad de esos sueños, se vuelve bastante celoso, pensando que su esposa tiene sentimientos románticos hacia uno de los astronautas (Nathaniel York, el capitán). Finalmente, el día que los sueños de Ylla señalaban como la fecha de aterrizaje, Yll evita que su esposa salga de su casa mientras él se excusa para salir armado diciendo irá de cacería. El relato acaba con Yll regresando de su paseo sin alguna presa y con Yllia comprendiendo silenciosamente que su celoso marido ha asesinado a la expedición apenas arribó al planeta Marte.


miércoles, 12 de mayo de 2021

Mare Nostrum

“La vida de la galera dela Dios a quien la quiera.” (Antonio de Guevara, 1480-1545)


             "Mare Nostrum"

David Sánchez-Valverde Montero


  Pequeñas gotas de lluvia me despiertan. Seguidamente todo regresa: el hedor de los cuerpos, el agua sucia que va y viene a nuestros pies, las llagas en la piel bajo las argollas de hierro que nos encadenan. No recuerdo en qué soñaba, pero estaba en un lugar que no era este. ¡Aaaaaaah…!, otra vez aquí. Al menos las náuseas de los primeros días se han ido, aunque hayan sido superadas por otros tormentos. Miro hacia el cielo. Las velas están desplegadas, bajo la belleza de un techo estrellado que parece reírse de nosotros. Delante, algo por encima en el extremo a popa, se adivinan algunas luces en la carroza, una especie de caseta para el timonel y los oficiales. Tras estos largos meses he ido conociendo algo de la jerga del mar, aunque sea por las órdenes que atraviesan el aire sobre nuestras cabezas y empujan a la marinería de un lado para otro. Por lo demás, solo pasos aislados hacen crujir la madera a estas horas. Si cesa de llover y no se me cala esta manta, tal vez consiga dormir un poco más, aquí mismo sobre la piel del barco, en el mismo lugar donde bogo, como la bazofia que nos dan y hago todo lo que vivir exige.

¡Cuatro años a galeras!, sentenciaron las leyes. 

El frutero que me acusó estaba tan borracho que pudo haber señalado a su santa madre. Los soldados a sus flancos le hacían preguntas y él se limitaba a asentir con mirada bovina:

¿Este es el hombre que le ha robado?

¿Afirma que además le atacó con saña golpeándolo con una estaca de madera?

Maldito seboso muerto de hambre… Doy fe de que yo pasaba una mala racha, que ni una moneda dormía en mis bolsillos y que algunas noches acabaron mal, pero no he robado a nadie; lo juro por Dios. En fin, escaseaban brazos para la Corona y yo estaba, como tantas otras veces, en el lugar equivocado. Cuatro años… No sabía bien lo que aquello significaba. En verdad, no creo que nadie pueda saberlo hasta que algo así le alcanza. Y de esta manera, tras poco tiempo en una celda inmunda, dio comienzo la verdadera condena. Yo, que no sé ni nadar, que todo lo que sabía de mar eran cuatro frases mal hechas.


sábado, 8 de mayo de 2021

Nido de Avispas

El género policial de nuestra época en la literatura es totalmente diferente a la de hace mucho años, donde las investigaciones se llevaban a cabo a base de intuición considerando teorías pseudocientíficas, actualmente el género policial es más como las series televisivas, tecnología, cámaras de vigilancia, laboratorios, internet, por lo que lo que detectives como Hércules Poirot en la literatura contemporánea pueden no convencer al lector más habituado al crimen, es decir, podría parecer un poco risible que el detective siempre este en el momento preciso, hablando en términos de historias escritas no funcionarían muy bien sus métodos triviales, aunque se han llevado a la pantalla grande estas historias, al ser leídas es totalmente diferente, quizá funcione más con lectores jóvenes, ya que a la larga uno se hace probablemente más riguroso; reconozco que al leer este texto me he puesto a meditar sobre como un texto puede mantenerse vigente o simplemente parecer absurdo y ridículo por el simple hecho de estar sustentado en la época en que se escribe, a veces creo que la ficción nos rebasa, de alguna manera hemos perdido cierta credulidad…

Centrándonos más en el relato, “Nido de Avispas”, fiel a su estilo inconfundible la dama del género policial, Agatha Christie se distingue por su perspicacia sobre todo en sus novelas al dibujarnos tan agudamente el contexto, diálogos y los personajes, por lo que al estar frente a un relato corto sentimos la ausencia de detalles al dar ese giro tan inesperado de la historia para sorprendernos como acostumbra, es decir, sus relatos son como leer el final de uno de sus libros pero sin todo el embrollo de las investigaciones, aunque no por eso se demerita, si bien es cierto que al reducir un caso del detective las coincidencias y la resolución resultan un poco gastados, también cabe destacar que logra su cometido y nos termina engañando.

Para alguien acostumbrado a los textos de la autora el relato termina siendo un tanto decepcionante y quizá tramposo, sin embargo, algo curioso en este texto es que oculta durante la trama datos importantes para el final consiguiendo así su giro imprevisto aunque algo rebuscado; otra novedad del relato es que el detective ha pasado de resolver un crimen a prevenirlo, realmente ahí reside el encanto, aportando así una nueva teoría para la época en que fue escrita, cualquier persona puede convertirse en asesino ya que la maldad no es algo estrictamente innato,  aunque hoy en día lo sabemos de sobra, por aquel entonces no se pensaba que un hombre por su alto nivel social fuera capaz de cometer un falta, un poco chocante pero así se pensaba.

En pocas palabras, está claro que las novelas están muy por encima de los relatos de la escritora, sin embargo este se gana un lugar por su matiz diferente respecto al crimen, aunque la historia peca de sencilla y demasiadas casualidades, es un texto que logra sumergimos en la intriga hasta retorcer el final.

¨Nido de Avispas¨ está en la recopilación “Primeros casos de Poirot”, compuesto por 18 relatos cortos en los que interviene el famoso detective publicado por primera vez en el diario The Daily Mail; es el único de los cuentos de Agatha Christie que fue adaptado para la televisión por la propia autora.


Fuente:

http://alegato.com.mx/2016/01/15/en-pocas-palabras-nido-de-avispas-agatha-christie/


martes, 4 de mayo de 2021

Lluvia

Llueve. Sí, por fin llueve en esta ciudad. Los días en que llueve me siento triste y alegre a la vez. Triste, no sé por qué; quizá sea porque la lluvia se asemeja al llanto. Y alegre, tampoco sé bien por qué; quizá porque el llanto significa desahogo. Es bueno y necesario llorar de vez en cuando, desahogarse; te ayuda a limpiar el alma.

En esta ciudad se llora poco. Quizá si se llorase más todo iría mejor. Todo aparecería más limpio y desahogado si el cielo nos regalase su llanto más a menudo. Tras los cristales, las gotas se deslizan rápidamente. Unas aplastan a las otras, echan carreras a ver cuál no es la última en llegar. Las gotas contra el cristal son la mejor comparación que he encontrado entre la ciudad y el hombre. Al igual que ellas, nosotros andamos corriendo todo el día de un lado para otro; nos aplastamos los unos a los otros. Y todo ello para llegar al final al mismo sitio. ¡Odio esta civilización! Y me entristezco con ella, al igual que me entristezco observando la lucha de las gotas en el cristal. ¡Qué estúpido! Si al final todos acabamos en el mismo sitio: desapareciendo en el interior de la tierra. ¿Qué fuerza es la que nos hace competir para luego caer?

En fin, aquí estoy, solo en este tren, a punto de marcharme, de alejarme de todo este infierno. He decidido irme para no volver, nunca más. ¿Adónde voy? No lo sé. Me voy y se acabó. ¡Qué importa dónde vaya! El caso es largarse de esta jodida ciudad. La lluvia empieza a apretar. Creo que el cielo está dramáticamente triste. Acaba de sonar un trueno y el cacharro este se decide a rodar. ¡Uff!, al fin me largo. Atrás dejo un montón de cosas: mi casa, mi perro, mi familia... ¡Y una mierda! Atrás no dejo nada. Y no dejo nada porque no tengo nada. Podría—y de hecho puedo, es lo que estoy haciendo— esfumarme, morirme, que nadie me echaría en falta. No tengo nada. No he perdido nada. Y nada tengo que perder. Creo que hago bien en irme. Recuerdo cuando estaba durante todo el día buscando la sonrisa de la gente, la amistad, el amor… Me pasé así un montón de años, y al final aquí estoy: solo; sentado en un tren que no sé adónde va, y viendo golpear la lluvia tras los cristales. Eso del amor es una chorrada. Creo que es más productivo el odio. Cuanto más odies, más se van a acordar de ti. Así que ahora lo odio todo, odio lo más que se puede odiar, lo odio odiosamente, endiabladamente. Odio a los niños, a los

ancianos, a los enfermos, a los discapacitados, a los guardacoches, a los policías, a los bomberos, a las empleadas de los almacenes, a los perros, a los gatos, a los elefantes, a las hormigas... ¡Todo es odioso! ¡Todo es una mierda! Toda la vida me la he pasado con la sonrisa en los labios; engañándome, mintiéndole a mi auténtico yo, escapando del propio dolor para ahuyentarlo con un falso sentido de la esperanza. Pero el dolor siempre me ha ganado la partida. Este tren es mi última baza. 

La lluvia continúa golpeando tras los cristales. Tengo frío. De repente mi cuerpo se estremece en un súbito cambio de temperatura. No sé por qué siento este frío, la temperatura en el interior de este cacharro es templada. Parece un frío febril. Estoy tiritando. Tengo el cuerpo cortado, roto. Ya no veo el exterior, no puedo ver nada. El cristal está empañado y la lluvia afuera es intensa.

Dicen que no siempre llueve eternamente, que cuando menos lo esperas sale el sol. Las luces del interior se han apagado. Éste parece un tren viejo, aunque sigue rodando. 

Quizá me baje en la próxima estación. Quizá no quiera bajarme. De cualquier manera, espero que cuando baje todo sea diferente; ésta es la última esperanza que me queda y la que da sentido a este viaje, a esta fuga. Ahora preferiría morir. Aunque quizá sea mejor dormir. Quizá haya paz al final de este trayecto. Mañana será otro día. Ya se verá.


Manu Rodríguez

https://www.manurodriguez.com/
https://www.spanishrockshot.com/

"Lluvia" es un relato escrito por el autor Manu Rodríguez y publicado en 2015 en su recopilatorio "Doce historias y un secreto".




sábado, 1 de mayo de 2021

Los Desterrados de Poker Flat

Los Desterrados de Poker Flat es un relato que narra los últimos días del tahúr John Oakhurst, expulsado del poblado minero de Poker Flat a causa de su condición de jugador de ventaja (y tras haber desplumado a más de un incauto ciudadano), en compañía de dos prostitutas, la joven llamada la “Duquesa” y la ya caduca Mama Shipton, y un ladrón de canales y borracho empedernido conocido como Tío Billy. Emprenden viaje a uña de caballería para cruzar una agreste sierra en dirección a Sandy Bar, otro poblado minero que aún no ha experimentado el arrebato moralizante de Poker Flat, en pleno invierno. Los viajeros encuentran en el camino al joven Tom Simpson, que sigue la ruta inversa, huyendo de Sandy Bar con su enamorada Piney Woods, casi una niña. Han de hacer noche en lo alto de la sierra, y al amanecer del día siguiente Oakhurst descubre que el pérfido Tío Billy se ha fugado robando los caballos y mulas en que se desplazaban. El jugador analiza fríamente la situación: su única posibilidad de salvación reside en enviar al joven Simpson en busca de ayuda a Poker Flat, mientras las “damas” permanecen en la cabaña donde se han refugiado racionando los pocos alimentos que tienen en su poder. Para posibilitar la salvación de las tres mujeres, Oakhurst sacrificará su propia vida con un estoicismo conmovedor, asumiendo con elegancia que ha pillado una “mala racha” y no hay más remedio que “entregar las fichas”.

Los desterrados de Poker Flat es un relato formidable, a la altura del mismísimo Bola de sebo, y Francis Bret Harte un escritor magnífico, al que las modas absurdas han condenado al olvido. En España su obra fue publicada en la colección Austral en 1950, es decir, hace casi sesenta años, descatalogada y postergada. Yo le descubrí en una edición de la magnífica colección de bolsillo de la editorial Magisterio, y cuando supe que su obra estaba traducida en la colección Austral promoví su relanzamiento en otra colección –lamentablemente ya desaparecida– de la editorial Espasa Calpe: Espasa Relecturas. Nuevamente fue ignorado por la crítica y el público, pero yo me siento orgulloso de ese intento de rescatar a un autor digno de ser apreciado y disfrutado por los buenos lectores.


Fuente:

http://ejerciciodelainteligencia.blogspot.com/2011/03/francis-bret-harte-los-expulsados-de.html



Francis Bret Harte

Francis Bret Harte (25 de agosto de 1836–6 de mayo de 1902) fue un escritor estadounidense, famoso como poeta y sobre todo por sus crónicas y relatos sobre la vida del pionero en California, perteneciente al Realismo.

Harte nació en Albany (Nueva York) y perdió a su padre siendo aún muy joven, por lo que tuvo que ponerse a trabajar a los quince años; se mudó a California con su madre en 1853, trabajando como mensajero, minero, tipógrafo, maestro de escuela y periodista. En este último oficio conoció a Mark Twain, quien terminó distanciándose de él a causa de su carácter de sablista, mal pagador y maltratador de su mujer. Fue un colaborador regular del Golden Era y, a partir de 1868, director de la importante revista Overland Monthly, en cuyas páginas aparecieron los relatos cortos de Bocetos californianos. Un poema humorístico "The Heathen Chinne" (El chino pagano), lo hizo famoso desde el Pacífico al Atlántico. En 1878, a pedido suyo, fue nombrado cónsul en la ciudad de Crefeld, en Prusia, y luego en Glasgow. Sus últimos años los pasó en Londres disfrutando de la amistad de Charles Dickens; murió en Surrey a los sesenta y tres años.

Con fama de borrachín y bohemio, y, como ya se ha dicho, de sablista y mal pagador, sus primeros trabajos literarios aparecieron en la revista The Californian. Dirigió el Overland Monthly. Se hizo famoso con un poemario, The lost Galleon, hoy olvidado, pero su fama perdura a través de sus cuentos en prosa, en los cuales forjó, parodiando el estilo y la visión del mundo solemne y mendaz de James Fenimore Cooper, la iconografía del "Lejano Oeste" o Far West y del Destino manifiesto: el ganadero, las diligencias, los bandidos, los pueblos mineros, los saloones atestados, los tahúres, los ganaderos y vaqueros, los sheriffs, las chicas, los pioneros, los indios... Sus relatos costumbristas sobre el "Lejano Oeste" harían luego fortuna en el cine y su estilo irónico e impresionista prefiguró la prosa americana posterior. Puede inscribirse en un cierto realismo costumbrista con ciertas dosis de Romanticismo.