lunes, 30 de agosto de 2021

Sin Trampa ni Cartoon

Hoy es mi cumpleaños, dicen. He soplado una vela en una tartaleta apta para diabéticos que sirven en esas ocasiones. Voces desentonadas y rotas, como ánforas de excavación arqueológica, han intentado un "cumpleaños feliz" que no ha llegado a culminar. Eso ha sido tras el puré y las albóndigas, todo del mismo color y sabor, propuestas nada sorprendentes del menú de hoy, como todos los miércoles. 

Después las cuidadoras han ido recogiéndonos para reposar en las habitaciones o salir un rato al jardín, en espera de la hora de visita. A mi me da igual, no espero a nadie. Me iré a dormir. 

Al pasar por el vestíbulo, de camino a la galería de habitaciones, me he parado en el espejo de la consola. He querido comprobar que los dientes no tienen ningún residuo, y que mi pelo está bien peinado. Tiendo a pasarme la mano una y otra vez por el cabello, aún ensortijado pero blanco y raído, como las mantas de mi cama. 

Ya nada queda. Nada de mi pelo corto a lo Bob cut, con algún caracolillo agraciando mi frente despejada. Dos líneas onduladas se dibujan ahora en lugar de mis labios rojos y carnosos, maquillados profusamente cada vez que salía a escena. Mis piernas, que ahora arrastro con unos pies calzados con unas zapatillas de paño, eran torneadas entonces y sabían llevar unas medias de nylon negro con costuras impecables, rectas como la moral que sobrevino pocos años más tarde. Un lunar en mi mejilla, 
resaltado con lápiz negro. Unas cejas arqueadas y perfiladas, muy finas. Esos vestidos cortos que realzaban mis curvas y que volvían locos a mi amantes y sobre todo a mi creador y mecenas. Ese cuerpo, ese, es ahora una masa amorfa, un cilindro contenido en batas de poliéster, de colores tristes, propios de los días de la Gran Depresión. Siento que me estoy desdibujando. 


Tillie Olsen

Tillie Lerner Olsen (Wahoo, 14 de enero de 1912 - Oakland, 1 de enero de 2007)​ fue una escritora estadounidense, destacada por ser una de las primeras feministas y por haber dado voz a la clase obrera americana.

Tillie Olsen, de familia de inmigrantes rusos, nació el 14 de enero de 1912. Sus padres, Samuel e Ida, eran activistas políticos en la revolución de 1905 y se vieron obligados a huir a Estados Unidos cuando su padre escapó de la prisión. Allí, se inscriben en el partido socialista, donde su padre será secretario durante un tiempo.

Tillie era la segunda de seis hermanos, todos recibieron una educación política. En 1927, Tillie tuvo que dejar los estudios para empezar a trabajar y, en 1930, se inscribe en el Partido Comunista. A mediados de los años 30, se asocia a la Young Communist League y encuentra trabajo en la redacción del New Masses y del Daily Worker. Fue detenida en 1932 y 1934 por participar en manifestaciones junto a sindicalistas y repartir panfletos. En los años 60, tuvo la oportunidad de trabajar como escritora en varias universidades americanas, como el Amherst College, la universidad de Stanford, el MIT y el Kenyon College.

A lo largo de su vida, recibió numerosos premios literarios y seis laurea honoris causa, y las becas National Endowment for the Arts y Guggenheim.​ También recibió el Rea Award for the Short Story en 1994.

Murió el 1 de enero de 2007.

Tillie Olsen comenzó una novela con solo 19 años, donde trataba los retos de las circunstancias sociales y políticas de su tiempo y los de su propia vida. En 1934 se publicó el primer capítulo, en The Partisan Review, lo que le valió el interés de la editorial Random House. Dejó el libro de lado para dedicarse al trabajo, sus hijos y el cuidado de su casa, aunque fue publicado, inacabado, en 1974 con el título de Yonnondio: From the Thirties.

Su primer libro publicado fue Tell me a Riddle, en 1961. Era una colección de cuatro historias cortas, unidas entre sí por los personajes de una familia. La obra fue galardonada con el premio O. Henry Prize en el mismo año.

Aunque Tillie Olsen publicó pocos libros, su obra fue muy influyente por el tratamiento de las vidas de las mujeres y la pobreza. Su trabajo recibió un gran reconocimiento por su actividad social y política. La influencia de Olsen en la ficción feminista americana ha sido a veces traducido en una interpretación simplista de su trabajo.


viernes, 27 de agosto de 2021

Un Destripador de Antaño

En la aldea gallega de Tornelos vive Minia, una adolescente huérfana que reside en un molino junto a sus tíos, Juan Ramón y Pepona, y sus primos, Melia y Andrés.

Con el negocio en decadencia, Pepona se dirige hacia Compostela para pedir un perdón de renta al señor del lugar. En el camino se encuentra con su amiga Jacoba, quien viaja para que un boticario, Don Custodio, cure a su marido con un ungüento hecho con untos de moza con el que, parece ser, hace mucho dinero.

Es la historia de un rumor, de una leyenda que se genera en torno a los ingredientes que emplea un boticario para elaborar sus medicinas. Más allá del relato tremendista, el interés de esta historia consiste en que su autora consiguió hilvanar un argumento a partir de tipos, motivos y elementos provenientes de la literatura tradicional. Serán esos elementos los que se analizarán en el presente artículo, que se encamina, además de al estudio de un relato de Pardo Bazán, al análisis intertextual entre el cuento y otros géneros de la tradición oral.

La gran escritora Emilia Pardo Bazán escribió este cuento largo en el año 1890, aparecido por primera vez en la publicación “La España Moderna”.

Tras una introducción con citas a Ernst Theodor Amadeus Hoffman y a Victor Hugo vía Quasimodo, la autora gallega nos invita a ser valientes y a penetrar en “la zona de la sombra del alma”.

El relato, ambientado en los inicios del siglo XIX, destaca, además de por la maestría narrativa y léxica de Pardo Bazán (probablemente la mejor narradora femenina en español de la historia), por la atmósfera de horror gótico en un ambiente rural gallego muy bien definido en aspectos de paisaje, conducta, costumbres…

La protagonista es una especie de Cenicienta convertida en mártir de la ignorancia y la maldad en un vínculo entre religión y superstición.

La escritura de Emilia es maravillosa, fluida a pesar del énfasis en el detalle, de las minuciosas descripciones.

Su realismo, aquí con la referida atmósfera gótica y con base de leyenda, posee trazos de ironía y lírica de influencia cervantina con creación de personajes singulares, con cuerpo.

El relato parece tener como fin el peligro de la superstición y la ignorancia propagado por el imaginario colectivo, convirtiendo en crimen un chisme, una difamación, una mentira… la estupidez como instrumento de tragedia.


lunes, 23 de agosto de 2021

Un Tipo Peculiar

(A Santos Gómez. Padre, amigo, maestro. In memoriam).

Miguel Gómez


      «Un cigarrito, y subo», se dijo Fabián, recién regurgitado de las entrañas del hospital.

      Se fumó tres,  encendiendo cada uno con la brasa del anterior.

      Según pisaba la colilla del último sobre la gravilla del suelo, todavía rebuscó dentro de la cajetilla aplastada de su bolsillo, a la desesperada, por si se le había escapado alguno. Calculó que tenía que estar vacía, y vacía la encontró. Recogió las colillas del suelo, y las metió en la cajetilla. Fueron a parar a una  papelera al lado del banco que ocupaba. No tuvo que levantarse para alcanzarla.

      Tendría que subir ya. Con los cigarrillos se le habían acabado las excusas para seguir ahí sentado. Su padre descansaba en una habitación de la cuarta planta tras una yincana de pruebas, de acá para allá, por todo el hospital, durante toda la noche. Un vial de lorazepam, sumado al cansancio de la excitación nerviosa pasada, lo habían puesto fuera de la circulación por unas horas.

      A medida que la noche avanzaba y la camilla de su padre era transportada por las entrañas del recinto, los diagnósticos que Fabián recibía acerca de lo que pasaba no dejaban de empeorar. Desde la primera hipótesis, una bronquitis mal curada, se había llegado a un cáncer de pulmón, cuya gravedad definitiva estaba por determinar, pero que tenía un mal pronóstico.


jueves, 19 de agosto de 2021

La Casa de los Deseos

La Casa de los Deseos (The Wish House) es un relato fantástico del escritor británico Rudyard Kipling (1865-1936), publicado originalmente en la edición de octubre de 1924 de la revista MacLean’s Magazine, y luego reeditado en la antología de 1926: Débitos y créditos (Debits and Credits).

La Casa de los Deseos, quizás uno de los cuentos de Rudyard Kipling menos conocidos, narra la historia de dos mujeres —en el oscuro dialecto de Sussex— y una casa con propiedades asombrosas. Según dicen, la casa es capaz de cumplir cualquier deseo, no importa cuán improbable éste pueda ser. Sin embargo, cambiar el destino implica también cambiar el recorrido que nos lleva hasta él, de modo tal que incluso el deseo menos egoísta, como evitarle un gran dolor a un ser querido, puede hacer que este recaiga sobre nosotros. Aceptarlo o no ya no es una cuestión de deseo, sino de voluntad.

Kipling en muchos de sus cuentos abordó lo sobrenatural, que siempre se revela gradualmente, a diferencia de los cuentos de Poe. En La Casa de los Deseos una mujer refiere a otra mujer una historia mágica y dolorosa; ambas son demasiado humildes para el asombro; aceptan lo increíble con la misma resignación con que aceptan los hechos cotidianos.


martes, 17 de agosto de 2021

If

 

«Si... » (originalmente "If—") es un poema escrito en 1895 por el autor inglés Rudyard Kipling que conforma las reglas del comportamiento británico. Está escrito en un tono paternal, como un consejo para el hijo del autor, John.​ «Si...» es un ejemplo literario del estoicismo de la época victoriana.

Fue publicado por primera vez en el «Brother Square Toes», capítulo de Rewards and Fairies, colección de poemas y relatos de Kipling de 1910. Como también ocurriera con Invictus, obra de William Ernest Henley, se trata de una memorable evocación del estoicismo de la era victoriana. Su reconocimiento internacional queda patente por el gran número de versiones y parodias que ha inspirado, así como por la amplia popularidad que todavía hoy tiene especialmente entre los británicos (tal es así que fue votado el poema favorito de los británicos en una encuesta organizada por la BBC en 1995). Uno de sus versos, «If you can meet with Triumph and Disaster and treat those two impostors just the same» («Si te encuentras con el Triunfo y la Derrota y a estos dos impostores los tratas de igual forma») está escrito en la pared de la entrada de jugadores de la pista central del torneo británico de tenis de Wimbledon. El poema completo fue leído por Roger Federer y Rafael Nadal para un vídeo promocional de la final masculina de Wimbledon de 2008.

Según el propio Kipling en su autobiografía Something of Myself, publicada póstumamente en 1937, el poema fue inspirado por el Dr. Leander Starr Jameson, quien en 1895 lideró una incursión de las fuerzas británicas contra los Bóeres en Sudáfrica, que por ello fue llamada la «Incursión de Jameson».3​ Este evento incrementó las tensiones que finalmente desembocaron en la Segunda Guerra Anglo-Bóer. La prensa británica, sin embargo, retrató a Jameson como un héroe en medio del desastre.

«Si...» ha sido traducido a numerosos idiomas. Es digno de destacar la traducción al idioma birmano, la lengua hablada en la ciudad en la que se desarrollaba otra obra maestra de Kipling, «Mandalay». Fue traducido por la ganadora del Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi. Otro ganador del Premio Nobel, el yugoslavo Ivo Andrić, también tradujo dicho poema a su lengua madre.


sábado, 14 de agosto de 2021

La Recepcionista

4.623 “le acompaño en el sentimiento”. 3.233 “siento mucho su pérdida”. 2.025 “vamos a echarle de menos”, 1.902 “era una gran persona” y un gran puñado de “comparto su dolor”. 

He aquí la receta exacta de la muerte. Concretamente de la mía. Miro atrás y ahora veo claramente quienes han sido mis asesinas silenciosas, las auténticas responsables de mi muerte en vida. Me resulta curioso a la vez que terrorífico cómo éstas aparentemente inocentes cinco frases, repetidas día a día, pudieron volverme una especie de zombi. Palabras, no eran más que palabras. ¡Y pensar que seguimos creyendo en su inocencia, tal vez por intangibles, por etéreas, cuando en verdad su peligrosidad es mucho mayor que un cuchillo bien afilado o el polonio 210! Cierto es que eran palabras de consuelo, simple apoyo emocional que no ha dejado de salir a borbotones de mi boca durante los últimos veinte años que llevo trabajando aquí. Día tras día, familia rota a familia rota, he estado acompañando los sentimientos de todos los que me rodeaban sin ni siquiera conocerlos. Y no, no hablamos aquí de sentimientos agradables, de los que contagian felicidad y alegría, sino los más incómodos y taciturnos que emanan de la siempre durísima despedida a un ser querido. 

Y es que, pensándolo bien, quizá la responsable de todo esto haya sido yo misma. Dicen que ya desde niña fui siempre demasiado responsable. Que en los días amables de colegio, la caligrafía se convirtió en todo mi mundo, que no dejaba de practicar cada minuto que encontraba para conseguir una letra impecable. Asimismo parece que enfrentaba todas las demás tareas con las que me tocó lidiar a la vez que crecía, ya que éstas siempre te imitan, creciendo cuando tú lo haces y decreciendo cuando empiezas a menguar. Sé bien de lo que hablo.  


martes, 10 de agosto de 2021

Batard

Bâtard (Bâtard) es un relato fantástico del escritor norteamericano Jack London, publicado en 1902 bajo el título: Diablo, un perro (Diable, a dog), y reeditado en 1904 para la revista The Cosmopolitan, donde adquirió su forma definitiva.

Bâtard -significa Bastardo en francés- narra la historia de Black Leclère y Bâtard, dos demonios encarnados en un hombre y en un híbrido perro-lobo, quienes se odian intensamente, aunque, en apariencia, mantienen la típica relación entre hombre y perro.

Muchas colecciones de cuentos ubican a Bâtard como un relato de hombres lobo, lo cual no es del todo preciso. Bâtard es un híbrido hijo de un lobo y una husky, aunque posee todas las cualidades nefastas de los licántropos, ya que su espíritu proviene del mismísimo averno.

Black Leclere evita las oportunidades de vender a su perro infernal, porque sospecha que éste lo asesinará. Por el otro, Bâtard se rehúsa a escapar de su amo. En el fondo sabe que la ocasión de cebarse en su sangre está cerca. Como decíamos, Bâtard significa Bastardo en francés. También suele utilizarse para referirse al diablo en su formato canino.



viernes, 6 de agosto de 2021

El Miedo

El cuento titulado “El miedo” se publicó por primera vez el 27 de enero de 1902 en el periódico El Imparcial. Valle-Inclán lo incluyó, apenas sin variantes, en todas las ediciones de los Jardines (Jardín umbrío y Jardín novelesco) hasta la última de 1920. Además fue pródigamente reproducido en numerosos periódicos y revistas de la época. Si contamos la inclusión del cuento en Flores de almendro, una cuidada e importante recopilación de todas las novelas cortas y los cuentos publicados en libro, realizada por Juan B. Bergua en 1936, dos meses después de la muerte de don Ramón, pero que había merecido su visto bueno, “El miedo” fue editado veinte veces en vida de Valle-Inclán.La mayoría de los cuentos de Jardin umbrío se presentan en una forma narrativa que participa de los rasgos estructurales de lo que conoce como Memorias: relatos con presencia del narrador, escritos en primera persona, aunque esto no signifique que sea una persona pura, es decir el propio autor, puesto que eseyo es tan inventado como cualquier otro personaje de ficción. Es este el tipo más corriente de narración, la narración a posteriori, es decir, relatos que miran el pasado a partir del presente. Esto sucede en “El miedo”: la narración de un suceso pasado contada en primera persona por un yo ficticio desde una larga distancia temporal y espacial. Cuando el que narra es el propio protagonista de la fábula, como en el cuento que nos ocupa, nos encontramos con lo que en narratología se conoce como un relato autodiegético. Y hay que resaltar que en nuestro caso la participación del protagonista es continua y fundamental en el relato y que todo el suceso se focaliza únicamente a través de sus ojos.

La acción se desarrolla según el esquema clásico de presentación, nudo y desenlace. La presentación o introducción, muy breve, ocupa la mitad del primer párrafo, y es una declaración del anciano yo narrador-protagonista previa a los hechos que se van a narrar. El nudo, la parte central y la mas extensa, cuenta el incidente que provoca el pánico al protagonista, origen del título del cuento, durante su vigilia en la capilla del pazo solariego. En la página y media final, sobreviene el desenlace: el conflicto se resuelve drásticamente protagonizado por la figura, llena de empaque y autoridad, del Prior de Brandeso. Una breve conclusión pone término final al cuento; se trata de la reflexión moral del narrador-protagonista con una referencia a la muerte que enlaza con la introducción y configura el carácter circular o cerrado del relato.

Destaca en “El miedo” la cuidadosa y morosa presentación de la escenografía en la que se va a desarrollar la acción: la capilla del pazo de Brandeso, con el retablo, el sepulcro y la lámpara, descritos con prosa recamada en un juego de luces y colores, de joyeles, de túnicas bordadas de oro, de áureos racimos muy al gusto decorativista parnasiano y que se contraponen a las sombras ambientales del recinto. Las sensaciones auditivas y visuales cobran singular relieve, especialmente aquellas que van a servir para conseguir una atmósfera de misterio, tétrica y sobrecogedora en aquel ambiente húmedo y crepuscular de la capilla tenebrosa y resonante, apenas iluminada por la luz de la lámpara (elemento varias veces recurrente), los rezos que resonaban hondos y tristes, los murmullos, los suspiros, el viento que mecía la cortina de un alto ventanal, la luz de la luna pálida y sobrenatural…

Esta ambientación crepuscular es una preparación previa, magistral y cuidadosamente elaborada y recreada, para sumergir al lector en un escenario propicio a la aparición de fenómenos inexplicables en el desarrollo y posterior desenlace de los acontecimientos; ambientación que se rompe hacia la mitad del cuento, en el instante preciso en que suenan los gritos de las niñas en la capilla y el protagonista se despierta sobresaltado.

Tres son los personajes del relato. El protagonista, futuro granadero del rey, es muy joven -apenas le apuntaba el bozo- y aparece parco en palabras, sumiso y obediente, inexperto, inseguro, temeroso y cobarde. Como ya hemos indicado es, al mismo tiempo, el narrador de la historia que, desde la vejez, refiere un suceso que se le ha quedado indeleblemente grabado. Aquel hecho y las rotundas palabras finales del Prior, siempre presentes, le sirvieron para nunca más sentir miedo y sonreír a la muerte como a una mujer en su larga y valerosa vida de militar.

La madre del protagonista, la señora del pazo, es apenas sugerida mediante breves pinceladas más narrativas que descriptivas, pero que manifiestan una personalidad fuerte y segura que, sin la presencia del marido supuestamente difunto, dirige y decide el futuro de su hijo, organiza su confesión, se muestra muy piadosa y, en definitiva, desencadena los hechos que provocan el terror del protagonista. Las niñas son personajes desdibujados con una función simplemente decorativa -como las rosas que han recogido en el jardín para adornar el altar- con sus vestidos albos, sus sombras blancas, sus cabelleras sueltas. En el momento crucial del relato estos personajes, la madre y las niñas, desaparecerán de la escena para dejar solo al joven protagonista, sobrecogido por el horror y el miedo.

El tercer personaje es el Prior de Brandeso, una especie de monje-soldado en el que, frente a la cobardía y el miedo del futuro granadero, se evidencian la autoridad y el poder del mundo eclesiástico y la impasibilidad y firmeza del militar ante una situación terrorífica -había sido Granadero del Rey en sus años juveniles. Uno de los aciertos del cuento es la magistral irrupción del Prior, su presentación y su actuación. Impresiona la figura segura y llena de empaque, rodeado de sus lebreles; con el vuelo de sus hábitos talares blancos. La voz grave y solemne, los gestos decididos e intransigentes, dinamizan la acción y la precipitan rápidamente hasta el obligado enfrentamiento del joven protagonista con la pavorosa situación. La reacción de este y las palabras tajantes del inflexible clérigo ponen punto final a la escena. Se trata, pues, de una figura poderosa que llena con toda su fuerza la escena y la dota de un dinamismo que contrasta con la situación anterior más estática El componente dialógico, la rapidez de la acción y la tensión explican el tono fuertemente dramático de esta última parte de “El miedo”.

El cuento “El miedo” participa de la voluntad de estilo característica de cualquier obra literaria de Valle-Inclán. Hay, por lo tanto, un cuidado estilístico que se percibe desde el comienzo hasta el punto final, pero no se aprecia, tanto como en otras obras de esta primera etapa, la preeminencia formal sobre la fábula contada. Prima aquí la historia en sí, y el estilo únicamente pretende potenciarla, estar al servicio de ella. La descripción de la capilla, -el lugar, el ambiente y el momento- está, como ya hemos indicado, literariamente muy cuidada, pero como una preparación de la escenografía para enmarcar en ella la situación dramática posterior, es decir, en función del desenlace del cuento, mucho más directo y efectivo.

En el conjunto de la narración predominan las frases cortas, y en el uso de las figuras retóricas se distinguen varios símiles o comparaciones (“labrado como joyel de reyes”; “que parece al mensajero de la muerte”; “albos como el lino de los paños litúrgicos”; “las estrellas se encendían y se apagaban como nuestras vidas”), alguna metáfora (“la luz de la lámpara…tenía el tímido aleteo de pájaro prisionero”), personificaciones (“la tarde agonizaba”; “una sombra que rezaba”) y el uso muy abundante del grupo binario de adjetivos (“la faz de la luna, pálida y sobrenatural…”; “Una voz grave y eclesiástica”; “La voz …trémula y asustada”; “Arrogante y erguido”; “El hueco, negro y frío”;. “Hueco y liviano son”; “árida y amarillenta calavera”). Curiosamente el uso del triple adjetivo, tan característico del estilo de Valle, en este cuento sólo se aprecia en tres ejemplos (“los lados del rostro iguales, tristes y nazarenas”; “La capilla era húmeda, tenebrosa, resonante”; “Los rezos resonaban…hondos tristes y augustos”).

“El miedo” es una narración que manifiesta las características propias de todo buen cuento literario: la concentración e intensidad, la tensión, la unidad de efecto de la que hablaba Poe y el contundente golpe final. Está considerado como uno de los mejores y más famosos cuentos de su autor y por esta razón ha sido incluido frecuentemente en las antologías de la obra de Valle-Inclán y en las principales selecciones de relatos españoles del siglo XX”.


Miguel Díez R. (mikdiez@gmail.com).

https://narrativabreve.com/2014/01/analisis-cuento-valle-inclan-miedo.html



Ramón María del Valle-Inclán

Ramón María Valle Peña (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866-Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), también conocido como Ramón del Valle-Inclán o Ramón María del Valle-Inclán, fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó parte de la corriente literaria denominada modernismo. Se le considera uno de los autores clave de la literatura española del siglo xx.

Novelista, poeta y autor dramático español, además de cuentista, ensayista y periodista. Destacó en todos los géneros que cultivó y fue un modernista de primera hora que satirizó amargamente la sociedad española de su época. Estudió Derecho en Santiago de Compostela, pero interrumpió sus estudios para viajar a México, donde trabajó de periodista en El Correo Español y El Universal. A su regreso a Madrid llevó una vida literaria, adoptando una imagen que parece encarnar algunos de sus personajes. Actor de sí mismo, profesó un auténtico culto a la literatura, por la que sacrificó todo, llevando una vida bohemia de la que corrieron muchas anécdotas. Perdió un brazo durante una pelea. En 1916 visitó el frente francés de la I Guerra Mundial, y en 1922 volvió a viajar a México.

Respecto a su nombre público y literario, Ramón del Valle-Inclán es el que aparece en la mayoría de las publicaciones de sus obras, así como en los nombramientos y ceses de los cargos administrativos institucionales que tuvo en su vida. El nombre «Ramón José Simón Valle Peña» solo aparece en los documentos de la partida de bautismo y del acta de matrimonio. Como Ramón del Valle de la Peña solo firma en las primeras colaboraciones que realiza en su tiempo de estudiante universitario en Santiago de Compostela para Café con gotas. Semanario satírico ilustrado. Con el nombre de Ramón María del Valle-Inclán se le encuentra en algunas ediciones de ciertas obras de su época modernista,​ así como en un texto igualmente de su época modernista, que responde a una particular «autobiografía».​ No solo él mismo toma a veces este nombre durante esta época literaria, sino que también Rubén Darío igualmente así le declama en la «Balada laudatoria que envía al Autor el Alto Poeta Rubén» (1912).​ Por otra parte, tanto en la firma ológrafa que aparece en todos sus textos manuscritos, como en el membrete del papel timbrado que utiliza, solo indica Valle-Inclán, a secas.

lunes, 2 de agosto de 2021

El Escarabajo de Oro

"El Escarabajo de Oro" es un cuento del escritor estadounidense Edgar Allan Poe. Fue traducido al castellano y publicado por primera vez en junio de 1843, en el Philadelphia Dollar Newspaper, después de que Poe ganase un concurso de relatos cortos convocado por el propio periódico, que además estaba premiado con 100 dólares. Su lenguaje es sencillo pero con muchas alusiones a obras de otros autores, a citas de autoridad, y un criptograma.

La aventura ocurre en el siglo XVIII, en la isla de Sullivan, Carolina del Sur. El narrador relata un suceso de la amistad que entabló con William Legrand (un hombre solitario), quien vivía en la isla con un ya liberado sirviente llamado Júpiter. En una de sus visitas a su amigo Legrand, el melancólico hombre le comentó que había encontrado un escarabajo que parecía de oro. Legrand dibujó el insecto en un pergamino y lo entregó a su amigo para que lo observara, pero su allegado solo atinó a decir que el dibujo parecía una calavera. Legrand, malhumorado, tomó el pergamino y lo examinó; finalmente guardó el pergamino en un cajón. Su amigo, al percatarse del estado de ánimo de Legrand, decidió marcharse.

Después, el amigo recibió la visita de Júpiter, el cual le comentó que su amo estaba enfermo porque se comportaba de una forma extraña; además, expresó que parecía obsesionado con el escarabajo de oro y que tal vez su comportamiento se relacionaba con la picadura de ese animal. Legrand envió con Júpiter una nota a su amigo, en donde le comentaba que no se sentía bien y que por favor le fuera pronto a ver.

Cuando regresaron a la cabaña de Legrand su amigo constató el alterado estado mental de aquel solitario, enseguida Legrand le mostró el escarabajo y le propuso que lo acompañara a una expedición que haría con Júpiter, a él le pareció absurda la idea pero de todas formas, lo acompañó. Después de dos horas de recorrido llegaron al lugar en el que deseaba estar Legrand (durante la caminata Legrand no ofreció explicación alguna, actitud que preocupaba cada vez más a su amigo) en aquel sitio pidió a Júpiter que trepara en un árbol llevando con él al escarabajo, Júpiter subió y encontró una calavera, Legrand le indicó que por el ojo izquierdo de la calavera dejara caer el escarabajo (Júpiter realizó lo ordenado) y excavaron ¡Por fin después de un rato encontraron unos esqueletos y un baúl que contenía un tesoro!.

Legrand le recordó que la noche en que él dibujó el escarabajo de oro en el pergamino y se lo enseñó, su amigo afirmó que parecía una calavera, Legrand observó de nuevo el pergamino y se percató de que la figura que su amigo miraba, era efectivamente una calavera, pero que él no la había dibujado… le cuenta que observó con detenimiento el pergamino, recordó que lo encontró en la playa cerca del escarabajo y lo utilizó para envolver al animal; analizó que en la época de los piratas utilizaban pergaminos y el símbolo empleado por estos era una calavera; por esta razón concluyó que el pergamino podía ser una guía para encontrar un tesoro escondido. También recordó que la imagen de la calavera apareció cuando su amigo acercó el pergamino al calor del fuego producido por la chimenea y se le ocurrió que si lo acercaba de nuevo al calor tal vez aparecerían más datos para aclarar el enigma; efectivamente así sucedió.

El pergamino reveló más información que analizó y descifró en poco tiempo. Para Legrand la explicación de los cadáveres en la fosa indica que el pirata (Kidd) dueño del tesoro, asesinó a sus cómplices para proteger el secreto de la ubicación del botín. Finalmente Legrand le confiesa a su amigo que la idea de dejar caer a través del ojo de la calavera el escarabajo, era una forma de castigarle por pensar que él estaba loco.

El mensaje decodificado y traducido es el siguiente:


"Un buen cristal en el hostal del obispo en la silla del diablo

cuarenta y un grados y trece minutos nororiente y por el norte tronco principal

séptima rama lado oriental disparar el ojo izquierdo de la cabeza de muerto

una línea de abeja del árbol a través del tiro quince metros fuera."


En el inicio, aparece un planteamiento: se narra la visita del narrador a Legrand, su relato del descubrimiento que ha realizado y cómo le pide ayuda al narrador mediante la carta de Júpiter. En el nudo trata sobre la empresa para encontrar un supuesto tesoro que ha encontrado William Legrand. En el desenlace, por su parte, se narra cómo encuentran ese tesoro y cómo Legrand revela al criado y a su amigo las pistas de la ubicación del tesoro, y a quién pertenecía.

El relato influyó a unos pocos escritores de misterio y aventuras. Entre ellos, a Robert Louis Stevenson en La isla del tesoro; Montague Rodhes James en El secreto del abad Thomas, Arthur Conan Doyle en El ritual de los Musgrave e Isaac Asimov en The key.