lunes, 30 de septiembre de 2019

William Wilson

"William Wilson" es un relato corto de Edgar Allan Poe, escrito en inglés. Su ambientación está inspirada en los años de formación de Poe fuera de Londres. El cuento sigue el tema del doppelgänger, pero en este caso, el "doble" del protagonista no juega un papel de malvado, sino que siempre aparece cuando el William narrador realiza una acción poco ética o malvada.

Se puede apreciar que la fecha de nacimiento de William Wilson y Edgar Allan Poe coinciden, aunque se diferencian en el año.

Fue publicado por vez primera por la revista Burton's Gentleman's Magazine en octubre de 1839, y más tarde apareció en la colección de Tales of the Grotesque and Arabesque.

La historia comienza con el narrador que se hace llamar William Wilson, denunciando su pasado derrochador, aunque éste no se siente culpable, pues entiende que ningún otro hombre ha sido tentado de igual manera antes. Narra la infancia y juventud de William en un colegio isabelino. Relata que allí conoció a otro chico con su mismo nombre, parecido a él y nacido el mismo día, el 19 de enero, fecha de cumpleaños del mismo autor. Compite con este muchacho, pero él le supera fácilmente, de manera que lo considera prueba de su auténtica superioridad. Este chico comienza a imitar la forma de vestir, la manera de andar e incluso la forma de hablar del protagonista (aunque tiene un defecto en el habla que solo le permite hablar susurrando), y llega un momento en que William descubre que éste tiene exactamente su misma cara. Al ver esto, William abandona inmediatamente la academia, sólo para descubrir que su doble se ha marchado el mismo día.

William con el tiempo estudia en Eton y Oxford, haciéndose cada vez más depravado y ganando enormes cantidades de dinero mediante engaños al jugar a las cartas con un pobre noble y la seducción de una mujer casada. En esta etapa aparece su doble de nuevo, con la cara siempre cubierta, susurrando unas pocas palabras que alertan a otros sobre el comportamiento de William. En el último de estos incidentes, en un baile en Roma, William arrastra a su doble a una antecámara y lo apuñala. Tras la acción de William, aparece un enorme espejo en el que éste ve el rostro del fallecido, momento en el que el narrador siente que está pronunciando las palabras: «en mí existías, y en mi muerte, ve cuán profundamente te has asesinado a ti mismo.» eso significa que asesina su conciencia, es decir, su moral.



viernes, 27 de septiembre de 2019

El Club de los Sibaritas

"El Club de los Sibaritas"
Héctor Darío Vico


      Atildado, sobriamente vestido y con un modo de hablar que evidenciaba una gran educación, el personaje que me encontré en “El Tour”, el reducido restaurante de quesadillas, burritos y mojitos ubicado en una calle céntrica de mi ciudad, tenía todos los rasgos de un bon vivant. El ángelus  del viernes no terminaba de empezar; por esa razón estábamos solos. El sol caía perezosamente detrás de la iglesia. Él, ocupaba un sitio  contra la vidriera, yo, siempre retraído, estaba en la pequeña mesa junto al mostrador. Mi ubicación me permitía observarlo con discreción, casi a hurtadillas. No es que vaya por los bares fisgoneando a la gente pero mi soledad y yo, en ese momento, apenas nos entreteníamos con el paso de los esporádicos coches que pasaban por la calle Irigoyen rumbo a la avenida.  El sujeto quedaba dentro del radio de mi visión y como yo no tenía otra cosa que hacer, me dediqué a observarlo.

      Miraba todo con detenimiento. Por momentos fijaba la vista en algún detalle y la inmovilidad que le ganaba sugería que su mente se trasportaba muy lejos del pequeño bar. Sus ojos me llamaron la atención. Miraban desde una profundidad difícil de describir, era como si horrores pasados le hubieran anexado un escepticismo constante. Se lo notaba  muy interesado en la decoración del lugar, rasgo característico y uno de los aspectos más simpáticos del comedor. Cuando se ingresa al restaurante uno se sumerge en un mundo  de fantasía. Dibujos, tallas en madera, máscaras mejicanas, fotos y hasta el mobiliario, un variopinto rejunte de muebles viejos, conjuga  con el decorado y el visitante es transportado inmediatamente al país de nunca jamás. Mientras recorría con su mirada las paredes atiborradas de paisajes, calaveras y extrañas bicicletas surrealistas, su pié jugaba con el pedal de una vieja máquina de coser Singer que no era otra cosa que la mesa a la cual estaba sentado.



martes, 24 de septiembre de 2019

El Invitado de Drácula

"El invitado de Drácula" es un relato corto de la colección El invitado de Drácula y otras historias de terror publicada por primera vez en 1914, dos años después de la muerte de su autor, Bram Stoker.

Florence Stoker, viuda de Bram Stoker, declaró que El invitado de Drácula era un episodio del diario de Jonathan Harker y el primer capítulo del manuscrito original de Drácula, que los editores consideraron superfluo para la historia. Aunque esta declaración es la más extendida, algunos estudiosos como David J. Skal y Elizabeth Miller, entre otros, están en desacuerdo.

El invitado de Drácula sigue en su viaje a un caballero inglés (cuyo nombre nunca se menciona en el relato pero se supone que es Jonathan Harker, uno de los protagonistas de Drácula) mientras pasea en carruaje por la ciudad de Múnich antes de dirigirse a Transilvania. Es la Noche de Walpurgis, y a pesar de las advertencias del asustado cochero (Johann), llegados a una alta meseta a las afueras de la ciudad el joven inglés deja temerariamente el carruaje y desciende solo por un serpenteante camino con intención de ver el pueblo abandonado que el cochero le ha dicho que hay en un hondo valle. Antes de perder de vista el carruaje, en lo alto de una colina vislumbra un extraño alto y delgado.

El relato concluye en un antiguo y oscuro cementerio en medio de un bosque, donde hay una tumba de mármol (con una gran estaca de hierro atravesándolo) en la que se encuentran grabadas las palabras Denn die Toten reiten schnell (“Porque los muertos viajan deprisa”, fragmento del poema "Lenore", de Gottfried August Bürger), y donde se encuentra con el espectro de una vampiresa llamada Condesa Dolingen de Graz. El espíritu de este malévolo y hermoso vampiro despierta de su encierro de mármol para conjurar una tormenta de nieve antes de ser golpeado por un rayo y volver a su prisión de piedra. Sin embargo, los problemas del caballero inglés no han terminado, pues un lobo emerge de la ventisca y lo ataca. Sin embargo, el lobo se limita a mantenerlo caliente y vivo en la nieve hasta que llega ayuda.

Cuando el protagonista finalmente es devuelto a su hotel, le espera un telegrama de Drácula, con el que va a reunirse en Transilvania, y en el que le advierte de los peligros de la nieve y los lobos en la noche.
  • David O. Selznick compró los derechos para hacer la película de El invitado de Drácula y posteriormente los revendió a los estudios Universal. La película La hija de Drácula (1936) de la Universal estaba supuestamente basada en la historia, aunque realmente no utiliza nada en la trama.
  • Vampyros Lesbos (1971) es una historia de horror y erotismo que fue dirigida por Jesús Franco y que supuestamente fue inspirada por el relato corto de Bram Stoker.
  • La maldición de Drácula de Bram Stoker es una película que utiliza el título del nombre alternativo de El invitado de Drácula, pero que al igual que adaptaciones predecesoras guarda poco parecido.
Drácula fue adaptado en el año 2009 como una miniserie de cinco partes de Dinamyte Entertainmet. La miniserie se titulaba Drácula completo, e incorpora El invitado de Drácula a la historia.



sábado, 21 de septiembre de 2019

Los 30.000 Euros

"Los 30.000 Euros"
  Andrés González-Barba


Todas las noches hacía el mismo frío en la gasolinera que se hallaba junto al parque. Normalmente presentaba un aspecto desolado a partir de las nueve o las diez de la noche, cuando los transeúntes se acercaban por aquel lugar para repostar combustible y se marchaban lo antes posible para no quedarse ateridos por el frío, pues ese mes de diciembre estaba siendo especialmente húmedo. Marcelo tenía veinticinco años y llevaba poco tiempo trabajando allí, aunque a él se le había hecho una eternidad. En un principio había tenido serias aspiraciones profesionales, e incluso llegó a soñar con ser ingeniero, abogado o algo por el estilo, pero por desgracia no supo conducir bien su vida y al final acabó en esa gasolinera en  donde no se hallaba a gusto. Por este motivo, mientras realizaba las guardias de madrugada, su mente viajaba a mundos imaginarios para encontrar alguna realidad paralela que fuera superior a la vida tan ordinaria que sufría. Tenía las manos tan entumecidas por el frío que cuando cogía la manguera para recargar los tanques de los vehículos se ponía unos guantes para evitar que se le resquebrajaran y se le pusieran más ásperas aún. El único elemento que le daba algo de alegría era un árbol que estaba decorado con luces y bolas navideñas. Al menos, eso era una señal de que las cosas no podían ser tan negativas como pintaban. Aún había, pues, algún margen para la esperanza, o tal vez eso era lo que él creía desde la inocencia más profunda de sus pensamientos.

Aquella noche era la del 23 de diciembre. Por eso pasaron muchas personas que venían de celebrar las típicas cenas de empresa o que, simplemente, habían quedado con sus amistades más íntimas o familiares. Serían las cuatro de la madrugada aproximadamente cuando Marcelo se dio cuenta de que junto a uno de los surtidores de combustible había un pequeño sobre. Como se encontraba sentado en su casetilla, se puso el abrigo y salió pese a que en esos momentos aquello significase toda una temeridad, dadas las bajas temperaturas imperantes. Sus dientes castañeaban con tanta fuerza que ese sonido rompió la tranquilidad de la noche. De hecho, el viento zarandeó en muchas ocasiones al árbol navideño, por lo que las bolas y los adornos corrieron serio peligro de desprenderse. En un último esfuerzo, Marcelo se aproximó a escasos metros de donde se encontraba el sobre. Éste era de un color crema, y su tamaño, mediano. Cuando lo tuvo entre sus manos notó que había algo en su interior que abultaba más de lo normal. Daba la sensación de que fueran unos billetes doblados o algo similar. Rápidamente se dirigió a la casetilla con su presa y cerró la puerta para no morir congelado ante el relente que estaba cayendo en esos momentos. 

Al abrir dicho envoltorio comenzó a ver billetes de 500 euros, de esos que dicen que no existen pero que en verdad están en alguna especie de extraño paraíso virtual alejado de los más necesitados. Su corazón se agitó con fuerza, sobre todo cuando terminó de contar todos los billetes y advirtió que había sumado la cantidad de 30000 euros. Se trataba, sin duda, de una barbaridad. En sus manos tenía una fortuna y ahora seguro que debía haber alguien buscando desesperadamente ese sobre millonario. Por eso, no sabía si llamar a su jefe, pero, tratándose de la madrugada del 24 de diciembre, no le era grato molestarlo, máxime cuando estaba disfrutando de su semana de vacaciones en un destino paradisíaco.



miércoles, 18 de septiembre de 2019

No Tengo Boca y Debo Gritar

"No tengo boca y debo gritar" (título original en inglés: I Have No Mouth, and I Must Scream) es un cuento de ciencia ficción escrito por Harlan Ellison. El relato fue publicado originalmente en marzo de 1967 en la revista norteamericana If, y en 1968 ganó el premio Hugo al mejor relato corto. Apareció en español por primera vez con dicho título en el número 7 de la revista Nueva Dimensión publicado en 1969 con traducción a cargo de Luis Vigil.

En el relato se cuenta cómo una computadora militar (AM, tomado de I think, therefore I am, inglés para pienso, luego existo) toma consciencia de sí misma y decide acabar con la raza humana mediante un holocausto nuclear, rescatando únicamente a cinco personas, cuatro hombres y una mujer. Los mantendrá con vida y presos en un laberinto búnker solo para torturarlos como venganza contra la humanidad por haberla creado.

Los cinco humanos se ven condenados a una existencia horrible. AM los dota de vida inmortal, los alimenta con comida horrible, envía criaturas horribles para que los atormenten y evita con su poder que puedan suicidarse para dar fin al sufrimiento al que los somete.

Ellison afirmó que Skynet, la máquina que toma conciencia de sí misma y lidera la guerra contra los humanos en la saga de The Terminator, está basado en su visión del ordenador AM del relato No tengo boca y debo gritar; tras demandar al estudio productor de la película, en todas las versiones posteriores de la película aparece su nombre en los créditos, ya que el argumento se «inspira» no solo en este relato, sino en otros dos más escritos por él para la serie de televisión The Outer Limits.

El propio Ellison puso la voz para AM en la adaptación del relato al videojuego del mismo nombre por parte de la compañía Cyberdreams. Aunque interesante, el videojuego no resultó un éxito, debido en parte a su complicada estructura de acertijos y difícil manejo.



Visiones Peligrosas

"Visiones Peligrosas" (Dangerous Visions; ISBN 0-425-06176-0) es una antología de relatos breves de ciencia ficción editada por Harlan Ellison y publicada en 1967.

Fue una recopilación pionera que ayudó a definir el movimiento conocido como New Wave, entrando en temas que eran considerados «tabú» por las revistas de la época, tales como el sexo o las relaciones raciales, y abordándolos desde criterios de expresión literaria más exigentes que los que hasta entonces eran habituales en el género.

La lista de nombres de los autores puede leerse como un «Quién es quién» de la década de 1960 en la ciencia ficción. Ellison presentó la antología tanto colectiva como individualmente, mientras que los autores redactaban en todos los casos los epílogos de sus propias historias.

Tanto las historias individuales como la propia antología recibieron gran cantidad de premios. Voy a probar suerte (Gonna Roll the Bones), de Fritz Leiber, recibió tanto el premio Hugo como el Nébula a la mejor novela corta, mientras que el relato de Philip K. Dick La fe de nuestros padres (Faith of Our Fathers) fue nominado al Hugo en la misma categoría. Philip José Farmer empató para el Hugo a la mejor novela con Jinetes del salario púrpura (Riders of the Purple Wage). Samuel R. Delany ganó el Nébula de relato corto con Por siempre y Gomorra (Aye, and Gomorrah...). Harlan Ellison recibió una mención especial en la 26 ª Convención mundial de ciencia ficción por la edición «del libro de ciencia ficción más significativo y polémico publicado en 1967».

La antología tuvo una secuela en 1972 titulada «De nuevo, visiones peligrosas» (Again, Dangerous Visions; ISBN 0-575-04144-7), mayor en tamaño y número de autores. No obstante, y pese a tener cierto éxito comercial, ésta nueva edición no alcanzó el impacto de la primera. La tercera antología proyectada, «The Last Dangerous Visions», para la que incluso se habían adquirido ya diversos relatos, es casi una leyenda como el libro inédito más famoso de la ciencia ficción. El autor británico Christopher Priest criticó las prácticas editoriales de Ellison en un artículo ampliamente difundido titulado «El libro en el filo de la eternidad» (The Book on the Edge of Forever) en el que documentaba media docena de casos en los que Ellison prometió que la nueva antología aparecería, a más tardar, en un plazo de un año.



Harlan Ellison

Harlan Jay Ellison (Cleveland, Ohio; 27 de mayo de 1934-Los Ángeles, California; 28 de junio de 20181​2​) fue un prolífico y destacado escritor de novelas e historias cortas especializado en literatura fantástica, de terror y, sobre todo, de ciencia ficción.

Sus trabajos publicados incluyen más de 1700 cuentos, novelas, guiones, y ensayos sobre la literatura, el cine, la televisión y los medios impresos. Fue editor y antólogo, destacando en esta área la recopilación de la antología Visiones peligrosas (1967), paradigmática del movimiento conocido como New Wave . Ellison ganó numerosos premios, entre ellos varios Hugos, Nébula y Edgar. Entre sus mejores trabajos se incluyen el episodio de Star Trek «La ciudad al fin de la eternidad», Un muchacho y su perro, No tengo boca y debo gritar y ¡Arrepiéntete, Arlequín!, dijo el señor Tic-tac.

Harlan Jay Ellison nació el 27 de mayo de 1934 en Cleveland (Ohio).​ En su niñez Ellison sufrió acoso escolar.​ Entró a estudiar en la Universidad Estatal de Ohio en 1951, pero fue expulsado en 1953. En 1955 se trasladó a Nueva York, donde vivió en la misma pensión que Robert Silverberg.​ Entre 1957 y 1959 sirvió en el ejército de los Estados Unidos. Posteriormente marchó a Chicago, donde trabajó como editor en la revista Rogue Magazine.​ En 1962 se mudó al sur de California y comenzó a tener contacto con el mundo de la televisión.

sábado, 14 de septiembre de 2019

El Ahogado Más Hermoso del Mundo

Es un cuento de pocas páginas, escrito en 1968, forma parte, junto con otras seis narraciones, de la colección de cuentos que en 1972 se publicó bajo el título de "La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y de su abuela desalmada". Para nuestro análisis hemos escogido precisamente el cuento del ahogado porque contiene una potencialidad de significados mayor que relatos anteriores, ofreciendo así más posibilidades de una lectura plural.

Los niños de un pequeño pueblo costero de «apenas veintes casas de tablas» encuentran el cuerpo de un hombre en la playa, cubierto de una coraza de rémora y lodo. Los niños juegan con el cuerpo en la arena hasta que los adultos los descubren y deciden darle un pequeño funeral y arrojarlo de nuevo al mar desde el acantilado en donde se ubica el pueblo, ya que no hay suficiente tierra como para realizar un entierro. Sin embargo, antes de realizar esto, los hombres llevan el cuerpo al pueblo para que las mujeres lo preparen, mientras ellos van a los pueblos vecinos para ver si alguien puede identificar el hombre. El cuerpo del hombre es extremadamente alto y, una vez que lo limpian, las mujeres descubren que es extremadamente guapo y fornido, por lo que desarrollan un apego por él y empiezan a fantasear sobre cómo había sido en vida.

Una anciana declara que tiene cara de llamarse Esteban y, después de resistencia de parte de algunas mujeres, todas terminan aceptando el nombre. Le cosen ropa, ya que no hay en el pueblo camisas o pantalones suficientemente grandes para él, pero aun así las prendas no son los suficientemente grandes. Las mujeres empiezan a sentir lástima y simpatía por él, ya que creen que su tamaño debe de haber sido una incomodidad para él y le cubren la cara con un pañuelo.

Los hombres regresan al pueblo sin haber logrado encontrar a ningún familiar del muerto, por lo que las mujeres continúan con los preparativos para el funeral, colocando el cuerpo en un altar y adornándolo con diversos objetos. Los hombres empiezan a despotricar contra ellas por esmerarse tanto por el funeral de un extraño, pero cuando quitan el pañuelo de la cara de Esteban, ellos también se sorprenden por su carácter humilde. Las mujeres van a asentamientos vecinos por flores ya que no crecen en el pueblo, y gente de esos lugares regresan con ellas para ver a Esteban, hasta que hay tantas personas «apenas si se podía caminar». Los habitantes sienten dolor de devolver a Esteban al mar sin padre ni madre, por lo que se eligen dos personas para que cumplan ese rol, así como hermanos, tíos y primos hasta que todos están emparentados entre sí. Obviando la tradición, los habitantes lanzan a Esteban al mar sin un ancla, con la esperanza de que regrese algún día. El día del funeral, los habitantes están deprimidos y se dan cuenta de lo pequeño y desolado que es su pueblo.

Después del funeral de Esteban, los habitantes deciden hacer las puertas de sus casas más altas, pintarlas en colores alegres en honor a su memoria y sembrar flores. Ellos esperan que un día un crucero pase cerca del pueblo y que el capitán lo señale y le diga a sus pasajeros que ese es el pueblo de Esteban.



viernes, 13 de septiembre de 2019

Ecolalia Corporal

"Ecolalia Corporal"
Isa

      Me sorprendí diciendo de mí mismo: -¡Pobre hombre! Uno de estos día se anudará sobre su propia piel y será imposible para cualquier compasivo espectador ayudarle a desplegarse y así poder recuperar el perfecto orden corporal-. Y es que el extraño asunto que venía acaeciendo desde ya iba para tres meses estaba llegando a sus propios límites, más allá de los cuales empezaba a tornarse imposible, casi incompatible con la vida, y no hablo de una vida sencilla con la cual, dicho sea de paso, y llegados a este punto, me habría conformado encantado, sino de una vida biológica sin más. 

      Todo empezó una tarde asfixiante de verano, el termómetro marcaba sus 35 grados de bochorno de levante, sí, puestos a recordar, supongo que si aquel primer recuerdo se me presenta con ese factor térmico, no es muy arriesgado tener presente la posibilidad razonable de establecer una insólita relación causal entre ambas cosas. Cierto es que una alta temperatura no acompañó necesariamente a todos los incómodos hechos que cada vez con mayor frecuencia fueron aconteciendo, de hecho, recuerdo aquel episodio en la casa de mi pobre cuñada al salir de la piscina, hacía hasta fresco, apenas un par de insensatos aparte de mí se empeñaron en inaugurar el verano, claro que ellos en su defensa podrían argüir su corta edad, ya se sabe que para los niños, porque sí, eran niños, el agua de una piscina, sobretodo en Junio recién estrenadas las vacaciones, nunca jamás está fría, ¡nunca!, aunque tus labios morados, tu cuerpo tiritando y tus mandíbulas castañeteando puedan sospechar lo contrario. Así que por lo menos en aquella ocasión el calor quedaba descartado. 

¡Qué espectáculo más penoso el que de gratis y sin premeditación ofrecí al salir del agua! De nada sirvió, creo, el intento desesperado por mi parte de fingir una broma que, si bien hubiera encajado en la escena durante un breve espacio de tiempo, al prolongarse de aquel modo fue del todo increíble. Recuerdo con amargura, cuando ya casi todos tras la estupefacción primera impostaban distraerse por cortesía hacia mí… -¡esas chuletas se queman! ¡cambia a esa niña, que se va a enfriar! ¿has traído otro bañador seco? ¿no hay una cerveza en esta casa?. Sí, recuerdo como a tiempo real a mi sobrina menor que, con la irreverencia que les es propia a los niños que de tan pequeños aún no aprendieron la hipocresía social correcta, no dejaba de señalarme con el dedo a voz en grito –¡mira el tito! ¡mami! ¡papi! ¡mira el tito!- mientras mi hermano remoloneaba en sacar la cabeza metida hasta el cuello del frigo fingiendo no dar con la dichosa cerveza y mi cuñada revolvía el bolso como quien hubiera perdido la mismísima fórmula química contra el cáncer, en busca de la muda seca para la niña que, por otra parte, ya reposaba sobre el sillón hacía cinco minutos porque ella misma la acababa de sacar. 
      Aquella vez fue la primera y he de decir que, aunque lo pasé fatal, lo achaqué, por esa necesidad de normalizarlo todo que supongo que tenemos como paliativo a tantos miedos, a un mero incidente nervioso debido al estrés de fin de curso. E, iluso yo, seguí mis planes sociales (ojalá sólo éstos hubieran peligrado) como si nada hubiese pasado. Por más cariño que respeto, creo, mi familia jamás volvió a referirme aquel día ni aquel momento en el que mi brazada perfecta persistía con autonomía y voluntad propias cuando, ya fuera de la piscina y con el bañador apenas húmedo ya por el efecto de secado del sol (así se prolongó en el tiempo), yo no salía de mi asombro inicial y mi preocupación aterradora al observarme sin reconocerme.



miércoles, 11 de septiembre de 2019

Todos los Cuentos

Este volumen excepcional reúne por primera vez todos los cuentos del Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. El lector encontrará sus relatos tempranos recogidos bajo el título Ojos de perro azul, donde se incluye «Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo», célebre texto que puso los cimientos del gigantesco edificio, tan imaginario como real, de lo que acabaría siendo el espacio literario más poderoso de las letras universales de nuestro tiempo: Macondo. Con Macondo se inauguraron los años del realismo mágico y de los personajes inmersos en el mundo denso y frutal del Caribe americano. 

De esta etapa, en plena madurez del autor, son sus siguientes libros de cuentos: Los funerales de la Mamá Grande, donde se narran las fastuosas exequias de la auténtica soberana de Macondo, y La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y de su abuela desalmada. Los relatos más recientes, los de Doce cuentos peregrinos, trasladan el escenario a la vieja Europa para hablarnos de la suerte de los latinoamericanos emigrados, de su melancolía y su tenacidad. Son cuarenta y un relatos imprescindibles que recorren la trayectoria del autor de Cien años de soledad y que constituyen un impresionante legado para la literatura universal.

Los primeros cuentos de García Márquez, de cuando era veinteañero, resaltan por cierto surrealismo, donde los sueños y la preocupación por la muerte acaparan la temática. Todavía no se había adentrado en lo real maravilloso, la característica principal del llamado realismo mágico, el movimiento del cual es uno de sus principales representantes.



Gabriel García Márquez

Gabriel José de la Concordia García Márquez (Aracataca, Magdalena, 6 de marzo de 1927-Ciudad de México, 17 de abril de 20142​) fue un escritor, guionista, editor y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. ​Fue conocido por su apodo Gabo, y familiarmente y por sus amigos como Gabito (hipocorístico guajiro de Gabriel).

Está relacionado de manera inherente con el realismo mágico y su obra más conocida, la novela Cien años de soledad, es considerada una de las más representativas de este movimiento literario, e incluso se considera que por el éxito de la novela es que tal término se aplica a la literatura surgida a partir de los años 1960 en América Latina. En 2007 la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española publicaron una edición popular conmemorativa de esta obra, por considerarla parte de los grandes clásicos hispánicos de todos los tiempos.

Fue famoso tanto por su genialidad como escritor como por su postura política. Su amistad con el líder cubano Fidel Castro fue bastante conocida en el mundo literario y político.

Hijo de Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez Iguarán, nació en Aracataca, departamento del Magdalena, Colombia, «el domingo 6 de marzo de 1927 a las nueve de la mañana...», como refiere el propio escritor en sus memorias. ​Cuando sus padres se enamoraron, el padre de Luisa, el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía, se opuso a esa relación, pues Gabriel Eligio García, que había llegado a Aracataca como telegrafista, no era el hombre que consideraba más adecuado para su hija, por ser hijo de madre soltera, pertenecer al Partido Conservador Colombiano y ser un mujeriego lo confeso. Con la intención de separarlos, Luisa fue enviada fuera de la ciudad, pero Gabriel Eligio la cortejó con serenatas de violín, poemas de amor, innumerables cartas y frecuentes mensajes telegráficos. Finalmente, la familia capituló y Luisa consiguió el permiso para casarse con Gabriel Eligio, lo cual sucedió el 11 de junio de 1928 en Santa Marta. La historia y tragicomedia de ese cortejo inspiraría más tarde a su hijo la novela El amor en los tiempos del cólera. ​Poco después del nacimiento de Gabriel, su padre se convirtió en farmacéutico y, en enero de 1929, se mudó con Luisa a Barranquilla, dejando a Gabriel en Aracataca al cuidado de sus abuelos maternos. Dado que vivió con ellos durante los primeros años de su vida, recibió una fuerte influencia del coronel Nicolás Márquez, quien de joven mató a Medardo Pacheco en un duelo y tuvo, además de los tres hijos oficiales, otros nueve con distintas madres. El coronel era un liberal veterano de la Guerra de los Mil Días, muy respetado por sus copartidarios y conocido por su negativa a callar sobre la Masacre de las bananeras, suceso en el que murieron cientos de personas a manos de las Fuerzas Armadas de Colombia durante una huelga de los trabajadores de las bananeras, hecho que García Márquez plasmaría en su obra. ​El coronel, a quien Gabriel llamaba "Papalelo", describiéndolo como su «cordón umbilical con la historia y la realidad», fue también un excelente narrador y le enseñó, por ejemplo, a consultar frecuentemente el diccionario, lo llevaba al circo cada año y fue el primero en introducir a su nieto en el «milagro» del hielo, que se encontraba en la tienda de la United Fruit Company. ​Frecuentemente decía: «Tú no sabes lo que pesa un muerto», refiriéndose así a que no había mayor carga que la de haber matado a un hombre, lección que García Márquez más tarde incorporaría en sus novelas. ​Su abuela, Tranquilina Iguarán Cotes, a quien García Márquez llama la abuela Mina y describe como "una mujer imaginativa y supersticiosa"​ que llenaba la casa con historias de fantasmas, premoniciones, augurios y signos, fue de tanta influencia en García Márquez como su marido e incluso es señalada por el escritor como su primera y principal influencia literaria, pues le inspiró la original forma en que ella trataba lo extraordinario como algo perfectamente natural cuando contaba historias y sin importar cuán fantásticos o improbables fueran sus relatos, siempre los refería como si fueran una verdad irrefutable. Además del estilo, la abuela Mina inspiró también el personaje de Úrsula Iguarán que, unos treinta años más tarde, su nieto usaría en Cien años de soledad, su novela más popular.

lunes, 9 de septiembre de 2019

Silba y Acudiré

"Silba y Acudiré" (Oh, whistle and I'll come to you, my lad) es un relato de fantasmas del escritor inglés M.R. James (1862-1936), publicado en la antología de 1904: Historias de fantasmas de un anticuario (Ghost Stories of an Antiquary).

Es uno de los grandes relatos de M.R. James, plantea una serie de enigmas que, una vez resueltos, conducen al encuentro con una misteriosa y aterradora criatura intangible. No es, en última instancia, un típico ejemplo de invisibilidad en la literatura, es cierto, pero se asemeja lo suficiente como para considerarlo dentro de este sub-género.

El título original del cuento: Oh, whistle and I'll come to you, my lad, el cual podría traducirse como: Oh, silba y acudiré a ti, mi muchacho, es una referencia directa a un notable poema de Robert Burns, escrito en 1793, muy acorde al escenario y las inquietantes circunstancias del relato. Séptimo cuento del libro «Historias de fantasmas de un anticuario» (Ghost Stories Of An Antiquary). Un escéptico profesor viaja a la costa de Inglaterra, donde encuentra un viejo silbato enterrado en las ruinas de una iglesia. Al tocar el instrumento, desata un espíritu maligno que lo perseguirá.

Instintivamente, unimos nuestro recuerdo de los relatos de terror a pesadillas llenas de fantasmas que se arrastran con cabezas cortadas, pesadas cadenas o aullidos que se escuchan desde las profundidades de un tenebroso castillo, almas en pena que deambulan por cementerios abandonados o seres sobrenaturales llegados de un desconocido horror cósmico donde el satanismo y el mundo extraterrestre se confunden con mitos de olvidadas culturas.

Al terror de las palabras suele venir unido la tormentosa vida de sus autores, desde la compleja y extraviada personalidad de Edgar A. Poe hasta la extravagancia solitaria del frustrado H. P. Lovecraft, pasando por las pesadillas recurrentes de Sheridan Le Fanu, que a menudo soñaba que se encontraba al pie de una casa muy alta, siniestra y amenazadora que sabía que iba a derrumbarse encima de él.

Sin embargo, la vida de M. R. James fue sencillamente banal, y si escribió estos relatos fue por puro pasatiempo, lo que hace que su corta obra sea el reflejo de ese refinamiento entre amigable y erudito que envolvió sin mayor problema la personalidad del que acaso sea el mejor escritor de relatos de fantasmas que ha dado la historia.

Hablamos de una corta obra puesto que M. R. James tan sólo escribió 31 relatos que, como se ha dicho al principio, tuvieron una génesis un tanto peculiar, puesto que lo mismo fueron creados para amenizar una velada navideña entre amigos, que para colaborar en una revista universitaria o como encargo hecho por una escuela de coro o el grupo de Boy Scouts del Eton College. Si después pasaron a ser publicados en forma de libro, lo fue a propuesta de amigos editores, como ocurrió con Historias de fantasmas de un anticuario (1904), su primera obra impresa de este género y que reúne 8 cuentos fundamentales para explicar la forma de entender el miedo en la literatura que este autor creó acaso sin querer pero cuya influencia fue fundamental en décadas posteriores.

El método de M. R. James parece simple a primera vista: sus historias las desarrolla en la sociedad burguesa de la época y son relatadas en un estilo coloquial e incluso humorístico, como con un cierto distanciamiento irónico dentro de una atmósfera tranquilizadora, como si fuera una relajante charla nocturna delante de una chimenea. Dentro de ese contexto, el fantasma aparece al principio como una inquietud, como algo que se sale de lo normal pero tímidamente, sin que podamos asegurar que detrás de esa extrañeza hay algo poderoso. Conforme avanza el relato, lo extraño se convierte en insistente hasta que al final toma plena posesión de la escena y desvela una situación terrorífica que lo es más aún porque el lector comprende que ha estado presente desde el principio, sin que la víctima sospechara nada. La angustia no está en el personaje, sino en el lector, que teme un desenlace final y fatal en el que por fin la víctima abre los ojos ante la ominosa realidad.

Fuente:
https://www.cicutadry.es/historias-de-fantasmas-de-un-anticuario-m-r-james/



viernes, 6 de septiembre de 2019

La Ventana

 
 "La Ventana"
Vicente Ortíz Guardado


Se despertó con la seguridad de que ese día iba a ser diferente. Como cada mañana, Elisa tardó un buen rato en levantarse de la cama tras escuchar el despertador. Luego se preparó un buen tazón de café, y viendo las noticias se lo tomó sin atender mucho lo que decían en la tele. Después de colocar las cosas que llevaría en su bolso, miró el reloj y aceleró el ritmo cansino que llevaba para asearse y salir a la calle.
Caminando hacia la estación de bus, encendió un cigarrillo y miró un par de veces su teléfono, pero éste no le ofrecía novedades desde hacía varios días. Tras cinco minutos esperando rodeada de extraños a los que no dirigió ninguna palabra, el ruidoso autobús paró donde cada día. Entró y se dejó caer en un asiento de la tercera fila. Se puso el bolso entre las piernas, y lo acarició con cariño.

Mirando por la ventanilla, dejó su mente en blanco mientras observaba sin mucha atención cómo los objetos pasaban en sentido contrario a una velocidad prudente. Quince minutos después bajó en su parada. Caminó despacio, rodeó el edificio principal de oficinas y se sentó en un banco desde el cual, con un poco de suerte podría ver a su amor. Miró el reloj, aún quedaba una hora para que saliera a tomar café, no importaba, si se acercaba a la ventana y la veía sentada en el banco, seguro que dejaría unos minutos su trabajo para mirarla fijamente. Últimamente lo hacía menos, ya que en su oficina habían cambiado al director, y éste controlaba mucho al personal. Antes, cuando ella trabajaba allí las cosas eran distintas, tenían libertad absoluta para tomar un respiro y poder charlar con los compañeros siempre que quisieran. Así se conocieron.



martes, 3 de septiembre de 2019

M.R. James

Montague Rhodes James (Goodnestone, 1 de agosto de 1862-Eton, 12 de junio de 1936) fue un anticuario, medievalista y escritor británico de cuentos de terror, especializado en la ficción fantasmal.

Nació en la rectoría de Goodnestone, Kent, lugar donde su padre ejercía como coadjutor. Desde los seis años sintió una gran afición a la literatura antigua y la bibliofilia. Se educó en el elitista "Eton College", pasando posteriormente a Cambridge, al "King's College", siendo con el tiempo director y vice-director de ambos.

Sus cuentos de terror destacan por el desarrollo de efectos sutiles enmarcados en una atmósfera de inquietud y zozobra, a menudo en un contexto de trivialidad y sentido común que sirven de contrapunto y contraste. Nunca falta en sus obras cierto escepticismo, una pincelada de ironía y humor, así como el trasfondo de una gran cultura erudita. Fue, y sigue siendo, uno de los maestros del relato corto de fantasmas, único género no académico en el que ejerció la creación.

Su vida fue la de un anticuario preocupado por la continua investigación del pasado, entre viejos manuscritos, clases y reuniones docentes, visitas a antiguas ruinas, bibliotecas polvorientas e iglesias dejadas de la mano de Dios. No contrajo nunca matrimonio ni tuvo hijos. La universidad, Eton, y los libros constituyeron toda su existencia. Fue medievalista de prestigio contrastado, lingüista y estudioso bíblico. Tradujo el Apocryphal New Testament (Nuevo Testamento Apócrifo) en 1924.

Entre sus intereses y aficiones cabe mencionar la arqueología (llegó a ser miembro del departamento de arqueología del museo Fitzwilliam); la paleografía (catalogó muchas de las colecciones manuscritas de Cambridge, una tarea que le llevó 40 años completar, además de prologar el Romance of Alexander, conservado en la Biblioteca Bodleiana de Oxford); la filología y el arte sacro (descubrió un mural del siglo XV en la capilla de Eton, y restauró los vitrales de la capilla del King's College); en suma, las antigüedades (fue miembro de la Society of Antiquaries) en estudios históricos y bibliográficos, revisando ejemplares para las sociedades bibliográficas e históricas especializadas. Sin olvidarnos de la traducción (como por ejemplo una excelente versión inglesa de los Cuentos de Hans Christian Andersen), el ensayo, o la disertación académica con The Apocalypse of St. Peter (El Apocalipsis según San Pedro) con el que fue distinguido con la orden Fellow of King's en el King's College. Sus investigaciones le condujeron al extranjero, a países como Chipre, Dinamarca, Baviera, Austria o Suecia, donde precisamente situó su ghost story Count Magnus, El conde Magnus, inspirada en el personaje real del siglo XVII, el conde Magnus Gabriel de la Gardie.

lunes, 2 de septiembre de 2019

La Mujer en el Espejo: un Reflejo

"La Mujer en el Espejo: un Reflejo" (The Lady in the Looking Glass: A Reflection) es un relato fantástico de la escritora inglesa Virginia Woolf (1882-1941), publicado en la edición de diciembre de 1929 de la revista Harper’s Magazine.

El relato propone una situación, un escenario, que funciona como soporte estructural de la trama. Aquí se nos describe el reflejo de una mujer en un espejo ubicado en un vestidor. Este espejo nos permite también atisbar algunos muebles, adornos, pero nos impide profundizar en los aspectos más privados de la protagonista.

De este modo Virginia Woolf nos ofrece una visión doblemente distorsionada: la de la mujer en el espejo y la del reflejo de aquellas cosas que conforman su vida cotidiana, ambas tamizadas a través de la subjetividad de cada uno de nosotros.

http://elespejogotico.blogspot.com/2010/03/la-dama-en-el-espejo-virginia-woolf.html



A lo largo de la historia, distintos escritores fueron plasmando sus personalidades, sentimientos y pensamientos más profundos en sus obras. Se puede decir que todo autor invoca su propia personalidad en sus narraciones. El caso que se tomará es particular, dado que Virginia Woolf padeció un trastorno bipolar y su bipolaridad eventualmente se lograría plasmar en sus relatos, especialmente en La mujer en el espejo: un reflejo. Tras analizar el cuento La mujer en el espejo: un reflejo de Virginia Woolf, se puede observar como la autora utilizó distintos recursos para plasmar sus emociones, sentimientos, pensamientos interiores e incluso hasta su misma enfermedad.

Esto se debe a cómo se analizó durante la investigación, en donde el narrador describió utilizando el reflejo del espejo los cambios emocionales de Isabella, mostrando los propios síntomas del trastorno bipolar.

Por otro lado, se dedujo que la mujer de la cual está hablando el narrador es la misma autora, reflejando su propia identidad y mismos rasgos, es la voz de la propia Virginia Woolf quien sufre y duda sobre su vida, que se enfrenta a períodos de alegrías y tristezas sin saber cuál de ellas es verdadera. El narrador y Woolf se miran en el espejo, lo que es una clara metáfora de la proyección de la enfermedad de la autora y cómo ésta impregna cada detalle del relato.

El narrador homodiegético, las diferentes focalizaciones, el fluir de la conciencia y el monólogo interior son herramientas que utiliza la autora para enriquecer y embellecer la narrativa del cuento donde plasma su enfermedad. Esto se puede ver en el hecho de que los síntomas para determinar si una persona padece del trastorno bipolar, dentro de distintos episodios maniáticos, obtenidos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 (2014), están presentes en el cuento. Por lo tanto La mujer en el espejo: un reflejo podría ser finalmente una metáfora sobre la propia autora mirándose al espejo para enfrentar su enfermedad.