jueves, 27 de febrero de 2020

Las Nieves del Kilimanjaro


"Las Nieves del Kilimanjaro" es un cuento de Ernest Hemingway. Fue publicado en agosto de 1936 en la revista Esquire. Se volvió a publicar en The Fifth Column and the First Forty-Nine Stories en 1938, The Snows of Kilomanjaro and Other Stories en 1961, y se incluye en The Complete Short Stories of Ernest Hemingway: The Finca Vigía Edition (1987).

Es un relato en el que Hemingway nos cuenta, de forma elíptica, que le ha visto ya las orejas al lobo, que ve un presagio de muerte en las cumbres nevadas de esa orgullosa montaña, «cuya cima oeste es llamada por los masai la casa de Dios». Hemingway estaba convencido de que las nieves del Kilimanjaro, que identificaba con la muerte, eran definitivas, perpetuas. También nosotros hemos estado convencidos de esto hasta hace muy poco. En medio de un mundo acelerado en el que todo se transforma, era confortable saber que la muerte, como la nieve sobre la cumbre del Kilimanjaro, estaría ahí sempre intocable, deliciosamente fría y estable. Sin embargo, toda esa serena seguridad en la eternidad de la nieve de esas cumbres africanas se nos derrumbó no hace mucho, cuando supimos que dentro de veinte años ya no habrá ni rastro de ella. Se trata de una noticia del siflo XXI equiparable a una del XIX, parecida a aquella de la muerte de Dios que difundiera en su momento Nietzche.

Fuente:
https://el-anaquel.com/2011/11/10/las-nieves-del-kilimanjaro-ernest-hemingway/



Sinopsis

Este cuento es una narración de Harry un escritor, que es muy prejuicioso, orgulloso y que además tenía problemas con el alcohol, comienza contándonos un poco acerca del lugar en el cual se desarrolla la historia, la montaña del Kilimanjaro, esta era la montaña mas alta de África y su nombre significa “la casa de Dios”.

Harry y su mujer estaban atrapados en su campamento, rodeados por aves de rapiña, dichos personajes estaban esperando ayuda que fuera a rescatarlos, Harry estaba herido de una pierna, ya que en una de sus expediciones se lastimo la rodilla con una espina y como no tuvo el cuidado necesario para su pronta recuperación, se le gangreno, Harry pensaba en morirse en no querer seguir adelante, y aquí es donde entra su mujer para darle ánimos, para verle el lado positivo a las cosas y hacer que Harry fuera más consiente de lo que decía.

En el campamento donde nuestros personajes estaban, por las noches se acercaba una hiena, no les hacia nada, pero diario noche con noche ahí estaba, haciendo los ruidos particulares que hacen estos animales, que en lo poco que se de ellos, se asemeja a una risa.

Respecto de la mujer, era viuda, con dos hijos de los cuales uno había muerto en un accidente aéreo, este personaje tenia bastante dinero, le encantaba la caza, leer y siempre andaba muy pensativa.

Antes de llegar a África, estos vivían en Paris, la mujer como lo mencione antes era muy muy rica, sin embargo ella dejo todo por seguir a Harry, él siempre le reprochaba que quería más a su dinero que a él, cosa que no era verdad ya que la mujer con tal de seguirlo a donde fuera no le importaban las cosas materiales.

Cuando Harry se quedaba dormido, comenzaba a soñar muchas anécdotas y acontecimientos que había vivido, de su vida en Paris, de las anteriores mujeres que había tenido, de las personas que conoció a lo largo de todos los viajes que había realizado, sin embargo, jamás se atrevió a escribirlas, consideraba que no era el momento adecuado y que después lo haría, cosa que nunca pasaba. Harry un poco frustrado, se da cuenta que ha perdido su talento como escritor, por varias razones, algunas de estas eran: sentía que se traiciono a si mismo, por beber en exceso, y por perder sus creencias y su fe. Siempre que Harry dormía, sentía que la muerte se acercaba a él, este no tenia miedo a morir porque siempre estuvo consiente tal vez no de la mejor manera que era su final, sin embargo su único temor era el dolor.

Después de una cena con su mujer, este decide no ir dentro del camper y decidió quedarse a dormir afuera, en el momento que se quedo dormido, Harry sintió que la muerte se postraba sobre él, dejándole sin poder respirar. Una vez que su mujer considera que esta dormido, pide a sus sirvientes que metan el catre donde esta dormido Harry sin moverlo mucho para que no se despertara, en ese instante Harry siente un alivio ya que la muerte lo dejaba respirar de nuevo.

Dentro del mismo sueño o delirio por así decirlo del escritor, ve como un helicóptero llega para salvarlos, sin embargo el piloto aéreo le dice que sólo puede ser transportado un pasajero, y como él era el herido y el que necesitaba atención medica lo antes posible, él sería el único que podría viajar en el transporte. En piloto también le advirtió que tendrían que realizar un aterrizaje forzoso para recargar gasolina. Mientras el helicóptero ascendía, Harry veía como su mujer Helen que hasta esta parte de la historia es mencionado su nombre, y sus sirvientes de despedían de él.

Durante el vuelo, el piloto dio una vuelta, Harry intuyo que ya no harían ese aterrizaje forzoso que le habían comentado, porque el combustible si alcanzaría. En ese momento sobrevolaban lo más alto de la montaña del Kilimanjaro, la cima de la montaña era gigantesca, bastante alta y cubierta de nieve, Harry supo que era ahí donde tenía que ir.

Después la hiena que siempre estaba cerca del campamento, comenzó a lanzar gemidos un tanto raros, Helen se despertó y comenzó a mover a Harry, diciéndole que despertara, Harry no contestaba más, el escritor había muerto.

Fuente:
http://pedagogiadelalengua.blogspot.com/2014/05/analisis-texto-las-nieves-del.html



miércoles, 26 de febrero de 2020

Ernest Hemingway

Ernest Miller Hemingway (Oak Park, Illinois; 21 de julio de 1899 - Ketchum, Idaho; 2 de julio de 1961) fue un escritor y periodista estadounidense, uno de los principales novelistas y cuentistas del siglo XX. Su estilo sobrio de cierta austeridad, tuvo una gran influencia sobre la ficción del siglo XX, mientras que su vida de aventuras y su imagen pública dejó huellas en las generaciones posteriores. Hemingway escribió la mayor parte de su obra entre mediados de la década de 1920 y mediados de la década de 1950. Ganó el Premio Pulitzer en 1953 por El viejo y el mar y al año siguiente el Premio Nobel de Literatura por su obra completa. Publicó siete novelas, seis recopilaciones de cuentos y dos ensayos. Póstumamente se publicaron tres novelas, cuatro libros de cuentos y tres ensayos. Muchos de estos son considerados clásicos de la literatura de Estados Unidos.

Hemingway se crio en Oak Park, Illinois. Después de cursar la escuela secundaria, trabajó durante unos meses como periodista del Kansas City Star, antes de irse al frente italiano, donde se alistó como conductor de ambulancias durante la Primera Guerra Mundial y en donde conoció a Henry Serrano Villard, de quien se hizo amigo. En 1918, fue gravemente herido y regresó a su casa. Sus experiencias de la guerra sirvieron de base para su novela Adiós a las armas. En 1921 se casó con Hadley Richardson, la primera de sus cuatro esposas. La pareja se mudó a París, donde trabajó como corresponsal extranjero y asimiló la influencia de los escritores y artistas modernistas de la comunidad de expatriados, la «generación perdida» de la década de 1920. La primera novela de Hemingway, Fiesta, fue publicada en 1926.

Tras su divorcio de Hadley Richardson en 1927, Hemingway se casó con Pauline Pfeiffer. La pareja se divorció después de que Hemingway regresara de la Guerra Civil Española, donde había sido periodista, y después de que escribiera Por quién doblan las campanas. Con su tercera esposa, Martha Gellhorn, se casó en 1940. Se separaron cuando conoció a Mary Welsh en Londres, durante la Segunda Guerra Mundial. Estuvo presente en el desembarco de Normandía y la liberación de París.

Poco después de la publicación de El viejo y el mar en 1952, Hemingway se fue de safari a África, donde estuvo a punto de morir en dos accidentes aéreos sucesivos que lo dejaron con dolores y problemas de salud gran parte del resto de su vida. Hemingway tuvo residencia permanente en Cayo Hueso, Florida, en la década de 1930, y en Cuba, en las décadas de 1940 y 1950. En 1959 compró una casa en Ketchum, Idaho, donde se suicidó el 2 de julio de 1961 a los 61 años.

domingo, 23 de febrero de 2020

El Corredor


"El Corredor"
        David Sánchez-Valverde Montero


Corro para cansar también así a mis demonios. No he hallado otra manera de agotarlos. Sé que después reavivarán de nuevo, saldrán de su forzado letargo y regresará su peso de ancla. Lo sé. Pero el cansancio del cuerpo los aturde, pues aunque eclosionen en mi mente también enraízan en la materia, en la piel, en los huesos, en las vísceras ocultas y en la sangre que los alimenta. Quedarán como yo, durante horas apaciguados; bajo la dulce derrota de los músculos, su distensión de recompensa.

Pero no es fácil: uno debe embridar el instante. Y esto no es solo una metáfora. Si el instante se te escurre quedas sin cabalgadura, la levedad se escapa y aparece toda la densidad del esfuerzo, el sudor que acompaña a las rendiciones de la mente (Pero… ¿qué hago aquí?, ¿para qué este dolor? ¿Por qué sufrir?), pensamientos y emociones intrusas que te zarandean, obligaciones y rutinas en espera, dudas existenciales, miedos antiguos, enajenaciones de la consciencia que apartan los pasos del camino. 

Hoy corro. Estoy corriendo ahora quiero decir. Desde hace pocos minutos; aún no he abandonado el barrio. Llevo años haciéndolo con regularidad, y es poco probable que antes de media hora el cuerpo emita alguna señal, alguna queja incipiente y contenida. Al poco detengo la mirada brevemente en un agitado grupo de niños: chicos y chicas mezclados, jugando a algo, corriendo entre risas y gritos, apresurándose unos a la caza de otros, el eco de su gozo me alcanza. Dos de ellos, no superarán los diez años, se detienen bruscamente junto a una fuente, beben un poco sin dejar de vigilar el espacio que los rodea, uno le moja al otro y ríen, huyen de nuevo como gorriones en fuga por una arboleda. Es verano, el cielo azul solo se adivina a trozos entre nubes de blanco guata y afortunadamente no hace mucho calor. Toda la frescura infantil remueve un poso de inocencia olvidada en mi memoria: yo también fui así, y no hace tanto, o tal vez sí, pero lo que hay en mi interior lo recuerda como si hubiese acaecido ayer. Cómo se contrae la vida con los años vividos, qué rápido se escurre cuando olvidamos que cualquier verano puede ser eterno.



martes, 18 de febrero de 2020

La Banda de Lunares

"La banda de lunares" es uno de los 56 relatos cortos sobre Sherlock Holmes escrito por Arthur Conan Doyle en 1892. Fue publicado originalmente en The Strand Magazine y posteriormente recogido en la colección Las aventuras de Sherlock Holmes.

Inmediatamente después de The Adventure of the Blue Carbuncle, Conan Doyle escribió otro relato de Sherlock Holmes titulado The Adventure of the Speckled Band (La banda de lunares). Posteriormente, Doyle reveló que creía que ésta era la mejor historia de Holmes. Doyle escribió y produjo una obra de teatro basada en la historia. Fue estrenada en el Teatro Adelphi, en Londres, en junio de 1910.

En esta ocasión, Watson nos traslada a su época de soltero, cuando compartía con Sherlock Holmes las habitaciones del 221-B de Baker Street, después de su primera aventura, Estudio en escarlata, y antes de El signo de los cuatro.

Una mañana de abril de 1883, Holmes y Watson reciben la visita de Helen Stoner, una atemorizada joven que les cuenta una tragedia. Su hermana ha muerto en extrañas circunstancias y aunque la prudencia le impide acusar abiertamente a su padrastro, el doctor Roylott, da a entender que esto es lo que cree, y añade que teme seriamente por su vida.

Tras la inesperada visita del violento Grimesby Roylott, Holmes y Watson se trasladan a Stoke Moran, la residencia de Helen, donde descubren y malogran el plan de su malvado padrastro, dispuesto a matar a la joven igual que hiciera con su hermana. Pero en su pecado encuentra el castigo, gracias a la aparición de una serpiente que es rechazada por Holmes y acaba atacando y matando al padrastro.

Se ha derramado ingentes cantidades de tinta sobre esta víbora, pues en los círculos de seguidores de Holmes se discutiría años más tarde si, inconscientemente, Conan Doyle especulaba sobre la sexualidad de Holmes o sobre la suya propia. Resulta más atinado pensar que, simplemente, le pareció interesante utilizar al peligroso reptil como un elemento más de la acción.



viernes, 14 de febrero de 2020

Dagón

Dagón es un relato de H.P. Lovecraft. Escrito en julio de 1917, es una de las primeras historias que escribió como adulto. Fue publicado por primera vez en noviembre de 1919 en The Vagrant.

Un narrador innominado cuenta la terrible vivencia que le ha abocado a la morfina en un vano intento de olvidarla y a la decisión irrevocable de suicidarse.

El barco en el que era sobrecargo es abordado por un buque alemán en el Pacífico, al comienzo de la Gran Guerra. Los tripulantes pasan a ser prisioneros de guerra. Y aunque el trato recibido es bueno, escapa en un bote con agua y comida. Durante días va a la deriva, sin avistar barcos ni tierra. Cuando he aquí que al despertar una mañana, se encuentra tirado en una cenagosa extensión de fango negro, cerca del bote embarrancado. En mitad de un pudridero de cadáveres de peces descompuestos y bichos indescriptibles al que no se le ve fin en el horizonte. Un terror nauseabundo le embarga. Acaso el lecho marino ha aflorado debido a algún cataclismo, piensa. El sol va resecando el apestoso suelo.

Al día siguiente, con un hatillo, marcha en busca del mar desaparecido y de un posible rescate. Avanza durante días guiándose por un montículo descollante en aquel desierto putrefacto. Llegado al montículo, que resulta ser una elevada montaña, asciende hasta su cima. Al otro lado se abre un barranco insondable. La luz de la luna le hace ver que no es escarpado, por lo que empieza a descenderlo. Llega a la suave ladera de abajo. Allí, un objeto grande y singular llama su atención. La luz de la luna en su cenit le hace ver que se trata de una gigantesca roca, es más, de un monolito perfectamente tallado.

Aturdido y espantado, lo examina cual haría un arqueólogo ante semejante descubrimiento. En su superficie halla inscripciones y relieves, siendo las primeras una escritura jeroglífica compuesta por símbolos que representan a diversos animales marinos, algunos desconocidos. Pero son los relieves pictóricos los que más llaman su atención. Representan a seres de un mundo submarino, aparentemente humanos, pese a sus proporciones parecen desmedidas, pues apenas son menores que una ballena cincelada. Dioses de alguna tribu de pescadores primitivos, anteriores al hombre de Piltdown o el del Neanderthal, piensa estremecido. De pronto, escucha un chapoteo. De las aguas de un regato que pasa al lado del monolito, surge un inmenso y espantoso monstruo de pesadilla, cuyos brazos escamosos rodean la gran roca al tiempo que prorrumpe en sonidos pausados.

Con frenética rapidez, huye hasta llegar al bote embarrancado, donde se refugia en estado de shock. Una tormenta se desata, dejándose oír truenos ensordecedores.

Rescatado por un barco norteamericano, despierta en un hospital de San Francisco. Su historia no encuentra eco entre sus rescatadores, así que desiste de contarla. Tiempo después se interesa por la vieja leyenda filistea de Dagón, el dios-pez, pero la encuentra demasiado convencional.

Las visiones pesadillescas del monstruo le atormentan insufriblemente durante las noches. Teme que cientos como aquel acaben saliendo de los fondos abisales para destruir a una humanidad debilitada tras la guerra, con lo que decidió suicidarse arrojándose por la ventana de la buhardilla que habita, esa fue la única solución que encontró a su tormento. Cuando de pronto...

"Escucho un ruido en la puerta, como si un cuerpo inmenso y resbaladizo se debatiera contra ella. No dará conmigo. Dios, ¡esa mano! ¡La ventana! ¡La ventana!"



martes, 11 de febrero de 2020

La Moradora del Castillo de Trevejo

"La Moradora del Castillo de Trevejo"
   Vicente Ortíz Guardado


Animó al perezoso alazán antes de la llegada del alba, pues quería terminar cuanto antes con el delicado asunto que le había llevado hasta aquellas remotas serranías plagadas de oscurantismo y supersticiones con las que los aprensivos aldeanos habían aprendido a convivir, pero que con el paso del tiempo estaban tomando un cariz preocupante en torno a los temerosos hombres de Dios que, por mediación del obispo de Coria, habían reclamado ayuda al propio Rey. 

Por los datos que posee el Consejo Nocturno, históricamente la comarca había sabido sobreponerse a diversos enfrentamientos desde la época en que Fernando II expulsara a los musulmanes, y después, Alfonso VII de León conquistara la antigua fortaleza donde se erigiría el Castillo de Trevejo que, como moneda de cambio, fue pasado de mano en mano entre distintas órdenes religiosas y familias pudientes. También constan documentos en los que, de forma preocupante, se abordaron frustradas represiones contra los díscolos focos de herejes en toda la Sierra de Gata, que ni los públicos autos de fe a manos de la Inquisición, donde se condenaron a muchos de sus vecinos, lograron frenar la indisciplina. Podría decirse que más bien todo lo contrario, pues era evidente que, a lo largo de las convulsas generaciones, había ido germinando un residuo esotérico que se reflejaba en los casos de encubrimiento o tolerancia a las prácticas de brujería y, por el contrario, también denuncias entre vecinos que, por viejas rencillas, habían aprovechado el crispado escenario, acusando a sus adversarios de realizar siniestros sacrilegios.

En las continuas y desesperadas misivas que habían interceptado, denunciaban a Don Paulino, un cura bajo sospecha, que había reusado presentarse ante el Obispo de la Diócesis para declarar. Se decía que el religioso era otro de los sectarios influidos por una arcana familia descendiente de falsos conversos que seguía abrazando en secreto ciertas ramificaciones transfiguradas de las doctrinas de Mahoma y Moisés, solapándolas en una suerte de fervor siniestro dirigido en las sombras por demonios con apariencia humana. Pecado, diablo y tentación, eran las palabras que más se repetían en las epístolas. 



sábado, 8 de febrero de 2020

El Angel de la Señora Rinaldi

    Una narración en primera persona, en la que el protagonista evoca un episodio de su infancia, que tiene que ver con el terrible poder de los sueños y sus invocaciones, es una narración que funciona a la perfección.

  En "El Angel de la Señora Rinaldi" un relato incluído en la recopilación Noctuario: Relatos extraños y terroríficos, el horror allí es fruto de la mirada reprimida por la normalidad limitante y destructiva que todos habitamos, nuestra incapacidad aprendida para ver más allá y atrevernos a atravesar los límites artificialmente construidos alrededor de nuestras sociedades enfermas, mientras que en Ligotti todo estado que nos inunda de oscuridad, de “negrura”, permite no otra cosa que el acceso a la verdad, y así el protagonista, un niño aterrorizado por insoportables pesadillas que le privan del sueño y las energías que procura el descanso, observa no obstante los beneficios de tal tortura: “la terrible opulencia del sueño, un mundo rico y henchido alimentado de la extenuación de la carne. El mundo, de hecho, tal como es. En comparación, cualquier otra esfera me parecía una ausencia, como mucho un lapso en el fértil cementerio de la vida” (N, 87). En parte, es esto lo que, una vez “curado” por la señora Rinaldi y su “ángel”, acaba llevando al niño a permitir el retorno de las pesadillas, a dejarlas invadirle de nuevo. La oscuridad, la negrura, se busca porque en ella está la verdad de nuestra existencia, no hay otro conocimiento posible. Por supuesto, para la señora Rinaldi los sueños nos alejan de la verdad, pero el conjunto de relatos del autor, así como su citado ensayo y el mismísimo prólogo de Noctuario [“La pesadilla sirve principalmente para impartir una mayor conciencia de lo que significa estar despierto” (N, 25)], nos muestran inequívocamente la posición del mismo, coincidente con la del protagonista.

    Pero podría objetarse a lo dicho que al fin y al cabo se trata de pesadillas, los “sueños malos”, como podríamos llamarlos. El papel de los sueños en la literatura de terror fue trabajado a conciencia por H. P. Lovecraft en numerosos relatos. En su obra, si bien los sueños abren a veces las puertas a espantosos seres y descubrimientos, más frecuentemente suponen la única escapatoria posible a una vida que es terrible y no puede ser de otro modo. En “El ángel de la señora Rinaldi”, sin embargo, el problema no reside en las pesadillas sino en los sueños mismos, que son definidos como “parásitos… gusanos de la mente y el alma que se alimentan de la mente y el alma como los gusanos ordinarios se alimentan de la carne”, tal como la señora Rinaldi explica al niño: “al alimentarse de la mente y el alma también devoran el cuerpo, lo cual a su vez afecta de nuevo a la mente y el alma, y así hasta causar la muerte”. Los sueños (no las pesadillas, que serían más bien las que nos permiten vislumbrar el verdadero rostro del sueño) “se apoderan de tu mundo y lo consumen. Desgastan tu rostro y los rostros de las cosas que conoces: usan las cosas que son tuyas a su propia manera”. Los sueños transforman, deforman, nos muestran la profunda falta de firmeza de todo lo que es [igualmente, en el relato siguiente, “El Tsalal”, por los sueños accede primeramente el niño a su esencia “impía”, como diríamos lovecraftianamente, y a ese Tsalal o Bestia que todo puede alterarlo, “el gran corrector de lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido”, para el que “todas las cosas que vemos y conocemos no son más que vasijas vacías en las que la bestia derramará una nueva tintura y así cambiará el aspecto de la tierra, alterando las propias sombras, otorgando un extraño color a nuestros días y nuestras noches, convirtiendo el día en noche, de forma que soñamos mientras estamos despiertos y jamás podremos volver a dormir" (N, 110-111)], y además son parásitos que nos devoran y consumen hasta la muerte, “nos arrebatan el tiempo que hubiera podido otorgarnos la inmortalidad. Nos corrompen de todas las maneras posibles, abduciéndonos de las filas de los ángeles de las que hubiéramos podido formar parte, puros y sosegados y eternos” (N, 90-91).


Fuente:
https://marginaliafragmentos.blogspot.com/2018/04/thomas-ligotti-una-introduccion.html



viernes, 7 de febrero de 2020

Noctuario

Noctuario es una colección de relatos que se agrupan en tres partes: «Estudios de sombra», «Discurso sobre la negrura», y «Cuaderno de la noche». Las historias reunidas en este «diario nocturno», cuya escritura es tan minuciosa y cuidada como tenebroso y sutil es el pálpito que las anima, nos introducen en un universo ominoso y desquiciado, poblado de sueños malsanos, de muñecas siniestras y extraños artilugios, de mentes hipersensibles y enfermizas. Todos estos fantasmas que conforman el extraño mundo de Thomas Ligotti se mueven entre la luz y la sombra, el sueño y la vigilia, lo Real y lo Irreal. Así pues, Noctuario es una crónica de las Tinieblas, una indagación narrativa sobre la esencia misma del terror, que cuestiona los cimientos sobre los que se asienta la realidad y la razón.










Thomas Ligotti

Thomas Ligotti (9 de julio de 1953, Detroit, Michigan) es un poeta y escritor estadounidense contemporáneo del género de terror. Sus obras narrativas cultivan diversos modos y estilos, más frecuentemente el terror lovecraftiano, y a veces se les ha asignado el calificativo de "horror filosófico". Es decir, se trata de narraciones filosóficas, pero en un tono "más oscuro" que las emparenta con la ficción gótica. Autor poco conocido por el gran público, el periódico Washington Post comentó de su obra: «Se trata del secreto mejor guardado de la literatura de terror contemporánea».​ Otro crítico declaró: «Es un escritor experto en verdad que puede sugerir un horror tan impactante que se agradece que se mantenga fuera de escena».

Este autor es citado en la española Historia natural de los cuentos de miedo, que cita a su vez a S. T. Joshi (en su obra The Modern Weird Tale), como uno de los escritores fundamentales de la fantasía macabra en su país y defensor a ultranza del género cuentístico frente a la excesiva preponderancia de la novela. Ligotti asistió al Community College, del Condado de Macomb, entre 1971 y 1973, y se graduó en la Wayne State University de Detroit, en 1977.

Como escritor, inició su carrera editorial a principios de 1980 con una serie de cuentos cortos que publicó en pequeñas revistas estadounidenses. Fue editor y colaborador de Grimoire entre 1982 y 1985.

Sus cuentos, tan singulares como impactantes, no han sido muy leídos hasta fecha reciente. Sus relativos anonimato y reclusión llevaron a especular sobre la verdadera identidad del autor. En una introducción al libro de relatos de Ligotti The Nightmare Factory (1996), la escritora Poppy Z. Brite se hace eco de estas dudas mediante una pregunta retórica: «¿Estás ahí, Thomas Ligotti?»

En los últimos años, se han realizado varias entrevistas al escritor en las que han salido a relucir algunos detalles de sus antecedentes, por ejemplo, que durante veintitrés años trabajó como editor asociado de la casa Gale Research (ahora el Gale Group), una editorial que produce, entre otras cosas, compilaciones de obras literarias de investigación. En el verano de 2001, Ligotti dejó su trabajo en el Grupo Gale y se trasladó al sur de Florida.

lunes, 3 de febrero de 2020

Anochecer

"Anochecer" es una novela de ciencia ficción del escritor Isaac Asimov y Robert Silverberg, basada en un cuento homónimo del mismo autor escrito con anterioridad y ganador de varios premios que lo harían uno de los relatos más reconocidos de la ciencia ficción.

El planeta Lagash está al borde del caos, pero solo unas pocas personas se han dado cuenta de ello. Lagash conoce únicamente la luz diurna perpetua, pues durante más de dos milenios la combinación de sus seis soles ha iluminado el cielo. Sin embargo, ahora empieza a reinar la oscuridad. Pronto se pondrán todos los soles, y el terrible esplendor del anochecer desencadenará una locura que marcará el final de la civilización.

En los últimos años de su vida, después de culminar con las continuaciones de novelas anteriores, entre ellas la Saga de la Fundación, a Asimov se le sugirió que colaborase con nuevos autores profundizando en las historias que había escrito como cuentos cortos. Anochecer es uno de los relatos de los que más orgulloso se sentía Asimov. Es más, a su empresa (creó una por razones fiscales), le dio ese mismo nombre.

Atardecer: Variados sucesos aislados ponen en contexto al lector, dándole a conocer Kalgash, un planeta ficticio semejante a la Tierra, pero que pese a su igualdad, Kalgash disfruta de la luz perpetua gracias a sus 6 soles. Pero en Ciudad Saro, los descubrimientos de un grupo de astrónomos y de una arqueóloga nos conducen a una situación a la cual Kalgash solo tiene que hacer frente cada 2049 años: La inminente oscuridad.

Anochecer: En los momentos finales de la civilización, entre la incredulidad y el pánico de los ciudadanos de Ciudad Saro, los hombres que todavía mantienen la calma antes de la tormenta esperan pacientes los hechos que han predicho durante los últimos meses, mientras eran difamados por la prensa y atacados por diferentes grupos religiosos. Ya en el observatorio, estas personas se disponen a contemplar los acontecimientos que según la opinión médica, debido a la total falta de luz y a la aparición de un fenómeno no del todo claro llamado Las estrellas, llevara a cualquier hombre a la locura.

Amanecer: Ya es de día. El pandemonio de la noche ha pasado y solo ha dejado atrás a algunos supervivientes y un enorme rastro de destrucción. En el nuevo Kalgash se presentan los indicios de locura y paranoia que el espectáculo de la noche causó, y hasta los más cuerdos se ven involucrados en actos de extrema barbarie. Pero hay algo más grande aún: la lucha por el control del planeta se libra con dos bandos que incluso en nuestra cultura batallan desde hace tiempo: La ciencia y la religión. ¿En manos de quien estará Kalgash durante los próximos 2049 años?

El cuento original, por otra parte, solo relata los hechos ocurridos en el segundo capítulo de nombre homónimo, omitiendo los sucesos anteriores o posteriores que tuvieron lugar en la novela.