
Así, una escritora de literatura fantástica que ha enviudado hace poco sobrevive a una tormentosa noche de invierno guiada por la voz de su difunto marido; una anciana aquejada por el síndrome de Charles Bonnet asume la presencia de enanitos imaginarios mientras una turba disfrazada con caretas se congrega ante la residencia de la tercera edad donde vive para asaltar el recinto y prenderle fuego; o una sedimentación fosilizada con mil novecientos millones de años de antigüedad venga un delito cometido tiempo atrás.
Salpicados de momentos estremecedores, estos divertidos relatos que invitan a la reflexión confirman a la autora canadiense como una incisiva cronista de nuestros impulsos más oscuros. Su mirada cáustica, lúcida y de una gran humanidad es el componente sustancial de una prosa implacable, un faro que no deja de iluminarnos entre tanta incertidumbre y confusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario