lunes, 4 de mayo de 2020

Colección Completa Libros de José Saramago

Tuvo todos los premios, incluido el Nobel, pero a José Saramago no lo domesticaron nunca; siempre fue un rebelde, y ahora su literatura se lee también como un manifiesto. Murió en Lanzarote, donde escribió buena parte de su obra de los últimos 20 años de su vida, y su mensaje se agranda con el tiempo. Esta colección reúne la práctica totalidad de sus libros en una recopilación singular de la obra del autor de Ensayo sobre la ceguera.

Esta, publicada en 1996, es quizá la obra cumbre de Saramago; al menos lo es para su editor portugués, Zeferino Coelho, que trabajó con él toda la vida. "Es un libro sobre la humanidad y su ceguera; y desde mi punto de vista en este libro estamos todos y cada uno, como individuos y como especie".

"Se iluminó el disco amarillo. De los coches que se acercaban, dos aceleraron antes de que se encendiera la luz roja". Ese comienzo da paso a una historia que fascina y aterra al mismo tiempo, pues lo que cuenta Saramago es la súbita ceguera en la que se sume toda la población.

Es ficción, claro, pero como toda la obra de Saramago hay un estilete cortando con su filo lo que sucede en la realidad, para mostrarlo; Coelho dice que esa es la razón de ser de la literatura del escritor portugués: "Intervenir en el mundo". El historiador español José Álvarez Junco citaba otro título de Saramago, Ensayo sobre la lucidez, para restaurar la extraña vigencia de las profecías narrativas de Saramago. Ahora ya no se pueden leer ambos Ensayos... sin relacionarlos con lo que nos ha ido pasando y con lo que nos pasará.

Esta novela y las que la anteceden, así como las que la suceden, componen la biblioteca de un rebelde. Fernando Gómez Aguilera, autor de varios libros que reconstruyen la biografía y la obra de Saramago como un todo, subraya el carácter de la obra de Saramago, siempre ligada "a la actualidad para interrogar y relacionarse con nuestra época". Saramago reacciona, "desde la buena literatura, contra la inhumanidad y el dolor en el mundo, el vaciamiento de la democracia, contra la quiebra de la razón social, la plutocracia o el gobierno real del dinero sobre la política, el éxito de la ideología del cinismo..."

Pilar del Río cuenta que, al terminar sus libros, Saramago "sabía que no todos eran tan redondos como hubiera querido, pero decía que todos eran honestos. Ante sus libros tenía la mirada del campesino que ve la tierra cultivada y cuando crece el trigo siente un orgullo profundo". Como el que sentiría ante su propia biblioteca. "Él escribía para comprender, decía, pero también para ser leído y, sobre todo, querido. Cuando se hacían ediciones de sus obras a precios asequibles se ponía contento porque pensaba que podrían llegar a personas con menos poder adquisitivo".


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