sábado, 1 de abril de 2023

Henry Kuttner

Henry Kuttner (7 de abril de 1915 – 4 de febrero de 1958) fue un novelista y cuentista de terror y ciencia ficción nacido en Los Ángeles, California.

De joven, trabajó para una agencia literaria hasta que vendió su primer cuento, el terrorífico "The Graveyard Rats" ("Las ratas del cementerio"), a la revista pulp Weird Tales, en 1936. Este relato fue recogido en la célebre antología en castellano, publicada por Alianza Editorial, Los Mitos de Cthulhu (1969).

Kuttner fue reconocido por la fuerza de su prosa y la intensidad de sus historias. Trabajó en estrecha colaboración con su mujer, la escritora C. L. Moore. Ambos entraron en contacto con el Círculo de Lovecraft, un grupo de escritores y admiradores que mantenían correspondencia con el escritor de Providence. Su trabajo en colaboración abarcó los años 40 y 50, y la mayoría fue publicado con pseudónimos como 'Lewis Padgett' y 'Laurence O'Donnell'. Los dos reconocían que el motivo de trabajar juntos era que él lo hacía más rápido que ella, se ha dicho que ella fue autora de tres cuentos atribuidos a su marido. El escritor y estudioso L. Sprague de Camp, que conoció bien al matrimonio, ha afirmado que su colaboración era tan estrecha que, después de terminar una historia, era imposible determinar qué trozo había escrito cada cual. Uno y otro retomaban cada vez la historia en la máquina de escribir por la mitad, allí donde la había dejado el cónyuge, y así una y otra vez, hasta terminar la historia.

Richard Matheson, gran amigo de Kuttner, le dedicó en 1954 su exitosa novela de ciencia-ficción terrorífica I Am Legend, con su agradecimiento por su ayuda y aliento.

Henry Kuttner dedicó sus últimos años de vida a completar su tesis doctoral, muriendo de un ataque al corazón en 1958.

«Eran grandes, aun tratándose de la especie mus decumanus, cuyos ejemplares miden a veces más de treinta y cinco centímetros de largo, sin contar la cola pelada y gris. Masson las había visto hasta del tamaño de un gato; y cuando los sepultureros descubrían alguna madriguera, comprobaban con asombro que por aquellas malolientes galerías cabía sobradamente el cuerpo de una persona. Al parecer, los barcos que antaño atracaban en los ruinosos muelles de Salem debieron transportar cargamentos muy extraños.»

Fragmento de "Las ratas del cementerio" (1936), trad. Francisco Torres Oliver


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