Clark Ashton Smith (13 de enero de 1893-14 de agosto de 1961) fue un poeta, escultor, pintor y escritor de cuentos de fantasía, terror y ciencia ficción estadounidense.
Debe su fama principalmente a su obra literaria y a la amistad que compartió con Lovecraft entre 1922 y 1937, año en que Lovecraft murió; durante ese período participó en Los Mitos de Cthulhu. Smith, H. P. Lovecraft y Robert E. Howard fueron los colaboradores más importantes de la revista pulp Weird Tales. Dentro del círculo de Lovecraft era conocido como Klarkash-ton.
La obra de Clark Ashton Smith se caracteriza por la exquisitez de su prosa poética y su inquietante y conseguida atmósfera macabra, todo ello heredado del poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867) y del movimiento simbolista. Smith, no en vano, tradujo por su cuenta Las Flores del Mal de Baudelaire de forma más que competente. También es muy evidente en su obra la influencia de la obra Vathek del inglés William Beckford (1760-1848). Smith finalizó un tercer capítulo inconcluso de esta saga de Beckford llamado La historia de la Princesa Zulkais y el príncipe Kalilah. El experto Javier Martín Lalanda catalogó esta colaboración póstuma como de simple ocurrencia, pero sería más justo juzgarla como un «tour de force» de Smith en homenaje a uno de sus ídolos literarios. Otro autor de gran impacto en Clark Ashton Smith fue el también francés -como Baudelaire- Gustave Flaubert (1821-1880), y en especial sus obras Salambó y Las tentaciones de San Antonio. Otras reminiscencias e influencias menores que se pueden localizar son las de Ambrose Bierce, el ciclo de Las Mil y Una Noches, la obra de Edgar Allan Poe (muy evidente en algunos de los cuentos de Zothique), las fantasías poéticas de Robert W. Chambers y algunos elementos narrativos de H.P. Lovecraft (aunque habría que preguntarse si era más un ejercicio recíproco de amistad que influencia literaria propiamente dicha, como muestran algunos relatos típica y tópicamente cthulhoides como El Retorno del Brujo y La Estirpe de la Cripta).
Un elemento que, entre las escenas ocultistas, se hizo notar fue el hecho de que Clark Ashton Smith sabía bastante de la teosofía de Helena Blavatsky y otras ramas esotéricas que en el siglo XX estuvieron de moda.
La influencia de Clark Ashton Smith en el marco de la fantasía y ciencia-ficción posterior a su época es de cierto nivel, si bien no es muy conocida entre una gran masa de lectores. Entre los autores que se han declarado admiradores y deudores de Smith podemos nombrar a Ray Bradbury, L. Sprague de Camp, Lin Carter, Fritz Leiber y Theodore Sturgeon. Es Bradbury quien le hace un reconocimiento más emotivo al afirmar que fue la lectura de La ciudad de la llama que canta y Señor del Asteroide de Smith los que le animaron a convertirse en escritor.
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