lunes, 10 de junio de 2024

Evelyn Waugh

Arthur Evelyn St. John Waugh (West Hampstead, Londres; 28 de octubre de 1903-Combe Florey, Somerset; 10 de abril de 1966), más conocido como Evelyn Waugh, fue un novelista británico de la primera mitad del siglo XX.

Nacido en uno de los barrios de cinturón londinense, en 1910 comenzó sus estudios en el colegio Heath Mount, y en 1917 pasó al “Lancing College” en Sussex. En 1928 contrajo matrimonio con Evelyn Gardener de la que se divorciaría dos años después, coincidiendo con su entrada en la confesión católica. En 1937 se casó con Laura Herbert, con la que tuvo tres hijos.

Muchos de sus libros están inspirados en sus viajes: por el Mediterráneo, en 1929; África en 1930; Sudamérica en 1933; Abisinia en 1935. Participa en la Segunda Guerra Mundial y en 1944 es destinado a Yugoslavia, regresando a Londres al concluir el conflicto. En 1947 visita Estados Unidos y Jamaica; y en 1958 viaja de nuevo por África. Fue autor de relatos cortos, biografías, libros de viajes y especialmente novelas, caracterizadas en una primera etapa por su humor e ironía, y más tarde por sus referencias, también irónicas a la alta sociedad de su tiempo.

Recordado por Retorno a Brideshead, muchas de las novelas de Waugh reflejan la alta sociedad y aristocracia británica, satirizada por la ausencia de valores, en especial, de la sociedad londinense. También usa el humor negro y satírico en obras como Un puñado de polvo o Decadencia y caída (Decline and Fall). Escribió relatos, biografías y el primer volumen de su inacabada autobiografía, Una educación incompleta.

Su trayectoria vital es cuando menos singular. A los siete años firma su primer texto, repleto de faltas de ortografía, La maldición de la carrera de caballo s, dando fe de su temprano talento para las letras. Este debut adquiere una relevancia inusitada si consideramos que el pequeño Evelyn no había tenido una infancia precisamente feliz. Marcado por la sensación de que su padre, el editor y crítico literario Arthur Waugh, quería más a su hermano mayor, el también novelista Alec Waugh, Evelyn crece a la sombra de un complejo de inferioridad que le traumatiza de por vida.

En 1930 se convierte al catolicismo y construye una pequeña capilla en su habitación con santos y vírgenes de escayola, lo que no le impide caer con frecuencia en las tentaciones que la vida interpone en su camino. Poco después Waugh conoce a la citada Laura Herbert, una joven católica junto a la que decide escapar. Retirado a un bucólico exilio campestre, alejado de la urbe, se centra en condenar la corrupción del progreso, el liberalismo y el mundo moderno.

Con el estallido de la II Guerra Mundial, Evelyn decide alistarse. Su elevado intelecto y su capacidad de liderazgo impresionan a sus oficiales, quienes, por su amistad con Churchill, lector entusiasta de sus libros, le elevan al rango de capitán. El autor participa en la operación de Dakar contra los franceses, en Libia, en Creta y finalmente en la misión de Yugoslavia, apoyando a los partisanos, aunque también se opone a apoyar a Tito, por la política contraria de éste hacia el catolicismo croata. Pero Evelyn Waugh no acepta órdenes de nadie y su arrogancia acaba creándole tantos enemigos que se ve obligado a decir adiós a las armas.

Evelyn era políticamente incorrecto y a sabiendas de ello, no dudaba en mostrarse tal cual. Ni siquiera el amor profesado por su Laura endulzó su agrio carácter. A principios de la década de los cincuenta, su salud empieza a deteriorarse progresivamente. La cara es el espejo del alma, en su caso: su rostro congestionado, su sordera considerable y su reumatismo incipiente, el insomnio, la ciática y espantosos dolores de muelas son una combinación de males que le impulsan a recurrir a grandes dosis de ginebra como paliativo.

Los cambios en la Iglesia católica tras el Concilio Vaticano II hacen mella en él y le convierten en el católico converso más retrógrado e intolerante del panorama literario del momento. Octogenario poseído por un desencanto vital que le acompaña hasta el fin de sus días y le enfrenta con la mayoría de sus amistades, Evelyn Waugh fallece el domingo de Resurrección de 1966. Un ataque al corazón acaba con la vida del escritor más odiado de su época. Una misa oficiada en latín en la Abadía de Westminster congratula a buen seguro al hijo pródigo en el seno de la Iglesia que había tenido a bien acogerle.


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