martes, 18 de junio de 2024

La Oveja Negra

Este cuento describe un país donde todos los habitantes eran ladrones y robaban las casas de sus vecinos por la noche. Un día apareció un hombre honrado que no robaba, lo que causó gran desorden en la sociedad. Algunos se hicieron ricos porque no les robaban, mientras que otros se empobrecieron. Los ricos eventualmente contrataron a los pobres para que robaran por ellos, creando una división de clases entre ricos y pobres a pesar de que todos seguían siendo ladrones.

La fábula de la oveja negra es una historia escrita por Italo Calvino. Como muchos de sus maravillosos cuentos, este también está lleno de imaginación. Es una historia que incluye un mensaje profundo y desconcertante, que no deja indiferente a nadie.

El relato nos cuenta que en un lugar remoto de la Tierra había un pueblo en donde todos, absolutamente todos, eran ladrones. Cada uno de los habitantes salía tarde en la noche. Llevaba una linterna y una ganzúa. Con esos elementos desvalijaba la casa de su vecino. Al día siguiente, cada quien regresaba a su casa. La encontraba desvalijada, por supuesto. No le parecía nada anormal. Al fin y al cabo, todos sabían que estaban entre ladrones y no podían esperar de los demás sino que los robaran. Sin embargo, este lejano pueblo vivía en completa paz y armonía. Era una cadena. Todos robaban a todos y así nadie estaba desposeído.

Así mismo, en el comercio se compraba y se vendía bajo la modalidad de estafa. Tanto quien adquiría bienes, como quien se los proporcionaba se engañaban mutuamente. Al mismo tiempo, el gobierno solo sabía engañar a los súbditos. Estos, a su vez, defraudaban al Estado todo el tiempo. Los habitantes se sentían felices de vivir en aquel lugar.

En la fábula de la oveja negra hay un punto en que algo rompe con la normalidad. En este caso, quien comienza a alterarlo todo es un hombre honesto. Llegó de repente a aquel pueblo y en lugar de salir a robar por la noche, se quedó  en casa, leyendo un libro y fumando pipa.

Los ladrones llegaban hasta esa vivienda, pero veían la luz encendida y entonces decidían no aproximarse. Algunos de los habitantes comenzaron a pasar hambre. Si no podían robar, la cadena se rompía y alguien se quedaba sin bienes. Así que decidieron hablar con el hombre honesto y pedirle que reconsiderara su actitud. Estaba perjudicando a todos. Si él no quería robar , pues muy bien. Pero debía dejar que los demás sí lo hicieran.

En esta historia se describe unasociedad sin un orden moral, es decir en anomía, ya que el orden moral precede al orden social que establece un límite claro, un conjunto de reglas que marcan que es lo justo y legítimo. La anomía es un mal crónico que se caracteriza por la falta de límites a lasacciones individuales,  ya   sea   porque no  hay   normas   que  las  regulen   o   porque no hayfuerzas colectivas que sean capaces de sostenerlas como tales y que se preocupen por garantizar su cumplimiento (ejemplo que puede verse en el cuento). Es decir, la sociedad es la fuerza externa superior al individuo encargada de imponérsele para lograr la cooperación; sin embargo, ha perdido fuerza y permitido que se actúe deacuerdo a impulsos e intereses personales sin consideración al grupo del que se forma parte, grupo  que  debería demandar   del  individuo  ciertas   acciones evitando   que  cometa otras. Así en este país descrito por Calvino, sus habitantes salen de noche a robar y el gobierno es una asociación para delinquir y perjudicar a sus súbditos. Podemos ver acá un ejemplo de  normalidad social, porque robar es lo que la mayoría hace, es decir es una regularidad de conductas. Aunque carezca de ética y moral (de allí la situación de anomia)  son hechos normales, es decir lo repiten la mayoría de los individuos en esta comunidad, el hecho de salir de noche a robar-. Por el contrario, el quedarse en su casa de noche es un hecho patológico en esta comunidad ya que es aislado y no es lo que la mayoría practica. Establezcamos la diferencia entre la normalidad social y la conciencia social. Esta última es la que esta ausente en este relato, pues tiene el ingrediente de la ética y la moral, lo que claramente falta en esta comunidad descrita de ladrones nocturnos. Esto es necesario y precede al orden social, por eso es que es una situación de anomia. En el cuento se describe también como la comunidad moldea al nuevo integrante en el momento que describe la llegada de un hombre honrado, en donde si bien no sale este a robar, comienza a salir para permitir que quienes tenían que saquear su casa para obtener sus recursos, lo hagan. Si   bien,   este   nuevo   integrante   honrado,   parece   moldearse   a   la   normalidad   social,   sus valores y pensamientos, actos y sentimientos, que son distintos a la comunidad a la que se integra, comienzan a generar una corriente social, pequeños grupos que ya no van a robar por la noche, es decir se cristaliza en hechos sociales. La sociedad descrita en este cuento, comienza a tener divisiones sociales, ricos y pobres, los que roban y los que no, los que son ricos y pagan a los pobres para que roben por ellos, es decir los cambios que se generaron a partir del advenimiento del hombre honrado, una nueva corriente social. La   oveja   negra   es   un   cuento  claro,   simple   pero   en   donde   se   aprecian  muchos   de   los conceptos desarrollados por Emile Durkeim

En cualquier caso, este cuento es una exquisita y descarnada sátira en torno a la corrupción y la honestidad, a cargo de uno de los maestros italianos de la literatura, Ítalo Calvino.



Había un pueblo donde todos eran ladrones.


A la noche cada habitante salía con la ganzúa y la linterna, e iba a desvalijar la casa de un vecino. Volvía al alba y encontraba su casa desvalijada.


Y así todos vivían en amistad y sin lastimarse, ya que uno robaba al otro, y este a otro hasta que llegaba a un último que robaba al primero. El comercio en aquel pueblo se practicaba solo bajo la forma de estafa por parte de quien vendía y por parte de quien compraba. El gobierno era una asociación para delinquir para perjuicio de sus súbditos, y los súbditos por su parte se ocupaban solo en engañar al gobierno. Así la vida se deslizaba sin dificultades y no había ni ricos ni pobres.


No se sabe cómo ocurrió pero en este pueblo se encontraba un hombre honesto. Por la noche en vez de salir con la bolsa y la linterna se quedaba en su casa a fumar y leer novelas.


Venían los ladrones, veían la luz encendida y no entraban.


Esto duró poco pues hubo que hacerle entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no permitir que los demás lo hicieran. Cada noche que él pasaba en su casa era una familia que no comía al día siguiente.


Frente a estas razones el hombre honesto no pudo oponerse. Acostumbró también a salir por las noches para volver al alba, pero insistía en no robar. Era honesto y no quedaba nada por hacer. Iba al puente y miraba correr el agua. Volvía a su casa y la encontraba desvalijada.


En menos de una semana el hombre honesto se encontró sin dinero, sin comida y con la casa vacía. Pero hasta aquí nada malo ocurría porque era su culpa: el problema era que por esta forma de comportarse todo se desajustó. Como él se hacía robar y no robaba a nadie, siempre había alguien que volviendo a su casa la encontraba intacta, la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que poco tiempo después aquellos que no habían sido robados encontraron que eran más ricos, y no quisieron ser robados nuevamente. Por otra parte aquellos que venían a robar a la casa del hombre honesto la encontraban siempre vacía. Y así se volvían más pobres.


Mientras tanto aquellos que se habían vuelto ricos tomaron la costumbre también ellos, de ir al puente por las noches para mirar el agua que corría bajo el puente. Esto aumentó la confusión porque hubo muchos otros que se volvieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.


Los ricos mientras tanto entendieron que ir por la noche al puente los convertía en pobres y pensaron -paguemos a los pobres para que vayan a robar por nosotros-. Se hicieron contratos, se establecieron salarios y porcentajes: naturalmente siempre había ladrones que intentaban engañarse unos a otros. Pero los ricos se volvían más ricos y los pobres más pobres.


Había ricos tan ricos que no tuvieron necesidad de robar ni de hacer robar para continuar siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque los pobres los robaban. Entonces pagaron a aquellos más pobres que los pobres para defender sus posesiones de los otros pobres, y así instituyeron la policía, y constituyeron las cárceles.


De esta manera pocos años después de la aparición del hombre honesto no se hablaba más de robar o de ser robados sino de ricos y pobres. Y sin embargo eran todos ladrones.


Honesto había existido uno y había muerto enseguida, de hambre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario