viernes, 4 de octubre de 2024

Las Sirenas

Cuando volvieron de la iglesia celebraron con una merienda espléndida el bautizo. La casa estaba llena de invitados; entraron todos en el comedor. Sobre el blanco mantel resaltaba la límpida cristalería. Y acá y allá, la nota pintoresca de un pomposo, oloroso, pintoresco ramo de flores. Todos estaban alegres, animosos.

Venía al mundo un nuevo ser. Se celebraba su entrada en la vida. ¿Qué había en el mundo para este niño? Las conversaciones, las risas, las exclamaciones de cuando en cuando, como el ir y venir de un oleaje, tenían un momento, ligerísimo, de tregua. Parecía que en estos vagos y fugaces silencios algo se cernía sobre las cabezas de los invitados. La madre del niño estaba un poco seria, meditativa; ya se había levantado de la cama; a los tres días del parto ya se hallaba en pie; era una mujer fuerte, robusta, que cruzaba las manos sobre el pecho —las manos gordezuelas, lustrosas, sonrosadas—,y así permanecía, con una dulce sonrisa, largos ratos. El padre iba y venía afanoso, un poco febril entre los invitados; llevaba en alto una botella; pasaba de una parte a otra una bandeja con dulces; decía a éste una broma; replicaba al otro con una chuscada.


Y el niño, en la sala vecina, lloraba con un llantito agudo, persistente. Le entraban en el comedor; le besuqueaban todos, y se lo volvían a llevar a la pieza vecina. Su carita menuda asomaba entre las blondas y encajes blancos.


—¡Que nos diga el poeta el horóscopo del niño!

—gritó uno de los convidados.


Azorín

José Martínez Ruiz, más conocido por su seudónimo Azorín (Monóvar, 8 de junio de 1873-Madrid, 2 de marzo de 1967), fue un escritor español perteneciente a la generación del 98, que cultivó diversos géneros literarios: la novela, el ensayo, la crónica periodística y la crítica literaria y, en menor medida, el teatro.

Como político, ocupó en cinco ocasiones consecutivas (entre 1907 y 1919) escaño de diputado a Cortes por el Partido Conservador durante la Restauración (cuatro por dos distritos de Almería, Sorbas y Purchena, y una por el de Puenteareas en Pontevedra).

Nacido en la localidad alicantina de Monóvar el 8 de junio de 1873, su nombre completo en el registro fue José Augusto Trinidad Martínez Ruiz. Su padre era natural de Yecla (Murcia) y militaba en el Partido Liberal-Conservador (llegó a ser alcalde, diputado y seguidor de Francisco Romero Robledo). Ejercía de abogado en Monóvar y poseía una importante hacienda. Su madre había nacido en Petrel. Era una familia tradicional burguesa y acomodada. Azorín fue el mayor de nueve hermanos. Estudió bachillerato interno durante ocho años en el colegio de los Escolapios de Yecla, etapa que refleja en sus dos primeras novelas, de fuerte contenido autobiográfico. De 1888 a 1896 cursó derecho en Valencia, donde se interesa por el krausismo y el anarquismo y se entrega a febriles lecturas literarias y políticas. Empiezan sus pinitos periodísticos. Usa seudónimos como Fray José, en La Educación Católica de Petrer, y Juan de Lis, en El Defensor de Yecla. Escribe también en El Eco de Monóvar, El Mercantil Valenciano e incluso en El Pueblo, periódico de Vicente Blasco Ibáñez. Casi siempre hace crítica teatral de obras de fuerte contenido social (elogia las obras de Ángel Guimerá y Benito Pérez Galdós o el Juan José de Joaquín Dicenta) y ya refleja sus inclinaciones anarquistas. Traduce el drama La intrusa de Maurice Maeterlinck, la conferencia del francés A. Hamon De la patria o Las prisiones de Kropotkin. En 1895 publica dos ensayos, Anarquistas literarios y Notas sociales, en los que presenta al público las principales teorías anarquistas.

Se examinó en Valencia, pero fue más estudiante que estudioso y más atento a las tertulias, al periodismo, al teatro y a la literatura que a las leyes. Llegado el 25 de noviembre de 1896 a Madrid para seguir sus estudios, se inició en medio de grandes privaciones en el periodismo republicano: en El País (1896), de donde le echaron, o en El Progreso (1897), periódico de Alejandro Lerroux, donde trabajó como crítico, bajo los seudónimos de Cándido —en honor a Voltaire—, Ahrimán —el dios persa de la destrucción—, Charivari y Este, entre otros, recibiendo solo el apoyo de Leopoldo Alas, Clarín, en uno de sus Paliques.

miércoles, 2 de octubre de 2024

La Isla que no Estaba en los Mapas

La Isla que no Estaba en los Mapas (The Uncharted Isle) —a veces publicado como: La isla que no aparecía en los mapas— es un relato de terror del escritor norteamericano Clark Ashton Smith (1893-1961), publicado originalmente en la edición de noviembre de 1930 de la revista Weird Tales, y luego reeditado por Arkham House en la antología de 1942: Fuera del espacio y el tiempo (Out of Space and Time). Es uno de los grandes cuentos de Clark Ashton Smith, narra la historia de un náufrago, llamado Mark Irwin, quien despierta después de varios días de delirio en alta mar, y se encuentra en la laguna de una misteriosa isla. Todo el lugar es extraño, desde su extraña flora arcaica y su fauna, hasta el extraño posicionamiento del sol en el cielo.

Algo anda mal, horriblemente mal, en esa isla. La confusión inicial de Irwin se torna en un extraño desconcierto, como si de repente hubiese sido arrojado en las costas de un planeta desconocido.

En La isla que no estaba en los mapas, Clark Ashton Smith difumina hábilmente la frontera entre realidad y delirio. El narrador bien podría estar describiendo una pesadilla cuando, por ejemplo, sube a una cima y observa la arquitectura desconocida de una antigua ciudad portuaria. A medida que explora la ciudad y observa a sus extraños habitantes, los elementos del ensueño (o de la pesadilla) se intensifican. No puede atraer la atención de los habitantes; de hecho, parece ser invisible a sus ojos. No obstante, hay una actividad frenética entre la gente. ¿Qué están haciendo?

Al parecer, los habitantes de esta isla están preocupados desplegando mapas y artilugios que calibran la posición del sol en lo alto. Algo no está bien, quizás con el tiempo y el espacio mismos. Por la noche, Irwin verifica esa posibilidad al observar que las estrellas y las constelaciones están completamente distorsionadas. Desesperada, la gente por fin recurre a una solución que horroriza a nuestro narrador y lo hace huir despavorido de la isla.

Es un cuento fantástico que transporta a los lectores a una isla misteriosa que desafía la navegación convencional. Cuando un grupo de intrépidos exploradores tropiezan con la isla, se ven arrastrados a un mundo de paisajes enigmáticos, criaturas extrañas y ruinas antiguas. A medida que profundizan en los secretos de la isla, descubren una civilización oculta y encuentran extraños fenómenos que desafían su comprensión de la realidad. A través de descripciones vívidas y una prosa evocadora, Smith crea una sensación de asombro y asombro mientras los personajes navegan por los misterios de la isla y enfrentan sus propios miedos y deseos. "La Isla que no Estaba en los Mapas" es una exploración cautivadora de lo desconocido y la sed humana de descubrimiento, combinando elementos de aventura, misterio y lo sobrenatural para crear una narrativa convincente que permanece en la imaginación mucho después de la página final.