sábado, 17 de febrero de 2018

Franz Kafka

Franz Kafka (Praga, Imperio austrohúngaro, 3 de julio de 1883-Kierling, Austria, 3 de junio de 1924) fue un escritor de origen judío nacido en Bohemia que escribió en alemán. Su obra está considerada una de las más influyentes de la literatura universal y está llena de temas y arquetipos sobre la alienación, la brutalidad física y psicológica, los conflictos entre padres e hijos, personajes en aventuras terroríficas, laberintos de burocracia y transformaciones místicas.

Fue autor de las novelas El proceso (Der Prozeß), El castillo (Das Schloß) y El desaparecido (Amerika o Der Verschollene), la novela corta La metamorfosis (Die Verwandlung) y un gran número de relatos cortos.​ Además, dejó una abundante correspondencia y escritos autobiográficos. Su peculiar estilo literario ha sido comúnmente asociado con la filosofía artística del existencialismo —al que influyó— y el expresionismo. Estudiosos de Kafka discuten sobre cómo interpretar al autor, algunos hablan de la posible influencia de alguna ideología política antiburocrática, de una religiosidad mística o de una reivindicación de su minoría etnocultural, mientras otros se fijan en el contenido psicológico de sus obras. Sus relaciones personales también tuvieron gran impacto en su escritura, particularmente su padre (Carta al padre), su prometida Felice Bauer (Cartas a Felice) y su hermana (Cartas a Ottla).

Albert Camus, Jean-Paul Sartre, Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez se encuentran entre los escritores influidos por la obra de Kafka. El término kafkiano se usa en el idioma español para describir situaciones insólitas, por lo absurdas y angustiosas,​ como las que se encuentran en sus libros y tiene sus equivalentes en otros idiomas. Solo unas pocas de sus obras fueron publicadas durante su vida. La mayor parte, incluyendo trabajos incompletos, fueron publicados por su amigo Max Brod, quien ignoró los deseos del autor de que los manuscritos fueran destruidos.

Franz Kafka nació en Praga10​ el 3 de julio de 1883 en el seno de una familia de judíos asquenazíes. Sus padres fueron Hermann Kafka (1852-1931) y Julie Löwy (1856-1934).

Su padre había nacido en Wossek, aldea de población mayoritariamente judía checo-hablante, cerca de Písek, en la región de Bohemia Meridional. Originario de una familia rural judía de carniceros, con frecuentes problemas económicos, tras trabajar como representante de comercio, en 1881 se estableció por su cuenta en Praga, donde regentó un negocio textil en la Zeltnergasse (Celetná ulice), que contaba con 15 empleados cuando Franz nació. Utilizaba un grajo (kavka, en checo) como emblema comercial.

Su madre, nacida en Poděbrady, era de familia germano hablante perteneciente a la burguesía judeoalemana. Era hija de Jakob Löwy, un próspero fabricante de cerveza. Provenía, por tanto, de una familia mucho más adinerada que la de su marido y tenía una educación más refinada.​ En su ámbito había profesores universitarios, bohemios y artistas.


El matrimonio se instaló en Praga y pasó a formar parte de la alta sociedad. Desde el comienzo, quien marcó la pauta de la educación de Franz fue el padre que, como resultado de su propia experiencia, insistió en la necesidad del esfuerzo continuado para superar todas las dificultades de la existencia, siempre desde una actitud permanente de autoritarismo y prepotencia hacia sus hijos.​ La madre quedó relegada a un papel secundario en el aspecto educativo.

El pequeño recibió su nombre de pila en honor al emperador Francisco José I. Era el mayor de seis hermanos. Dos de ellos, Georg y Heinrich, fallecieron a los quince y seis meses de edad, respectivamente, antes de que Franz cumpliera los siete años. Tuvo tres hermanas: Gabriele ("Elli") (1889-1941), Valerie ("Valli") (1890-1942), y Ottilie ("Ottla") (1892-1943). Tras la ocupación de Checoslovaquia, los nazis llevaron a las tres hermanas al gueto de Łódź. De allí llevaron a Ottilie al campo de concentración de Theresienstadt y el 7 de octubre de 1943 al campo de exterminio de Auschwitz, donde murió ese mismo día en las cámaras de gas, igual que otras 1318 personas que también acababan de llegar. Las otras dos hermanas también perecieron en el Holocausto.

Las relaciones con sus hermanos constituyeron una experiencia singular en la formación del carácter de Franz, especialmente en lo que respecta a Georg y Heinrich, por cuya muerte se sintió culpable, en cierto sentido, al vincularla con sus deseos de que desapareciesen, motivado por sus celos.

Como muchos praguenses en aquella época, Kafka hablaba checo y alemán, en su caso desde la primera infancia, por ser las lenguas maternas de su padre y madre, respectivamente. Posteriormente adquirió conocimientos de francés y cultura francesa. Entre sus autores favoritos estaban Flaubert, Dickens, Cervantes y Goethe.

Cursó sus estudios primarios entre 1889 y 1893, en la Deutsche Knabenschule, ubicada en Masný trh/Fleischmarkt, actualmente Masá única. Sus padres tenían poco apego a las tradiciones judías y, aparte de la celebración del Bar Mitzvah, al cumplir Franz los 13 años acudía a regañadientes apenas cuatro veces al año a la sinagoga, acompañado de su padre.

Cursó la educación secundaria, entre los diez y los dieciocho años, en el riguroso Altstädter Deutsches Gymnasium (Instituto de Enseñanza Media Imperial Real), situado en el interior del Palacio Kinsky, en la Staroměstské náměstí («Plaza de la Ciudad Vieja»).

Durante los últimos años de su adolescencia se hizo miembro de la Freie Schule («Escuela Libre»), una institución anticlerical. Leía ávidamente a Nietzsche, Darwin y Haeckel, sentía verdadero entusiasmo por el socialismo (especialmente en lo que se refiere al ideal de solidaridad) y el ateísmo.​ Por lo demás, sus notas sobresalían de la media de sus compañeros. Entabló una gran amistad con un compañero de clase, Oskar Pollak, con el que compartía el interés por las ciencias naturales y la historia del arte.

Hacia los 14 años, Kafka realizó sus primeros intentos como escritor. Aunque destruyó los textos, llegó a percibir la diferencia entre sus trabajos y los de sus compañeros de clase, sobre todo en el aspecto formal.

Kafka solo publicó algunas historias cortas durante toda su vida, una pequeña parte de su trabajo, por lo que su obra pasó prácticamente inadvertida hasta después de su muerte. Poco antes de su muerte, le dijo a su amigo y albacea Max Brod que destruyera todos sus manuscritos. Brod no le hizo caso y supervisó la publicación de la mayor parte de los escritos que tenía. La compañera final de Kafka, Dora Diamant, cumplió sus deseos pero solo en parte: guardó en secreto la mayoría de sus últimos escritos, entre ellos 20 cuadernos y 35 cartas, hasta que la Gestapo los confiscó en 1933. La búsqueda de los papeles desaparecidos de Kafka aún continúa en varios países.

Los escritos de Kafka pronto despertaron el interés del público y recibieron elogios de la crítica, lo que posibilitó su rápida divulgación. Su obra marcó la literatura de la segunda mitad del siglo xx. Todas sus páginas publicadas, excepto varias cartas en checo dirigidas a Milena, están escritas en alemán.

Se hizo famoso en los años 1920 en Austria y Alemania y en los años 1930 en Francia, Inglaterra y Estados Unidos, aunque con interpretaciones muy dispares.​ G. Janouch publicó su biografía, Conversaciones, en 2006.

Su obra se apreció aún más después de la Segunda guerra mundial. En Francia, Marthe Robert consiguió que se hiciesen ediciones más fiables, en un lento proceso que duró años. ​En Buenos Aires fue traducido y difundido en todos los países de lengua española. En España, "La metamorfosis" fue un relato de enorme éxito desde muy temprano. Galaxia Gutenberg publicó la obra completa de Kafka en castellano a finales del siglo xx.

En su obra a menudo el protagonista se enfrenta a un mundo difícil, basado en reglas desconocidas, paradójicas o inescrutables. La importancia de su mirada ha sido tal que en varias lenguas se ha acuñado el adjetivo «kafkiano» para describir situaciones que recuerdan a las reflejadas por él.

Harold Bloom escribió en 1995: «Desde una perspectiva puramente literaria, ésta es la época de Kafka, más incluso que la de Freud. Freud, siguiendo furtivamente a Shakespeare, nos ofreció el mapa de nuestra mente; Kafka nos insinuó que no esperáramos utilizarlo para salvarnos, ni siquiera de nosotros mismos».

En la Navidad de 1923, Kafka contrajo una pulmonía que le obligó a regresar al hogar paterno en Praga en marzo de 1924.​ Al agravarse la enfermedad, ingresó en el sanatorio de Wiener Wald, cerca de Viena,​ donde sufrió un ataque de tuberculosis de laringe, lo que hacía que tragar los alimentos le resultara muy doloroso, de manera que en sus últimas semanas se alimentó principalmente de líquidos. Le trasladaron a la clínica universitaria de la capital y, a finales de abril, al sanatorio Dr. Hoffmann de Kierling,19​ donde falleció el 3 de junio. Le enterraron el 11 de junio en la parte judía del Nuevo Cementerio de Praga-Žižkov.

En sus diarios y cartas se quejaba frecuentemente de insomnio y dolores de cabeza. Fue partidario de la dieta vegetariana y del naturismo. Se dice que bebía mucha leche sin pasteurizar, lo que pudo desencadenar su tuberculosis en 1917. No hay acuerdo sobre los problemas psicológicos de Kafka. En sus cuadernos íntimos él habla de "demonios", "derrumbamiento", "embates", "desamparo", "persecución", "soledad", "asalto a las últimas fronteras terrenales" y "agobiante observación de uno mismo". Kafka fue un ser atormentado y complicado, pero también a su manera gozó de la vida con una intensidad fuera de lo común. Pudo tener lo que ahora se denomina trastorno esquizoide de la personalidad.

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