sábado, 17 de febrero de 2018

Oscar Wilde

Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde n. ​(Dublín, Irlanda,​ entonces perteneciente al Reino Unido,​ 16 de octubre de 1854 - París, Francia, 30 de noviembre de 1900) fue un escritor, poeta y dramaturgo de origen irlandés.

Wilde es considerado uno de los dramaturgos más destacados de Londres victoriano tardío; además, fue una celebridad de la época debido a su gran y aguzado ingenio. Hoy en día, es recordado por sus epigramas, sus obras de teatro y la tragedia de su encarcelamiento, seguida de su temprana muerte.

Hijo de destacados intelectuales de Dublín, desde edad temprana adquirió fluidez en el francés y el alemán. Mostró ser un prominente clasicista, primero en Trinity College, Dublín y después en Magdalen College (Oxford), de donde se licenció con los reconocimientos más altos en estudios clásicos, tanto para los llamados Mods, considerados tradicionalmente los exámenes más difíciles del mundo,​ como en los Greats (Literae Humaniores).​ Guiado por dos de sus tutores, Walter Pater y John Ruskin, se dio a conocer por su implicación en la creciente filosofía del esteticismo. También exploró profundamente el catolicismo —religión a la que se convirtió en su lecho de muerte—. Tras su paso por la universidad se trasladó a Londres, donde se movió en los círculos culturales y sociales de moda.

Como un portavoz del esteticismo, realizó varias actividades literarias; publicó un libro de poemas, dio conferencias en Estados Unidos y Canadá sobre el Renacimiento inglés​ y después regresó a Londres, donde trabajó prolíficamente como periodista.​ Conocido por su ingenio mordaz, su vestir extravagante y su brillante conversación, Wilde se convirtió en una de las mayores personalidades de su tiempo.

En la década de 1890 refinó sus ideas sobre la supremacía del arte en una serie de diálogos y ensayos, e incorporó temas de decadencia, duplicidad y belleza en su única novela, El retrato de Dorian Gray. La oportunidad para desarrollar con precisión detalles estéticos y combinarlos con temas sociales le indujo a escribir teatro. En París, escribió Salomé en francés, pero su representación fue prohibida debido a que en la obra aparecían personajes bíblicos. Imperturbable, produjo cuatro «comedias divertidas para gente seria» a principios de la década de 1890, convirtiéndose en uno de los más exitosos dramaturgos del Londres victoriano tardío.

En el apogeo de su fama y éxito, mientras su obra maestra La importancia de llamarse Ernesto seguía representándose en el escenario, Wilde demandó al padre de su amigo y amante Alfred Douglas por difamación, al ser acusado de homosexualidad. Después de una serie de juicios, y por las evidencias presentadas para el caso, Wilde fue declarado culpable de indecencia grave y encarcelado por dos años, obligado a realizar trabajos forzados. En prisión, escribió De Profundis, una larga carta que describe el viaje espiritual que experimentó luego de sus juicios, un contrapunto oscuro a su anterior filosofía hedonista.​ Tras su liberación, partió inmediatamente a Francia,​ donde escribió su última obra La balada de la cárcel de Reading, un poema en conmemoración a los duros ritmos de la vida carcelaria.​ Murió indigente en París, a la edad de cuarenta y seis años.


Oscar Wilde fue el segundo de los tres hijos de dos destacados miembros de la sociedad angloirlandesa de Dublín. Esto sería esencial en su carrera y obra, como señaló un escritor contemporáneo suyo:

No debe olvidarse que, a pesar de que por cultura Wilde era un ciudadano de todas las capitales civilizadas, de raíz era un irlandés muy irlandés, y, como tal, un extranjero en todas partes menos en Irlanda.

Su padre, sir William Wilde, era el más importante cirujano especialista en otología y oftalmología de Irlanda, además de ser un notado arqueólogo y estadístico.​

La madre de Oscar, Jane Wilde, era poetisa —escribió utilizando el seudónimo de Speranza («Esperanza» en italiano)— que escribía para los revolucionarios jóvenes irlandeses y era conocida partidaria del Nacionalismo irlandés.​

Su hermano mayor, Willie Wilde (1852-1899), sería más tarde un destacado periodista para Punch y Vanity Fair, además de editorialista para The Daily Telegraph. Su hermana menor, Isola (1857-1867), murió de meningitis con nueve años. Wilde le dedicaría su poema «Requiescat», escrito en 1875 y publicado en su primera antología, Poems (1881).

Conocí a Oscar Wilde a comienzos de 1868 en la Portora Royal School. Tenía él a la sazón trece o catorce años. Su lacia melena rubia, muy crecida, era uno de sus rasgos distintivos. En aquel entonces su carácter era sumamente infantil, inquieto, casi revoltoso cuando no estaba en clase. Sin embargo, no tomaba parte en ninguno de los juegos ni deportes de los alumnos. A lo sumo, veíasele alguna vez que otra en uno de los botes del colegio, paseando por el Loch Erne, pero nunca pasó de ser un remero mediocre.
Aún de niño, era ya un conversador excelente; sus capacidades descriptivas excedían con mucho a lo usual, y sus exageraciones humorísticas de los sucesos del colegio eran altamente divertidas. Uno de los lugares favoritos de los muchachos para descansar y charlar en las tardes de invierno era alrededor de una estufa que había en el Stone Hall; allí brillaba y sobresalía Oscar. [...] En el colegio casi todo el mundo le llamaba Oscar, pero tenía un mote, Cuervo Gris (Gray-crow), que le llamaban cuando querían hacerle rabiar, cosa que le molestaba en extremo. El origen de dicho mote, [...], permanece para mí en el misterio. [...]

Aún en aquellos días escolares predominaba ya en él la imaginación; pero siempre había en su narración de aquel acontecimiento algo que daba a entender que de sobra comprendía él que los oyentes no dejaban engañar [...] Jamás se interesó lo más mínimo por las matemáticas, ni en la escuela ni en el colegio. Se reía de la ciencia y nunca tuvo una buena palabra para un profesor de matemáticas o de ciencias; pero tampoco había la menor malevolencia ni rencor en nada de lo que dijera sobre ellos; ni, a decir verdad, sobre nadie.

Los clásicos absorbieron casi por entero su atención en sus últimos tiempos escolares, y la fluida belleza de sus traducciones orales en clase, [...], era algo que no se olvidaba fácilmente.

Fue educado en casa hasta los nueve años, demostrando una inteligencia notable y una particular facilidad para el francés y el alemán. Con 10 años (1864) ingresó en la Portora Royal School de Enniskillen (Irlanda)​ y estudió allí hasta los diecisiete (1871). Durante su estancia allí murió su hermana Isola, que inspiró su poema Requiescat.

El 19 de octubre de 1871 ingresó en el Trinity College (Dublín),6​ donde estudió a los clásicos durante los siguientes tres años.​

Después de graduarse en el Magdalen College, Oscar Wilde regresó a Dublín, donde conoció y se enamoró de Florence Balcombe. Ella, por su parte, inició una relación con Bram Stoker, con quien se casó en 1878.​ Percatándose del enlace, Wilde le anunció su intención de abandonar Irlanda de forma permanente. Finalmente, abandonó el país en 1878 y sólo regresaría en dos ocasiones y por motivos de trabajo. Los siguientes seis años los pasó en Londres, París y en los Estados Unidos, a donde viajó para impartir conferencias.

En Londres conoció a Constance Lloyd, hija de Horace Lloyd, consejero de la reina. Durante una visita de Constance a Dublín en la que ambos coincidieron (pues Oscar ofrecía una conferencia en el Teatro Gaiety), Wilde aprovechó la ocasión para pedirle matrimonio. Finalmente, se casaron el 29 de mayo de 1884 en Paddington, Londres.​ Las 250 libras de dote de Constance permitieron que la pareja viviera en un lujo relativo. Tuvieron dos hijos: Cyril, que nació en junio de 1885,​ y Vyvyan, nacido en noviembre de 1886.​ Se separaron a consecuencia del escándalo por el proceso de Wilde. Tras el encarcelamiento de Wilde, Constance cambió su apellido y el de sus hijos a Holland para desvincularse del escándalo, aunque nunca se divorció de Wilde, quien también fue obligado a renunciar a la patria potestad de sus hijos.​

Wilde publicó El príncipe feliz y otros cuentos en 1888, y escribió regularmente historias de hadas para las revistas. En 1891 se publicaron dos colecciones más, El crimen de Lord Arthur Savile y otras historias, y en septiembre Una casa de granadas​ que fue dedicada a su esposa. ​El retrato del señor W.H., que Wilde había comenzado en 1887, fue publicado por primera vez en Blackwood's Magazine en julio de 1889.​ Es una historia corta, que relata una conversación, en la que se discute la teoría que dice que los sonetos de William Shakespeare, fueron escritos por el amor del poeta hacia el actor joven Willie Hughes. La única evidencia para esto, son dos juegos de palabras que se suponen, están dentro de los sonetos.​ El anónimo narrador es al principio escéptico, luego creyente, y finalmente galantea con el lector; concluye diciendo: «Hay realmente mucho que decir de la teoría de Willie Hughes sobre los sonetos de Shakespeare».​ El hecho final y la ficción se han fundido entre sí. ​«Tú debes creer en Willie Hughes; yo casi lo hago», le contó Wilde a un conocido.​

Wilde, cansado del periodismo, se ocupó de ordenar sus ideas estéticas, en una serie de piezas de larga prosa que fueron publicadas en los mayores diarios literario-intelectuales del día. «La decadencia de la mentira: Un diálogo» estuvo en la Eclectic Magazine en febrero de 1889 y «Pluma, lápiz y veneno»; una satírica biografía de Thomas Wainewright, fue publicada más tarde ese mismo año por su amigo Frank Harris; editor del Fortnightly Review.​ Dos de los cuatro escritos de Wilde sobre estética son diálogos. Siempre sobresalió por su ingenio, y su narrativa; cuando escribía frases que ya había creado, éstas, formaban un trabajo coherente.​

Wilde estuvo preocupado por el efecto de la moralización en el arte, desde que creía en el poder redentor del desarrollo del arte, «El arte es el individualismo, y el individualismo es una fuerza perturbadora y de desintegración. Ahí está su inmenso valor. Por lo que se busca es alterar la monotonía del tipo, la esclavitud de la indumentaria, la tiranía de la costumbre, y la reducción del hombre al nivel de una máquina».

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