martes, 7 de abril de 2020

Vic y los Falsos Recuerdos

 "Vic y los Falsos Recuerdos"
  Alberto González Hidalgo


  Cuando despertó a las 7:17 y 17 segundos, el ciudadano Vic-ddx-modelo 6 se sintió extraño. Tenía una sensación difusa que le era imposible codificar. Los primeros segundos le pareció como si hubiera vuelto de un fascinante viaje. Sensación que se tornó en extrañeza cuando se descubrió, como cada mañana, en su dormitorio. La luz, que entraba tamizada por el filtro inteligente de la ventana, le pareció un tanto irreal. Se giró y observo que su mujer ya se había levantado.  

- Vic – Dijo Kylie un tanto exasperada desde el baño – Despierta o llegarás tarde.  

      Aquello le sentó como un jarro de agua fría. Pesadamente retiró la sabana que lo cubría y pasó al cuarto de baño. En ese momento su mujer salía envuelta en una toalla blanca y le dio un beso bastante rutinario. 

- Date prisa. - le apremió. - Duermes demasiado últimamente. Estropearás tus registros -

      Lentamente, se iba desvistiendo y mientras miccionaba aún somnoliento, la ducha comenzó a funcionar de forma automática, con el agua a la temperatura que era apropiada para Vic.  

  Recibió, como de costumbre, datos sobre el análisis de orina que el inodoro había realizado en apenas unos segundos. Todos los valores estaban optimizados por los millones de nanobots que recorrían inadvertidamente su cuerpo. Entró en la ducha y el escáner de la mampara le mostró que estaba libre de fracturas óseas, signos de artritis u osteoporosis. 
      El Sistema fue enumerando los datos sobre su calidad del sueño que había sido del 43%, calidad media-baja, además su porcentaje de ondas delta había sido un 4% menor que la semana anterior. La latencia de sueño había sido de 19 minutos y se había despertado 3 veces. Ciertamente no recordaba ninguna. En el espejo-monitor del cuarto de baño aparecían otros múltiples indicadores como su presión arterial y tasa cardíaca. Lo más alarmante era el registro de que había estado hablando durante la noche, concretamente 7 palabras. Nunca le había ocurrido algo así. El Sistema decidió no reproducirlas para no preocuparle innecesariamente. 




  Ya reconfortado por la ducha, mientras se secaba el pelo, su asistente le preguntó si quería informar de algún tipo de anomalía detectada durante el sueño o la higiene matinal. Vic, dudó un instante, pero no sabía cómo codificar aquella sensación extraña que había tenido aquella mañana, además, había sido bastante placentera por lo que, pensó, no debería preocuparse. 

  Recibió entonces una serie de recomendaciones personalizadas para mejorar su calidad del sueño y El Sistema le informó de que sus alimentos irían enriquecidos con una solución de melatonina y triptófano. 

  Entró al comedor dónde su mujer se le había adelantado con el desayuno y comenzó a tomar su ración de vitaminas, hidratos y proteína deshidratada. No sabía qué era la melatonina así que lo consultó, accionando el monitor de la mesa y estuvo observando un video didáctico sobre aquella sustancia inductora del sueño. 

- ¿Por qué miras eso? ¿Te ha dado por la ciencia?  Le pregunto Kylie. 

- Bueno parece que he tenido algunas noches con peor calidad de sueño así que El Sistema ha añadido esta sustancia en mi dieta. Además, me ha informado que he estado hablando por las noches. ¿Tú no me habrás oído? - Le preguntó Vic algo preocupado.

      Yo no me entero de nada, duermo como un androide en suspensión. -Contestó ella con frescura. -Bueno, te irá bien entonces. - Prosiguió Kylie - No te preocupes. Estamos en manos del Sistema. Salgo ya, no quiero llegar tarde. Hoy tengo sesión con los del equipo de VirtualRealm. 

- Le dio otro beso. - Y salió animada y veloz. 

  Vic, solo ya en el comedor, abrió un holograma tridimensional de la ciudad, que se proyectó sobre la mesa, y observó su planificación para hoy. Ahí estaba su casa, en las colinas, y lo primero que haría sería acercarse paseando a la piscina. Después de nadar un rato y relajarse en la sauna iría a almorzar con Joc y Sul. Acto seguido subirían al HiperJam para llegar al VideoDrome y contemplarían como progresaban los trabajos de terraformación de Titán.  El día iba bien. Ciertamente El Sistema le conocía a la perfección y había diseñado una rutina perfecta para él. A la tarde se vería con Tara, su amante, y ya de noche volvería a casa para cenar con Kylie. 

  El día transcurrió sin sobresaltos, pero a la mañana siguiente, a pesar de los ajustes realizados, Vic tampoco obtuvo una buena calidad de sueño. Despertó antes que Kylie y desayuno sólo otra vez con una sensación difusa de desconcierto. Se encontraba ya limpiándose los dientes con su cepillo inteligente y observaba con desgana en el espejo la representación gráfica de su dentadura resaltando las áreas por las que pasaba. Iba contando inconscientemente como el indicador mostraba el porcentaje de superficie dental cepillada, 80, 81, 82 por cien… Entre esa monotonía de números creyó recordar, no, recordó algo, algo del día de ayer sólo que no podía haber sido de ayer. 

  El día había ido exactamente como se había planificado, exactamente como había visto en su mesa mientras desayunaba, pero aquel recuerdo, era..., un recuerdo distinto, de hecho, era algo imposible. Recordaba cómo había estado con Joc y Sul en el VideoDrome, hasta ahí todo era normal, entonces Vic se había subido en el vehículo de terraformación de Titan y lo había manejado tan contento por ahí a la vista de todos. Sólo pudo recordar esa imagen fugaz que se repetía una y otra vez en su mente como un holograma defectuoso. Sin embargo, estaba completamente seguro que eso no había pasado, ya que la terraformación de Titan ocurría, naturalmente, sin ningún tipo de intervención humana. Todo lo había planificado y lo estaba llevando a cabo El Sistema para beneficio de la humanidad, pero, lógicamente, sin intervención alguna de nadie. Por eso aquella escena le resultó de lo más extraña. Al pensar en esa imagen sentía algo parecido al vértigo de volar en un aerodeslizador deportivo, como un vacío repentino en la boca del estómago. 

      La habitación se iluminó entonces súbitamente y una enervante alarma sacó a Vic de su ensimismamiento. “perdida de eficiencia” leyó en las letras que parpadeaban insistentemente en el espejo-monitor. “retome tarea” Se había quedado parado en el 88% de superficie, con el cepillo fijo sobre un sólo diente, abstraído como estaba en aquella imagen imposible. Aquella alarma no le había asaltado desde que era muy pequeño y estaba aprendiendo a funcionar adecuadamente. Escucho la voz de Kylie que preguntaba desde el comedor, algo preocupada, si todo iba bien. Vic la tranquilizó y tras completar apropiadamente su cepillado se sentó con ella.

Kylie tuvo que preguntarle mientras Vic iba empezando sus cereales.

- ¿Qué te ocurre últimamente? ¿Anda todo en orden ahí dentro? Preguntó mientras le apuntaba con una cuchara resplandeciente.
- Si, sí. - Dijo Vic un tanto avergonzado.
- ¿En que estabas pensando? ¿O es que dormiste mal otra vez?
- No, que va, antes, al contrario. He tenido...bueno...una ausencia. -Mintió Vic. 
- Igual sigues durmiendo mal, tardará unos días en hacer efecto eso que te dan. ¿Como era, Mela...?
- Melatonina. -Completó Vic - Si puede ser eso…
- Marcho ya. - Siguió Kylie.
- ¿Otra vez a VirtualRealm? 
- Si, ¿sabes? Nuestro equipo está entre los 10 mejores de la ciudad. Podemos optar al podio. Si lo consigo mis niveles de satisfacción y eficiencia subirán del 98%.  
- Ah, pues a por todas. Siempre supe que estaba casado con una campeona. 

      Vic quedó sólo otra vez, y se sintió ciertamente aliviado. Era la primera vez que le ocultaba algo a Kylie. De hecho, pensó que era la primera vez que ocultaba algo a alguien.  Kylie sabía todo de él, obviamente conocía también a Tara, su amante, y habían sido amigas un tiempo. Después el Sistema decidió que era mejor que fuera amante de Vic. Ahora además había centrado a Kylie tanto en el VirtualRealm ya que era dónde más podía progresar. Kylie hace tiempo había tenido 3 amantes, el sistema te los asignaba según tus necesidades, pero ahora simplemente ella estaba más satisfecha ganando partida tras partida en aquel simulador de estrategia por equipos. Al fin y al cabo, El Sistema siempre asignaba a todos los ciudadanos lo que era óptimo para cada uno. Por eso Vic no entendía que había ocurrido, aquel extraño recuerdo de sí mismo subido a esa máquina era algo que contradecía todo lo que sabía. Un recuerdo imposible que se había instalado como un fallo de programación en el núcleo de su propia mente. 

  Aquel falso recuerdo lo acompañó todo el día, se repetía mientras nadaba en la piscina y después en el VideoDrome con Joc y Sul. Tuvo el impulso de contarles algo de lo sucedido, incluso se le ocurrió la idea de preguntarles si por casualidad sabían algo de todo eso. Sin embargo, algo en su interior le decía que era mejor guardar para sí aquel recuerdo extraño. Incluso de tarde, estando en casa de Tara, tras hacer el amor y conseguir un nada desdeñable 87% de satisfacción y eficiencia, resistió la tentación de compartir con ella aquella imagen desviada. Nunca en su vida había tenido un pensamiento tan absurdo, de algo que no hubiera pasado, y tampoco conocía a nadie a quien hubiera acontecido cosa igual.  Tal vez por eso mismo, aquella imagen le parecía más interesante que todo lo que fue pasando durante el día. Estuvo un tanto ausente.  Pero no quería, no podía, dejar de pensar en aquel recuerdo inaudito, de sí mismo, de un simple humano subido en una formidable máquina de terraformación. 

  La siguiente mañana Vic despertó escuchando la música ambiental de naturaleza que sonaba en la estancia. Eran parte de los ajustes que el sistema estaba realizando para mejorar su descanso nocturno. Consistían en un hilo musical para que despertase de forma más placentera y las luces en la habitación que simulaban un amanecer progresivo... Vic quedo completamente inmóvil unos segundos tratando de recordar. Una intuición le hizo quedarse quieto y rebuscar en su mente por si detectaba alguna anomalía, algo, aunque fuera un fragmento de uno de esos recuerdos imposibles. Pasó un rato y un rostro desconocido se le apareció en el ojo de su mente...tenía algo, era… En ese momento Kylie levantó bruscamente la sábana con la que se había escabullido del mundo real. Aquello le contrarió, aunque no pudo dejar de observar su sonrisa, su rostro diáfano, luminoso. Kylie siempre le había parecido una belleza, además era una mujer plagada de cualidades. Ciertamente el sistema le había encontrado una compañera inmejorable. Sin embargo, en aquel momento le había irritado profundamente y gruñó. 

- Vamos. -Rió ella mientras le hacía cosquillas. 
Vic gruño aún más claramente. Tratando de taparse con el brazo. 
Como quieras. Yo me voy. Llevas dormido 12 minutos. Dijo Kylie despreocupadamente mientras salía a toda prisa. 

  Aquello sí que era inusual, además los indicadores del sueño de Vic habían caído considerablemente, ya por debajo del 35%. Siguió más apresurado con su rutina matinal, algo preocupado por aquellas gráficas. Con suerte el Sistema podría reajustar su día para que coincidiera con Joc y Sul e iría corrigiendo poco a poco ese desfase. No debía preocuparse mucho si iba cumpliendo con su planificación diaria. Fue entonces cuando al observar el holograma de la mesa del comedor, mirando como tenía que ir al estadio de batallas robóticas consiguió evocar aquel recuerdo. Recordaba estar con Tara, tumbados en la cama, pero él no tenía boca y Tara al despedirse, le dio la mano de forma un tanto incomoda. Aquel recuerdo sí que era un tanto inquietante. Su presión cardíaca y el pulso subió de golpe y su reloj monitorizó aquellos parámetros por lo que El Sistema decidió reajustar su rutina. Pasó la mañana en casa siguiendo unos videos de respiración abdominal controlada con tiempos de espiración lentos y sus constantes se fueron normalizando. Finalmente, sí que salió y se incorporó, aunque tarde a ver el partido de combates robóticos con Joc y Sul. Vic trató de distraerse y enviar aquel recuerdo extraño al fondo de su mente, pero no paraba de aparecérsele aquella imagen extraña una y otra vez. Llego entonces a casa de Tara y fue practicando aquellos ejercicios respirando rítmicamente mientras estaba con ella.  Se besaron como siempre hacían y Vic se sintió extrañamente reconfortado de sentir sus labios plenamente. La agarró y le hizo el amor más apasionadamente de lo normal. Las gráficas indicaron que el nivel de satisfacción y placer obtenido había aumentado un 7 por ciento, alcanzando unos niveles que no tenían desde que empezaran a salir hacía 3 años. Tara no preguntó. Se despidieron y sólo entonces cuando Vic estaba solo, pudo sentir aquel recuerdo delirante, aquella imagen inconcebible que le atraía y le repugnaba a la vez.  Se sintió solo, pero no como cuando no hay nadie alrededor, sino más bien se sintió distinto a todo el mundo, aislado de las otras personas que conocía. Y es que él ahora albergaba un secreto, aquellos extraños recuerdos con los que despertaba, aquellas anomalías de su mente. Le hacían sentir desajustado, extraño y aterrorizado, y al mismo tiempo, sentía una oscura fascinación por aquellos pensamientos absurdos que tenía cada mañana.

  Mientras volvía a casa, sentado en el HiperJam comenzó a reflexionar sobre esos sucesos. ¿Que podrían ser? Estaba prácticamente seguro que a nadie le ocurría algo parecido. ¿O tal vez sí? No podían ser un efecto del nuevo ajuste alimentario ya que el Sistema le había cambiado la dieta después del primer incidente. ¿Entonces? ¿Por qué extraño misterio le ocurría aquello a él? Él era un tipo de lo más normal. 38 años. Genética estándar y una historia vital anodina. No tenía habilidades especiales de ningún tipo, tampoco una personalidad que destacará en ningún sentido. Si acaso era bastante mediocre, lo cual estaba perfectamente bien para él. Sobre todo, porque El Sistema lo había querido así y El Sistema, nunca fallaba, analizaba cantidades ingentes de datos y sus algoritmos, como una nebulosa ecléctica, se actualizaban continuamente para garantizar la máxima eficiencia de la especie humana. Todo el mundo estaba maravillado de los logros que estaba logrando día a día. En sus 160 años de existencia había puesto fin a los conflictos de la época oscura y todo el mundo cooperaba de forma pacífica. El duro trabajo había sido sustituido por la automatización y el ensayo y error de los tiempos pasados por el diseño inteligente de la mente superior de los millones de computadores cuánticos del Sistema. Se habían colonizado ya 3 mundos del sistema solar y la terraformación de nuevos espacios sucedía de forma tan vertiginosa que nadie comprendía como el sistema realizaba esos adelantos. Con la manipulación genética y los nanobots se habían erradicado las atroces enfermedades y la esperanza de vida no paraba de crecer. Tampoco existían ya los vicios que marcaron aquellos tiempos sombríos, la mentira, la obsesión por el poder o como se llamaba...el asesinato. Lejos quedaban todos esos horrores de la época oscura. Esa época de la que nadie quería saber nada, antes del nacimiento del Sistema. Tenía que ser eso, entendió de pronto Vic. Aquellos recuerdos, aquellos viajes que experimentaba mientras dormía debían ser remanentes de la época oscura. Sintió un escalofrío que le hizo volver a tomar conciencia de que estaba, abstraído, sentado en el Hiperjam. Se estaba acariciando los labios cuando reparó que un niño, de los actualizados, modelo 8, lo miraba con una penetrante curiosidad. Se sintió desnudo. Sería su secreto pensó. Tenía que ser su secreto. No sabía el motivo, pues nunca había recibido ofensa de ningún otro ser humano, sus relaciones estaban totalmente optimizadas por el Sistema, pero algo en su interior le decía que aquello no debía compartirlo con nadie. 

  Los días siguientes Vic tuvo muchos de esos extraños recuerdos. Con la práctica y la costumbre de intentar evocarlos cada mañana se fueron haciendo cada vez más vívidos y dilatados. Ya no eran simples fragmentos, si no que las imágenes se iban hilvanando unas con otras, en ocasiones de forma lógica, pero otras, y esto era lo que más le fascinaba, la acción iba saltando de un lugar a otro de forma abrupta. Así le pareció que vivía una existencia nocturna paralela, más alejada y fantástica cada vez. Una mañana recordaba haber nadado con Tara entre los tiburones y las medusas fosforescentes del gran acuario de la ciudad. Y Noches después le sobrevino la certeza de haber volado como un dron por encima de las cabezas de Joc y Sul e incluso más allá, saliendo de la fina atmósfera terrestre y acercarse a la luna, para visitar las praderas en flor del mar de la tranquilidad. En otra ocasión recordó haber visto a Kylie ganar el VirtualRealm y el sistema reasignándola a otro hombre mejor que él. Cierta mañana se deleitó por haber sido un enorme robot luchador y haber ganado la copa de combate robótico y después haber cruzado el océano hasta una isla inexistente dónde habló con un hombre que le dijo ser el sistema, era completamente ciego, sordo y mudo, pero de alguna forma conocía todo lo presente, pasado y futuro. El día de su cumpleaños amaneció recordando ser un hombre de la época oscura, uno de los que había visto en un fragmento documental que había visto años atrás, y estar en una guerra peleando con otros humanos, en un mundo extraño gobernado por humanos. Y así poco a poco se fue entregando más y más a ellos. Con eso vivía emociones que no había experimentado nunca y para las que no tenía nombres, a veces ni siquiera se sentía bien, pero Vic no quería renunciar a ellas por nada del mundo.

  Creyó aprender a mantener las apariencias ante otros mientras él se recreaba en sus falsos recuerdos. Al menos los demás no se percataban. Él pensaba sutilmente en ellos como en segundo plano, mientras seguía las rutinas que se le asignaban cada mañana. El caso es que, al ir pasando los días, el rendimiento y los niveles de felicidad de Vic registrados por el sistema fueron alterándose más y más. Era un descenso sutil pero perceptible, que no mejoraba con ajustes biomédicos, ni con los ajustes constantes de su rutina diaria que los algoritmos del sistema iban diseñando. Vic, no obstante, se sentía más vivo que nunca. Más él mismo que nunca. De hecho, esperaba con ansia el momento de descanso nocturno para despertar y tratar de recordar sus imposibles recuerdos. Le hacían sentir algo más profundo que cualquier otra cosa. No era un insensible, le gustaba vivir, amaba a Kylie. Le reconfortaba su amistad con Joc y Sul, los conocía y apreciaba desde niño. También le encantaba la compañía de Tara. Y por supuesto, se sentía tan entusiasmado como todos por los avances vertiginosos que el sistema lograba a cada momento. No era eso. Él era un usuario complacido como el que más de entre los veinticinco mil millones del sistema solar. Pero eso cambió desde el primer falso recuerdo que tuvo, y se fue acrecentando con cada nuevo viaje nocturno. Le hacían sentir algo distinto algo que le gustaba y le asustaba al mismo tiempo. A veces despertaba palpitando con fuerza ya que el recuerdo acababa de pasar y aún sentía la emoción como si hubiera estado allí. En alguna ocasión, incluso, le pareció que no eran tan sólo recuerdos, sino que se sorprendió viviendo en directo esas fantasías como quien está en una sesión de realidad virtual. No sabía exactamente qué era lo que le fascinaba tanto de aquella experiencia, pero lo cierto era que el mundo había perdido algo de color desde el día en que recordó estar subido en la terraformadora de Titán.
  
  Un día, un año después de su primer falso recuerdo, cuando Kylie ya marchaba hacía el campeonato final de VirtualRealm, Vic observó el holograma de planificación en la mesa del comedor. Ya había recordado su escapada nocturna, que consistía en que manejaba el HiperJam y podía decidir rutas alternativas para todo el mundo. Estaba maravillado con ese recuerdo por lo que le sorprendió aún más si cabe un cambio de rutina. Debía acudir a un lugar llamado Centro de Reacondicionamiento Mental. Se le mostró la imagen del vehículo autónomo que le transportaría hasta allí desde su azotea. Aquello no le gustó, pero subió y montó en el aerodeslizador que se elevó por los cielos de la ciudad. Nunca había desobedecido al sistema. Iba solo, Vic trató de conectar con el asistente que debía tener el vehículo. 

- Asistente ¿Dónde vamos?
- Al centro de Reacondicionamiento Mental.  Dijo la voz desapasionada del asistente.
- ¿Qué es eso? ¿Nunca escuche nada acerca de ese lugar? Inquirió Vic. 
-Sus niveles de rendimiento y felicidad se han reducido Ciudadano Vic-ddx modelo 6, si continúa con esta tendencia podría tener un colapso de consecuencias imprevisibles. Allí El Sistema le ayudará a restablecerse. 

  Al principio aquello le asustó un poco, pero luego pensó que El Sistema siempre había cuidado de él, le había dado todo lo que tenía. Había monitorizado sus patrones desde antes del nacimiento para garantizarle una existencia lo más placentera posible. Sabía que sin los nanobots que El Sistema le había inoculado podría enfermar en cualquier momento de aquellas terribles enfermedades de la edad oscura. Fue testigo de cómo los hombres habían estado a punto de destruirse mutuamente antes del sistema, incluso que habían alterado de tal forma los ritmos naturales de la tierra que causaron un cataclismo casi fatal cuando este era su único hogar. Afortunadamente la puesta en marcha del todopoderoso y omnisciente Sistema los salvó de su propia locura. Nunca antes había pensado como sería vivir sin Él, al fin y al cabo, él había escogido sus mismos genes, todos lo veían como un padre, incluso como un Dios.

  Se asomó por la ventana y observo la belleza de la ciudad que se alzaba hasta dónde alcanzaba la vista. La mega urbe se remodelaba como un ser orgánico. Estructuras gigantescas se hacían y deshacían como por arte de magia y en su lugar surgían edificios, calles, estadios, y líneas de HiperJam Todo era más parecido al crecimiento de un organismo vivo que a como los humanos construían torpemente en la edad oscura. Aquella vista le impacto y se sintió empequeñecido ante el poder y la inteligencia del Sistema, Además, pensó, utilizaba todo ese poder y conocimiento, siguiendo sus directrices de programación inicial, para el bienestar del mayor número humanos. Se sintió avergonzado al pensar como había ocultado sus falsos recuerdos a todos, incluso parecía que El Sistema no conocía su secreto, pues a pesar de todos los datos que recopilaba de los hombres no podía ver sus pensamientos. Por un momento deseó contarle al Sistema aquello de los falsos recuerdos, tal vez Él lo comprendería. Pero no lo hizo. Deseó volver a estar con Joc y Sul en el estadio de batallas robóticas, podía verlo desde allí, se sentó y conecto el canal en directo y la batalla se proyectó en el monitor de su cabina, el rojo iba ganando, era al que el siempre apostaba. Se sintió definitivamente, un tanto triste de no estar allí. Podría haberle ganado a Joc y Sul que siempre iban con los azules. Al rato se quedó dormido pero esta vez no tuvo ninguno de sus falsos recuerdos. 

Llegó, al fin, al centro de reacondicionamiento mental, el vehículo aterrizo directamente en una amplia explanada que se encontraba en el centro de la estructura. Le pareció un lugar agradable, familiar. Rodeando la estructura había varios habitáculos iguales. Constaban de un porche con una puerta y ventana y butacones para descansar. 

Se percató entonces que otro hombre se le acercaba por la espalda. 

- ¡Eh! - Dijo, No se asuste. Soy Mat. 

Era un hombre pelirrojo con una espesa barba, bastante alto y algo desgarbado, de mediana edad, estaría ya en torno a los 70 u 80 años. Mostraba una amplia sonrisa en su rostro sin arrugas. 

- Vaya no sabía que venía nadie nuevo. ¿Cuál es su nombre caballero? -Preguntó Mat.

- Vic, mi nombre es Vic. 

- Muy bien Vic me alegro de verlo. Viene de ahí fuera, ¿no?

- Eh si claro, de la ciudad.

La pregunta le pareció extraña así que no pudo evitar preguntar cuanto tiempo llevaba ese hombre allí.

A su tiempo chico, todo a su tiempo. Déjame que te enseñe un poco esto.

  Estuvieron paseando por todas las instalaciones y Mat le fue enseñando todo el complejo. Ahí estaba el comedor, el gimnasio, la piscina, había también un spa y una sala de VirtualRealm, la verdad es que aquello le parecía casi idéntico a una ciudad en miniatura. Sin embargo, había una diferencia y era que estaba incomprensiblemente vacío. El Sistema no derrochaba recursos por lo que no pudo más que preguntarle.

- ¿Mat, eres el único aquí?

- Verás, antes venía mucha gente. Llevo aquí. Hmm, cuanto tiempo. Debe hacer más de 40 años. 

Vic sintió un escalofrío. No se imaginaba como sería estar tanto allí, alejado de todos.

- ¿Y qué es lo que te pasa Mat? ¿Por qué te trajo El Sistema aquí?

- Veras muchacho. - Contestó Mat -Lo cierto es que ya no importa. Vine como todos, porque no lograba optimizar mis niveles. Dice que algo no va bien en mí. Remanentes de la época oscura. Siempre son remanentes de la época oscura. 

    Vic vio confirmada su sospecha de que lo que ocurría era un eco de la época oscura. Se sintió turbado y arrugando el ceño preguntó: - ¿Y no ha conseguido arreglarte? - 

- Se ve que no. - Dijo Mat. Con una sonrisa agridulce. -Pero ya no importa. -

  Los días siguientes Vic fue siguiendo la rutina que El Sistema le imponía en el centro, no era muy distinta a su rutina en la ciudad. Sólo que extrañaba a Kylie, Tara, Joc y Sul. Él siempre había sido muy sociable. Trató de comunicarse con ellos, pero El Sistema le notificó que la comunicación con el exterior estaba desaconsejada hasta que no se eliminaran los desajustes de su funcionamiento. Se sintió algo apenado por lo que El sistema le dijo que podría comunicarse con hologramas que el mismo simularía con los trillones de metadatos que acumulaba de estas personas, eso le reconfortaría y así podría determinar si estaba preparado para volver. De esa manera sentía que convivía con todos ellos, al principio se le hizo extraño, pero al tiempo se acostumbró y no notaba casi la diferencia con sus versiones de carne y hueso. 

  De vez en cuando se encontraba con Mat y lo iba conociendo un poco. Era un hombre extraño. Pero, aunque sus respuestas lo desconcertaban, sentía en Mat la misma sensación que había descubierto dentro de sí mismo desde que tenía los falsos recuerdos. No sabía cómo lo había notado, pero lo sabía, simplemente no había visto esa mirada en nadie que conociera. Era una mirada un tanto melancólica, más que de ocultar un secreto era como de querer confesar algo y no atreverse por miedo a destruir al otro desvelando algo tan íntimo. Esa mirada solo se la había visto a sí mismo en el espejo. Además, Vic detecto que pasaba otra cosa extraña con Mat, el sistema le asignaba a cada instante lo que tenía que ir haciendo, pero Mat casi todo el tiempo paseaba libremente por el complejo haciendo lo que le apetecía a cada momento. En ocasiones lo veía hablar con El Sistema, pero lo trataba con un cierto desdén que no había visto en ningún humano, otras veces lo trataba con una gran deferencia, pero no hacía nada de lo que le planificaba. En realidad, aquel hombre le resultaba de lo más curioso. Le despertaba una mezcla de ternura y extrañeza a partes iguales. Era seguro que estaba loco. Vic podía consultar los niveles de seguridad y eficiencia que El Sistema le adjudicaba a Mat y rondaban casi siempre el cero absoluto. Vic le preguntó un día a Mat que ocurría entre él y El Sistema, incluso le insinuó que si no seguía los ajustes que le proporcionaba era poco probable que se mejorara. -Son cosas nuestras, le contestó Mat.- Y se marchó silbando como si tal cosa. Definitivamente las respuestas de aquel personaje peculiar le desconcertaban. 
  
Después de aquel día pasó un tiempo sin verlo, el lugar era bastante amplio en realidad. Poco a poco Vic fue recuperando sus niveles óptimos de funcionamiento. El Sistema descubrió que haciéndole dormir a intervalos de unos minutos cada varias horas recuperaba en gran parte la calidad del sueño. Además, cada mañana le hacía visionar varios videos con ejercicios mnemotécnicos que mantenían su mente ocupada. Vic tenía que esforzarse mucho si quería lograr una buena puntuación y evitar las incomodas alarmas de perdida de eficiencia. Sin embargo, el factor fundamental que hizo mejorar a Vic fue los ajustes que realizaba el sistema en los hologramas de sus conocidos, un día Vic hablaba con Kylie y decidió insinuar aquello que le ocurría por las mañanas, al fin y al cabo, pensó sólo era una simulación. El caso es que pudo ver como desde aquel día aquella esposa digital dejó de confiar en él. Eso de que tuviera esos extraños síntomas la incomodaba profundamente. Los miedos que había tenido en la ciudad se confirmaron. Era lógico pensó. Y lo mismo le ocurrió con Tara, Joc y Sul, incluso con otros hologramas de desconocidos. Poco a poco aquellos acompañantes irreales le fueron evitando y comenzó a pasar más y más tiempo solo. Únicamente encontraba a Mat con el que trataba de conversar de vez en cuando. Lo malo, es que el pobre Mat llevaba tanto tiempo allí que le resultaba un tanto extraño, era una persona peculiar, sospechosa, al llevar tantos años allí. Vic fue deduciendo que no era la mejor compañía si quería salir algún día. Sin embargo, era la única persona que había y, además, a Vic le evocaba una extraña ternura. Sabía que era un ser inocente y totalmente inofensivo, de alguna manera le parecía como un niño. Lo veía a veces entretenerse mirando las nubes o cultivando unas florecillas de colores en la explanada, los días que llovía Mat se desnudaba y bailaba canturreando bajo la lluvia. 

  Una noche Vic le preguntó si había conocido otros usuarios del centro de reacondicionamiento, Mat le contó como al principio había muchos, pero, poco a poco, con los nuevos modelos genéticos y algoritmos refinados, El Sistema había corregido casi todas las anomalías antes de que necesitaran acudir al centro. Por eso ahora estaban tan pocos. A Vic le interesó saber de otros ingresados allí y Mat le fue contando que había conocido mucha gente con distintos desajustes. Le habló de Yon, un modelo 3, que sufría una extraña melancolía por la edad oscura, era un hombre que había encontrado perdidos en la inmensidad de la nube de datos, muchos más archivos de los que se enseñaban en las clases de historia infantil, cuando todos aprendían los horrores de aquella época de subdesarrollo. Este hombre sostenía que en la edad oscura los hombres tenían ciertas virtudes de las que ahora carecían. Que, a pesar de todos los conflictos, las guerras y el dolor veía belleza y coraje en aquellos humanos de antes del Sistema. Mat tuvo que explicarle el significado de muchas de aquellas palabras pues Vic no las había escuchado jamás. Con loca pasión, ese Yon, hablaba de un tal Leonardo, de Cervantes y de un tal Jesucristo, Mat recordaba sus historias, pero no quería aburrir a Vic. Prosiguió con la historia de una mujer, modelo 3, cuyo nombre no recordaba ya, llegó allí porque decía sentir algo que no sabía explicar bien, se lo despertó un hombre que conoció un día de casualidad. El Sistema no los había compatibilizado y nunca los había hecho volver a coincidir, pero ella en vez de olvidarlo como hubiera sido normal, siguió pensando compulsivamente en él durante años, hasta que El Sistema la trajo aquí. Mat le contó que mejoró cuando El Sistema pudo hacerla conocer la versión virtual de aquel muchacho y vieron que no hubieran sido compatibles. Otros pacientes tenían deseos extraños como que les quitaran los nanobots para que su propio cuerpo aprendiera a luchar contra las bacterias y los virus como los prehumanos de la época oscura y, los más osados, decían que preferían concebir sus propios hijos en vez de recibir los niños diseñados y educados para ellos. Sin embargo, al final con todos ellos los implacables algoritmos de El Sistema encontraron la clave para reajustarlos y volvieron animados a la ciudad.  

Vic escuchaba con interés aquellas historias, todos tenían un secreto, una anomalía como él. Quedaron en silencio un largo rato contemplando el césped de la explanada central moteado por las florecillas de Mat. Vic deseó contarle su secreto a Mat. Aquel extraño suceso que le acontecía por las mañanas... sabía que tenía, que había tenido un secreto, una extraña anomalía en el centro de su mente, pero ahora perdido en la mirada verdosa de Mat era incapaz de evocar una sola de aquellas fantasías. Sondeaba su conciencia y solo encontraba un abismal espacio vacío. 

  Mat lo comprendió al instante y entonces le confesó que había un último paciente interesante del que le quería hablar, se trataba de un nostálgico, casi un masoquista, aquel personaje disfrutaba obteniendo bajas puntuaciones en los baremos del Sistema y prefería estar con los otros internos, hablando con ellos, atesorando sus extraños restos de la época oscura. Después de unos años, El condenado Sistema se fue olvidando de él y sólo le molestaba de vez en cuando. 

- Pero ese eres tú, Mat.- Le dijo Vic con una sonrisa agridulce. 
- Tal vez hijo, tal vez. - Respondió Mat, con un gesto melancólico en el rostro. 

  De golpe, por los altavoces del centro El Sistema anunció que Vic-ddx estaba recuperado y en unos instantes, el mismo aéreo deslizador que le había traído aterrizó en la gran explanada a unos metros de ellos. Vic miró con alegría aquel vehículo, pero no podía evitar sentir cierta tristeza por dejar a Mat allí, le hubiera gustado que subiera con él, pero sabía que no sería posible. 

  Mat pareció leer su mente y acompañándolo al interior del vehículo le dijo. - No importa chico. Yo estoy bien aquí. Alguien tiene que cuidar de las flores. Tan sólo me gustaría saber qué es lo que te ocurría. ¿No vas a contarme tu secreto ahora que vuelves a casa? -

  Vic trato de recordar, pero no encontraba ya en su mente resto alguno de aquellas fantasías. Musitó unas palabras sin comprenderlas mientras la metálica puerta del aéreo deslizador los separaba para siempre.

- Tan sólo falsos recuerdos Mat, a veces despertaba y tenía...falsos recuerdos.

Mat atrapó las palabras en su conciencia y las repitió varias veces para atarlas en su mente.

 - Falsos recuerdos. -  Aquella idea le pareció la más fascinante que le hubieran contando jamás. 

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