domingo, 10 de mayo de 2020

El Extranjero

«El gatillo cedió, toqué el pulido vientre de la culata y fue así, con un ruido ensordecedor y seco, como todo empezó. Entonces disparé cuatro veces más sobre un cuerpo inerte en el que se hundían las balas sin que lo pareciese. Fueron cuatro golpes breves con los que llamaba a la puerta de la desgracia»

«Quizás no estaba seguro de lo que me interesaba realmente, pero, en todo caso, estaba completamente seguro de lo que no me interesaba.»

-Albert Camus, El extranjero


El día en el que su madre murió, Meursault sintió que hacía mucho calor en el autobús que le conducía desde Alger al asilo de ancianos, y se quedó medio adormecido. Luego, en la sala del velatorio, agradeció el café que el conserje tuvo a bien ofrecerle, quiso fumarse un cigarro, y le molestó la violenta luz de las lámparas eléctricas. Es la aguda conciencia del sol, que ciega y abrasa, lo que arrastra a este empleado burócrata, tranquilo y reservado, a cometer un crimen terrible y que asiste, indiferente, a su propio proceso de condena. La obra maestra de Albert Camus, ahora adaptada al formato de la novela gráfica. Las imágenes de Jacques Ferrandez nos ofrecen una relectura apasionante desde el noveno arte, sin hacerle perder ni un ápice de misterio.

Probablemente, la historia que leemos en este cómic contenga los elementos que Camus consideró fundamentales en El extranjero. Si tenemos en cuenta que el escribió la novela para acercar las ideas contenidas en su obra El mito de Sísifo a un público más amplio que los lectores de textos filosóficos/ensayísticos, esta adaptación al cómic es un paso más en la serie de facilitar el acceso al mensaje. Al fin y al cabo, a este Mersault dibujado a tinta, también le condenan no por matar a un hombre sino por su comportamiento y por las emociones que manifiesta respecto de la muerte de su madre.


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