
La obra literaria y crítica de Juan Valera discurre con singular proyección a lo largo de su vida. Frente a sus estudios de crítica literaria o producción poética encontramos sus inigualables relatos novelescos y las sabrosas e ingeniosas cartas que nos permitirán conocer a la perfección su formación intelectual e ideario estético. Valera, al igual que otros escritores de su generación, escribirá una serie de relatos breves que, por desgracia, no han sido suficientemente valorados en su justa medida. Razón tenía Montesinos al apuntar que «los cuentos de Valera, salvo contadas excepciones, se han leído mucho menos de lo que podría pensarse, y menos de lo que ellos merecen», circunstancia idéntica a la de otros escritores coetáneos, pues salvo raras excepciones —recordemos a Alarcón, E. Pardo Bazán o Clarín—, el resto de escritores carece de un detenido estudio monográfico que nos permita conocer en su justo valor la producción cuentística de escritores como Valera, Galdós o el mismo Blasco Ibáñez.
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