martes, 2 de junio de 2020

Memorias de un Amante Sarnoso

Nadie más impertinente ni mordaz para hablar del amor que Groucho , «amante sarnoso», como él mismo se califica, no sólo por su obsesión por las mujeres, sino sobre todo por su desfachatez. No contento con relatarnos algunas de sus aventuras galantes —condenadas invariablemente al fracaso—, Groucho se lanza a una hilarante historia universal del amor , o mejor dicho del sexo , «esa gloriosa experiencia que la madre naturaleza improvisó con el fin de mantenernos en pie y, de vez en cuando, acostados». Aunque estas memorias no revelen ningún gran escándalo erótico (por desgracia, pues, como él dice, le habría asegurado las ventas) ni recetas infalibles para la conquista, si proporcionan al lector a cada página incontables ocasiones de partirse de risa. Ya trate de la vida de la farándula, de las fiestas de postín, o de algunas cuestiones capitales de la visión «marxista» de la vida, nada escapa a su verborreica causticidad.

El genial Groucho Marx no necesita presentación —es Él, el Marx por excelencia—, máxime en una obra con originalísimas connotaciones autobiografías. Así, la propia explicación inicial: «Escribí este libro durante las interminables horas que empleé esperando a que mi mujer acabara de vestirse para salir. Si hubiera andado siempre desnuda, nunca habría tenido la oportunidad de escribirlo».
Al final de una tan rápida como divertida sucesión de breves narraciones, llegaremos a la misma conclusión que el autor: de haberlo querido, pudo haber sido un magnate de los negocios, un jefe en el Ejército, un Hamlet en el teatro y tantas otras cosas, pero desde su más tierna infancia quedó señalado por un destino erótico.

Y nuestra sonrisa se acentuará cuando pensemos también «en los airados maridos y las ninfomaníacas que tuvo que esquivar con mayor o menor fortuna».




"De sobras sé que el título de este libro es capcioso, pero lo cierto es que hay mil modos de vender un libro, como los hay de desollar un gato. Claro que no existe ninguna relación entre ambas cosas… sin embargo, tenía yo una tía que siempre decía que existen mil modos de desollar un gato. Un buen día, bajo una ola de calor que se abatía sobre el East Side de Nueva York, cedió a sus impulsos y no tardaron en llegar unos hombres vestidos con batas blancas que se la llevaron, mientras aún sostenía el pellejo del gato. Fue un espectáculo poco ameno. Por otra parte, parece que mi tía no andaba muy equilibrada.

Quienquiera que compre este libro habrá de considerarse expoliado si se ha dejado engatusar por el título. Yo bien quisiera haber escrito un buen libro erótico que motivara un escándalo mayúsculo. Es indudable que lo que más excita las apetencias literarias del lector, es saber que el autor ha sido encarcelado por sobreexcitar la libidinosidad de millones de compatriotas.

Descartada, pues, la cuestión sexual, vamos a ver de qué otras cuestiones podemos ocuparnos."

Groucho Marx

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