Algo Desde Arriba (Something from Above) es un relato de ciencia ficción del escritor norteamericano Donald Wandrei (1908-1987), publicado originalmente en la edición de diciembre de 1930 de la revista Weird Tales, y luego reeditado por August Derleth en la antología de 1949: El otro lado de la luna (The Other Side of the Moon). Es tal vez uno de los cuentos de Donald Wandrei menos conocidos, relata la historia de Lars Loberg, un hombre cuya granja aparece cubierta por una extraña nieve roja, fétida, con propiedades completamente desconocidas... y probablemente de origen orgánico (ver: Black Goo y otras monstruosidades amorfas en la ficción)
Hay un punto donde el Horror y la Ciencia Ficción se cruzan casi inevitablemente: no es infrecuente que el autor comience la historia con un fenómeno misterioso y desconcertante. A menudo, este evento es impactante, y a simple vista resulta incomprensible, como una muerte misteriosa, un asesinato, o alguna perturbadora violación de las leyes naturales. A partir de allí, el autor reconstruye el panorama a partir de pequeños detalles estratégicamente ubicados, hasta que eventualmente se nos revela la causa de aquellos fenómenos y sus consecuencias para los personajes (ver: ¿Es el Horror mejor que la Ciencia Ficción?). Algo desde arriba de Donald Wandrei no es la excepción, y participa de esta dinámica con bastante ingenio.
Algo desde arriba comienza siendo un relato de terror, incluso de Horror Cósmico, con algunas reminiscencias a los Mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft, pero termina recurriendo a la ciencia ficción para revelar la naturaleza inexplicable de los fenómenos que observamos al principio. En este contexto, el relato pierde fuerza en el proceso, se debilita progresivamente a medida que gana credibilidad (ver: Clichés de la ciencia ficción que nos encantan)
La segunda parte de Algo desde arriba esencialmente se dedica a responder las preguntas que plantea la primera parte. Por ejemplo, la hedionda nieve roja que cae sobre la granja de Lars Loberg en la primera parte se explica como el residuo de una nave alienígena invasora que ha sido vaporizada en las alturas por amigables entidades gaseosas de Saturno. La esposa del granjero, Helga, quien es succionada hacia los cielos misteriosamente, se explica como un efecto accidental de los rayos empleados durante la batalla, capaces de suspender los efectos de la gravedad. Finalmente, el testimonio de un piloto abducido, Larry Greene, revela que las entidades gaseosas de Saturno están en guerra con unos seres invasores de otra galaxia, y de este modo todos los fenómenos extraños que hacen de la primera parte de Algo desde arriba un excelente relato se deslucen notablemente.
Algo desde arriba de Donald Wandrei intenta contrarrestar el misterio inicial con descripciones con algún grado de realismo, tal vez para atenuar el cliché del contacto extraterrestre. La historia es mucho más efectiva cuando se enfoca en los fenómenos extraños, pero falla cuando trata de explicarlos. Incluso la forma en la que se nos explican estos sucesos carece de toda lógica. ¿Por qué una raza extraterrestre tecnológicamente avanzada necesitaría capturar a un piloto que vuela sobre Minnesota para notificar al mundo de su posible derrota en una guerra interestelar? La única respuesta a esta pregunta es: para que los lectores podamos entender el origen de la nieve roja en la granja de Lars Loberg (ver: Gandalf y la tercera ley de Clarke: la magia como forma avazada de tecnología)
Los cuentos de Donald Wandrei parecen extrañamente despoblados, con solo un puñado de personajes que rara vez hablan entre sí. Tiende a imitar la verbosidad de H.P. Lovecraft, y a incluir nombres y palabras extraterrestres impronunciables, como el Seggglyn, un metal fuerte e invisible con asombrosas propiedades antigravedad (ver: Lovecraft y las lenguas prehumanas). El problema es que estos términos no poseen una fisionomía admisible, y terminan teniendo el efecto de errores tipográficos que deslucen la legibilidad del texto. Dicho esto, Algo desde arriba también tiene algunos puntos fuertes: sus descripciones visuales son vívidas, y algunas de las ideas que plantea son tremendamente imaginativas para la época.
Hemos sido bastante duros en el análisis de Algo desde arriba de Donald Wandrei, probablemente porque el relato despierta un gran interés en la primera parte, con escenas excelentes [la pobre Helga proyectada hacia el espacio como en una caída invertida es notable], pero luego se derrumba estrepitosamente. Sin embargo, Donald Wandrei no tiene nada que ver con todo esto. Algo desde arriba nos sitúa en esa incierta encrucijada entre el Horror y la Ciencia Ficción desde la perspectiva de 1930. Nosotros tenemos la ventaja de haber leído a los grandes maestros de la era dorada de la ciencia ficción, mientras que Donald Wandrei estaba explorando un territorio relativamente desconocido.




