domingo, 11 de marzo de 2018

Orgullo y Prejuicio

Marvel se enorgullece en presentar la adaptación al cómic de la novela más famosa de Jane Austen. Descubre el viaje a través de los complejos círculos sociales británicos de Lizzy Bennet y su adorable, a la par que excéntrica, familia. Orgullo y prejuicio está considerada como una de las primeras comedias románticas, un delicioso relato que analiza a la sociedad británica en uno de los momentos más trascendentales de su historia.

Orgullo y prejuicio se centra en la historia de la familia Bennet y especialmente de sus cinco hijas, orgullo de su padre y fuente de preocupación de su madre. Por mor de las disposiciones vigentes en Inglaterra sobre herencias y propiedades, la hacienda que habitan pasará a un pariente varón del esposo a la muerte del señor Bennet, de modo y manera que su esposa se afana en casar a sus descendientes buscándoles buenos partidos. Los agobios de la progenitora contrastan poderosamente con los de su relajado marido, que adora a sus hijas y las ha educado en base a unos criterios bastante avanzados para los tiempos en los que se ambienta la historia (en el cambio entre los siglos dieciocho y diecinueve). De entre todas ellas es Elizabeth “Lizzie” aquélla de la que se siente más orgulloso, pues es inteligente, valerosa y no parece muy dispuesta a plegar su criterio –por lo común bastante acertado- a las convenciones del momento. Las relaciones con un nuevo y rico vecino, Charles Bingley –que bebe los vientos por la mayor de las Bennet, Jane- provocarán un encuentro entre Lizzie y un amigo de aquél, Fitzwilliam Darcy. Ambos se enzarzarán en un singular duelo de ironías y sinceridades que redundará en lo que parece ser una antipatía mutua, en buena medida porque son muy parecidos entre sí: ninguno está dispuesto a dirigirse por la vida actuando según los dictados del público. Lizzie y Darcy se encontrarán en diversos acontecimientos sociales propios de la época e irán forjando en sus interiores una visión de lo que el otro les parece. Entre medias asistimos a los modos y maneras de la “gente bien” de la Inglaterra georgiana: las relaciones vecinales, el arte de la correspondencia, la educación que debe seguir una dama casadera, los alambicados juegos de gestos y palabras para dar a entender una opinión, la función de los bailes, las precauciones a la hora de tratar con personas a las que consideran de extracción o clase social diferentes… El relato tiene tanto de descripción como de sátira, al tiempo que arroja críticas más o menos sutiles según la ocasión en cuanto a la situación de la mujer en aquellos tiempos.

En el tránsito al cómic quienes ya hayan disfrutado de la novela podrán comprobar que de las cinco hermanas Bennet solamente dos ven ampliamente desarrollado su papel, en tanto que las otras tres están reducidas casi a la función de comparsas. Por otra parte, los arquetipos de los progenitores están bien marcados, sobre todo a la hora de reflejar la tranquilidad de uno y la obsesión casamentera de la otra. También mantiene el tipo, como no podía ser de otra forma el señor Darcy, co-protagonista junto a Lizzie de la trama principal y depositario junto a ella del orgullo prejuicioso que da título a la novela.

En la parte gráfica hay que destacar el buen trabajo realizado por el español Hugo Petrus, que se centra sobre todo en dotar a las figuras humanas de gran expresividad, dejando en un segundo plano la ambientación y el “vestido” de los escenarios. Como en las obras teatrales, lo importante son los gestos, el diálogo, las sutilezas que despliegan los seres humanos en sus relaciones entre sí. También llama la atención la portada del tomo, compuesta como si se tratara de una revista del corazón de la época georgiana. Todo ello da como resultado una adaptación exitosa de un clásico difícil que demuestra una vez más que el cómic es una forma de contar historias tan válida como cualquiera otra.





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