sábado, 13 de octubre de 2018

Los Cuentos de Mamá Oca

El título "Les Contes de ma mère l'Oye" (en español se puede traducir por Los cuentos de mamá ganso o Los cuentos de mamá oca) se refiere a una recopilación de ocho cuentos de hadas escritos por Charles Perrault, y dados a difusión en 1697, bajo el título Histoires ou contes du temps passé, avec des moralités, y con un segundo título en la contratapa del libro : Contes de ma mère l'Oye.​ Pronto esta obra se volvió un clásico de la literatura infantil, en alguna medida opacando el resto de la producción literaria del autor.

Tres años antes del fin del siglo XVII, el por cierto serio y laborioso escritor Charles Perrault, que entonces contaba con sesenta y nueve años, y que se oponía a Jean de La Fontaine, a Nicolas Boileau, y a Jean de La Bruyère, en la llamada Querella de los antiguos y los modernos,​ impulsó la aparición de la primera edición de su recopilación de cuentos, usando el nombre de su tercer hijo, Pierre Darmancour.​ Esta primera edición comprende ocho cuentos en prosa, a los cuales más tarde se le agregan una novela y dos cuentos en verso, ya publicados anteriormente por separado.

Los Contes de ma mère l'Oye surgen en una época en la cual los cuentos de hadas están en boga entre los adultos burgueses y aristocráticos.​ Pero paradójicamente, ninguna obra de este tipo fue pensada y dirigida en esa época a los niños, y solamente una serie de historias era entonces transmitida oralmente a la gente menuda, a través de las niñeras y las sirvientas, muchas de ellas venidas de las zonas rurales para trabajar en las ciudades. Por tanto, en realidad y en sentido estricto, Charles Perrault no « inventó » ninguna de esas historias, sino que tuvo el mérito de escribirlas, inspirándose en esas narraciones populares, y tal vez también en Lo cunto de li cunti (pentamerone), recopilación de cuentos efectuada por el italiano Juan Bautista Basile, y cuyo título traducido al español sería "El cuento de los cuentos". Perrault seleccionó en realidad una ínfima cantidad de esas historias que en la época circulaban abundante y frecuentemente, aunque justo es decirlo, trabajó y transformó en alguna medida algunos de esos argumentos, o al menos la presentación de los mismos.

Y en cuanto a Mamá Oca, un personaje popular y ficticio, bien puede decirse que representa a una campesina muy charlatana que gustaba de contar esas historias.






En resumidas cuentas, Perrault muy probablemente sería uno de los primeros recolectores o coleccionistas de estas historias para niños, que con frecuencia en esos días se les contaban por las noches o en los días lluviosos, aunque en sentido estricto y como dicho autor no cita sus fuentes, tampoco realmente podemos considerarlo como tal. Pero lo cierto es que Perrault, como ya se dijo, trabajó y modificó un poco las historias que escuchaba, puesto que las versiones orales de origen sin duda eran mucho más crudas y brutales.

Desde su aparición en 1697, estos cuentos obtuvieron el favor del público y tal es así, que una segunda edición fue lanzada por Claude Barbin ese mismo año, y también numerosas ediciones holandesas no autorizadas inundaron el mercado, junto a una proliferación de diversas publicaciones de cuentos y recopilaciones sobre temáticas maravillosas y mágicas.​ Como era de prever, esta moda terminó por suavizarse y cuando Perrault falleció en 1703, los personajes de los cuentos de hadas, ya desacreditados y con baja imagen, dejaron su lugar a las historias mágicas orientales.

En efecto, en el año 1704, se dio difusión a la traducción de Antoine Galland de la obra Las mil y una noches,​ y poco después, en 1721, Montesquieu impactó con su novela epistolar titulada Cartas persas (en francés, Les lettres persanes).

El siglo XVIII en buena medida está marcado, en cuanto a literatura y a teatro musical, por las novelas epistolares​ y por la óperas, y quienes impulsaron esta nueva moda, en buena medida y entre muchos otros fueron Charles Louis de Secondat (Montesquieu), Samuel Richardson, Antonio Vivaldi, Johann Adolph Hasse, Wolfgang Amadeus Mozart, etc.

Los intelectuales y los grandes autores del Siglo de las Luces entonces ignoraron totalmente los cuentos de Perrault, en los que no veían más que la expresión de supersticiones a través de las que el pueblo se embrutecía.

Fue necesario esperar hasta la mitad del siglo XIX, para que este tipo de cuentos infantiles suscitaran un nuevo entusiasmo. Entonces se puso a la moda, entre las familias burguesas, el leer en casa historias a los niños, y espléndidas ediciones de los Cuentos de Perrault, ilustrados particularmente por Gustave Doré, fueron en esos días dadas a difusión, y con frecuencia obsequiadas a los niños, en fechas gratas o como premio por los resultados escolares.

El éxito de este tipo de literatura ya no decreció a partir de ese momento y las historias narradas en los cuentos fueron retomadas una y otra vez bajo múltiples formas: ballet, ópera, historieta, musical, filme de animación, película de corto o de largo metraje, etc. Estos cuentos en lo sucesivo interesaron también a los adultos, aún a los más serios y formales : el psiquiatra Bruno Bettelheim se ha ocupado de analizar esta cuestión, señalando que hay algo de universal en estas historias, pues contienen todos los elementos que nos obsesionan y nos interesan a todos, las dificultades de las relaciones familiares y personales, los miedos inhibidos o reprimidos del psiquismo infantil, las problemáticas que afectan a seres queridos o simpáticos y/o a nosotros mismos, tramas de historias sencillas de recordar y que transmiten enseñanzas y moralejas, lo que ayuda a identificar situaciones similares en la vida cotidiana, etc.

Para los folcloristas Iona y Peter Opie, el éxito y la repercusión de una historia puede ser atribuido a razones a veces extrañas, y por momentos incompatibles o contradictorias entre sí. El gran éxito de Perrault, tal vez fue consecuencia de haber aceptado los cuentos de hadas tal como ellos eran transmitidos por tradición oral.

En efecto y en lo esencial, el citado escritor no intentó modificarlos ni profundizarlos, aunque bien pensó que sería útil acabar estas historias con una enseñanza moral, y además, en algunos casos también suavizó los acontecimientos más crudos allí relatados. Probablemente Perrault hoy día sería reconocido como el padre del folclore, si hubiera tenido el tiempo y la constancia de citar sus fuentes, para así poder saber dónde, cuándo, y en qué circunstancias, esas historias eran transmitidas de generación en generación.​

El motivo por el cual Charles Perrault escribió estos cuentos, en la época actual sólo puede ser objeto de especulación, y eventualmente podría explicarse por el contexto histórico de los últimos años del llamado Gran Siglo, marcado por el cartesianismo, y por la tendencia de Francia a sumirse en grandes dificultades financieras, a la par que el absolutismo real de Luis XIV se hacía más duro y abandonaba los espíritus del pueblo a su suerte y a sus propias fuerzas. En tales circunstancias, Perrault tal vez buscaba expresar sus dudas sobre el porvenir « volviendo a las raíces profundas de la mentalidad eterna del pueblo » (« en se ressourçant aux mentalités éternelles du peuple »).

La paternidad de Historias o cuentos del tiempo pasado a veces es atribuida a Pierre Darmancour, hijo de Charles Perrault. La prueba central o principal de esta suposición, reside en la existencia de una dedicatoria en la recopilación promovida por Isabel Carlota de Borbón-Orleans, la nieta más joven de Luis XIV, ya que dicha dedicatoria está firmada « P. Darmancour ».

La Revue des études historiques proporciona otras dos pruebas: (1) por un lado, el propio rey invoca y asigna el privilegio de la obra con el nombre Darmancour, y (2) una contraedición holandesa de Histoires lleva la mención « Par le fils de M. Perrault, de l'Académie Française ». Incluso esta tesis fue defendida a partir del año 1699 por el propio abad de Villiers.

Una hipótesis posible sería que Pierre Darmancour, que entonces tenía tal vez alrededor de dieciséis años, recogió esos cuentos populares en un cuaderno, resumiendo narraciones que probablemente escuchaba de boca de su nodriza o de su propio padre, y Charles Perrault, cuidadoso defensor de la literatura moderna con impronta propia y no basada en historias demasiado antiguas, habría eventualmente reescrito esos cuentos redactados por su hijo.

Charles Deulin​ y posteriormente Charles Marty-Laveaux, piensan más bien que esa recopilación recogió narraciones originalmente propuestas por el propio Perrault a su hijo, y que resultando de tal calidad el trabajo de redacción y estructuración que éste entonces habría hecho, con posterioridad el padre simplemente se basó en ese material.

En fin, para otros investigadores y estudiosos, y principalmente para la Encyclopædia Universalis y la Enciclopedia Larousse, Perrault simplemente tomó prestado el nombre de su hijo en oportunidad de la inicial difusión de esas historias.

Según Iona y Peter Opie, Charles Perrault por largo tiempo fue conocido por su interés hacia los « cuentos de vigilia » o « cuentos de Mamá Oca », y prueba de ello es que en 1693 publicó una versión en verso de Les souhaits ridicules, y que en 1694 publicó Peau d'âne.​ Además, en 1695, o sea dos años antes de la publicación oficial en 1697 de la obra que en este artículo nos ocupa, se sabe que se descubrió un manuscrito ilustrado conteniendo cinco de los cuentos de Histoires, y entre ellos Le chat botté escrito por Perrault.​ Pierre Darmancour tenía entonces entre dieciséis y diecisiete años, cuando probablemente se escribió el referido manuscrito, y según ciertos universitarios ingleses, con esa edad el muchacho probablemente no tenía gran interés en escribir ni capacidad para redactar esos cuentos, cosa en cierta medida avalada por hechos posteriores, pues el nombrado luego se hizo soldado, y en ese tiempo jamás demostró interés por la literatura. Cuando este personaje murió en mayo de 1700 a la edad de 22 años, su necrología para nada estableció un vínculo entre el fallecido e Histoires, mientras que por el contrario, en la necrología del padre fallecido en mayo de 1703, ahí sí se mencionó que el muerto era el creador de La Belle au bois dormant.

No hay comentarios:

Publicar un comentario