martes, 16 de junio de 2020

Whaligoe

1815. En Whaligoë, una pequeña aldea en el corazón de Escocia, dos adolescentes se saltan todas las prohibiciones y se dan un beso a escondidas en el campo de los Craighorns, con lo que realizan un viejo ritual gaélico que los une para toda la eternidad. Doce años después, Sir Douglas Dogson, un escritor en plena decadencia, y su amante, Speranza, deben detenerse en Whaligoë a causa de una avería en su calesa. Aquella misma noche, Sir Douglas descubre un espectro que ronda por el cementerio de la aldea, una aparición que le devuelve las ganas de vivir y descubrir cuál es el secreto que se esconde en Whaligoë.

Esta es la sinopsis que nos ofrece Yermo en su página y la verdad es que no se ajusta totalmente a lo que vemos en la obra. Es cierto que dos adolescentes se besan de una manera prohibida, y que Douglas Dogson ve un espíritu por el cementerio, pero eso es como una subtrama de lo que realmente es el grueso de la obra. Lo que ocupa la mayor parte del álbum son los enfrentamientos que tienen Brannie, un hombre del pueblo, y Douglas y su mujer. Que no tienen nada que ver con el ritual, ni espectros, ni nada. En las últimas páginas nos dan una explicación al tema del espectro, y lo unen al tema del beso de los adolescentes, pero la explicación queda algo rara al estar todo el nudo sin ninguna conexión con el planteamiento.

La parte gráfica de la obra corre a cargo de Virginie Augustin (“Voyage aux Ombres”), quien, con un detallado trabajo de las viñetas, un brillante colorido y una estructura de 8-9 viñetas por página, consigue trasladar al espectador al s.XIX y empatizar con los personajes bien trazados por Yann. Un buen cómic que merece una oportunidad en nuestro país.


No hay comentarios:

Publicar un comentario