martes, 17 de marzo de 2020

Dune La Novela Gráfica

Dune (Frank Herbert, 1965) es una novela crucial en el mundo de la ciencia ficción. Herbert consiguió con ella revolucionar mentalidades y hacer una crítica contra la sociedad industrial, la clase política y religiosa. Convertida en libro de cabecera por el movimiento hippie de los sesenta fue popularizándose consiguiendo críticas y estudios a fondo que le han otorgado una áurea de obra maestra. Su paso a la gran pantalla fue rumoreado desde su publicación, pero la cantidad de efectos especiales necesarios para su traslación lo hacían casi imposible. 

No fue hasta el estreno del Episodio IV de Star Wars (George Lucas, 1977) que se planteó seriamente como propuesta cinematográfica. El elegido para llevar a cabo la titánica tarea fue un joven David Lynch que, con un par de filmes a la espalda (y un óscar), aportó su toque personal a la superproducción de 1984. Fue un fracaso de crítica y público. Los espectadores salieron de las proyecciones decepcionados al encontrarse con una historia confusa y oscura, nada que ver con la saga espacial de Lucas.

Antes de estrenarse, Marvel adquirió los derechos para adaptar la visión de Lynch en formato cómic. Al guión Ralph Macchio y al dibujo Bill Sienkiewicz. Macchio es un autor y editor discreto pero efectivo, que aquí intenta hacer más accesible la historia omitiendo ciertas partes y ampliando otros aspectos para ayudarnos a situar. Pero quien otorga una autoría más destacada aquí es sin duda Sienkiewicz, dibujante e ilustrador venerado por su trazo mallado.

Su estilo, aquí, aún era bastante contenido; pero a lo largo del tiempo se ha ido desbocando subiendo de nivel a cada nueva viñeta. En estas páginas sus desproporciones y manchas de tinta forman parte residual, pero sus «rayas» febriles están presentes en todo su esplendor, aportando a la obra en todo momento sin restar en ningún caso a la historia. Sus retratos de los actores son modélicos, haciéndolos identificables a cada uno de ellos, sin «acartronarlos», como suele ocurrir en muchas ocasiones en este tipo de casos.

Es innegable que es en las escenas oníricas o trascendentales cuando se lo pasa mejor, jugando con las composiciones para darles un mayor peso narrativo. También hay que destacar sus splash pages, que con muy pocos elementos transmiten mucho más que una serie de recuadros de texto.

Dicho esto, he de aclarar que no recomiendo su lectura a todo el mundo. En no pocos casos muchos se perderán en sus páginas oscuras y algo enrevesadas. Pero los lectores más avezados a la ciencia ficción más hard o los amantes de la ilustración podrán encontrar horas de diversión repasando una y otra vez esta obra.


Reseña:


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