viernes, 8 de mayo de 2020

Bajo la Piel

Marie Furillo, la mujer del nuevo fiscal, ha sido brutalmente asesinada. La única pista es la gardenia blanca que el asesino ha dejado en la escena del crimen. Muchos creen que ha sido ejecutada por la mafia, como represalia por la política de su marido contra el crimen organizado. El teniente detective Witkin es el encargado del caso, pero los resultados no llegan y la presión se va haciendo cada vez más insoportable.

Demasiadas piezas para un rompecabezas en el que todos tienen su papel: prensa, policía, fiscalía, las diferentes familias mafiosas... pero sobre todo y por encima de ellos la gran ciudad, que se erige en el personaje protagónico: una ciudad sucia y gris que parece tener voluntad propia, manejando a los personajes como si fueran títeres de un destino funesto.




En alguna ciudad importante de los Estados Unidos, en los años cincuenta, Marie, la mujer del fiscal del distrito Furillo, ha sido asesinada, arrojada desde la ventana de un ático al puto suelo, en su vivienda ha quedado mucha sangre y una gardenia; en efecto, no es una víctima cualquiera y los detectives Witkin y Brown tienen el encargo de atrapar al autor de este descomunal estropicio. Han de detener al asesino de la gardenia.

El fiscal Furillo sospecha que su súbita viudedad responde a una venganza del crimen organizado del que es perseguidor acérrimo. La investigación no es fácil, nada es fácil en la ciudad y hay que ir con cuidado donde se pisa ya que incluso algunas baldosas pueden pertenecer a alguna de las familias mafiosas que se disputan el territorio y pueden cobrar, según sus tarifas, derecho de paso.

En una sociedad corrupta, sucia y maloliente la gardenia no debería ser mortaja sino esperanza. Su olor no debería mezclarse con el hedor.

Bajo la piel más que un cómic se diría que es una novela gráfica y lo refuerza el que presente, entre las páginas llenas de viñetas, cortes novelados. Así cada separata de capítulo son páginas literarias cuyo aporte a la trama es complementario en aquellos aspectos mencionados solo de pasada en la parte gráfica.

Es un recurso nada habitual en este tipo de publicaciones y que proporciona al cómic un enriquecimiento narrativo, reforzado, además en este caso, por dar mayor importancia a los diálogos que a sus interlocutores.

El guión del cómic y los relatos de texto son obra de Sergi Álvarez quien parece transpirar noir de tan interiorizada que tiene la temática. El desarrollo de la trama tiene todos los elementos de la novela negra americana clásica, mucho dialogo y el ritmo narrativo acorde con los grandes films que han hecho popular el género al que exprime para sacarle toda su esencia. El final, de manual, es el colofón perfecto que se podía esperar.

El dibujo de Sagar Forniés es sucio como contagiado por la podredumbre de las apuestas ilegales y la corrupción; surge de viñetas oscuras, nada se muestra a plena luz, trazos gruesos reseguidos, manchones y fondos difusos solo insinuantes. Nada es descriptivo y si sugerente.

El cómic cuenta con un prólogo de Andreu Martín que con su habitual sinceridad deja clara su opinión sobre la calidad de la obra. La edición, de Astiberri.

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